Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

sábado, 19 de febrero de 2011

Cap 9: fanfic de The Tyrant Who Fall In Love / Koi suru boukun

NOTA: super hard lemon hiper druper xDDD, espero que no me maten por este cap. Antes de que lo lean quiero aclarar que puede ser demasiado fuerte para algunas personas (11 paginas de puro sexo duro y hasta cruel), también por supuesto tiene esas cosas dulces y tristes que me gustan, la verdad, para mi todo es parte de todo (no es redundante fundamento!!). En fin, espero que les guste y que me escriban sus comentarios, sean quejas, criticas, como ánimos. Ah! por último, aclarar que el “rasgamiento” llegando a provocar una hemorragia de la zona anal, es más probable que ocurra si se realiza una penetración forzosa y de “una vez” sin preparación, en el caso de este cap, si bien la penetración es brusca y profunda, senpai fue preparado de cierta manera (además de estar su cuero acostumbrado xD), solo sangra un poco al principio por razones explicadas en el cap anterior (las pequeñas heridas del encuentro pasado), no es dudoso del todo sin embargo, pensar que senpai pudo sangrar en este fic, pero nunca demasiado como se puede creer! (no a lo maden rose xD, donde fue de una). En fin, dicho nada más, léanlo las que en verdad crean que no se espantarán a morir.
Morinaga se inclinó, aún con su pene dentro de senpai, él cual al sentir sus manos apoyarse a los costados de su cabeza abrió los ojos para verlo con mirada adolorida y cansada, y el miedo tras ella.
Morinaga seguía con su mirada sentenciadora.
- no creas que hemos terminado…
- ……- y senpai lo sabía, y lo aceptó aun si estaba aterrado por lo que vendría.
Cap 9: Furia que destruye a dos.
Senpai comenzó a temblar, Morinaga agudizó su mirada al ver su reacción ¿no tratará de detenerlo? ¿Aceptará su violencia? Se sintió más furioso al pensarlo, senpai se dejaba violar en forma de castigo, era eso o aceptar sus sentimientos, y había escogido la más cobardes de ambas, poniéndose en posición de victima para no reconocer nada… nada.
- ….! – Morinaga se inclinó rápidamente y de una vez volvió a coger el pene de senpai, que no estaba erecto sino hinchado por la tortura anterior, completamente sensible y palpitante. Senpai contrajo las piernas.
- Ah! Ay! Qu- - no se atrevió a preguntar.
- Otra vez…
- … - esta vez senpai comprendió de inmediato a lo que se refería Morinaga - … n-no puedo… - trató de echarse hacia atrás pero no pudo, estaba sujetado fuertemente de su pene; a pesar de haber aceptado el trato violento de Mori, no pudo evitar el acto instintivo de huir ante esos ojos.
- Yo haré que puedas – dijo secamente, se enderezó más hundiendo más sus caderas en las de senpai al hacerlo.
- Nn! – otro brinco, y otra vez se paralizó aterrado.
- Acaso no lo sabes? Yo puedo hacer que te corras… - sus ojos brillaron más – aún si no quieres hacerlo…
- ….! – y se aterró más pues sabía que eso era verdad.
Morinaga apretó más el pene de senpai mientras tensaba su mandíbula.
- ahh! N-no! ah… no puedo!... no tan pronto… - senpai apretó las sabanas, sin atreverse a detener las manos de Morinaga.
- sí podrás, ya veras.- susurró éste, sonriendo una mueca extraña a los ojos de senpai.
Entonces Morinaga bajó crudamente el prepucio del pene de senpai, estirándolo más de la cuenta dejando de ser placentero…
- ahh! Aouch! – los ojos de senpai comenzaron a brillar por pequeñas lagrimas contenidas.
Entonces Morinaga con su otra mano, cogió el glande hinchado del pene de senpai, completamente descubierto por haber estirado tanto el prepucio de su largo. Senpai dio un brinco acompañado de un pequeño quejido.
- aquí… así, es como te vuelves loco, lo sé… - los susurros de Morinaga se endurecieron más en su tono – te mostraré.
- …..!! – la respiración de senpai se agitó, su cara se inclinó a un lado, pero sin dejar de ver los ojos furiosos de Mori aún si deseaba hacerlo.
Y éste, también viéndolo a los ojos, absorbiendo su desesperación, comenzó a masajear fuertemente en glande de senpai, humedeciendo su mano con el semen recién expulsado. Mientras su otra mano removía su prepucio estirándolo más allá de su límite.
- ahhh!! Ayyy!! Nooo!! – senpai comenzó a patalear, y sus manos apretaron más las sabanas ante ese placer agudo e intenso, tanto que era doloroso, como si quemara, como si su pene estuviera siendo derretido – duele! Dios! Ahhgg!! – se contrajo hacia delante y sus manos, sin pensarlo, trataron débilmente de parar las manos de Morinaga, pero éstas estaban débiles, el placer y el dolor lo debitaban del todo.
- Quítalas… o… - lo miró con una furia potente, y senpai, con los dientes temblando quitó sus manos igualmente temblorosas… “no quiero esto, no quiero esto…”.
Morinaga continuó masajeando con violencia el pene sensible de senpai, que respiraba entrecortadamente, gimiendo de forma llorosa.
Miró el techo, sus ojos se enfriaban por dentro por sus lagrimas contenidas, apretó más las sabanas… quería suplicar, quería decirle a Morinaga tantas cosas pero no sabía cuales.
- puedo hacerte correr cuando yo quiera…. – susurró Morinaga ante la pasividad de senpai, abusándolo más por ello – puedo hacerlo ahora mismo...
Senpai entonces lo miró a los ojos, aterrado, justo como Mori quería.
- o dentro de una hora si me da la gana… - volvió esa sonrisa.
- ……. Morinaga… - y cayó esa lagrima contenida.
- … senpai…. – esa lagrima ilumino un poco la conciencia de Morinaga, pero su furia era demasiado grande - ….
Y junto con acelerar ese mensaje torturador, comenzó a embestirlo con fuerza, cerrado los ojos por momentos, como si se arrepintiera de esa visión que el mismo causaba: un senpai retorciéndose, que otra vez con patética debilidad trataba de detener sus manos a pesar de las amenazas, un senpai que lanzaba gritos desgarradores…
- AAAAHHGGGGG!!!! NOO!! DIOS NO!! AYY!!!
Pero Morinaga no se detenía, abrió los ojos, mirándolo con extraña furia y tristeza, presionó el agujero del pene de senpai con su pulgar, fuertemente, causándole un nuevo grado de dolor que creía ya no poder alcanzar.
- NNN!!!! – sus pataletas eran desesperadas.
- ¡Puedo hacerte correr aunque tu no quieras! ¡No lo olvides! – su voz era acelerada, con gemidos entrecortados, a él también le dolía su pene al ser apretado tanto por el trasero de senpai, que ante ese dolor se tensaba como nunca antes lo había hecho.
Gritos, gritos y más gritos, manotazos y pataleo sin dirección solo con el ánimo de liberar la desesperación de senpai, esa era la visión de Morinaga, que como nunca le había pasado sentía completamente confundidos sus sentimientos, siempre había tenido claro que amaba a ese hombre, pero ahora… ahora quería lastimarlo, aunque lo siguiera amando, porque no podía negar eso, lo amaba, pero a la vez… quería aniquilarlo, es posible sentir así?
