Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

domingo, 29 de enero de 2012

Cap 18: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi Suru Boukun

AL FIN!!! Alabado sea alá, porque salí de la U y bien parada, ahora a limpiar, editar, escribir y leer como loca, ah, y jugar un poco de videojuegos y andar en bici xD se han dado cuenta que llevaría más de 150 páginas escritas con el fic? Sacaré un libro jajaja, bueno, espero que les guste, siento que perdí un poco el toque, espero mejorarme con más práctica, hace mucho no escribía. Besos! Espero sus comentarios! Y por supuesto, gracias por esperar!

Cap 18:

Estaban completamente entrelazados los cuerpos, y más que eso, era como si se esforzaran desesperadamente en unirse al otro, tanto que la misma carne de ambos les estorbaban, y esa impotencia, esa desesperación que les causaba aquella frustración, los excitaba más en la búsqueda de alcanzar ser uno.

Morinaga no podía dejar la boca de senpai, simplemente no podía así como senpai no podía rechazar a Morinaga, abriendo su boca con una soltura que incluso le asustaba, pero también y a la vez, no le importaba, mientras lo abrazaba tan fuertemente que el cuerpo enfermo de Morinaga dolía, era tanta la desesperación de apegarlo a él, de hundirse él en Morinaga y Morinaga en senpai.

Los suspiros se convirtieron en gemidos y la mente de senpai algo antes ya nublada comenzaba a nublarse del todo para dar paso al sexo, como si la violación pasada no hubiera traumado su mente ni su cuerpo, como si su mente no tuviera miedo del dolor y la violencia pasada, como si nunca hubiera sido obligada en primer lugar, ¿era así? O la mente de senpai al ser violado como lo fue, doblegado así, se había entregado de tal forma tras eso, que no rechazaría a Morinaga jamás otra vez, nunca más, aceptando su violencia para siempre, su amor…?

Sus penes ya estaban duros rosándose entre las ropas de dormir, senpai gemía y su cuerpo ardía tanto como el de Morinaga que respiraba agitadísimo pues la gripe no lo había dejado; parecía que llegarían hasta el final pero de improviso, cuando Morinaga hunde su entrepierna contra la de senpai que ya tenía las piernas abiertas (aunque aun ambos conservaban sus ropas), éste último da un salto y su gemido más bien parece asustado y doloroso.

- Ah, Ay!

Ambos se miran sorprendidos, de pronto habíaan caído a la realidad de la cual ambos habían volado lejos en el éxtasis del momento. Morinaga sobre senpai, con sus labios casi juntos a los de él, con sus narices una al lado de la otra, lo mira rojo y preocupado

- ¿e-estás bien?

Senpai se sorprendió mucho más que él, pues a él siempre es al que más le ha costado bajar a la realidad (o más bien recuperarse del shock de aquello).

- S-sí… s-sólo…

- Mm? – Morinaga se alejó un poco, estaba sobre senpai y no se había dado cuenta en qué momento había pasado eso.

- …D-duele…aun duele… un poco – senpai lo dijo sin mirarlo a los ojos, le avergonzaba aquello sin saber por qué, aun si no se lo estaba reprochando siquiera, ya no lo relacionaba con algo exactamente malo, más bien, lo avergonzaba por el simple tono sexual que había provocado el daño de su pene, como si ahora no estuvieran a punto de hacer algo así.

- Ah… - Morinaga, que seguía muy sonrojado, y con ojos vidriosos sin saber si era por la enfermedad o el amor (?), se alejó del todo de senpai, dejando de estar sobre él, para dejarse caer a su lado, sudaba y esquivaba su mirada sintiendo la culpa de haber causado ese dolor, de haber dejado a senpai adolorido incluso días después de lo hecho, ahora sentía otra vez la magnitud de que ocurrido, de su violencia, de su parte maligna, tuvo miedo - l-lo siento…

No pudo decir más.

- Ah, no… no es…… - pero él tampoco pudo decir más, una extraña vergüenza lo ha invadido, no sabe por qué, ni qué lo provoca, será el hecho de haberse dado cuenta de lo que hacía con Morinaga justo ahora? O el darse cuenta de lo que hizo la vez pasada con él… esa violación? O incluso tal vez siquiera eso, tal vez es simple miedo de que Morinaga se sintiera culpable, que sufriera y sí, su rostro estaba deprimido ahora mismo, no era el único avergonzado, rápido! Debía decir algo, se había prometido a sí mismo que la estúpida vergüenza no lo vencería - ….e-eh…

- P-perdona… l-la verdad…a mí también me duele… - Morinaga dijo estas palabras por lo bajo, mirando hacia otro lado, sus manos apretaban su entrepierna, y estaba tan sonrojado que senpai ya no sabía si era por la fiebre o…

- …..! – senpai dio un brinco, el sentimiento de vergüenza aumentaba sin poder detenerlo, y sin entenderlo.

