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jueves, 4 de enero de 2018

Lista de libros leídos 2017


¡Felices fiestas! Cerramos el año 2017 con unas lecturas fructíferas, mucho periodismo y testimonio, además de literatura japonesa, sin contar algunos libros de literatura ligera y gustosa.

            Espero que hayan disfrutado las entradas de este año, estamos trabajando para dar el salto a youtube esperando con ello ampliar la difusión del gusto y la crítica a mis lecturas ¿funcionará?

Lista de libros leídos 2017

1. Solos en la noche – Rodrigo Fluxá.

2. El pato salvaje- Henrik Ibsen.

3. País de nieve – Yasunari Kawabata.

4. Harry Potter y la piedra filosofal – J. K. Rowling.

5. Historia secreta de Chile 2 – Jorge Baradit.

6. El Tila: un psicópata al acecho – Cristino, Rosales, Varela y Zunino.

7. Prisionero del Tawantisuyu – Alfredo Guerrero.

8. Joni – Joni Eareck Son Tada.

9. Harry Potter y la cámara de los secretos - J. K. Rowling.

10. Adios mariquita linda – Pedro Lemebel.

11. Harry Potter y el prisionero de Azkabán - J. K. Rowling.

12. El gato que venía del cielo – Takashi Hiraide.

13. Poetas malditos – Baudelaire, Rimbaud, Poe, Verlaine, Mallarmé y Villón.

14. Juan Salvador gaviota – Richard Bach.

15. Un mundo feliz – Aldous Huxley.

16. Copiapó en 133 palabras – L.S.C. Copiapó

17. ¿Por qué tener hijos? – Jessica Valenti.

18. La granja de los animales – George Orwell.

19. Mi infierno en el SENAME – Édison Llanos.

20. Cuentos de amor – Junichiro Tanizaki.

21. Hacia rutas salvajes – Jon Krakauer.

22. Un hijo no puede morir  - Susana Roccatagiata.

Recuerden que la mayoría de libros de esta lista tienen su entrada en el blog, si te interesó alguno no dudes en buscar su link!


¡Comenten, espero leerlos!

Un hijo no puede morir de Susana Roccatagliata


El libro.

Este libro se editó el año 2000, hace casi ya 18 años, mucho tiempo, yo habré tenido menos de 15 años la primera vez que leí sobre este libro en un apartado de una revista que me gustaba hojear para enterarme de libros interesantes (era una joven algo inquisitiva parece porque no recuerdo mucho) pero nunca pude olvidar este libro y pasando los años lo tenía presente para comprar ya sea por internet o físico si es que lograba encontrarlo, y lo encontré, 18 años después lo encuentro en una feria e inmediatamente lo compro, lo leí en una noche, literalmente una noche entera.


La autora.

Susana Roccatagliata es descendiente de abuelos italianos inmigrantes que buscaban oportunidades en Chile tras la primera guerra mundial, periodista y cara de la televisión (que yo no recuerdo porque era muy chica o ya no veía t.v.), en el año 1986 su estable vida da un giro cuando su hijo Francisco, que le faltaba muy poco para cumplir los 5 años muere tras un procedimiento médico, es entonces cuando funda Renacer, una agrupación para padres en duelo inspirada en otras organizaciones de ese tipo a lo ancho del mundo. El año 2000 escribe este libro (cuando su proceso de duelo está superado) tomando su propio testimonio y el de otros padres de su organización para dar apoyo y consejo a otros padres en duelo y a personas que quieren darle apoyo a un amigo que está pasando por esto y no saben cómo, también aprovecha de promocionar unos interesantes proyectos de ley a favor de los padres en duelo, e incluso tiene una lista practica de lo que ayuda al proceso de duelo y lo que no al final del libro.


El caso.

En el año 1986 se dirige con su hijo Francisco a que le hagan un procedimiento ambulatorio, una especie de radiografía en que iba a ser necesario inyectarle un líquido de contraste tras una anestesia. Francisco siempre fue un tanto alérgico, había tenido alergia alimenticia a la leche desde que había nacido, y eso explicaría que haya tenido un shock anafiláctico a causa del líquido de contraste, un hecho extremadamente raro pero posible y que terminó con la vida del pequeño niño que a pesar de los esfuerzos del equipo médico no pudieron reanimarlo.