Y como bien había dicho Morinaga, senpai se fue acercando al orgasmo… lo sintió y se aterró por eso “por qué? Cómo es posible…?” su mente podía razonar desordenadamente ante el impacto de la escena “si me duele tanto… si no quiero hacerlo…” comenzó a arañar las manos de Morinaga, inclinándose un poco hacia delante, maniobra brusca pero que pudo hacer ante la sensación tan potente. Miraba su propio pene siendo masturbado con tanta violencia como si fuera algo irreal, veía sus manos arañando las de Morinaga, su propio liquido manchando las de ambos, pero el dolor y el placer cargado debían ser reales, los sentía demasiado fuerte…
- no… no… - su tono de voz bajó, ya se acercaba el orgasmo e iba a ser peor que el anterior - …..!!! – siquiera pudo sentir sus lagrimas recorriéndole las mejillas ante esa visión irreal que estaba ante sus ojos… pero cuando vio gotas de semen salpicar entre sus manos y las suyas propias, acompañadas de esa sensación inconfundible se dio cuenta que todo era real, se estaba corriendo a pesar de ese horrible dolor, en las manos de Morinaga que se lo provocaba – NOOOO! NOOO! – el orgasmo lo aniquilaba como ninguno antes lo había hecho, senpai se echó hacia atrás entre gritos, y puso sus manos manchadas de semen en su cara, mientras convulsionaba.
Por su parte Morinaga seguía masturbando ese pobre pene, procurando que se siguiera corriendo, lo cual hizo, hasta la última gota de forma dolorosa. Mori absorbía esa imagen con un sentimiento extraño en el pecho, el deseo de continuar, continuar y continuar… no era que no sintiera culpa, era simplemente que quería continuar a pesar de la culpa, como si se castigara a sí mismo también con esa tortura. Era extraño.
De las pataletas y manotazos, senpai llegó a quedar otra vez completamente tirado en la cama, con sus manos en la cara, sollozando, y Mori aún sin correrse pero cerca de hacerlo, volvió a inclinarse hacia él.
- … senpai… - lo llamó como siempre lo hace, dulcemente, a pesar del contexto, a pesar de sus sentimientos malignos. Pero senpai no contestó, no podía.
- …hic…hic… - solo respiraba agitado, tiritando.
Morinaga cogió sus muñecas que no se resistieron, descubriendo el rostro lloroso de senpai, húmedo de lágrimas y sudor, su mirada estaba perdida.
- Senpai… - y volvió a poner sus muñecas contra el colchón, esta vez sujetando cada muñeca con cada una de sus manos. Senpai seguía sin resistirse, a pesar de que ya estaba menos aturdido por el orgasmo, aunque aún este se palpaba en su cuerpo.
Morinaga volvió a sonreírle, pero esta vez su sonrisa no era TAN maligna, pero senpai no pudo percatarse, él simplemente no pensaba en nada.
Entonces Morinaga otra vez comenzó a embestirlo, de la nada, con fuerza buscando su orgasmo, sabiendo la debilidad y la sensibilidad que experimentaba el cuerpo de senpai, sabiéndolo todo, él lo hizo.
- ah! Ah! No! ah! – su cuerpo sensible y manchado se contrajo solo un poco, estaba agotado pero gemía con fuerza. Su mirada volvió a perderse en el techo, y pudo sentir sus lagrimas enfriarse ahora en su cara. Pero de pronto, ante su visión y ese placer extraño se cruzó el rostro de Morinaga, poniéndose frente a él que lo miraba sonrojado y sudado victima de su propio orgasmo venidero.
- …Senpai…mmm!...
- ah… ah… - senpai respiraba agitado entre gemidos, quiso alcanzar ese rostro que al fin se vio más gentil, dulce, más… enamorado. Pero sus manos estaban apresadas por las de Morinaga desde las muñecas, por dentro deseó que trenzara sus manos con las suyas…
- Ah! Senpai! – Morinaga cerró los ojos, y comenzó a golpear sus caderas más fuertemente, hundiendo la cadera de senpai en el colchón y levantando su cuerpo por la fuerza impuesta- Nn!! Nnh!!
- Ah! Ah! – senpai lo seguía mirando, cansado, agotado, sintiendo un placer extraño…
Y Morinaga se corrió, senpai lo sintió por dentro y lo vio en ese rostro sonrojado que apretó fuerte sus parpados y sus dientes en su boca semiabierta. Una gota de su sudor cayó en su mejilla, él pestañó al sentirla.
Al momento Morinaga cayó pesadamente sobre senpai, agitado y sudoroso, con los ojos cerrados y su mentón posado en su hombro, su agarre se había aflojado.
Mientras, el rostro de senpai estaba relajado, agotado, e inerte… pero al sentir ese otro cuerpo al fin apegarse al suyo, sin pensar aún y solo con deseos de un contacto más dulce como no había tenido en toda esa velada, volteó un poco su rostro hacía al de Morinaga, uniendo su mejilla con la suya. Senpai podía oír su respiración agitadísima y evidenciarla por el movimiento acelerado de su torso sobre el suyo, le gustó sentir el agotamiento de ese otro cuerpo, ya que inconcientemente (e inocentemente) pensó que si Morinaga estaba agotado podía ser tierno como siempre lo era, y con ese pensamiento apegó más su mejilla a la de él a la vez que, aún sin pensarlo claramente, deslizaba sus manos a las suyas, trenzando sus dedos con los de él como había deseado en todo ese momento.
Morinaga solo reaccionó al sentir esos dedos en los suyos, ese agarre débil, pues antes estaba todavía con efectos de su propio orgasmo doloroso. Abrió los ojos, levantó un poco su cabeza y notó que había manchado de saliva el hombro de senpai, a ninguno le importó. Se miraron aún sin tenerse cara a cara, solo de lado, los ojos de senpai tenían una pizca de súplica entre su cansancio, y los de Morinaga aún mostraban una pasión recelosa, pero brillaban a su vez con algo de ternura aunque éste no lo deseara.
En esos ojos senpai volvió a perderse, y cerrando los propios se inclinó a su boca besándolo, solo presionando sus labios contra los de Morinaga, sin siquiera abrir la boca, solo simple presión tímida, y Morinaga no pudo rechazarlo, apretó a su vez las manos que aferraban con debilidad las suyas y cerró los ojos en ese beso, pero él sí abrió su boca, y su lengua con pasión atacó la de senpai, el que la recibió obediente, entreabriendo los ojos, mirando el rostro de Mori sonrojado, de ojos cerrados y respiración acelerada, senpai se sentía feliz de que al fin él lo besara porque sabe que no puede ser cruel en sus besos, siempre son con ternura aunque su pasión puede confundirse con brusquedad, siempre, siempre hay dulzura en ellos “no, él no puede odiarme…” pasó como una sombra por su mente al momento que volvía a cerrar sus ojos.
Pero apretó sus parpados nuevamente al sentir otra vez envestidas por parte de Morinaga, éstas eran más débiles que las anteriores, pero profundas y su lentitud era igualmente (tortuosamente) placenteras, ambos penes adoloridos eran forzados por el mismo Morinaga a seguir sintiendo más sensaciones, forzaba el propio en esas envestidas profundas, y a la vez el de senpai en ese rose y presión de su vientre contra su miembro, logrando el efecto de que comenzara a reaccionar, ya no estaba simplemente hinchado sino que había comenzado a endurecerse lentamente.