- Pero…a pesar de eso… estoy así... – Morinaga pestañó un par de veces, y contrajo la cejas de una manera extraña – soy lo peor… - finalmente cerró los ojos, como si se negara a verse a sí mismo, avergonzado de su propia perversión…

- N-no! No… - senpai de pronto había reaccionado otra vez sin pensar solo por ver a Morinaga con esa expresión de menosprecio a sí mismo, de vergüenza y tristeza, como si se odiara - ……. – senpai pensó un poco más lo que quería decir, Morinaga lo veía sorprendido pero no esperaba nada en sus palabras porque nunca espero que dijera algo, pensaba que senpai también debía considerarlo como un sucio pervertido – quiero decir…. – senpai inevitablemente desvió su mirada – n-no hable así de ti mismo…….. – pero no encontraba fundamentos para consolarlo, después de todo, era aquel joven el que días antes lo había violado de forma tan brutal, el mismo joven que incluso lo había violado esa primera vez hace ya tantos meses y que incluso lo había chantajeado para seguir con ello, no sabía qué fundamentos darle para mostrarle que no era sucio, porque tal vez sí lo era, pero aun así, senpai lo aceptaba, aunque para variar no era consciente de esto en su mente, solo se expresaba esta verdad en este vago intento de consolar a un pervertido. Y entonces, se le ocurrió el único y mejor fundamento; senpai se sonrojó más, su barbilla otra vez empezó a temblar y apretó nuevamente las manos en las sábanas, y al fin lo gritó, sin querer pensarlo en verdad demasiado para no arrepentirse – d-después de todo, YO TAMBIÉN ESTOY ASÍ A PESAR DEL DOLOR!

Senpai entonces se echó su parte de sávanas a la cabeza y se hundió de forma extraña e infantil en la cama, escondiéndose como un niño, mientras que Morinaga veía ahora el bulto que era senpai con ojos sorprendidos y un sonrojo ahora más de amor que de fiebre, de extraño amor.

- Se-senpai… - no le quedó más que decir eso, mientras notaba cómo el bulto de sábanas temblaba.

Morinaga no pensó demasiado, no podía, sólo y vagamente de que aun si no podía cambiar, aun si era un pervertido, sucio y loco, aun si era capaz de violar a aquel a quien tanto amaba… ese ser lo aceptaba, lo sintió, a pesar que tal vez senpai podía lastimarse con eso, incluso arrepentirse, aun si podía incluso terminar casado con una mujer en unos años, ahora le pertenecía porque lo aceptaba, aceptaba su locura, su perversión insana. Morinaga sintió miedo de aquello, como también senpai lo sentía bajo las sábanas, preguntándose qué hacía, a dónde llegarían, pero en ese momento no importo siquiera el miedo, menos el futuro, ahora senpai aceptaba a Morinaga, y él lo destruiría sin culpa, así como hace tiempo había aceptado a su vez ser destruido por senpai.

Entonces Morinaga se acerco a senpai, gateando solo una pequeña distancia en la cama.

- Senpai… - dijo esta vez con voz suave pero que no ocultaba sus intenciones – senpai… ven… - era dulce y ansioso ante la perversión que quería hacer junto a senpai, a pesar del dolor, a pesar de la locura (o tal vez por ella?).

Senpai siguió temblando bajo las sábanas, su pene dolía más porque ya estaba erecto del todo, a pesar de que Morinaga sólo lo había tocado un poco “por qué? Por que?” no lo entendía, y tenía miedo, pero no huía, y esto era lo que más le aterraba.

Morinaga pasó sus manos por debajo de las sábanas, alcanzándolo aun si senpai seguía escondido, y éste dio un brinco al sentir sus dedos en su vientre, dedos nerviosos, deseosos se tenerlo, y senpai podía sentir esa ansiedad, la perturbación de saberse deseado para ser devorado. Y se quedó quieto, temblando, aguantando sus extraños gemidos a medida de que las manos le acariciaban el vientre, el pecho, sus tetillas.

