Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

martes, 13 de agosto de 2013

Cap 26: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi suru Bou kun


Holo :B disfrutando de mis vacaciones cuasi eternas, mi titulación es el 15 de noviembre quedan todas cordialmente invitadas xD si me permiten ser egocéntrica quisiera comentarles que mis días pasan entre hacer ejercicio, leer (pronto reseñas *0*) y estudiar libremente materias obsoletas como el latín xD y algo de japonés, también estoy limpiando un cap del tomo 4 de Challengers! Las buenas seguidoras sabrán qué cap es jojojo, pronto nuevas novedades con eso también. También estoy viendo pelis de la india, “Mi nombre es Khan” es recomendada fehacientemente por mi persona xD bueno, eso paz!

Cap 26

Entonces senpai se dio cuenta, Morinaga seguía dentro de él, seguía duro dentro de él.

La primera embestida fue como una clavada en su interior, estaba tan entumecido que era como si no hubiera placer, sólo un rebote, un movimiento, un golpe insistente por dentro, lo sentía con demasiada claridad; y es que lo habían hecho tantas veces esos días, tantas veces y de forma tan intensa, y el dolor parecía que sólo ayudaba al deseo…

- n-no, Morinaga, no está bien….

- por qué? - jadeo éste - yo quiero, lo necesito… de verdad, ¿es tan malo…quererlo tanto? - y lo besó, con las pocas fuerzas que estaba reviviendo, lo besó bestialmente, rápido, brusco, no esperaba que fuera un beso bello y tampoco lo fue; la saliva se escurría, senpai tosía ahogado en su lengua, las bocas estaban tan abiertas que hacían sonidos similares a lo que se creería fuera algo monstruoso.

- cof, cof! Mo-Morinaga…- tembló senpai, no podía creer que estuvieran duros, no podía creer que estuvieran haciéndolo, otra vez, de esa forma a pesar del dolor, del cansancio, del olor… - no… no está bien - su voz temblaba, de verdad estaba asustado, de verdad sentía que Morinaga se quedaría dentro de él para siempre - nos… nos vamos a enfermar! - casi parecía un sollozo, Morinaga, en su sonrojo y sudor sonrió resignado.

- ya… es tarde para eso…

Continuó las embestidas, cortas, bruscas, debía cuidar que su pene semierecto por el dolor no se saliera, así que debía estar lo más apegado que pudiera a la entrepierna de senpai. Mientras, con sus manos apretaba sus muñecas, hundiendo sus caderas de forma histérica como si fuera una lucha, una guerra sangrienta. Entonces, en alguna parte de la mente borrosa de senpai él comprendió, por eso no debían estar dos hombres juntos, por eso no estaba bien, porque los hombres son bestias, los hombres son animales demoniacos, pero las mujeres no, las mujeres pueden calmar eso porque ellas son dulces, son inocentes… pero si dos hombres están juntos, solo traerá destrucción. Por eso no estaba bien, por eso no debía tener sexo con él, pero ya era demasiado tarde, ya habían sido demasiadas veces, su cuerpo no podía reaccionar ante nadie más, comprendió entonces que nunca podría acostarse con una mujer.

Porque estaba lleno, era como si desde esa primera vez que Morinaga había entrado de forma forzosa en él, irremediablemente hubiera desde entonces dejado un hueco en su interior, y estaba ahora vacío por dentro, faltante de algo esencial, tanto en su carne como más dentro, más profundo, más allá de su mente, era su esencia vacía. Una necesidad que ahora sólo podría ser llenada por Morinaga, en la carne y en el alma.

Todas esas sensaciones (más que pensamientos) eran nublados entre el ruido brusco de la cama contra la pared, y de los gemidos extraños de ambos, éstos no eran como gemidos placenteros, no, parecían de una guerra, de dolor, nada placentero parecía en ellos, se podía adivinar al oírlos que se estaban haciendo daño, y luchaban a pesar de eso, conscientes de eso, en continuar.