- ah… ah… - sus gemidos eran igualmente lentos y arrastrados entre los besos ya húmedos de Morinaga.
Éste último ya casi había olvidado su furia, que solo se mantenía en una dosis baja en su cuerpo, aún deseoso de torturar a ese otro debajo de él, aún deseoso de sobrecargarlo de placer hasta que le doliera, de causar que se retorciera y convulsionara, y por eso, a medida que el pene de Morinaga se endurecía fue acelerando la fuerza de sus embestidas, mientras por momentos dejaba la boca de senpai para lamer su mentón y cuello, entre besos y chupones que cada vez aumentaban su fuerza.
- ah! Ah! Ah! – senpai ya gemía vivamente con su pene casi erecto del todo, se estaba sumiendo en el placer de manera relajada por primera vez en esa velada; la crueldad y frialdad que antes había mostrado Morinaga (y que mostraba un poco ahora en sus embestidas bruscas) lo hacía desear muchísimo su dulzura y ternura de siempre, y sin darse cuenta lo buscaba en sus besos, sin dejar que Morinaga apartara los labios de él, siguiendo con su cabeza cada movimiento de la cabeza de Morinaga, y aunque éste se apartaba para besar su cuello o su pecho, senpai volvía a buscarlo levantando su rostro, juntando otra vez sus labios con los de su ayudante, con una mirada sumergida del todo en sensaciones ahora más agradables.
Tal vez era por el horrible agotamiento que tenía senpai, o tal vez la anterior violencia había “domado” su espíritu orgulloso, pero dejó de resistirse del todo a pesar de las envestidas violentas, relajó sus piernas que estaban tensas a duras penas, abriéndolas completamente, y sin parar de besar a Morinaga….
- …Morinaga… - lo llamo suplicante, deseando su ternura.
- ……. – solo una respiración agitada era la respuesta de éste que ante el llamado se acordó de su anterior furia, viendo en esos ojos suplicantes todo lo que odiaba: la cobardía de ese hombre, su entupido orgullo y su comportamiento esquizofrénico: poner esos ojos ahora… “y después mirarme con espanto y hasta asco”.
Tragó saliva, quería seguir con su cruel decisión de aniquilar a senpai, de hacerlo sufrir ahora mismo…; apretó el garre de sus manos. Pero no podía, al menos ya no más en esa velada, no del todo. Lo amaba, esa mirada de senpai le causaba furia pero también lo desgarraba por dentro, como antes… haciéndolo sufrir, sentirse débil y víctima (ya no verdugo) de ese hombre.
Las envestidas se detuvieron súbitamente, senpai abrió más sus ojos cansados y lo miró confundido, pero tras ver los ojos de su ayudante, se abrieron más. Sus ojos otra vez se veían fríos y malignos, pero ahora podía verse en ellos también un dejo de tristeza.
- Mori…
- *susurro*
- eh?... – senpai no puedo oírlo, y con miedo volvió a mirarlo, apretando el agarre de sus manos por su parte, como si con ese acto quisiera mantener junto a él al Morinaga dulce que apenas pudo recuperar unos momentos.
- … tiene que dolerte… - susurró otra vez Morinaga, sus cejas se contrajeron como si sufriera. Su rostro era tan contradictorio, a su vez podía ver el amor detrás de esa mirada, pero también su odio en esa mandíbula apretada con furia.
Morinaga apartó sus manos del agarré de senpai, que vio esos dedos alejarse de los suyos como en cámara lenta, como si de verdad significara que ese dulce Morinaga se alejaba volviendo ese frió y violento sujeto, pero no se atrevió a moverse, estaba cansado y excitado, y ahora asustado, nunca pensó que podría estar así alguna vez.
De pronto Morinaga se inclinó hacia arriba, lentamente, sentenciadoramente, penetrando más con esto al senpai que dio un brinco pero que lo siguió mirando atento a su próximo movimiento, en esa tonta acción de querer ver lo que te harán sabiendo lo doloroso que puede ser, como cuando te inyectan una aguja en el brazo y no puedes dejar de verlo a pesar del miedo.
Morinaga parecía más grande (o es que senpai se hundió más en el colchón?) pudo ver así como uno de los brazos del menor se estiró sobre su cabeza, apoyándose con su mano fuertemente en la marquesa causando un sonido de golpe contra la madera, senpai pudo intuir, mas no pensar, lo que significaba ese acto. Y después que el otro brazo hiciera el mismo movimiento al otro lado sobre su cabeza senpai comenzó a temblar y su cara se contrajo.
- no! NO! – de inmediato sus manos, que habían estado inmóviles por el miedo de enfadar más a Morinaga empujaron con fuerza su pecho, pero Morinaga ya estaba bien sujeto a la marquesa, sin cambiar su expresión sentenciadora.
- Tiene que doler… - repitió frió, pero sus ojos se achicaron un momento, como si esa sentencia también le causara dolor.
Senpai lo miró con pánico, abriendo los ojos del todo, ahora comenzó a patalear mientras volvía a empujar el pecho de Morinaga, pero era inútil, y finalmente ante la desesperación, como un reflejo que no cambia nada, sostuvo las muñecas de Mori con sus manos apretándolas desesperado.
De inmediato, lo que ambos sabían que significaba lo hecho por Morinaga, comenzó. Fuertes envestidas, hasta lo más profundo de senpai comenzaron a atacarlo, con la ayuda de los brazos de Morinaga que sostenido de la marquesa empujaba con movimientos destructivos la cadera de senpai que se hundía del todo en el colchón, sin siquiera elevarse hacia arriba por esos golpes.
La primera envestida fue como un golpe, la sorpresa de ese dolor lo perturbó, siquiera grito, ya el segundo y el tercero comenzó con sus gritos desgarradores pues desgarrado se sentía, y después, los siguientes trató de escapar, pataleando, dejando las muñecas de Morinaga para arañar toda la piel de su pecho como animalillo angustiado por huir, que es lo que era en ese momento.
- AAAAHHHHGGGGG!!!! – sus gritos eran desesperados, ni siquiera podía llorar, su pene que estaba erecto disminuyó su tamaña, no sabía si sentía placer, solo sabía que eso era tan fuerte que dolía.
Mientras, el mismo Morinaga no podía pensar a su vez, estirando su cuello hacia arriba solo se obligaba a sí mismo a penetrar fuertemente con su pene aún sensible a su senpai. Apretaba sus parpados en sus ojos, y se mordió el labio inferior causando una herida que sangró un tanto, pero no importaba ningún dolor, siquiera el de su pene sensible e hinchado, éste fue dejado a un segundo plano pues ese vaivén de dolor y placer, y la misma fuerza aplicada en ello, hacía que a su vez no pudiera parar.
- ahhgg… arf… agh… uhg!... uhg! – a medida que los números de las embestidas destructivas aumentaban (y su ritmo), senpai dejó de dar gritos, y ahora solo gemía de forma agónica, sus brazos dejaron de lanzar manotazos, y sus manos se incrustaron con debilidad en cada hombro de Morinaga. Ahora podía sollozar.
