NOTA: super hard lemon hiper druper xDDD, espero que no me maten por este cap. Antes de que lo lean quiero aclarar que puede ser demasiado fuerte para algunas personas (11 paginas de puro sexo duro y hasta cruel), también por supuesto tiene esas cosas dulces y tristes que me gustan, la verdad, para mi todo es parte de todo (no es redundante fundamento!!). En fin, espero que les guste y que me escriban sus comentarios, sean quejas, criticas, como ánimos. Ah! por último, aclarar que el “rasgamiento” llegando a provocar una hemorragia de la zona anal, es más probable que ocurra si se realiza una penetración forzosa y de “una vez” sin preparación, en el caso de este cap, si bien la penetración es brusca y profunda, senpai fue preparado de cierta manera (además de estar su cuero acostumbrado xD), solo sangra un poco al principio por razones explicadas en el cap anterior (las pequeñas heridas del encuentro pasado), no es dudoso del todo sin embargo, pensar que senpai pudo sangrar en este fic, pero nunca demasiado como se puede creer! (no a lo maden rose xD, donde fue de una). En fin, dicho nada más, léanlo las que en verdad crean que no se espantarán a morir.
Morinaga se inclinó, aún con su pene dentro de senpai, él cual al sentir sus manos apoyarse a los costados de su cabeza abrió los ojos para verlo con mirada adolorida y cansada, y el miedo tras ella.
Morinaga seguía con su mirada sentenciadora.
- no creas que hemos terminado…
- ……- y senpai lo sabía, y lo aceptó aun si estaba aterrado por lo que vendría.
Cap 9: Furia que destruye a dos.
Senpai comenzó a temblar, Morinaga agudizó su mirada al ver su reacción ¿no tratará de detenerlo? ¿Aceptará su violencia? Se sintió más furioso al pensarlo, senpai se dejaba violar en forma de castigo, era eso o aceptar sus sentimientos, y había escogido la más cobardes de ambas, poniéndose en posición de victima para no reconocer nada… nada.
- ….! – Morinaga se inclinó rápidamente y de una vez volvió a coger el pene de senpai, que no estaba erecto sino hinchado por la tortura anterior, completamente sensible y palpitante. Senpai contrajo las piernas.
- Ah! Ay! Qu- - no se atrevió a preguntar.
- Otra vez…
- … - esta vez senpai comprendió de inmediato a lo que se refería Morinaga - … n-no puedo… - trató de echarse hacia atrás pero no pudo, estaba sujetado fuertemente de su pene; a pesar de haber aceptado el trato violento de Mori, no pudo evitar el acto instintivo de huir ante esos ojos.
- Yo haré que puedas – dijo secamente, se enderezó más hundiendo más sus caderas en las de senpai al hacerlo.
- Nn! – otro brinco, y otra vez se paralizó aterrado.
- Acaso no lo sabes? Yo puedo hacer que te corras… - sus ojos brillaron más – aún si no quieres hacerlo…
- ….! – y se aterró más pues sabía que eso era verdad.
Morinaga apretó más el pene de senpai mientras tensaba su mandíbula.
- ahh! N-no! ah… no puedo!... no tan pronto… - senpai apretó las sabanas, sin atreverse a detener las manos de Morinaga.
- sí podrás, ya veras.- susurró éste, sonriendo una mueca extraña a los ojos de senpai.
Entonces Morinaga bajó crudamente el prepucio del pene de senpai, estirándolo más de la cuenta dejando de ser placentero…
- ahh! Aouch! – los ojos de senpai comenzaron a brillar por pequeñas lagrimas contenidas.
Entonces Morinaga con su otra mano, cogió el glande hinchado del pene de senpai, completamente descubierto por haber estirado tanto el prepucio de su largo. Senpai dio un brinco acompañado de un pequeño quejido.
- aquí… así, es como te vuelves loco, lo sé… - los susurros de Morinaga se endurecieron más en su tono – te mostraré.