- Senpai… ven… - repitió Morinaga con su voz aun suave pero se notaba también más ansiosa, senpai supuso que si no salía de su escondite Morinaga entraría a él.

- Nnn…. – Tembló un poco más, la voz de Morinaga se oía tan cerca, y lo estaba, apenas a centímetros de su cara oculta - …v-ven tú…. – susurró de forma casi inarticulada y tembló más aun, de forma frenética, senpai no iba a dejar que fuera visto tan fácil después de decir lo anterior y lo último.

- Jeje… está bien…

Y Morinaga entró debajo de las sábanas, senpai al verlo dio otro brinco, el espacio era mucho más reducido debajo de las sábanas, y ya no podía esconder su erección. Morinaga por su parte, no esperó demasiado y abrazó a senpai, como si hubiera estado deseándolo h

Senpai otra vez y para variar brincó, pero esta vez retenido por el abrazo de Morinaga, y con los ojos muy abiertos respiró agitado, como si estuviera siendo sofocado en ese abrazo y tal vez lo estaba siendo; miró a la nada de sábanas blancas que se veían grises y sin pensar en nada, sólo concentrado en el sentimiento de aceptación autodestructiva que tenía para Morinaga, se atrevió temblando a poner sus manos en sus hombros, mientras apretaba los parpados y sus dientes temblaban, como si fuera a explotar por la vergüenza, por la realidad, por superarse a sí mismo tantos defectos tan innatos en él, después de todo, estaba luchando contra sí mismo al aceptar a Morinaga.

- Senpai! – Morinaga reaccionó de inmediato ante su tacto, comenzando a besarlo frenéticamente y otra vez a hundir su entrepierna en la de él, que a pesar del dolor suplicaba atención.

- Nn! Ay! – senpai en la boca de Morinaga gimió con dolor, estaba aun tan choqueado.

- Duele mucho? – susurró Morinaga en su boca, mirándolo con máximo descaro a sus ojos, tan cerca.

- Ah… - exhaló senpai, aliento que entró a la boca de Morinaga – e-estoy bien… - estaba tan confuso de sí mismo, de él.

- Seguro? – repitió algo preocupado Morinaga, él se sabía que podía continuar aun con su pene adolorido, pero no sabía si en verdad senpai estaba dispuesto físicamente.

- …sí… - susurró senpai doblando la cara para no verlo, pues él mismo se daba cuenta que con lo duro que estaba significabaq ue lo deseaba muchísimo, no podría bajarse ni con agua fría.

- ….. – Morinaga mirando la reacción de senpai pudo adivinar esto y sujetó con la mano su pene.

- Ah! Auch! – senpai lo volvió a mirar, “más” choqueado.

- Está bien… - sonrió Morinaga, esa sonrisa casi pura se contrastaba de forma dramática con lo que hacía y con su sonrojo ya no de gripe – sólo lo haré con las manos… está bien?

- ….. – senpai lo veía algo aterrado, estaba tan cerca, haciendo esas cosas… pero tras notar su sonrisa, ese rostro del Morinaga enamorado a pesar de ser un loco pervertido, recordó cuánto lo había extrañado el día de la violación, en el acto y después de él en los días de soledad… en realidad, supuso que lo quería, aunque no pudo pensar claramente esto último - …. sí… - susurró otra vez esquivándolo, diciéndolo más bajo aun, temblando bajo Morinaga, aceptando su perversión y el miedo que le provocaba, aceptando que sería violado, que sentiría ese doloroso placer en segundos, aceptando que el mismo no lo evitaba.

Morinaga entonces comenzó a lamerle el cuello, aprovechando que había quedado despejado al esquivarle la mirada senpai, éste comenzó a gemir de inmediato, deseando sumirse en la ebriedad del placer pronto para ya no ser más consciente de sus actos, de su aceptación, y es que ya había tenido demasiado, quería borrarse, ser con Morinaga pero ya no pensarlo más, lo aniquilaba.

- Ah! Nn! – senpai temblaba más que de costumbre, y sus manos todavía aferradas al piyama de Morinaga lo estrujaba de forma desesperada, escuchando sus suspiros, sus “senpai”, sus gemidos ansiosos.

Morinaga entonces liberó el pene de senpai de su piyama que hasta entonces sólo había sido cogido sobre este, para comenzar a masajearlo suavemente, con miedo a lastimarlo.

- Ah! ay! – se retorcía senpai, sentía un dolor, un dolor extraño, como una clavada, pero a la vez era placer, era dolor y placer.