- …. – Morinaga se preocupó, sabía que ya era demasiado pero no podía detenerse, bajó su cabeza buscando la del senpai, pero esta estaba prácticamente tirada hacía un costado de Mori, por lo que no pudo alcanzar su cara con sus labios como quería. Solo le quedó besar su cabello y llamarlo – senpai… senpai…
- … uhg!… uhg!… - las embestidas no bajaban su intensidad, y las piernas de senpai convulsionaban por los golpes. A lo lejos pudo oír el llamado de Morinaga, su voz era tierna y dulce, y buscó sus labios siguiendo esa voz, era la voz de su Morinaga suave y tierno, y como si no fuera el mismo que lo estaba aniquilando, lo abrazó y comenzó a besar, buscando consuelo en la misma persona que lo violaba salvajemente.
- …mm…. – más y más besos, lamiendo su mentón, recogiendo al saliva de senpai que se escapaba por su boca al no poder cerrarla por sus gritos. Morinaga entreabrió los ojos, vio a un senpai completamente fuera de sí, si se alejaba un poco de su boca senpai dejaba su lengua afuera, como si siquiera tuviera fuerzas de cerrar su propia boca; y como si esa imagen agónica de senpai lloroso lo animara, Morinaga embistió más fuerte sujetado de la marquesa. Estas embestidas tenían que ser con más lentitud, pues Morinaga prácticamente debía tomar aire antes de hacer cada una, aguantando la respiración en el momento que penetraba y soltándola pesadamente cuando llegaba a lo más profundo y se mantenía ahí un momento, hasta repetirlo todo otra vez. Senpai por su parte, parecía también aguantar la respiración pero cuando Mori llegaba a lo más profundo, apretando sus dientes y los parpados de sus ojos; sus gritos entonces comenzaron a ser desordenados, daba gemidos agónicos sin importar el momento de la embestida, era como un sollozo sin orden, simplemente lanzado de forma angustiosa.
Morinaga era el más lucido de los dos, y pudo notar que senpai dejó caer sus brazos al colchón, ya siquiera podía sujetarse de sus hombros, ante esto Morinaga, comprendiendo su agonía (sexual?) pero sin querer detenerla, lamió sus lagrimas de su cara a modo de pobre consuelo, y senpai respondió como un animalito otra vez, estirando su lengua, buscando la de Morinaga.
Con la lengua de senpai por su cara, y su cuerpo tirado en el colchón, preso de temblores y espasmos cada cierto tiempo, Morinaga se sintió como un verdadero animal destruyendo a otro, su pene se endureció lo que faltaba para su eyaculación, y sintiéndola cerca, y con esfuerzo solo alcanzable en su clímax, con una de sus manos cogió el pene de senpai, aún teniendo su otra mano en la marquesa, su pene estaba duro y húmedo por sus dos corridas pasadas y por la venidera, Morinaga lo apretó y comenzó a masturbar de forma frenética, sintió una lagrima correr por su propia mejilla.
- ah! ah! No! No! – senpai contrajo su cuerpo y comenzó a reaccionar un poco, sus manos se movieron en el aire como sus piernas pero sin ningún orden ni lógica – ahg… ahg… no! ay! Ay! Uhgnn! Uhgnn! – no detenía el tacto de Morinaga, solo era su víctima, pero al sentir que un nuevo aniquilador orgasmo (pueden haber más? xD) venía despertó más su conciencia – no… mi… mi estomago! – Morinaga no hizo caso (no podía) pero por experiencia sabía que muchas envestidas y más si son tan fuertes, podían hacer doler el estomago por los golpes internos, además que los brincos prolongados de las mismas embestidas revolvían el estomago causando incluso nauseas. No dijo nada, pareciale más excitante ese senpai entre más destruido estaba – uhg!! Uhg!!! – y por fin éste lo abrazó y de forma inesperada para Morinaga comenzó a besarlo de forma frenética, escurriendo saliva por sus besos, senpai estaba casi demente otra vez y ninguna parte de su cuerpo se movía con conciencia.
Morinaga en su boca desordenada se sintió demente a su vez, senpai había abierto su herida en su labio y nueva sangre hubo en su boca, el mayor al sentirla abrió los ojos por inercia y vio los de su ayudante, por fin pudo ver lo que tanto había deseado en ellos ese día “amor…”, Morinaga lo veía con ojos brillantes, sin saber por qué había comenzado a sollozar en medio de ese clímax, apretó más el pene de senpai sin saber tampoco por qué y éste se contrajo otra vez pero no perdió su mirada.
Ya venía, se acercaba, y ahora los dos morirían en él.
Ambos gemían con dolor y locura, se estaban comiendo vivos y lo sabían, ambos querían destruirse en ese acto, aniquilarse mutuamente, sabían que se matarían ahí mismo y lo deseaban.
- ahhhggg!! – Morinaga se contrajo y comenzó nuevas embestidas profundas y rápidas.
- AHHGGG! – un grito más fuerte soltaba senpai que puso uno de sus brazos rodeándose el estomago, podía sentir el pene de Morinaga hinchándolo por dentro y como se movía. Su otro brazo por mientas apretaba el cabello de Morinaga con sus dedos.
Y se murieron.
Senpai se contrajo una última vez estirándose y convulsionando, gritando, pataleando y sollozando, mientras que Morinaga se estiraba hacia arriba lanzando un grito que hizo que le doliera la garganta. Para al fin volver a caer al colchón, cayendo así su mano de la marquesa quedando tiraba entre las frazadas. Pero no cayó sobre senpai, solo sus caderas habían permanecido juntas, senpai, aún sintiendo el orgasmo, se había retorcido de tal manera que ahora estaba doblado bajo de Mori abrazándole su estomago mientras tenía espasmos con sus ojos cerrados y apretados, como también su mandíbula paralizada.
- …arf… arf… - Morinaga aún con su orgasmo en el cuerpo, se puso detrás de senpai aún estando dentro de él, y con uno de sus brazos manchados de sudor y semen lo cogió por su pecho arrastrándolo con facilidad, apegando su pecho a su espalda.
- Nn….nn… - senpai gemía por lo bajo, no se dormía por la simple razón del dolor que sentía tanto por dentro como por fuera, y Morinaga sabiéndolo y sin sentir culpa por ello, comenzó a lamer su mejilla desde atrás, mientras lo abrazaba y hundía otra vez su pene, solo hinchado ahora, dentro de senpai. – ahh! Ah…
- Ah… no… no te duermas…. – susurró cansado Morinaga.
- Ah… …. – su cuerpo se sentía pesado, y sus manos cayeron de su vientre al colchón, estaba hecho nada, se sentía como un muñeco de trapo que han estrujado con violencia durante horas, tal vez lo hicieron?
- …Ni se te ocurra… dormirte… - ahora su voz sonaba un poco amenazante a pesar de estar tan cansada como la de senpai.
- … ah… - senpai no oía, pero en ese abrazo se sintió más seguro, consolándose a sí mismo lo aniquilado que estaba, sentía una extraña desesperación por dentro, como si el tener sexo tan fuertemente significara quedar angustiado después, como con la desesperación pegada en el cuerpo aún después de terminar.
- No… no te duermas… quédate conmigo… - ahora contradictoriamente la voz de Morinaga sonaba a súplica, pero senpai casi no podía oírla, estaba cayendo en un desmayo, la habitación le daba vueltas perdiendo la noción de cual era el techo y cual era el piso.