- …..!! – la respiración de senpai se agitó, su cara se inclinó a un lado, pero sin dejar de ver los ojos furiosos de Mori aún si deseaba hacerlo.
Y éste, también viéndolo a los ojos, absorbiendo su desesperación, comenzó a masajear fuertemente en glande de senpai, humedeciendo su mano con el semen recién expulsado. Mientras su otra mano removía su prepucio estirándolo más allá de su límite.
- ahhh!! Ayyy!! Nooo!! – senpai comenzó a patalear, y sus manos apretaron más las sabanas ante ese placer agudo e intenso, tanto que era doloroso, como si quemara, como si su pene estuviera siendo derretido – duele! Dios! Ahhgg!! – se contrajo hacia delante y sus manos, sin pensarlo, trataron débilmente de parar las manos de Morinaga, pero éstas estaban débiles, el placer y el dolor lo debitaban del todo.
- Quítalas… o… - lo miró con una furia potente, y senpai, con los dientes temblando quitó sus manos igualmente temblorosas… “no quiero esto, no quiero esto…”.
Morinaga continuó masajeando con violencia el pene sensible de senpai, que respiraba entrecortadamente, gimiendo de forma llorosa.
Miró el techo, sus ojos se enfriaban por dentro por sus lagrimas contenidas, apretó más las sabanas… quería suplicar, quería decirle a Morinaga tantas cosas pero no sabía cuales.
- puedo hacerte correr cuando yo quiera…. – susurró Morinaga ante la pasividad de senpai, abusándolo más por ello – puedo hacerlo ahora mismo...
Senpai entonces lo miró a los ojos, aterrado, justo como Mori quería.
- o dentro de una hora si me da la gana… - volvió esa sonrisa.
- ……. Morinaga… - y cayó esa lagrima contenida.
- … senpai…. – esa lagrima ilumino un poco la conciencia de Morinaga, pero su furia era demasiado grande - ….
Y junto con acelerar ese mensaje torturador, comenzó a embestirlo con fuerza, cerrado los ojos por momentos, como si se arrepintiera de esa visión que el mismo causaba: un senpai retorciéndose, que otra vez con patética debilidad trataba de detener sus manos a pesar de las amenazas, un senpai que lanzaba gritos desgarradores…
- AAAAHHGGGGG!!!! NOO!! DIOS NO!! AYY!!!
Pero Morinaga no se detenía, abrió los ojos, mirándolo con extraña furia y tristeza, presionó el agujero del pene de senpai con su pulgar, fuertemente, causándole un nuevo grado de dolor que creía ya no poder alcanzar.
- NNN!!!! – sus pataletas eran desesperadas.
- ¡Puedo hacerte correr aunque tu no quieras! ¡No lo olvides! – su voz era acelerada, con gemidos entrecortados, a él también le dolía su pene al ser apretado tanto por el trasero de senpai, que ante ese dolor se tensaba como nunca antes lo había hecho.
Gritos, gritos y más gritos, manotazos y pataleo sin dirección solo con el ánimo de liberar la desesperación de senpai, esa era la visión de Morinaga, que como nunca le había pasado sentía completamente confundidos sus sentimientos, siempre había tenido claro que amaba a ese hombre, pero ahora… ahora quería lastimarlo, aunque lo siguiera amando, porque no podía negar eso, lo amaba, pero a la vez… quería aniquilarlo, es posible sentir así?