- ¿está bien así? – preguntó a senpai, mirándolo extasiado, ansioso del todo, deseando provocarle más y más expresiones extrañas, sintiendo por dentro el miedo que provoca el desear hacerle cosas malas al ser que amas.

- Nnn!! Nn! – senpai con los ojos cerrados y la mandíbula apretada mientras convulsionada, pudo oír a lo lejos la voz de Morinaga, y abriendo sus ojos un poco, con la mirada ya perdida, pudo fijarlos un momento en Mori, para susurrar sin pensar en absoluto - Sí… está bien… - tal vez fue una frase que contestaba el todo entre ellos, el todo, que representaba cómo aceptaba a Mori, y éste último, sintiendo eso, saco su propio pene de su piyama para masturbarlo con senpai, ya no podía aguantar más.

Senpai lo notó, en su carne notó la de Morinaga, cómo ambas se juntaban y sobaban, y por reflejo de simple sorpresa (que lo hizo un poco volver en sí) miró hacia abajo, sólo para volver a su tonta vergüenza y shock, ahí estaban ambos penes, erectos y húmedos, rojos e hinchados por las torturas pasadas; pero lo que en verdad lo sorprendió, era el darse cuenta de que no estaba asustado por tener su pene pegado al de otro hombre, sino en realidad por no estar aterrado por esto, senpai no había perdido su erección como pudo haber pasado, como hubiera pensado, sino más bien, se sentía bien, sentía placer, esa carne húmeda y caliente, manchándose con la suya, tan dura, tan grande…

- Ah… senpai… - Morinaga había cerrado sus ojos, extasiado a la vez por el placer sentido, no pudo notar cómo senpai lo miraba casi aterrado, avergonzado y excitado, pero no huía, no se movía, aceptaba las manos de Morinaga en su pene, juntándolo con el suyo, a pesar de tener sus propias manos libres para detenerlo, no, en vez de eso, apretaba más su piyama, temblando, su mirada otra vez comenzaba a perderse, pero esta vez la conciencia de senpai no pudo escapársele ya que el dolor lo tenía sujeto (casi literalmente) a la realidad, mirando otra vez su pene junto al de él, de una forma hipnotizada, aun si deseaba dejar de mirar, no podía, era perverso, era sucio, incluso asqueroso, pero sentía ese cosquilleo en su vientre, esa opresión en sus testículos, ese vértigo a lo largo de su pene y ahora una sensación nueva ahí donde era apretado contra el pene de Mori, como una calentura un escalofrío en toda esa parte.

Y estaban goteando, habían comenzado ambos a gotear, y el liquido manchaba a ambos penes, y sentía el olor, la calor, la humedad ya en todo su cuerpo y cómo se les pegaban los piyamas y las sábanas al cuerpo.

- De-desabrocha mi camisa… - susurró jadeando Morinaga, aun con los ojos cerrados, con su mejilla pegada a la mejilla de senpai.

Estas palabras sacaron de su hipnosis al último, pero estaba confundido y mareado, ese doloroso placer, esa visión, el olor, lo tenían idiotizado.

- Ah? – dijo con cara asustado, mirando al fin a su lado, aunque no podía ver a Morinaga que estaba ahora hundido en su cuello.

- La camisa… desabotónamela…. – dijo otra vez jadeando, su otra mano libre estaba por todo el torso de senpai, por supuesto que no podía hacerlo él mismo, pero habrá sido esa petición simplemente por un fin tan práctico?

- …. – senpai vio su gran pecho frente a él, pues Morinaga se había estirado para facilitarle el proceso, y senpai podía notar cómo estaba el piyama pegado a su cuerpo, mostrado más detalladamente sus formas, su músculos, su carne, no… no podía verla, el piyama esteraba, y se dio cuenta que quería ver su piel, sentirla bajo sus dedos, y sus manos cosquillearon, quería tocarlo, apretar sus carnes bajos sus manos, acariciarlo como lo hizo cuando Mori estaba inconsciente.

Y entonces, sin pensar otra vez, más que con el deseo de esa piel húmeda como antes la sintió, senpai comenzó frenética y torpemente a desabotonar el piyama de Morinaga, mientras éste gemía y suspiraba como si sólo esa acción de parte de senpai le significara placer, mientras apretó su pene y el de senpai con sus manos, como una forma de expresar el placer que le embargaba.

- Ay! – brincó otra vez, pero no paró sus movimientos, desabotonando de la misma forma hipnótica en que había mirado ambos penes frotándose entre sí, sin pensar, solo sintiendo y asuntándose, excitándose y doliéndose.