- no, Morinaga! Esto… esto es una locura!

- no, por qué? - decía sin pensar, las palabras igual que las de senpai caían sin raciocinio por su boca, con ese tono tan desesperante, tan lloroso, le estaba rogando - por qué? De verdad es tan malo sólo querer esto? Sólo querer estar dentro de ti? - su nariz rosaba la de senpai, mientras hablaba lo besaba, su lengua lamía su boca mientras lo miraba directo a los ojos, desesperado, suplicando - si yo sólo quiero esto, si todo lo demás no me importa ¿de verdad es tan malo?

A medida que senpai comprendía esas palabras, podía tomar su peso, sentía un extraño sentimiento, entre miedo y desesperanza, es lo que pueden sentir las personas al ver la muerte acercándose irremediablemente.

Morinaga se enderezó, levantó su cuerpo mientras contemplaba el torso de senpai extendido sobre la cama revuelta, su piel tan clara coloreada de un rojo por las marcas que cada vez sumaban más, mordidas, arañazos, manotazos… lo observaba mientras se destrozaba el pene dentro de él, atrapado en él, Morinaga estaba resignado hace mucho.

- porque aquí es donde quiero estar, - lo decía mientras se movía dentro, moviendo a su vez todo su torso, todo su cuerpo ante los ojos de senpai, mostrándole su deseo más allá de las palabras - este… este es el lugar donde siempre debí estar… el lugar correcto - una de sus manos se posó fuertemente en el vello púbico de senpai, estirando los dedos, enredándose en su vello con brusquedad, con posesión, jalándoselo con su puño - aquí, siempre aquí…

Senpai temblaba, el sentimiento de ser deseado hasta ese punto, el saberse objeto de una locura ajena, era algo embriagante que daba miedo y un placer extraño encima del dolor.

- Mo-Morinaga - sólo podía llamarlo, todo era demasiado, más grande que él, que su cuerpo, que su razón, no podía creer que los sentimientos pudieran ser tan grandes más que la persona que los sentía, tanto que no podía contenerlos en su cuerpo, no podían sobrevivir en su mente y por ello solo quedaba enloquecer, y era el sentir… eran los sentimientos, algo tan abstracto, algo tan poco concreto lo que estaba determinando su vida hasta ese punto.

- uhg uhg uhg! - Morinaga seguía gimiendo de esa manera intensa pero lastimera, apretaba los dientes, sus párpados mientras temblaba, le dolía, le dolía a ambos ¿por qué se lastimaban de forma tan insistente? Senpai podía ver claramente cómo abría sus piernas, como pataleaba por el dolor pero no luchaba, cómo aceptaba el dolor ya como algo natural, irremediable, que casi necesitaba.

La mano con que Morinaga sostenía fuertemente su vello púbico se deslizó hacia su lastimero pene semierecto.

- ahhh!! No! No Morinaga! - gimió senpai, pero sus manos no se atrevían a detenerlo, no por miedo como la vez anterior, no por una amenaza, sino porque… simplemente no podía, no podía detenerlo, no quería en realidad, suplicaba que se detuviera pero estaba entregado hace mucho a que no se detendría, estaba tan entregado… es decir, era suyo hasta ese punto - au! Au! -  Morinaga lo masturbaba, mientras observaba deseoso ese pene rojo, hinchado, adolorido, el prepucio estaba tan maltrecho que había comenzado a causar una irritación, la piel estaba comenzando a enrojecer, supuso que era una cicatrización leve?

- aún no lo entiendes senpai, es mío… tu pene es mío…. - apretó los dientes, deseaba tenerlo en su boca pero no podía salir de senpai, estaba clavado, atrapado en su interior pero quería comerlo, quería tener ese pene en su boca, torturarlo más con su boca, morderlo, no, era demasiado, pero sus dientes se apretaban queriendo morder ese pene tan lastimado.