Y como bien había dicho Morinaga, senpai se fue acercando al orgasmo… lo sintió y se aterró por eso “por qué? Cómo es posible…?” su mente podía razonar desordenadamente ante el impacto de la escena “si me duele tanto… si no quiero hacerlo…” comenzó a arañar las manos de Morinaga, inclinándose un poco hacia delante, maniobra brusca pero que pudo hacer ante la sensación tan potente. Miraba su propio pene siendo masturbado con tanta violencia como si fuera algo irreal, veía sus manos arañando las de Morinaga, su propio liquido manchando las de ambos, pero el dolor y el placer cargado debían ser reales, los sentía demasiado fuerte…
- no… no… - su tono de voz bajó, ya se acercaba el orgasmo e iba a ser peor que el anterior - …..!!! – siquiera pudo sentir sus lagrimas recorriéndole las mejillas ante esa visión irreal que estaba ante sus ojos… pero cuando vio gotas de semen salpicar entre sus manos y las suyas propias, acompañadas de esa sensación inconfundible se dio cuenta que todo era real, se estaba corriendo a pesar de ese horrible dolor, en las manos de Morinaga que se lo provocaba – NOOOO! NOOO! – el orgasmo lo aniquilaba como ninguno antes lo había hecho, senpai se echó hacia atrás entre gritos, y puso sus manos manchadas de semen en su cara, mientras convulsionaba.
Por su parte Morinaga seguía masturbando ese pobre pene, procurando que se siguiera corriendo, lo cual hizo, hasta la última gota de forma dolorosa. Mori absorbía esa imagen con un sentimiento extraño en el pecho, el deseo de continuar, continuar y continuar… no era que no sintiera culpa, era simplemente que quería continuar a pesar de la culpa, como si se castigara a sí mismo también con esa tortura. Era extraño.
De las pataletas y manotazos, senpai llegó a quedar otra vez completamente tirado en la cama, con sus manos en la cara, sollozando, y Mori aún sin correrse pero cerca de hacerlo, volvió a inclinarse hacia él.
- … senpai… - lo llamó como siempre lo hace, dulcemente, a pesar del contexto, a pesar de sus sentimientos malignos. Pero senpai no contestó, no podía.
- …hic…hic… - solo respiraba agitado, tiritando.
Morinaga cogió sus muñecas que no se resistieron, descubriendo el rostro lloroso de senpai, húmedo de lágrimas y sudor, su mirada estaba perdida.
- Senpai… - y volvió a poner sus muñecas contra el colchón, esta vez sujetando cada muñeca con cada una de sus manos. Senpai seguía sin resistirse, a pesar de que ya estaba menos aturdido por el orgasmo, aunque aún este se palpaba en su cuerpo.
Morinaga volvió a sonreírle, pero esta vez su sonrisa no era TAN maligna, pero senpai no pudo percatarse, él simplemente no pensaba en nada.
Entonces Morinaga otra vez comenzó a embestirlo, de la nada, con fuerza buscando su orgasmo, sabiendo la debilidad y la sensibilidad que experimentaba el cuerpo de senpai, sabiéndolo todo, él lo hizo.
- ah! Ah! No! ah! – su cuerpo sensible y manchado se contrajo solo un poco, estaba agotado pero gemía con fuerza. Su mirada volvió a perderse en el techo, y pudo sentir sus lagrimas enfriarse ahora en su cara. Pero de pronto, ante su visión y ese placer extraño se cruzó el rostro de Morinaga, poniéndose frente a él que lo miraba sonrojado y sudado victima de su propio orgasmo venidero.
- …Senpai…mmm!...
- ah… ah… - senpai respiraba agitado entre gemidos, quiso alcanzar ese rostro que al fin se vio más gentil, dulce, más… enamorado. Pero sus manos estaban apresadas por las de Morinaga desde las muñecas, por dentro deseó que trenzara sus manos con las suyas…
- Ah! Senpai! – Morinaga cerró los ojos, y comenzó a golpear sus caderas más fuertemente, hundiendo la cadera de senpai en el colchón y levantando su cuerpo por la fuerza impuesta- Nn!! Nnh!!
- Ah! Ah! – senpai lo seguía mirando, cansado, agotado, sintiendo un placer extraño…
Y Morinaga se corrió, senpai lo sintió por dentro y lo vio en ese rostro sonrojado que apretó fuerte sus parpados y sus dientes en su boca semiabierta. Una gota de su sudor cayó en su mejilla, él pestañó al sentirla.
Al momento Morinaga cayó pesadamente sobre senpai, agitado y sudoroso, con los ojos cerrados y su mentón posado en su hombro, su agarre se había aflojado.