Por fin el pecho de Morinaga quedó liberado, y senpai pudo verlo del todo, cómo se contraía en su respiración agitada, cómo sus tetillas se habían endurecido por la sensibilidad, y cómo estaba húmedo y casi temblando todo el torso.

Senpai estaba extasiado mirando ese pecho, ese pecho que lo aplastaba y pesaba sobre él, pero Morinaga apenas sintió su pecho libre, de inmediato lo abrazó por lo que no pudo verlo más, y esque Morinaga moría por sentir su pehco contra el suyo, por eso quería ser liberado, para escuchar el sonido de sus corazones golpeando fuertemente uno contra el otro, tan fuerte latían, que pensaba que morirían de una ataque ahí mismo.

Senpai ahora tenía las manos a los costados de Morinaga, se había entumecido debajo de él, al sentirlo ahora en todo su cuerpo, su mejilla contra la suya, suspirando y gimiendo, y todo su torso en el propio, y su pene en el suyo, estaban siendo uno, y senpai no podía soportarlo, ni su corazón ni su mente podían, oh! y su piel! La piel de Morinaga que sudaba en los dedos de senpai, y el placer doloroso, y senpai sentía como venía el completo éxtasis porque sentía cómo su pene dolía más, más y más, y abrazó a Morinaga, tragándose el miedo al dolor o bien aceptándolo del todo, apoyándose en él una vez más a pesar de ser él su provocador de dolor.

Senpai entonces hundió su cara en su cuello, en su sudor y olor, apretando los parpados y sus manos en su espalda, estirando sus piernas del todo, abriéndolas del todo para que Morinaga lo torturase lo que quisiera.

Morinaga por su parte, trataba de mantenerse cuerdo, ya sabía que estaba apretando demasiado ambos penes, lo sentía en el dolor del propio, y también sabía que estaba aplastando demasiado a senpai, pues a este le costaba respirar, jadeando no por gemir, sino a falta de aire, y Morinaga temblaba tratando de controlarse, de no aniquilarlo otra vez, pero dios, no podía, ya era demasiado aguatar el no penetrarlo ahí mismo, pero si ahora se pasaba con senpai, sería un retroceso, en algo que nunca pensó lograr, en lo que al fin pensó que había conseguido; así que al menos, debía tratar de salvarlo, al menos un poco…

- T-tienes pañuelos? – preguntó jadeante Morinaga, relajando la presión de su mano, y bajando el aceleramiento de ésta en sus penes.

- Ah!...nnn Eh? – preguntó confundido senpai, estaba casi extasiado, temblando por Morinaga, undido en él.

- Pañuelos… o… o te mancharé… - Morinaga temblaba, como si ya se estuviera aguantando la corrida, y trataba de no mirar a senpai, hundiéndose en el cabello de éste, porque si lo veía no iba a poder controlarse.

Pero senpai, casi por reflejo natural (pues casi estaba inconsciente en el delirio experimentado para detenerse) miró a Morinaga, su cara estaba en realidad al lado de la suya, solo que hundida en su cabello, bastó entonces, que senpai sólo volteara y se inclinara un poco para verlo, y lo hizo. Morinaga perdido en su cabello, tampoco pensando de forma clara, le devolvió la mirada, mostrando parte de su rostro entre los cabellos plateados y largos, su rostro completamente sonrojado y húmedo, y sus ojos cansados por la enfermedad y al excitación, además del temblor de su rostro hicieron a la vez volver a temblar a senpai, anonadarse una vez más, sólo con verlo, y entonces, también se dio cuenta, que su propia mano estaba entre los cabellos de Morinaga, sus dedos enredados ahí, perdidos en su cabello como Morinaga en el suyo.

- Ah… pronto, sepai… - suplicó temblando Morinaga.

- Ah… - senpai temblando también precisamente por su visión, estaba tan anonadado que no supo qué contestar, pero al fin pudo entender a lo que se refería Mori, y consciente de eso por supuesto que estuvo de acuerdo en no ser manchado – p-pero… - tragó saliva, estaba tan confundido y perturbado – n-no tengo… - susurró senpai hundiéndose un poco más en el pecho de Morinaga, como si se avergonzara de esto, o más bien, de todo, maldita conciencia.

- …. – Morinaga había detenido la masturbación de ambos, y seguía mirando a senpai (aunque ahora sólo su frente era visible) con su ojos cansados y excitados, no pudo evitar sorprenderse un poco, y pensar “el no se masturba, verdad?” de forma curiosa.