            Hubo algunas irregularidades en el procedimiento, el médico de cabecera se fue dejando al resto del equipo realizar el examen, no sabremos si eso habría significado una diferencia. Tampoco hubo buen tacto en el momento del hecho mismo en la clínica ni posterior, pero ¿quién sabe cómo reaccionar en un momento así? La autora solo se percató que algo iba mal al notar demasiado movimiento, se alertó finalmente cuando vio a una enfermera salir llorando del pabellón, ella la sostiene y le pregunta qué ha pasado, pero ella no es capaz de decirle nada. Entonces entra y encuentra a su hijo muerto y solo en la camilla, esto porque el equipo había salido, para notificar, para huir de la situación, o anda a saber. El caso es que ella encontró a su hijo muerto e hinchado por el shock solo y fue un momento muy traumático. Al rato mandaron a un cura pero éste al verla así prefirió dejarla sola, luego fueron a darle unos calmantes que rechazó con violencia.

            Finalmente llegaron más familiares y ella pudo hablar con el médico en jefe de la clínica quien le explicó que el caso fue muy raro, “Uno en un millón” más que consolar a la madre la hizo sentir peor, su hijo se había transformado en una estadística. Siquiera le ofrecieron un teléfono, así que ella salió a llamar a su madre a un teléfono público. No se tomaron acciones legales.


El duelo.

Todo proceso de duelo es diferente, depende del tipo de pérdida  (la de un hijo en este caso) y del tipo de persona que está en duelo, es decir, que todos serán diferentes pero básicamente recorren los siguientes procesos: el primero de shock e incredulidad, el segundo el de tomar conciencia de la pérdida en el sentido de la ausencia; el tercero es un periodo de desorganización, desesperación y aislamiento en que la persona solo quiere estar con su propio dolor; y la última etapa es la aceptación, pero no desde la resignación sino desde el renacimiento de uno mismo, vivir con ello, superarse aunque no se olvide nunca al hijo perdido.

            Esto es solo una visión panorámica del proceso de duelo en los padres, hay que considerar como dije anteriormente que depende mucho de la persona, algunas viven más una etapa que otra, como también hay procesos de duelo que nunca cierran y eso es un duelo complicado u anormal; en el libro hay una lista para reconocer si una persona puede pasar por un duelo complicado, además que siempre se anima al apoyo profesional sea cual sea el caso.


Demás casos.

Así como depende del tipo de duelo y de la persona propiamente tal para vivir diferentes procesos de duelos, también dentro de duelo por pérdida de un hijo hay diferentes casos, en el libro además del caso de Francisco que fue una negligencia médica, se atestigua un caso de muerte por enfermedad terminal a causa del cáncer de una pequeña niña, por accidente de automóvil de un joven, de inmersión de un pequeño niño, por homicidio (muy complejo no solo por ser un niño si no porque el hecho se convierte en público y judicial), por suicidio y la muerte del hijo único.


Más allá de los padres.

Hay que agregar que hay una sección especial que toma el duelo desde los demás integrantes de la familia, estos son testimonios de parte de los abuelos (a los que les afecta doblemente por el sufrimiento de sus propios hijos, además de enfrentarse a la desilusión de la discontinuidad de su legado), de los hermanos (que viven con la consecuencia de la sobreprotección posterior de los padres sobre ellos, y la cruda conciencia temprana de la muerte) y de los tíos, entre otros.  


La fe.

Era esperable que un libro que trate sobre duelo debía tomar el tema de la fe y la religión, como el otro libro que leí este año de superación personal de Joni (la chica que quedó parapléjica después de un accidente, hay una entrada en el blog por si les interesa).

            Yo como atea respeto que las personas tomen la religión como apoyo porque como atea es así cómo lo entiendo, mi empatía lamentablemente es limitada en ese sentido.