Mientras, el rostro de senpai estaba relajado, agotado, e inerte… pero al sentir ese otro cuerpo al fin apegarse al suyo, sin pensar aún y solo con deseos de un contacto más dulce como no había tenido en toda esa velada, volteó un poco su rostro hacía al de Morinaga, uniendo su mejilla con la suya. Senpai podía oír su respiración agitadísima y evidenciarla por el movimiento acelerado de su torso sobre el suyo, le gustó sentir el agotamiento de ese otro cuerpo, ya que inconcientemente (e inocentemente) pensó que si Morinaga estaba agotado podía ser tierno como siempre lo era, y con ese pensamiento apegó más su mejilla a la de él a la vez que, aún sin pensarlo claramente, deslizaba sus manos a las suyas, trenzando sus dedos con los de él como había deseado en todo ese momento.
Morinaga solo reaccionó al sentir esos dedos en los suyos, ese agarre débil, pues antes estaba todavía con efectos de su propio orgasmo doloroso. Abrió los ojos, levantó un poco su cabeza y notó que había manchado de saliva el hombro de senpai, a ninguno le importó. Se miraron aún sin tenerse cara a cara, solo de lado, los ojos de senpai tenían una pizca de súplica entre su cansancio, y los de Morinaga aún mostraban una pasión recelosa, pero brillaban a su vez con algo de ternura aunque éste no lo deseara.
En esos ojos senpai volvió a perderse, y cerrando los propios se inclinó a su boca besándolo, solo presionando sus labios contra los de Morinaga, sin siquiera abrir la boca, solo simple presión tímida, y Morinaga no pudo rechazarlo, apretó a su vez las manos que aferraban con debilidad las suyas y cerró los ojos en ese beso, pero él sí abrió su boca, y su lengua con pasión atacó la de senpai, el que la recibió obediente, entreabriendo los ojos, mirando el rostro de Mori sonrojado, de ojos cerrados y respiración acelerada, senpai se sentía feliz de que al fin él lo besara porque sabe que no puede ser cruel en sus besos, siempre son con ternura aunque su pasión puede confundirse con brusquedad, siempre, siempre hay dulzura en ellos “no, él no puede odiarme…” pasó como una sombra por su mente al momento que volvía a cerrar sus ojos.
Pero apretó sus parpados nuevamente al sentir otra vez envestidas por parte de Morinaga, éstas eran más débiles que las anteriores, pero profundas y su lentitud era igualmente (tortuosamente) placenteras, ambos penes adoloridos eran forzados por el mismo Morinaga a seguir sintiendo más sensaciones, forzaba el propio en esas envestidas profundas, y a la vez el de senpai en ese rose y presión de su vientre contra su miembro, logrando el efecto de que comenzara a reaccionar, ya no estaba simplemente hinchado sino que había comenzado a endurecerse lentamente.
- ah… ah… - sus gemidos eran igualmente lentos y arrastrados entre los besos ya húmedos de Morinaga.
Éste último ya casi había olvidado su furia, que solo se mantenía en una dosis baja en su cuerpo, aún deseoso de torturar a ese otro debajo de él, aún deseoso de sobrecargarlo de placer hasta que le doliera, de causar que se retorciera y convulsionara, y por eso, a medida que el pene de Morinaga se endurecía fue acelerando la fuerza de sus embestidas, mientras por momentos dejaba la boca de senpai para lamer su mentón y cuello, entre besos y chupones que cada vez aumentaban su fuerza.
- ah! Ah! Ah! – senpai ya gemía vivamente con su pene casi erecto del todo, se estaba sumiendo en el placer de manera relajada por primera vez en esa velada; la crueldad y frialdad que antes había mostrado Morinaga (y que mostraba un poco ahora en sus embestidas bruscas) lo hacía desear muchísimo su dulzura y ternura de siempre, y sin darse cuenta lo buscaba en sus besos, sin dejar que Morinaga apartara los labios de él, siguiendo con su cabeza cada movimiento de la cabeza de Morinaga, y aunque éste se apartaba para besar su cuello o su pecho, senpai volvía a buscarlo levantando su rostro, juntando otra vez sus labios con los de su ayudante, con una mirada sumergida del todo en sensaciones ahora más agradables.