- P-pero… - se atrevió a susurrar nuevamente senpai, por el momento de silencio (en realidad sólo 5 segundos, pero largo para él) – p-puedo ir a buscar…- se refería ir al baño, pero…

- No… - jadeó Morinaga, volviendo a masturbar – no te alejes ni un poco… – y volvió a besar y mordisquear el cuello de senpai, a apretar sus penes contra la horrible idea de que se alejara.

- Ah! Nn! P-pero…! – senpai comenzó a sentir ese placer doloroso otra vez, ese que embriagaba, que lo llenaba tanto hasta perderse a sí mismo.

- Está bien, ven… - y de pronto ya lo sentía sobre él, lo había movido como si no pesara nada, tan fácil y rápidamente que senpai se sorprendió de verse arriba de Morinaga en segundos.

Sus caras estaban tan unidas, rosándose los labios, y senpai paralizado sentía la lengua de Morinaga lamiendo sus labios, mientras él apretaba los suyos y sus parpados con nuevo nerviosismo y tenía espasmos por el dolor y la sorpresa.

- Soy tuyo… así que puedes ensuciarme., senpai… - dijo sin más Morinaga, con esa voz tan tranquila suya, tan resignada a ser de senpai, tan suyo al fin y al cabo.

- Eh? – senpai abrió los ojos al fin, viendo sus ojos honestos, de verdad Morinaga era de él.

A senpai no le quedó más que temblar, apretar otra vez los ojos para no ver era realidad tan pesada, y jadear y jadear mientras volvía a sentir el venido orgasmo doloroso.

- Nn!! Ay!! Nn! – Morinaga le acariciaba la espalda lascivamente, mientras le lamía todo su cuello, su cara, y lo que alcanzaba de torso. Y las manos de senpai cosquilleaban, porque en fugaces miradas inevitables veía a su vez ese pecho, el torso de Morinaga jadeante, sudoroso y caliente, lo deseaba, sus dedos deseaban tocarlo, tanto dios, tanto… pero es suyo ¿por qué detenerse? Él dijo que era suyo, lo dijo “está debajo de mí… es mío, verdad?” se preguntó sin darse cuenta senpai, y creyendo esto, más bien, sintiéndolo, una de sus manso se aventuró a la carne de Morinaga, a su pecho esparciéndole el sudor, causándole escalofríos y gemidos, que al oírlos senpai tembló más.

- Ah… nnn!! – bastaban un par de caricias de senpai para enloquecer a Morinaga, el cual aceleró sin pensar en sus cuerpos, el movimiento de su mano en ambos penes.

- Ay! Ahg! – se contrajo senpai, pero sin parar sus torpes caricias, mientras hundía otra vez su cara en el cuello de Morinaga, esa forma de esconderse que a la vez le significaba el placer de olerlo y sentirlo, y presionaba sus labios en su cuello, y su mejilla en su carne, ¿eso era un beso? Siquiera él lo sabía, pero Morinaga lo sentía tan fuerte!

- Nn!! – Motinaga sintió dolor también, y ante los gemidos adoloridos de senpai, preguntó más por el placer de saber la respuesta, más que para detenerse: - duele?

- Nn!! Nn!! Sí! Duele! – respondió de forma inmediata y no pensable senpai, ahogado en la piel de Morinaga, retorciéndose, temblando sus caderas, apretando las sábanas con la mano en que se apoyaba al colchón, y arañándole sin darse cuenta el pecho a Morinaga con la otra.

- Nnn!! sí… - dijo a su vez Morinaga teniendo espasmos – duele… tanto… - ya venía, y dolería increíblemente…

- Ah! Ah! Ay! Ay! – senpai se elevó un poco, como si quisiera escapar aunque sea centímetros de ese placer tan devastador y doloroso, mientras Morinaga lo veía hipnotizado, perdiéndose a su vez, aguantando el dolor de todo su cuerpo, de sus penes en especial, y el de su brazo débil que hacía sobreesfuerzos en apretar sus carnes y moverlas velozmente.

- Nnn! Senpai!!! Senpai…!! - lo miraba suplicante, y es que era de él, no podía más que suplicarle ahora.

- Mori… - susurró entrecortado senpai, mirándolo sólo un momento, antes de correrse junto con él, mancharlo, ensuciarle todo el vientre y el propio pene.