- nnn!!! Ahh!!! No! Morinaga! No tengo más! No queda más!

Entonces Morinaga subió la vista, senpai se retorcía tan bellamente, como un pequeño animalito desesperado en sus manos, siendo apretado, siendo apretado…

- yo haré que tengas…. más… - gemía, sentía a su vez tanto dolor en ese movimiento frenético y casi mecánico, que no sabía lo que decía, lo que quería.

Su otra mano comenzó a masajear los testículos de senpai.

- ah! No! Ay….! Duele! Me duelen…! - las manos de senpai se posaron en los muslos de Morinaga, pero no podían detener ni sus caderas ni sus manos, tal vez sólo lo había hecho porque inconscientemente extrañaba su piel sobre sus dedos.

- es porque te has corrido mucho… - sonrió Morinaga, una sonrisa extraña, era honesta pero era de esas sonrisas que se dan ante la resignación, que no tienen odio, que no tienen reproche, sino plena aceptación de un estado inevitable.

- no! De verdad…! De verdad…! No tengo más…! Lo siento! Lo siento! - dijo senpai en una especie de convulsión, tenía apretados los ojos y sus piernas tiritaban tanto, parecía como si estuviera siendo electrocutado, lanzaba manotazos sólo por instinto - lo siento! Lo siento!

Morinaga lo observó una vez más, senpai estaba encogido en sí mismo, tiritando de forma frenética, convulsionando… ¿cómo podía gustarle esa imagen? Un senpai fuera de sí, denigrado hasta el punto de disculparse preso de la desesperación. Pero lo amaba, todo él amaba, incluso esta faceta maldita, esta que nunca debió haber hecho nacer. No estaba bien amar así, hasta el punto de desear transformar a esa persona en un ser completamente inhumano… pero era hermoso, este senpai, este ser que casi no parecía humano pataleando como un animal, sin darse cuenta ni lo que decía… lo amaba, lo deseaba, y quería llevarlo más lejos… más, más lejos, irse los dos más debajo de lo humano donde puedan fundirse en lo más honesto, en lo más puro, porque precisamente será lo más maldito, lo más irracional, lo más inhumano.

- te amo - dijo honestamente, en sus brincos, disfrutando el dolor que le provocaba el interior de senpai que se había apretado más aún ante su propio dolor. Éste lo buscó entre su visión nublada, tenía los ojos húmedos en lágrimas contenidas, la saliva escurría desde su boca y su lengua casi no le obedecía para volver a pronunciar alguna palabra, pero a pesar de eso, pudo articular un mísero:

- sí… - continuó un extraño hipo, mientras sorbía por la nariz un agua que comenzaba a escurrir de sus lágrimas escondidas.

Morinaga soltó su pene y sus testículos, senpai dio un brinco, hasta ese simple acto de liberación le dolía, su pene estaba destrozado, y el de Morinaga también, pero aún así, él continuaba moviéndose dentro de senpai. Se inclinó nuevamente, abrasó a senpai que aceptaba todo de él.

- bésame, bésame - pedía Morinaga mientras le daba unos pequeños y cortos besos que parecían de niño, tan extraños en ese momento, en ese dolor.

Senpai cerró los ojos y estiró los labios, consiente le era tan difícil besarlo, había bajado de la locura apenas fue liberado del dolor de su pene, pero consciente o no deseaba a Morinaga, ahora cerca podía olerlo, sentir su piel en sus manos, su sudor en su pecho. Dio besos torpes, no sabía y estaba desesperado, Morinaga siempre era el que activamente entraba en su boca pero ahora sus besos eran infantiles y senpai los contestaba de igual forma, cortos, como golpes en sus labios, pero no es suficiente para él, senpai se acercaba, se apegaba cada vez más, transformaba esos besos cortos en uno largo, intenso, apegado a esos labios jugosos y suaves. Una de sus manos se había deslizado a la cintura de Morinaga mientras que la otra empujaba desde su espalda hacía su pecho, apegándose.