Tal vez era por el horrible agotamiento que tenía senpai, o tal vez la anterior violencia había “domado” su espíritu orgulloso, pero dejó de resistirse del todo a pesar de las envestidas violentas, relajó sus piernas que estaban tensas a duras penas, abriéndolas completamente, y sin parar de besar a Morinaga….
- …Morinaga… - lo llamo suplicante, deseando su ternura.
- ……. – solo una respiración agitada era la respuesta de éste que ante el llamado se acordó de su anterior furia, viendo en esos ojos suplicantes todo lo que odiaba: la cobardía de ese hombre, su entupido orgullo y su comportamiento esquizofrénico: poner esos ojos ahora… “y después mirarme con espanto y hasta asco”.
Tragó saliva, quería seguir con su cruel decisión de aniquilar a senpai, de hacerlo sufrir ahora mismo…; apretó el garre de sus manos. Pero no podía, al menos ya no más en esa velada, no del todo. Lo amaba, esa mirada de senpai le causaba furia pero también lo desgarraba por dentro, como antes… haciéndolo sufrir, sentirse débil y víctima (ya no verdugo) de ese hombre.
Las envestidas se detuvieron súbitamente, senpai abrió más sus ojos cansados y lo miró confundido, pero tras ver los ojos de su ayudante, se abrieron más. Sus ojos otra vez se veían fríos y malignos, pero ahora podía verse en ellos también un dejo de tristeza.
- Mori…
- *susurro*
- eh?... – senpai no puedo oírlo, y con miedo volvió a mirarlo, apretando el agarre de sus manos por su parte, como si con ese acto quisiera mantener junto a él al Morinaga dulce que apenas pudo recuperar unos momentos.
- … tiene que dolerte… - susurró otra vez Morinaga, sus cejas se contrajeron como si sufriera. Su rostro era tan contradictorio, a su vez podía ver el amor detrás de esa mirada, pero también su odio en esa mandíbula apretada con furia.
Morinaga apartó sus manos del agarré de senpai, que vio esos dedos alejarse de los suyos como en cámara lenta, como si de verdad significara que ese dulce Morinaga se alejaba volviendo ese frió y violento sujeto, pero no se atrevió a moverse, estaba cansado y excitado, y ahora asustado, nunca pensó que podría estar así alguna vez.
De pronto Morinaga se inclinó hacia arriba, lentamente, sentenciadoramente, penetrando más con esto al senpai que dio un brinco pero que lo siguió mirando atento a su próximo movimiento, en esa tonta acción de querer ver lo que te harán sabiendo lo doloroso que puede ser, como cuando te inyectan una aguja en el brazo y no puedes dejar de verlo a pesar del miedo.
Morinaga parecía más grande (o es que senpai se hundió más en el colchón?) pudo ver así como uno de los brazos del menor se estiró sobre su cabeza, apoyándose con su mano fuertemente en la marquesa causando un sonido de golpe contra la madera, senpai pudo intuir, mas no pensar, lo que significaba ese acto. Y después que el otro brazo hiciera el mismo movimiento al otro lado sobre su cabeza senpai comenzó a temblar y su cara se contrajo.
- no! NO! – de inmediato sus manos, que habían estado inmóviles por el miedo de enfadar más a Morinaga empujaron con fuerza su pecho, pero Morinaga ya estaba bien sujeto a la marquesa, sin cambiar su expresión sentenciadora.
- Tiene que doler… - repitió frió, pero sus ojos se achicaron un momento, como si esa sentencia también le causara dolor.
Senpai lo miró con pánico, abriendo los ojos del todo, ahora comenzó a patalear mientras volvía a empujar el pecho de Morinaga, pero era inútil, y finalmente ante la desesperación, como un reflejo que no cambia nada, sostuvo las muñecas de Mori con sus manos apretándolas desesperado.