- Nnn!!! – Morinaga se retorció bajo senpai, mientras apretaba sus penes provocándose casi más dolor que placer a ambos, pero no podía parar, no podían parar – ay! Ay! – una pequeña lágrima quedó en sus ojos sin alcanzar a salir.

Senpai dio un par de brincos como espasmos antes de caer sobre Morinaga de forma pesada que hizo dar un fuerte y quejumbroso suspiro a éste, que había permanecido con los ojos cerrados y respirando agitado tras correrse, parecía dormido. Y senpai, al oír este quejido volvió en sí, y adolorido se removió un poco, echándose a un lado, y dándose cuenta que su vientre se había manchado un poco, de todas formas, del semen de ambos (le fue inevitable mirar pues sintió la humedad obvia), y como segundo reflejo igualmente inevitable, vio a Morinaga, y sin pensar lo llamó, se veía tan inconsciente que se preocupó.

- Morinaga… - dijo aún jadeante, mirándolo algo alarmado.

- …sí… - susurró éste por lo bajo, como si fuera un secreto, y abrió sus parpados pesados –…estoy bien… - movía lentamente sus dedos que habían quedado llenos de semen, y miró a senpai cansado, parecía que estuviera a punto de dormirse – y tú? – dijo suspirando aún, jadeando sólo un poco menos que senpai.

- Ah, sí…- dijo guardando su adolorido pene lejos de los ojos de Morinaga que aun lo tenía afuera, sin aparente intención de guardarlo – estoy bien… voy al baño. – anunció sin pensar, y se levantó de la cama, sin antes tambalearse peligrosamente, pues su pene adolorido y su cuerpo igualmente cansado no lo dejó dar sus primeros pasos seguro.

Morinaga lo siguió con los ojos hasta perderlo fuera de la habitación, y levantando su mano, mirando el semen de ambos, se preguntó si todo había sido un sueño, una ilusión… si aunque él fuera de senpai, senpai no lo tomaría como suyo.

“Nuestros semen mezclados… es lo máximo a lo que podemos aspirar para unirnos… y no saldrá nada vivo de ahí”.

CONTINUARÁ PRONTO!!!

Comentarios y amenazas a:


También pueden comentar abajito, o en el cuadro de chat!

Y gracias por todo!

Toque de Necrofilia en Cumbres Borrascosas

Seré morbosa, je! Aquí un pequeño fragmento de Cumbres Borrascosas de Emily Bronte:

>>Viéndome solo y discurriendo que dos varas de tierra floja eran la única valla que nos separaba, dije para mis adentros: “¡La volveré a tener en mis brazos! Si está fría, pensaré que el cierzo me hiela a mí; si está inmóvil, que duerme”.<<

- Te diré lo que hice ayer. Mandé al sepulturero, que estaba cavando la fosa de Linton, que apartase la tierra del ataúd de Catherine, y abrí. Llegué a pensar que allí me quedaría cuando volví a ver su rostro; ¡es aún el suyo! Duro trabajo tuvo en separarme; pero dijo que se alteraría expuesto a la intemperie, y así de golpe, desgajé un lado del ataúd y lo cubrí de tierra (no el lado de Linton, ¡maldito sea!, ¡ojalá estuviera el suyo soldado en plomo!) y soborné al sepulturero para que lo quite cuando me entierren, y para que quite también el mío. Así se hará; y entonces, cuando venga Linton con nosotros, no podrá reconocernos.

- ¡Fue usted muy malvado, señor Heathcliff! – exclamé - ¿No se avergonzó usted de perturbar la muerte?

- No perturbé a nadie, Nelly – replicó – y me procuré a mi mismo un leve desahogo. Estaré mucho más tranquilo bajo tierra, cuando vaya allí. ¿Perturbarla? ¡No! Ella me perturbó día y noche durante dieciocho años - sin cesar, sin remordimiento – hasta ayer noche; y entonces me apacigüé. Soñé que dormía mi último sueño junto a ella, mi corazón parado y mi mejilla helada contra la suya.

- Y si se hubiera ella disuelto en la tierra, o cosa peor, ¿qué hubiera usted soñado entonces? – dije.