Morinaga por su parte tenía los ojos entreabiertos, como perdido en esa visión tan onírica de un senpai desesperado dándole besos como loco, tan perdido, tan enfermo por él, lo había logrado, había llevado a senpai hasta ese estado donde podía desearlo, donde tal vez podía amarlo.

- uhg! Uhg! - senpai sin pensar mordió el labio inferior de Morinaga, éste gimió, pero qué más daba, sólo era un dolor más entre tantos que sentía en ese momento. Senpai estaba completamente perdido en la sensación de su interior, sentía cómo revotaba, como se removía, como golpeaba su interior llenándolo, completándolo al fin, no sabía que… aunque su pene no pudiera sentir el más mínimo de placer su interior aún así podía continuar….

Senpai, en esa naturaleza desconocida para él mismo metió su lengua en la boca de Morinaga, abierta por el dolor mismo, y sorbió, no sabía si eso era un beso, pero deseaba hacer eso, juntar sus bocas como si bebieran de la otra, como si se alimentaran del otro. Sus dos manos habían bajado a los muslos de Morinaga, apretando sus carnes, obligando a que el ritmo de la penetración no bajara y si fuera posible se profundizara más; senpai enterraba sus uñas en la piel de Morinaga, éste gemía de dolor y placer en su boca, el sólo hecho de tener las manos de senpai sobre él ya era enloquecedor, pero si lo apretaba, si lo estaba tocando en un lugar tan íntimo… porque esas manos se estaban deslizando, arañándolo a su paso, iban hacia sus nalgas, senpai podía sentir en sus manos no sólo el movimiento de las caderas de Mori, sino la fuerza de sus músculos, la contracción de sus nalgas carne en las palmas de sus manos- Había aprisionado las caderas de Morinaga que era en todo lo que se había reducido su existencia.

- nn!! Nn!!! Nnn!!! - ahora era Morinaga el que parecía víctima de una electricidad dolorosa, temblaba tanto, con su mirada ida, con su boca abierta y su lengua presa en la boca de senpai, pero no movía sus labios, simplemente estaba abierta, escurriendo, gimiendo, el único movimiento que existía en su cuerpo era su cadera, hundirse, hundieres, moverse, moverse, eso era todo, nada más hacía, salvo tal vez respirar. Y abrasaba a senpai, lo abrasaba con el amor que puede tener una víctima a su asesino.

Y senpai, más bien sus manos, que por su parte eran lo único que tenía verdadera vida en su cuerpo, se habían deslizado más allá, tomando sus nalgas por completo, bajando, algunos dedos habían llegado incluso hasta los testículos adoloridos de Morinaga, y sus uñas se enterraron, en ellos, en sus nalgas, su carne, el sexo.

- uhhggg!!! - gimió Morinaga ahogado en la boca de senpai - abrió los ojos, o más bien, recobraron ese brillo de consciencia que habían perdido en ese estado delirante - uuffff - y suspiró, no podía dejar esa boca, no podía detener a senpai. Y éste, sólo lo quería dentro, más dentro, más fuerte, estaba sintiendo algo increíble, y hace mucho que ya no pensaba, sólo quería a Morinaga en él, qué mierda importaba todo lo demás, podía olvidarlo todo, podía? - ahh!! Ahhh! Senpai!! Ahhh!!  - no importaba si Morinaga quería o no continuar, simplemente no podía parar.