- …ey… - Morinaga lo llamó, y al notar que lo perdía lo dio vuelta, saliendo de él lo que le provocó un poco de dolor y que un montón de semen se escurriera del trasero de senpai hacia el colchón, Morinaga cogió su cuerpo y senpai se dejó llevar como el muñeco de trapo que se sentía, cayendo a un costado según la mano cansada de Morinaga que lo empujaba – no… - Morinaga un poco mareado a su vez, se puso otra vez sobre senpai, y sin pensar demasiado lo volvió a penetrar con su pene no erecto sino hinchado, sintió dolor – ugh! – no sabía por qué creía en ese momento que “así” podía mantenerlo despierto, tal vez, el haber tenido sexo tan duro lo había descolocado un poco en ese momento, sin poder pensar nada más que eso: sexo como solución a todo.
- Nnn! Nnn… - senpai apretó sus parpados en sus ojos cerrados, y a la segunda embestida violenta pudo abrirlos – ah…
- No te vayas… quédate… - suspiraba Morinaga, besando y paseando su lengua por los labios de senpai, forzándose a sí mismo a envestirlo nuevamente, pero éstas eran débiles y senpai no podía mantenerse despierto.
- Ah… ah… - al dar la cuarta embestida Morinaga se inclinó forzosamente hacia arriba buscando ayuda para embestir más fuerte, y senpai abrió los ojos un poco más, pero no podía fijar su mirada, casi veía borroso, pero en su mente agónica sabía que Morinaga estaba sobre él, manteniéndolo despierto con embestidas débiles y dolorosas – Mori…naga… - sin verlo lo llamó, sin moverse lo llamó.
- Uhg… senpai… - decía tan suplicante, tratando de seguir embistiéndolo pero ya no podía más, él mismo pronto se desfallecería.
Y senpai con sus últimas fuerzas, puso sus manos en la cintura de Morinaga ya que no podía llegar más arriba aunque lo quisiera, y apretó sus dedos débilmente en su piel – Morinaga… - y tras llamarlo una última vez se desfalleció.
- no… no te vayas… - de pronto otra vez lagrimas volvieron a los ojos de Morinaga – no te vayas… - y aún dentro de senpai, lo abrazó con sus ultimas fuerzas, durmiéndose a su vez aferrado y dentro de él.
CONTINAURÁ.
Comentarios, sean quejas o ánimos a: shicakane@hotmail.com
Me es importante saber si no me estoy pasando demasiado, aunque odiaría limitarme u.u.

domingo, 13 de febrero de 2011

Fanfic de Inuyasha: SesshomaruXlin - One shot -

Y bueno, este fic era para el concurso del evento al que fui, pero como nadie más concursó lo cancelaron y no quedó en nada xDDD, mal! pero bueno, me hicieron una mension onorifica y dijeron que me salió muy bueno (alago de consuelo ¬¬), aquí está de todas maneras el fic, espero que les guste y saben, comentarios a: shicakane@hotmail.com
Fanfic: “Para la próxima vez”
Autora: MaFeR.
Temática: Drama, con algo de estupro n.nU
Serie: Inuyasha.
Pareja: SesshomaruXLin.
“Tal parece que su cuerpo siempre será pequeño…” pensaba Sesshomaru, sentado a los pies de un árbol en el cual apoyaba su espalda mientras miraba a una Lin recoger flores a la distancia, la verdad, ella ya no era pequeña, habían pasado varios años desde que la “recogió” y ya tenía 14 años de edad, pero esto no podía saberlo Sesshomaru, él solo esperaba ver cuanto había crecido Lin según como su cuerpo cambiaba, pero su cuerpo, ante sus ojos, siempre seguía siendo pequeño…
- Sessoumaru-sama, mire! Que lindas! – se acercaba corriendo con aire infantil y delicado, y con muchas flores en sus brazos, pequeñas amarillas, blancas y violetas “como ella...”.
Las puso en el suelo, Lin se sentó al lado del demonio y con extrema soltura y ternura, comenzó a cortarle los tallos y a posar algunas sobre las piernas de ambos. Sesshomaru no se movió ni dijo nada, solo la miraba, y la joven ya acostumbrada a esto no se sintió inquieta, después de todo, Sessomaru era todo para ella, no le temía.
- esta es preciosa! Me la pondré en el pelo – colocó una flor color rosa clara en su cabello, mientras los ojos de Shesshomaru se afinaron, absorbiendo esta imagen.
- Lin… - susurró con su voz tranquila pero penetrante.
- Hai? – preguntó con inocencia y felicidad.
- Eres mía Lin, que no se te olvide.
- …. – la joven lo miró con algo de asombro al principio, pero se calmaron sus ojos al momento, y soltó una sonrisa tierna, la verdad no había dicho nada que no supiera – hai! – sin comprender del todo lo que significaban esas palabras, la niña las aceptaba del todo.
- ….. – Sesshomaru continuó con su mirada profunda, como si con eso rectificara sus palabras, solo él tenía derecho a mirarla, y solo a él Lin se le acercaría con su extrema pureza e inocencia, así la crió, así la creo.
- Jejeje, es como una lluvia de flores! –Lin arrojó las flores ya sin tallos por los aires, y cayeron sobre ella adornándola. Sesshomaru fijó su mirada ahora en la que había puesto en su pelo, alargo su brazo lentamente, Lin al ver que Sesshomaru se movía permaneció quieta, pues no estaba acostumbrada que éste se hiciera movimientos cuando ella estaba junto a él; lentamente Sesshomaru cogió la flor del cabello de Lin apretándola con su mano rompiéndola, y se la llevó a la boca, no se sabía si la olía, o la saboreaba con sus labios. Lin seguía sonriendo, pero algún bajo instinto de su edad sospechaba que había en aquel acto algo lejos de la inocencia y dulzura que conocía hasta entonces.
Sesshomaru dejó caer la flor destrozada al césped, Lin comprendió entonces, que su Amo podía ser tan celoso y posesivo, incluso con una pequeña flor…
Siguió jugando con las flores, pero no se puso ninguna más en el cabello. No estaba asustada, pero por dentro, como una sombra, era conciente que algún día, Sesshomaru, su Amo, su protector, iba a destrozarla como a esa flor, cumpliendo sus palabras, tomando lo que era suyo hasta destruirlo.
Por su parte, en la mente se Sesshomaru no existían ni sombras ni inconciencias, todo estaba en completo equilibrio entre sus deseos y sus acciones, si deseaba algo, lo hacía, nada lo detenía, cada pensamiento era como una realidad, si él deseaba que Lin fuera suya, ella ya era suya al momento de pensarlo.
Pero había una sola cosa en que Sesshomaru se limitaba a sí mismo, y era en devorar a Lin, él como demonio tenía ese deseo, comer a esa pequeña joven, tan pura e inocente era algo que deseaba con fuerza, pero no lo hacía… la única cosa que deseaba y no hacía al momento… y la razón era, que si devoraba a Lin no la vería nuca más correr a su lado, recoger flores ni reír. Solo por eso la mantenía con vida, porque el ver a un animalito tan pequeño y débil venir por sí mismo ante él, un demonio que puede comerlo tan rápidamente y con tanta facilidad, era casi tan placentero como cazarlo absorbiendo su miedo, su horror y pánico. El ver a Lin venir hacia él con una sonrisa, por sí misma, era tan delicioso como eso, tal vez incluso más.