De inmediato, lo que ambos sabían que significaba lo hecho por Morinaga, comenzó. Fuertes envestidas, hasta lo más profundo de senpai comenzaron a atacarlo, con la ayuda de los brazos de Morinaga que sostenido de la marquesa empujaba con movimientos destructivos la cadera de senpai que se hundía del todo en el colchón, sin siquiera elevarse hacia arriba por esos golpes.
La primera envestida fue como un golpe, la sorpresa de ese dolor lo perturbó, siquiera grito, ya el segundo y el tercero comenzó con sus gritos desgarradores pues desgarrado se sentía, y después, los siguientes trató de escapar, pataleando, dejando las muñecas de Morinaga para arañar toda la piel de su pecho como animalillo angustiado por huir, que es lo que era en ese momento.
- AAAAHHHHGGGGG!!!! – sus gritos eran desesperados, ni siquiera podía llorar, su pene que estaba erecto disminuyó su tamaña, no sabía si sentía placer, solo sabía que eso era tan fuerte que dolía.
Mientras, el mismo Morinaga no podía pensar a su vez, estirando su cuello hacia arriba solo se obligaba a sí mismo a penetrar fuertemente con su pene aún sensible a su senpai. Apretaba sus parpados en sus ojos, y se mordió el labio inferior causando una herida que sangró un tanto, pero no importaba ningún dolor, siquiera el de su pene sensible e hinchado, éste fue dejado a un segundo plano pues ese vaivén de dolor y placer, y la misma fuerza aplicada en ello, hacía que a su vez no pudiera parar.
- ahhgg… arf… agh… uhg!... uhg! – a medida que los números de las embestidas destructivas aumentaban (y su ritmo), senpai dejó de dar gritos, y ahora solo gemía de forma agónica, sus brazos dejaron de lanzar manotazos, y sus manos se incrustaron con debilidad en cada hombro de Morinaga. Ahora podía sollozar.
- …. – Morinaga se preocupó, sabía que ya era demasiado pero no podía detenerse, bajó su cabeza buscando la del senpai, pero esta estaba prácticamente tirada hacía un costado de Mori, por lo que no pudo alcanzar su cara con sus labios como quería. Solo le quedó besar su cabello y llamarlo – senpai… senpai…
- … uhg!… uhg!… - las embestidas no bajaban su intensidad, y las piernas de senpai convulsionaban por los golpes. A lo lejos pudo oír el llamado de Morinaga, su voz era tierna y dulce, y buscó sus labios siguiendo esa voz, era la voz de su Morinaga suave y tierno, y como si no fuera el mismo que lo estaba aniquilando, lo abrazó y comenzó a besar, buscando consuelo en la misma persona que lo violaba salvajemente.
- …mm…. – más y más besos, lamiendo su mentón, recogiendo al saliva de senpai que se escapaba por su boca al no poder cerrarla por sus gritos. Morinaga entreabrió los ojos, vio a un senpai completamente fuera de sí, si se alejaba un poco de su boca senpai dejaba su lengua afuera, como si siquiera tuviera fuerzas de cerrar su propia boca; y como si esa imagen agónica de senpai lloroso lo animara, Morinaga embistió más fuerte sujetado de la marquesa. Estas embestidas tenían que ser con más lentitud, pues Morinaga prácticamente debía tomar aire antes de hacer cada una, aguantando la respiración en el momento que penetraba y soltándola pesadamente cuando llegaba a lo más profundo y se mantenía ahí un momento, hasta repetirlo todo otra vez. Senpai por su parte, parecía también aguantar la respiración pero cuando Mori llegaba a lo más profundo, apretando sus dientes y los parpados de sus ojos; sus gritos entonces comenzaron a ser desordenados, daba gemidos agónicos sin importar el momento de la embestida, era como un sollozo sin orden, simplemente lanzado de forma angustiosa.