Senpai lo miró, Morinaga se retorcía como una víctima, de pronto pudo concientizarlo, podía verlo, podía pensarlo, de pronto todo se había despejado en su mente por los mismos gritos de Morinaga, fue como despertar de un sueño. Parecía que era él quién le hacía el amor, quién lo estaba forzando… ¿eso hacía? Era él quién estaba aniquilándolo? Todo este tiempo… el único que había sido una bestia, un cruel… un tirano, claro que era él - nnn!! No… me voy a correr, senpai! - Sintió un vértigo tan fuerte en el vientre, como si se removiera todo dentro de él, desde su pecho hasta la punta de sus pies, podía ser consciente de su interior, como si todo se hubiera transformado en un órgano sexual, era su cuerpo entero. Y la visión de Morinaga, gimiendo, retorciéndose por él - senpai! - no, ya no podía dejarlo, lo quería, así, dentro, justo ahí, donde lo sentía tan fuerte, más de lo que debiera, hasta hacerse daño, y más allá, más allá.

Lo besó, sí, ese era un beso, al menos más humano.

Sintió algo parecido a un orgasmo, o tal vez lo era, podía correrse sin eyacular, fue una sensación de fin, de límite, no podía seguir más allá simplemente porque había llegado al máximo, sólo seguía el bajar, el quedar en nada. Gritó, y sintió el grito de Morinaga en su boca, en sus oídos, en su interior, su vientre había recibido el orgasmo de Morinaga, lo tenía dentro, nunca más saldría de él, era suyo.

Tras el grito ambos tuvieron un extraño hipo, no lloraban pero se quejaban como unos enfermos. Morinaga de alguna forma terminó en el pecho de senpai, abrasándolo humildemente, mientras sus temblores por el dolor y el placer se apaciguaban ¿era dolor, era placer?

- uhg… uhg… se-senpai… senpai…. - y seguía temblando, todo él temblaba.

Senpai, que por su parte temblaba un poco menos, puso una de sus manos entre los cabellos de Morinaga, y otra envolvía esa espalda tan grande y fuerte, reducida ahora a la debilidad misma. No sabía que podía hacer eso, ni tener un acto de ternura, ni poder reducir a alguien, denigrar a alguien hasta ese punto.

- senpai… yo… yo… nn - Morinaga temblaba de forma extraña, estaba un poco enloquecido, al contrario de senpai, que simplemente estaba entumecido por todas las sensaciones, por todos los sentimientos - todo… es una escusa… yo… sólo quiero esto, de verdad, de verdad ¿es tan malo?... sólo querer estar así…

Senpai se estremeció sobre su temblor, qué estaba diciendo Morinaga? Era una locura.

- yo sólo… estar así… - y seguía temblando, sus dientes tiritaban, y sus manos débiles luchaban contra este temblor para apretar la piel de senpai; sus palabras se entrecortaban - todo lo demás, es una escusa… mi familia, mis amigos, la universidad, incluso… ser tu ayudante, todo eso no me importa… sólo es una escusa para estar así, aquí, así contigo - Se levantó un poco, se vieron a los ojos, senpai simplemente no podía apartar la mirada, estaban clavados sus ojos a los del otro - sólo para llegar y poder hacerte el amor…

- …!!! - senpai al fin pudo bajar la mirada, pero volvió a mirarlo, no podía dejarlo, estaba de pronto tan avergonzado, a pesar del cansancio, a pesar de todo lo que habían vivido él seguía sintiendo esa vergüenza tan grande… que ahora podía entender lo que significaba… - qué… qué dices… eso no está bien - entonces comenzó a temblar más fuerte como si el dolor sentido se hubiera vuelto más obvio; y sin darse cuenta, apretó más sus manos en Morinaga, no quería dejarlo a pesar de lo que acababa de escuchar, a pesar del miedo que ese hombre, que su amor le provocaba- no digas esas cosas, no está bien…

Morinaga sonrió, había dejado de temblar. Pero su sonrisa se veía tan extraña, en ese rostro sonrojado, cansado, aún casi excitado.

- es cierto, pero… es así como te amo…

Senpai bajó la vista nuevamente, no hacía más que pasearla tontamente.