- Lin, ven. – la llamó.
- Hai. – Lin dejó sus flores y se acercó a Sesshomaru, sin miedo.
Él levantó otra vez su brazo y cogió el delgado cuerpo desde su espalda elevándolo, la niña relajó su cuerpo, dejándose llevar, completamente entregada desde siempre; sintió los dientes de su Amo en su cuello y apretó los dientes tensándose.
- nn! – luego sintió la lengua del demonio saborear su cuello, y algún vestigio de sangre. Y ella siguió quieta, con los brazos caídos, y su cabeza inclinada hacia un lado, facilitando el acto.
- “Al menos… un poco” – tras esto el demonio aspiró el aroma de los cabellos de Lin, llenándosele la boca de agua, pero podía controlarse a sí mismo y no destrozarla. La soltó, y Lin sonrió con dulzura, con sus manos en la rodilla de su amo.
Tarareó una canción de su infancia, cuya letra no recordaba, y adornó más las piernas de Sesshomaru con las flores.
“Solo no te devoro del todo… porque no podría volver a hacerlo después… solo para la “próxima vez”, sigues aquí”.
Y una cicatriz más adornó el cuerpo de Lin como muchas otras tendría en su vida, marcas cada vez más grandes y profundas, según su cuerpo resistiera a los ojos de Sesshomaru, marcas que mostraban que ella le pertenece y podía saborearla, consumirla a gusto.
Marcas que como una cuenta regresiva, significaban que llegaría el día en que la siguiente va a significar la última, pero ella lo acepta, él lo sabe, ahora ella sin entenderlo lo acepta, y en unos años comprendiéndolo también lo hará como algo natural. Ese es el deseo de Sesshomaru, para eso la tiene con sigo, para eso aún no la devora del todo, hasta esa última marca.

miércoles, 9 de febrero de 2011

Cap 8: fanfic de The Tyrant Who Fall In Love / Koi suru Boukun

Perdon por la demora! la verdd es que este capitulo no me convencia del todo, y auque estuvo terminado, se mantuvo guardado en mi pc sin publicar (incluso pensé en escribirlo otra vez) pero,
joder! me salieron 10 paginas, reescribirlo era doloroso T_T, hasta que le mandé el fanfic a uno de los seguidores de este fic y me dijo "sí, está bueno, SIGUELO!" muchas gracias a ella de mi parte, aunque, aun así, sé que habrá gent que me odiará un poco jeje, que sea lo que kami del yaoi quiero xp, ahí va:
CONTIENE LEMON.
Cap 8:
Si no podía comprender sus sentimientos ¿podría ser que éstos no eran verdaderos o demasiado fuertes? No era justo hacer sufrir a Morinaga así… por estar siempre confundido… por no ser claro ni con él ni consigo mismo mientras Morinaga se estaba desgarrando porque de verdad lo amaba.
“De verdad…” al fin, podía sentirlo y pensarlo a la vez, amor, amor de verdad, amor tan fuerte que llega a ser insano.
Y si era insano tanto para Morinaga y para él, acaso… senpai mismo no estaba siendo así? Insano? Loco? Destructor de sí mismo y de Morinaga…?
“entonces… yo también… como Morinaga….”
- promételo… - oyó un susurró como si fuera de lejos, estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no oyó a Morinaga – promételo – la voz era entrecortada, Morinaga había parado de llorar, pero los restos de llanto no lo dejaban respirar bien.
“prometer? Qué…” senpai comprendió, había estado tan confundido en todo ese momento que había olvidado lo que Morinaga le había pedido hace un momento.
- Morinaga! no! ya te dije…!
- No! promételo! – inesperadamente Morinaga volvió a mirarlo, ahora tenía una expresión de seriedad e impotencia que se contrastaban con los restos de lagrimas de su cara – promételo! Tienes que prometerlo! – puso sus manos en cada antebrazo de senpai apretándolo – debes prometerlo! Promételo! – ya sonaba a súplica.
- ……. – senpai estaba impactado, no sabía por qué pero no quería prometer algo como eso, en el fondo sabía que si lo hacía era como asegurar una posibilidad de que algo como eso podría ocurrir… - no… te he dicho que… - torpemente trababa de ordenar sus palabras.
- …. – Morinaga contrajo los labios y lo miró casi con odio y pena resignada, volvió a caer en el pecho de senpai, hundiéndose suavemente, sus manos en sus brazos se aflojaron – promételo… promételo… o yo… - respiró entrecortado, ya casi no podía llorar.
Senpai lo abrazó desperado, si existe algo en el mundo que puede destruirlo era ver a Morinaga sufriendo… así, tan desgarradoramente.
No aguantó más.
- Está bien! Está bien! Lo prometo! Lo prometo! Pero por favor… - y ahora él sonó a súplica – deja de llorar…!
Tras oír el “prometo” de senpai, Morinaga sintió como si cayera en un abismo, todo su pecho caía y no dejaba nada para él mismo. Se sintió sin fuerzas, no esperaba que algo que él mismo había pedido le doliera tanto una vez obtenido.
- …. – cerró los ojos fuertemente “….!” No podía siquiera pensar, lo único que tenía claro era que tenía que alejarse de ese hombre, que lo destruiría, que debía inventarse otra vida alejado de él, emigrar una vez más… pero ya no era como antes… él tenía ya su vida en ese lugar, no era fácil de dejar como en su adolescencia.
- Vete… - otro susurro.
- eh?
- Vete… - Morinaga se apartó, senpai no pudo ver su rostro, pero el sentir que ese cuerpo se alejaba de su tacto lo desesperó – yo… tengo cosas que hacer… tengo que estudiar, que hacer las cosas de la casa… - se levantó y se volteó – no tengo tiempo… para esto… no me hace bien.
Senpai se había sentado en la cama como si su cuerpo hubiera tenido el ánimo de seguir al cuerpo que se alejaba.
- …… - quería pensar lo que Morinaga había dicho, pero la angustia de ver todo desmoronado (sea lo que sea) no lo dejaba razonar solo angustiarse más.
- …. – Morinaga por su parte esperaba oír los pasos de senpai irse y la puerta cerrarse tras él, pero no los oía. Se angustiaba por su parte y tensó su cuerpo “vete! Vete! Vete!” apretó los parpados en sus ojos y los puños, ya estaba sintiendo ira, honesto odio contra ese hombre que no era siquiera lo suficientemente valiente para alejarse de él, para al menos dejarlo alejarse…
- Morinaga… - lo llamó suplicando senpai, sin moverse de la cama, no sabía qué decir más que llamarlo – Morinaga…
A los ojos de senpai no había reacción de Morinaga, pero no sabía que para éste en verdad cada llamado era como un cuchillo atravesándole el pecho. Morinaga ya temblaba “te odio! Maldita sea…” lo amaba tanto, tanto que podía decirlo amándolo a la vez.