            Hay una sección dedicada a esto en el libro. Es un camino recomendable junto con el tratamiento profesional para llevar el luto. Además que paralelamente se revela que es muy común que precisamente por la muerte de un hijo muchas personas terminan alejándose de la religión y con recelo a dios.


Proyectos de ley.

Otro punto interesante del libro, es que su autora aprovecha de promocionar unos proyectos de ley de la agrupación Renacer, el primero es una modificación al Código del Trabajo para los padres que hayan perdido un hijo menor a 18 años, se les amplié si permiso de duelo de 10 días, no 1 como es actualmente. Además de solicitar un fuero laboral de seis meses, esto para que no puedan despedir a padres que hayan perdido un hijo, dado que el shock y el mismo proceso de duelo significa muchas veces problemas laborales y un despido y consiguiente desempleo solo empeora la situación.

            Ahora, si bien estuve en contacto con Renacer para enterarme del proceso de estos proyectos, no obtuve respuesta, e internet no ayudó demasiado. Encontré una tesis de la Universidad Académica sobre el duelo parental que trabajó junto con Renacer, de la alumna Daniela Concha (2008), en ella se informa que un grupo de diputados de diferentes partidos de izquierda eran los responsables de llevar este proyecto de ampliación de días por duelo, y un fuero laboral de 8 meses, además de modificaciones respecto a las isapres.

            Además de esto, ayer mismo se promulgó la Ley Sanna que garantiza el acompañamiento justificado de padres a sus hijos con enfermedades graves, como cáncer terminal, un caso recurrente en el duelo parental.

            Del proceso de los demás proyectos tendré que mantener mi investigación en pie.


Mi problema.

Aquí va un tema delicado y probablemente un poco estúpido de mi parte, pero además de todo el respeto que tengo para el libro, su autora, y los involucrados en los demás testimonios, me costó un tanto empatizar del todo porque son muy ABC1 o clase alta xD no es por una discriminación clasista ni resentimiento social (creo xD) pero es que me cuesta empatizar simplemente, de hecho el testimonio que más me conmovió fue precisamente el de un caballero humilde (el único así en el libro) al que se le murió su hijo y no tenía mucho dinero, el trato que le dieron fue definitivamente diferente comparado a los demás padres, a él le dijeron directamente que era mejor que su hijo muriera porque si hubiera sobrevivido no podrían costear los gastos, también tuvieron problemas con comprar un ataúd y un espacio en el cementerio, etc. cosas que a mi parecer son incluso más realistas, versus demás testimonios donde los padres estaban en clínicas, con mausoleo familiar y con viajes a cabañas al extranjero para vivir su luto. Incluso recuerdo el testimonio de una madre que había perdido a su hija por el cáncer, y ella misma reconocía la pena de los demás padres que no tenían dinero para el tratamiento de sus hijos a diferencia de ella.

            En fin, es solo algo que me pasó con el libro, no digo que un luto tenga más “calidad” que otro, todos son diferentes y eso mismo enseña el libro, pero fue algo que me pasó y ya está.


Valoración y recomendación.

A pesar de lo comentado anteriormente el libro me gustó mucho, está muy bien hecho y se recomienda su lectura a todo el mundo, no solo a los padres que hayan perdido un hijo sino a todos para que aprendamos a valorar la vida y su fragilidad, y también para aprender cómo relacionarnos con la muerte y con gente en proceso de luto.

            El libro critica mucho el cómo vivimos la muerte como tabú y nos enseña cómo explicarlo a los niños, lo cual es un hecho muy complejo dado que ellos son literales y muchas veces los adultos no sabemos cómo explicárselos. Frases como “está en el cielo” o “está dormido” no funcionan con los niños y solo trae confusión, hay que ser directo, “su cuerpo dejó de funcionar” es la mejor forma de explicarlo a un niño, no hay que ocultar el llanto frente a él, y hay que vivir el proceso de duelo con él y no aislarlo pensando que es para mejor. Por supuesto es un tema muy interesante.

            En fin, valoremos la vida y vivamos los procesos de la mejor manera posible.




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