Morinaga era el más lucido de los dos, y pudo notar que senpai dejó caer sus brazos al colchón, ya siquiera podía sujetarse de sus hombros, ante esto Morinaga, comprendiendo su agonía (sexual?) pero sin querer detenerla, lamió sus lagrimas de su cara a modo de pobre consuelo, y senpai respondió como un animalito otra vez, estirando su lengua, buscando la de Morinaga.
Con la lengua de senpai por su cara, y su cuerpo tirado en el colchón, preso de temblores y espasmos cada cierto tiempo, Morinaga se sintió como un verdadero animal destruyendo a otro, su pene se endureció lo que faltaba para su eyaculación, y sintiéndola cerca, y con esfuerzo solo alcanzable en su clímax, con una de sus manos cogió el pene de senpai, aún teniendo su otra mano en la marquesa, su pene estaba duro y húmedo por sus dos corridas pasadas y por la venidera, Morinaga lo apretó y comenzó a masturbar de forma frenética, sintió una lagrima correr por su propia mejilla.
- ah! ah! No! No! – senpai contrajo su cuerpo y comenzó a reaccionar un poco, sus manos se movieron en el aire como sus piernas pero sin ningún orden ni lógica – ahg… ahg… no! ay! Ay! Uhgnn! Uhgnn! – no detenía el tacto de Morinaga, solo era su víctima, pero al sentir que un nuevo aniquilador orgasmo (pueden haber más? xD) venía despertó más su conciencia – no… mi… mi estomago! – Morinaga no hizo caso (no podía) pero por experiencia sabía que muchas envestidas y más si son tan fuertes, podían hacer doler el estomago por los golpes internos, además que los brincos prolongados de las mismas embestidas revolvían el estomago causando incluso nauseas. No dijo nada, pareciale más excitante ese senpai entre más destruido estaba – uhg!! Uhg!!! – y por fin éste lo abrazó y de forma inesperada para Morinaga comenzó a besarlo de forma frenética, escurriendo saliva por sus besos, senpai estaba casi demente otra vez y ninguna parte de su cuerpo se movía con conciencia.
Morinaga en su boca desordenada se sintió demente a su vez, senpai había abierto su herida en su labio y nueva sangre hubo en su boca, el mayor al sentirla abrió los ojos por inercia y vio los de su ayudante, por fin pudo ver lo que tanto había deseado en ellos ese día “amor…”, Morinaga lo veía con ojos brillantes, sin saber por qué había comenzado a sollozar en medio de ese clímax, apretó más el pene de senpai sin saber tampoco por qué y éste se contrajo otra vez pero no perdió su mirada.
Ya venía, se acercaba, y ahora los dos morirían en él.
Ambos gemían con dolor y locura, se estaban comiendo vivos y lo sabían, ambos querían destruirse en ese acto, aniquilarse mutuamente, sabían que se matarían ahí mismo y lo deseaban.
- ahhhggg!! – Morinaga se contrajo y comenzó nuevas embestidas profundas y rápidas.
- AHHGGG! – un grito más fuerte soltaba senpai que puso uno de sus brazos rodeándose el estomago, podía sentir el pene de Morinaga hinchándolo por dentro y como se movía. Su otro brazo por mientas apretaba el cabello de Morinaga con sus dedos.
Y se murieron.
Senpai se contrajo una última vez estirándose y convulsionando, gritando, pataleando y sollozando, mientras que Morinaga se estiraba hacia arriba lanzando un grito que hizo que le doliera la garganta. Para al fin volver a caer al colchón, cayendo así su mano de la marquesa quedando tiraba entre las frazadas. Pero no cayó sobre senpai, solo sus caderas habían permanecido juntas, senpai, aún sintiendo el orgasmo, se había retorcido de tal manera que ahora estaba doblado bajo de Mori abrazándole su estomago mientras tenía espasmos con sus ojos cerrados y apretados, como también su mandíbula paralizada.
- …arf… arf… - Morinaga aún con su orgasmo en el cuerpo, se puso detrás de senpai aún estando dentro de él, y con uno de sus brazos manchados de sudor y semen lo cogió por su pecho arrastrándolo con facilidad, apegando su pecho a su espalda.