- sí… ya lo sé - dijo casi secamente, salvo por ese temblor que no podía evitar - lo sé - ya podía decirlo, después de todo lo vivido, al menos podía decirlo.

Morinaga se removió un poco en ese abraso, senpai no se había dado cuenta cuán apretado lo tenía en sus brazos, Mori se elevó un poco, y lo besó, envolviéndolo a su vez entre sus brazos, aprisionándose mutuamente en el pecho del otro. Senpai cerró los ojos, no podía evitarlo, aún sentía todo en su cuerpo, el dolor, el placer, el vertido, la angustia, el… el amor enfermizo de Morinaga.

Besos, besos y más besos, apretándose entre sus brazos, ya no podían hacer más que eso, sus cuerpos estaban destrozados, sus cuerpos no resistían sus sentimientos.

Senpai no sabía cuánto tiempo se habían estado besando así, de esa forma tan suave que si no estuvieran tan cansados seguro que sería pasional. El caso es que el tiempo le recobró un poco de racionalidad, no, más bien de cordura.

- ya… Mori... nnm - había puesto sus manos en los hombros de éste, ambos acostados de lado en la cama, se habían presionado mutuamente a lo largo de esos minutos de abrazos y besos rebuscados, sus labios ardían, adoloridos - t-tu barbilla me raspa - dijo senpai, por quejarse de cualquier cosa. Trataba de librarse de esos labios, pero era casi imposible, todas las pocas fuerzas que tenía Morinaga las tenía concentrada en sus brazos, envolviéndolo.

- nmh… pero… lo necesito nn - decía mientras lo seguía y seguía besando - tú no lo sientes? Esta necesidad… mmnn de besar y abrasar después del sexo… - lo decía todo con esa soltura casi pervertida que le da cuando tiene a senpai entre sus brazos.

- …!! i-idiota! Mmnn! - en todo su cansancio aún tenía energías para avergonzarse, pero aún así correspondió sus besos, era cierto, de alguna manera no podía despegar su cuerpo de él, sus labios de los suyos, como una necesidad.

Los besos se habían vuelto cada vez más suaves y lentos, cortos en duración pero presionando fuertemente los del otro, ambos estaban ebrios en la sensación. Morinaga entreabrió los ojos, perdido, agotado. Senpai de cierta forma pudo sentir su mirada porque también los entreabrió, a pesar de que sus labios seguían permanentemente unidos a los de Mori.

- …! - pero no estaba tranquilo como él. - i-idiota… no mires… - pero no lo gritó como antes, más bien lo susurró, estaba tan cansado, sentía que el típico sueño después de una sesión de sexo bestial se acercaba, y se acercaba sumiéndolo en esa calidez adormeciendo el dolor aún latente de su cuerpo.

Morinaga sonrió, al fin parecía “bueno”, el Morinaga “normal”, el que simplemente no es perverso. Y lo siguió besando con esa sonrisa en los labios.

- pero… es que te amo- le susurró.

- que ya lo sé - senpai podía articular esas palabras mientras Morinaga besaba su labio inferior - me lo dices todo el tiempo. - las manos de senpai (casi o no inconscientemente) se habían vuelto a deslizar a la cintura de Morinaga, aunque algo más arriba, sus dedos sentían un extraño placer al palpar sus costillas. Senpai volvió a cerrar los ojos, el sueño, los besos, no sabía por qué, tal vez las palabras lo estaban arrullando.

- y está bien que te ame - Morinaga ya no tenía siquiera que preguntar, al fin podía decirlo, estaba seguro de que era aceptado y al menos… querido, mucho mucho, tal vez algún día senpai se lo podría decir, no un te amo pero al menos, que lo quería.

- qué puedo hacer… - dijo sin más senpai, muy bajo, más bajo que un susurro, su voz sonaba como alguien que hablaba en sueños.

Morinaga sonrió más aún, una de sus manos (que notó que temblaba un poco) acarició el rostro sudado y sonrojado de senpai, tan hermoso, durmiendo en sus brazos. Y lo siguió besando, delicadamente, casi había olvidado que podía besar así.