Senpai se desesperó más. El llamar a Morinaga y que éste no tuviera reacción era algo que lo angustiaba muchísimo, nunca antes había pasado “no… hubo una vez…” esa vez que solo en el laboratorio, cuando Morinaga estaba desaparecido lo llamó… y él no estaba. Fue desgarrador. Pero ahora era peor, ahora Morinaga estaba frente a él, pero no quería contestarle. “Te odio!” ¿eran ciertas esas palabras? “no… no lo son” lo sabía, pero en esencia esas palabras tenían algo de cierto… de alguna forma, Morinaga lo odiaba.
- Morinaga… no… - se levantó, ese “no” no sabía a qué se refería, no a que lo odiase así, no a que se aleje, no a la promesa antes prometida, no a que… este tan lejos estando tan cerca.
Lo tocó, no debió haberlo hecho. Morinaga estaba al limite de una furia triste, y apenas sintió la mano de senpai en esa espalda se volteó de inmediato, tomándola con fuerza, impulsando a un senpai sorprendido contra la pared, se golpeó dolorosamente, pero su sorpresa hizo ignorar el dolor. Morinaga lo tenía sujeto fuertemente de sus muñecas, lo veía con furia, odio, e impotencia.
- ¡¿Qué quieres?! ¡¿Que es lo que quieres?!!! Te dije que te fueras!!! ….! Hhh!! – furia, solo furia, y senpai ya no estaba sorprendido, senpai ya tenía su propia tristeza.
- Perdóname… perdóname… - bajó la cabeza, fue una de las pocas veces en le habría su corazón – perdóname…
- Eso no sirve de nada – Morinaga dijo secamente, aun no soltaba sus muñecas, y aunque su rostro ahora estaba duro, aun sus ojos estaban vidriosos por el llanto antes derramado – no sirve de nada porque nada harás…
- …..- lo miró angustiado, era verdad, no servía disculparse…
- ….. – Morinaga por su parte lo miraba con odio, apretó más sus muñecas, quería lastimarlo…
- Nn! – cerro fuerte los ojos (le dolieron sus huesos al ser comprimidos) pero volvió a abrirlos y miró a los ojos a Morinaga como si aceptara el dolor, porque sabía que al menos así podía pagar lo que no podía decir en ese momento, decir un te amo…
Morinaga no sintió nada de satisfacción por eso… no era lo que quería, no quería el dolor de senpai a pesar de querer dañarlo… después de todo, lo amaba. Su mirada se relajó, sus manos se soltaron, sus dedos se abrieron llegando a la mano de senpai trenzando con sus dedos con los de él, y solo lo miró. Senpai por su parte había contestado al tacto de inmediato, apretando sus manos contra la de Mori, y también lo miraba, suplicante, asustado.
En los ojos de Morinaga senpai se hundió, era muy fácil hundirse en ellos, perderse; sin darse cuenta terminó mirando su boca, para de nuevo ver sus ojos otra vez, su cuerpo comenzaba a reaccionar aun si no era momento para eso. Y Morinaga por su parte, también comenzaba a desear esos labios contra los que había luchado momentos antes tratando de rechazarlos, pero en los ojos de senpai se dio cuenta… no podía hacer eso, no había forma de alejarse del otro a pesar de estarse haciendo tanto daño.
Se acercó un poco, hipnotizado por esos ojos, por ese senpai tan hermoso que lo veía ya sonrojado además que con la perturbación permanente del momento. Ya pasivo del todo, inmóvil, solo esperándolo.
Estaba a apenas cuatro centímetros de distancia entre sus labios, senpai ya estaba abriendo su boca por inercia para recibirlo, pero Morinaga se detuvo secamente, confundido, sus cejas se contrajeron un momento, miró a senpai directo a los ojos… no debía caer otra vez…
- no… - dijo en un susurro que incluso golpeo los labios de senpai con su aliento suave – no debo…
Senpai lo miró, por su parte también estaba hipnotizado tanto por los ojos de Morinaga como por su boca, pero ante las palabras de éste despertó. Apretó sus manos en las manos de Morinaga y lo miró suplicante, siquiera él sabía qué pasaba por su propia mente, pero así lo miraba.
Entonces él avanzó los cuatro centímetros, besando a Morinaga, él que se echó un poco para atrás, pero senpai lo siguió lo suficiente como para sumergirlo en el beso que ambos tanto deseaban. Cerraron los ojos, de pronto los problemas se diluían en ese beso, largo, entre despacio y apasionado, con roses dolorosos y suaves besos entremedios, moviendo las cabezas en una sincronía perfecta, reacomodándose una y otra vez, hundiendo la lengua en el otro, buscando al otro, desesperadamente, con tranquilidad, como una locura y de pronto con una lentitud paciente.
En medio de ese beso de devenires tan contradictorios, Morinaga ya había pegado su pecho al de senpai tomándolo de la cintura, envolviéndolo como había querido hacerlo esa mañana al despertar; y senpai, completamente incapacitado de moverse por estar contra la pared y por ese abrazo, había puesto sus manos en los antebrazos de Morinaga, apretando su piel ya seca con sus dedos. Los alientos chocaban en sus bocas respirándose mutuamente, no necesitaban nada más para vivir que ese aire para respirar, y la boca del otro para alimentarse… “no, no es suficiente…” necesitaban más de el cuerpo del otro.
Si no fuera por la falta de verdadero aire no se hubieran separado, ¿por qué la vida es así? Por qué Morinaga no podía llevarse a senpai muy muy lejos, como al centro de la tierra, a un sitio recóndito e inhabitado donde nadie pudiera encontrarlos ni recordarles… y alimentase de él eternamente “hacerle el amor toda mi vida…”.
Sus narices se rozaban, y sus respiraciones eran agitadas, los ojos de ambos brillaban más, y ahora los de Morinaga solo por esos pensamientos y ya no por las lagrimas brillaban así, senpai lo sentía, sentía mas no se enteraba de esos pensamientos, sentía esas ideas descabelladas de Morinaga y los aceptaba… podía aceptar el amor loco de ese hombre menor que él, porque… simplemente, porque no puede escapar de ellos, no puede ni dejarlos ni dejarlo ir, solo le quedaba cerrar los ojos y aceptar ser aniquilado por esa pasión destructiva de su ayudante. Eso mostraban sus ojos, y eso sintió a la vez Morinaga, tampoco enterándose de eso.
“No… tengo que parar… esto…” algo quedaba de conciencia en Morinaga, él no se sumía tan rápidamente en la pasividad e inercia como senpai, él podía luchar un poco más por lo inevitable… aunque sabía que iba a perder, no podía evitar luchar un poco, porque en el fondo, Motrinaga no quería destruirse, como tampoco senpai, solo que éste último lo muestra claramente, día a día con sus gritos y golpes, con toda la resistencia que hoy no mostraba.
Soltó a senpai de su abrazo, pero no soltó su cintura, no podía, su respiración se agitó más, ¡¿cómo luchar contra esa visión tan hermosa?! Senpai lo veía angustiado, sonrojado, agitado, sus labios entreabiertos habían quedado húmedos y rojos… exigían un beso, suplicaban por un beso como sus ojos lo hacían, suplicantes, perturbados.
Morinaga sintió un escalofrio, será el frió? Aun está semidesnudo… o fue la visión de ese senpai?
- Morinaga… - lo llamó, dentro del senpai en ese momento solo habían emociones, confusas y contradictorias, solo quería tener a Morinaga, saber que no se iría, sentir que no se iría otra vez, nunca más lejos de él, que no lo rechazaría, que no sería frió con él nunca más…
- … Senpai… - se llamaban mutuamente pero ninguno se contestaba.