- Nn….nn… - senpai gemía por lo bajo, no se dormía por la simple razón del dolor que sentía tanto por dentro como por fuera, y Morinaga sabiéndolo y sin sentir culpa por ello, comenzó a lamer su mejilla desde atrás, mientras lo abrazaba y hundía otra vez su pene, solo hinchado ahora, dentro de senpai. – ahh! Ah…
- Ah… no… no te duermas…. – susurró cansado Morinaga.
- Ah… …. – su cuerpo se sentía pesado, y sus manos cayeron de su vientre al colchón, estaba hecho nada, se sentía como un muñeco de trapo que han estrujado con violencia durante horas, tal vez lo hicieron?
- …Ni se te ocurra… dormirte… - ahora su voz sonaba un poco amenazante a pesar de estar tan cansada como la de senpai.
- … ah… - senpai no oía, pero en ese abrazo se sintió más seguro, consolándose a sí mismo lo aniquilado que estaba, sentía una extraña desesperación por dentro, como si el tener sexo tan fuertemente significara quedar angustiado después, como con la desesperación pegada en el cuerpo aún después de terminar.
- No… no te duermas… quédate conmigo… - ahora contradictoriamente la voz de Morinaga sonaba a súplica, pero senpai casi no podía oírla, estaba cayendo en un desmayo, la habitación le daba vueltas perdiendo la noción de cual era el techo y cual era el piso.
- …ey… - Morinaga lo llamó, y al notar que lo perdía lo dio vuelta, saliendo de él lo que le provocó un poco de dolor y que un montón de semen se escurriera del trasero de senpai hacia el colchón, Morinaga cogió su cuerpo y senpai se dejó llevar como el muñeco de trapo que se sentía, cayendo a un costado según la mano cansada de Morinaga que lo empujaba – no… - Morinaga un poco mareado a su vez, se puso otra vez sobre senpai, y sin pensar demasiado lo volvió a penetrar con su pene no erecto sino hinchado, sintió dolor – ugh! – no sabía por qué creía en ese momento que “así” podía mantenerlo despierto, tal vez, el haber tenido sexo tan duro lo había descolocado un poco en ese momento, sin poder pensar nada más que eso: sexo como solución a todo.
- Nnn! Nnn… - senpai apretó sus parpados en sus ojos cerrados, y a la segunda embestida violenta pudo abrirlos – ah…
- No te vayas… quédate… - suspiraba Morinaga, besando y paseando su lengua por los labios de senpai, forzándose a sí mismo a envestirlo nuevamente, pero éstas eran débiles y senpai no podía mantenerse despierto.
- Ah… ah… - al dar la cuarta embestida Morinaga se inclinó forzosamente hacia arriba buscando ayuda para embestir más fuerte, y senpai abrió los ojos un poco más, pero no podía fijar su mirada, casi veía borroso, pero en su mente agónica sabía que Morinaga estaba sobre él, manteniéndolo despierto con embestidas débiles y dolorosas – Mori…naga… - sin verlo lo llamó, sin moverse lo llamó.
- Uhg… senpai… - decía tan suplicante, tratando de seguir embistiéndolo pero ya no podía más, él mismo pronto se desfallecería.
Y senpai con sus últimas fuerzas, puso sus manos en la cintura de Morinaga ya que no podía llegar más arriba aunque lo quisiera, y apretó sus dedos débilmente en su piel – Morinaga… - y tras llamarlo una última vez se desfalleció.
- no… no te vayas… - de pronto otra vez lagrimas volvieron a los ojos de Morinaga – no te vayas… - y aún dentro de senpai, lo abrazó con sus ultimas fuerzas, durmiéndose a su vez aferrado y dentro de él.
CONTINAURÁ.
Comentarios, sean quejas o ánimos a: shicakane@hotmail.com
Me es importante saber si no me estoy pasando demasiado, aunque odiaría limitarme u.u.