- sí… - las palabras de Morinaga también eran muy bajas, también estaba debilitado pero sentía la necesidad de mantenerse despierto, de disfrutar más de senpai, en verdad, tenía que violarlo hasta ese punto para que fuera así de dócil - me quieres al menos un poco… - miraba a senpai, tan cerca, tan apegado a él, su cuerpo, sí, su cuerpo era tan suyo, tan tan suyo. Pero y él…?

Senpai entreabrió sus ojos, débilmente y muy poco. Estaban casi idos, dormidos. Se sonrojó un poco más y medio dormido dijo al fin:

- idiota… algo tendré que quererte - desvió la mirada hacia un lado, pero Morinaga estaba demasiado pegado a su rostro como para evitarlo de verdad -  si dejo que me hagas estas cosas… - sus labios se contrajeron en una extraña mueca, parecía un puchero.

- senpai! - Morinaga despertó un momento con esas palabras, lo besó, más fuerte y más fuerte lo abrazó - te amo, te amo!

- nnmm!! Ya… está bien mm - Senpai no sintió tanta vergüenza como creyó que iba a sentir. Sólo se alertó un poco, porque Morinaga de pronto estaba sobre él otra vez, besándolo con demasiada pasión revivida - mmn! Idiota… nn déjalo ya… tienes que dormir… ah…

- senpai… - susurraba Morinaga mientras bajaba sus besos por su cuello - si fuera por mi… te juro, seguiría…

- ah… no seas estúpido… nn nadie puede seguir después de esto…mm - senpai no lo rechazaba, de cierta forma, después de todo lo vivido, sentir a Morinaga en su cuerpo era de cierta forma, natural, tal vez por eso se atrevía a hablarle.

- no, hablo en serio - Mori besaba su pecho de forma desesperada, pero estaba demasiado cansado como para que se le notase - eres como un dios para mí, te adoro - dejo entre besos.

- …! Nn… - senpai se sonrojó nuevamente, su cuerpo se tenso, y eso que pensaba que no tenía energías para eso - e-estás loco!... tú! - y sujetó su cabeza, que estaba bajando de forma peligrosa por su pecho. Morinaga sonrió, subió nuevamente y lo beso, senpai pudo notar lo irritados que tenía, no, que tenían ambos los labios - mmhh idiota, ya duérmete.

Senpai no se dio cuenta del todo, o se esforzó demasiado para ignorarlo, pero había envuelto otra vez sus brazos al cuerpo de Morinaga, de cierta forma lo estaba seduciendo para que no le hiciera el amor, qué paradójico.

- mmnn… senpai… no quiero parar… - senpai deslizaba el cuerpo de Morinaga a que se pusiera de lado nuevamente, junto a él, nunca había sido tan consciente en sus movimientos con él en la cama.

- sólo duérmete nn… sigues enfermo - senpai sentía que esas palabras tenían doble significado, Morinaga por su parte estaba medio dormido hace rato.

- nnmm… no… - decía abrazando a su vez a senpai con una ansiedad casi infantil - bésame más…

- nn… idiota… - entreabría los ojos senpai, no se daba cuenta pero le gustaba esa visión de Morinaga, cansado, excitado, débil - no me iré a ningún lado - ahora podía adivinar lo que Morinaga necesitaba, al menos un poco.

- senpai… - sí, eran las palabras exactas. Morinaga se durmió. Pero de eso senpai se dio cuenta después él siguió besándolo por su cuenta, a modo de arrullo.

CONTINUARÁ… dos caps más conclusivos y creo que será el fin i-i espero que les esté gustando el final.

Si quieren me pueden escribir sus comentarios a mi correo: shicakane@hotmail.com  ahhh felicidad x3

Pronto cap 1 del tomo 4 de Challengers!