El año pasado
cuando trabajaba en un colegio me hicieron hacer una evaluación a los alumnos
de su nivel de lectura en voz alta. Entre los textos que llegaron a mis manos
de parte del Ministerio de Educación me encontré con este curioso relato,
algunos alumnos se daban cuenta de lo que ocurría en esta historia mientras
otros no se fijaban, aquí lo transcribo por si alguien lo pilla. Fuera de todo,
me pareció muy buena y divertida.
Boda Matemática
Asomaba el
sol por el eje X cuando los números habitantes de la ciudad de Tales se
preparaban para asistir a la boda entre un ábaco convergente y la variable
independiente y finita Fi-Fi. Era el padre de Fi-Fi un ilustre parámetro jefe
del partido de los incrementos, y su madre había sido mantisa en las tablas
logarítmicas, pero tuvo que dejarlo debido a una hipótesis repentina que
degeneró en tesis y estuvo a punto de anularla.
Iban los novios en una magnífica
fracción tirada por dos posibles hiperboloides; detrás iba el complejo formado
por logaritmos e incógnitas auxiliares entre el bullicio de la música que
interpretaban las clásicas integrales. Mientras tanto, y aprovechando este
bullicio, algunos de los puntos irregulares se entretenían lanzando tangentes a
las curvas de los concurrentes.
Entraban los contrayentes en el templo,
que era una magnífica sala troncocónica adornada por conos oscilantes e
iluminada con parábolas. Oficiaba la ceremonia un severo segmento rectilíneo
ayudado por dos infinitésimos.
Todo hubiera transcurrido con
normalidad a no ser por un positivo y un negativo que dadas las circunstancias
fueros difíciles de despejar. Terminada la ceremonia, entró el juez con las
regla Rffini bajo el brazo y como primera precaución mandó encerrar al novio
entre corchetes. Luego, cogiendo a Fi-Fi por el punto de inflexión, se la llevó
a la sombra de un vector, donde se dedicó a la dulce tarea d derivarla, ante el
creciente asombro de los elementos de los parámetros. Mientras tanto, Fi-Fi,
con los senos despejados, las paralelas tendiendo al infinito y bajadas las
medias proporcionales veía con horror cómo el juez sacaba su factor común, que
iba tomando valores proporcionales crecientes y se lo iba permutando con
repetición…
(Continuación
no presente en el texto que me llegó)
Alarmados
los concurrentes por la anormal transformación cogieron al juez entre
paréntesis y lo elevaron a la enésima potencia, lanzándolo por la pendiente del
eje X al infinito.
Allí
quedó Fi-Fi, que se hallaba al borde de la ecuación con los miembros
diferenciados y la matriz cuadrada. El novio, por su parte, fue un ser
despejado que anduvo errante de raíz en raíz y de radical en radical hasta que
abrumado por la congoja ingresó bajo la rígida regla de Kramer en el convento
de Euler.
Fuente: Pisa, Sector Matemática. Jaime Quezada. Boda Matemática.
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