- ¡Qué me disolvía con ella, y que era aún más feliz! – contestó -. ¿Piensas tú que temo cualquier cambio de este género? Esperaba tal transformación al levantar la tapa; pero prefiero que no principie hasta que yo la comparta. Además, si yo no hubiera tenido la impresión clara de sus rasgos impasibles, difícilmente habría desaparecido aquel extraño sentimiento. Empezó de un modo raro. Ya sabes tú cómo me hizo delirar su muerte; y eternamente, de un dia a otro, no cesaba de rogarle que volviese a mí (su espíritu); tengo una gran fe en las almas; ¡tengo la convicción de que pueden existir y que de hecho existen con nosotros! El día que la enterraron cayó una nevada. Al anochecer me fui al cementerio. Soplaba un cierzo helado, como en invierno; todo estaba solitario alrededor. No temía que el necio de su marido saliese tan tarde de su madriguera, y nadie más tenía motivo de andar por allí.

>> Viéndome solo y discurriendo que dos varas de tierra floja eran la única valla que nos separaba, dije para mis adentros: “¡La volveré a tener en mis brazos! Si está fría, pensaré que el cierzo me hiela a mí; si está inmóvil, que duerme”.

>> Tomé una azada de la garita de herramientas, y empecé a cavar con toda mi fuerza, hasta que raspé el ataúd. Entonces me di a trabajar con las manos; la madera comenzó a crujir por los tornillos; estaba a punto de lograr mi objeto, cuando me pareció oír un suspiro de alguien que estaba encima, y se inclinaba junto al borde de la tumba. “¡Si pudiera tan sólo quitar esto!”. Murmuré; y después, “¡ojalá nos echen tierra sobre los dos!”. Y me encarnizaba en ello aún más desesperadamente. Percibí otro suspiro junto a mi oído. Parecióme sentir como un tibio hálito, que desviaba el viento cargado de nieve. Bien me constaba que no había allí ningún ser viviente; pero, así como percibimos la proximidad de algún cuerpo en las tinieblas, aunque no podamos discernirlo, tan cierto yo sentí que allí estaba Chaterine, no debajo de mí, sino sobre la tierra. Una súbita sensación de alivio corrió de mi corazón a todos los miembros. Abandoné mi angustioso afán, y volví, al punto, consolado, indeciblemente consolado. Conmigo estaba su presencia; (…) <<




viernes, 27 de enero de 2012

Libros que leí el 2011

Libros que leí el 2011:

Quería subir esta lista hace mucho tiempo, pero como perdí la original (lol) tuve que recordar los libros y como son 25 me costó bastante, pero aprovechando que pro fin salí de la U (y creo que pase todo bien aprada) aprovecho de hacerlo ahora. Sobre el fic me pondré a trabajar en él el fin de semana, separándome un poco de mis libros, ya que estoy ansiosa de aprovechar bien este mes y leer todo lo que pueda de mi gran lista de libros pendientes. Si a alguien le interesa alguno de estos libros estaré encantada de hacer una reseña y/o comentario de él. Saludos! Estoy de vuelta xDD (sobre la S.O.P.A no quiero hablar, estoy en shock y casi al borde del suicidio uff)

Precolombina:

1) Los Libros del Chilam Balam de Chumayel – anónimo.

2) Popol Vuh – anónimo.

3) Lautaro, joven libertador de Arauco – Fernando Alegría.

4) Malinche – Laura Esquivel.

Conquista:

5) Inés del alma mía – Isabel Allende.

Colonial:

6) La Quintrala – Magdalena Petit.

Latinos:

7) Crónica de una muerte anunciada – Gabriel García Marquez.

8) La increíble y trágica historia de la cándida Eréndira y su abuela desalmada. – G. G- M.

9) Como agua para chocolate – Laura Esquivel.

10) Martín Fierro – José Hernández.

Españoles:

11) El lazarillo de Tormes – anónimo.

12) La gitanilla – Miguel Cervantes.

13) Cantar del Mío Cid – anónimo.

14) Los milagros de nuestra señora – Gonzalo de Berceo.

15) Bodas de sangre – Federico García Lorca.

De lengua inglesa:

16) Frankestein – Mary Shelley.

17) Entrevista con el vampiro – Anne Rice.

18) De Profundis – Oscar Wilde.

19) Las minas del rey Salomón – H. Rider Haggard.

20) Romeo y Julieta – Shakespiare (pero no estoy segura si la leí el año pasado o es Robinson Crusoe en vez de este).

Francesa:

21) Madame Bovary – Gustave Flaubert.

Japonesas:

22) La melancolía de Haruhi Suzumiya – Nagaru Tanigawa.

23) Los suspiros de Haruhi Suzumiya – N. T.

Orientales en General:

24) Antología de Gabrán Jalil Gibrán – Floridor Pérez.

25) Buda, las 4 nobles verdades – Roberto Curto.