Morinaga otra vez se hipnotizó, bastó que senpai lo llamará una vez para que cayera rendido, se inclinó lo que se había alejado, sin apartar sus ojos de los de senpai, pero antes de llegar a ellos, mientras senpai se tensaba esperando recibir sus labios otra vez, Morinaga trató de desvelar sus ojos, quería tanto ver la seguridad que le faltaba a él mismo en esos ojos, pero solo encontró aun perturbación, deseo confundido en esos ojos, el vértigo en su estomago volvió “este chico… eso no es amor…”.
- no… - se alejó, pudo quitar sus manos de su cintura – no – se apartó casi espantado de ese cuerpo, miró a otro lado, si veía otra vez esa visión tan deseable, volvería a caer - ….
- Morinaga… - senpai lo miraba sorprendido, tenía sonrojo en las mejillas y una mirada confusa, pero sus sentimientos eran claros, no quería que Morinaga se alejara, no debía alejarse - …..
Se acercó a él, paso firme pero desesperado, tomó a Morianga de los hombros “no!” se apartó éste, pero sus movimientos eran torpes y desordenados, la verdad era que no quería ni podía resistirse.
Y otra vez un beso embriagante, y otra vez, y otro, ¡era tan fácil perderlo todo en esos besos!, y senpai lo sabía, y quería perderse en ellos y perder a Morinaga, hacerlo olvidar todo ese deseo de alejarse… y él mismo, perder la culpa, la confusión, las incomodidades.
Y lo consiguió, Morinaga se perdía y se perdía ya por completo cayendo en una inercia no deseada, recibiendo y contestando esos besos alocados y caóticos, pero ahora sentía rabia, furia, ¿por qué en los ojos de ese sujeto que lo besaba con pasión no había amor? Solo confusión, solo perturbación… ¿por qué viene hacia él, por qué lo persigue sin dejarlo ir…? “¡¿Por qué no puede amarme de una vez…?!” estaba lastimado, y la tristeza se había ya acabado, solo sentía furia e impotencia, apretó sus uñas en ese abrazo, senpai sintió el dolor, apretó los parpados, pero no dejó ese beso, no podía hacerlo; de pronto y Morinaga ya lo tenía en la cama, contra el colchón, y sus besos se apasionaron, se volvieron mucho más activos y bruscos, así como sus manos, que no recorrían siquiera a senpai, sino que directamente quitaban sus ropas a tirones por lo que rápidamente senpai tenía su camisa ya abierta del todo (de la cual volaron algunos botones) y sus pantalones ya con el cierre abajo, entonces Morinaga dejó su boca y comenzó a mordisquear y succionar su cuello, todo a lo largo, siquiera los besaba, era como si lo atacara. Senpai apretó sus parpados más fuerte, tratando de aguantar la brusquedad, pero llegó a tal punto, que tuvo que abrirlos y mirar con quejas en sus ojos, y se sorprendió por la visión que vio.
Morinaga le quitaba sus pantalones con brusquedad, tirándolo, enterrando sus uñas por encima de su ropa, lastimándolo. Sus ojos brillaban muchísimo, pero tenían furia, tanta rabia e impotencia, ya no esa mirada tierna, esa mirada dulce y calida de siempre, esa miraba que calmaba a senpai en esos momentos de tanta perturbación… ahora esa mirada daba miedo.
- Morinaga… - senpai con su cabellera ya suelta y sus anteojos depositados peligrosamente en el suelo por ser arrojados, lo miró asustado.
- Esto es lo que quieres, no? por eso me has seguido. – La voz de Morinaga era seca, dura, castigadora.
- ¿eh? – abrió más los ojos.
Los pantalones volaron, el pene de senpai se notaba medio erecto ya a través de su bóxer, por un momento olvidó el impacto de este Morinaga frió, para sonrojarse de su erección frente a los ojos de éste.
- es por eso que estás así – apretó ese pene semierecto, senpai dio un brinco, miraba ahora a Morinaga con una combinación de miedo y confusión, por la sorpresa siquiera fue consiente del dolor de esa presión abrupta – yo…- la voz de Morinaga se quebró un poco en su propia furia – juro que te odio tanto – fue dicho con ojos de rabia y pena, su voz casi fue un sollozo. Apretó más ese pene, mientras un senpai impactado se retorció.
- Ay! Aaaay! – no alcanzó a lastimarse lo suficiente por esas palabras, Morinaga volvió a atacar su cuerpo, ahora masturbaba crudamente su pene mientras lo apretaba con violencia, el pobre pene semierecto no podía siquiera erectarse por el dolor mientras que a la vez sentía un placer contradictorio. – ay! Morinaga! duele! Qué haces…?! Ay!!
- …. – Morinaga ya no contestaba, había hecho volar los bóxer y el resto de la ropa de senpai, y ahora su otra mano se ocupaba de torturar activamente una de sus tetillas, mientras su boca mordisqueaba la otra con directas ganas de lastimarla.
Senpai apretaba las sabanas, suplicaba y suplicaba a Morinaga de que parara, llegando a un punto en que trató de detenerlo “de veras”, sus palabras eran sinceras como la primera vez, cuando le decía que se detuviera, no, incluso más honestas, más fuertes, pero no eran oídas, maliciosamente eran ignoradas, mientras que Morinaga dejaba marcas en todo su pecho.
- basta! Basta! Me duele! Duele! – sus manos trataron de detenerlo, de alejarlo, y sus piernas empezaron a patalear, pero Morinaga rápidamente cogió sus muñecas, logrado apresarlas con una de sus manos enormes, y así con la otra seguir torturando sin descanso el pene de senpai, que a pesar del dolor y la presión se había logrado erectar
- ….. – seguía sin decir nada, succionando, mordisqueando, su respiración era bestial.
- No… no así… por qué… haces esto? – senpai tenía miedo, honesto miedo, la primera vez que lo hicieron, incluso entonces el miedo no había sido así, después de todo, aquella vez veía a su amigo de 5 años quien le hacía aquello, con sus ojos asustados y sumisos a pesar de estar abusándolo… ahora solo veía furia “odio…?” se asustaba más de esa idea, no, Morinaga no podía odiarlo, no era posible, no quería eso!
Pero Morinaga sí podía oír las suplicas de senpai y poder ignorarlas milagrosamente, quería hacerlo ya que su furia aun no había sido descargada lo suficiente como para detenerse, para sentirse mal por lo que hacía. La combinación de furia y excitación le permitía continuar. Dejó su pecho, se enderezó, senpai lloroso lo miró con terror, contrayendo su cuerpo, como si alejarse un centímetro de distancia pudiera salvarlo de aquello. Mori lo vio a los ojos una vez más, había una excitación nueva en su rostro, como si la furia fuera un excelente afrodisíaco, Morinaga más que nunca deseaba aniquilar con su cuerpo a ese otro cuerpo adolorido incluso por la noche pasada. Eso no importaba.
Mirándolo a los ojos, absorbiendo su miedo y excitación, aun sosteniendo sus muñecas con una mano, la otra liberó su pene, senpai dio un brinco por el nuevo dolor de sentir las uñas de Morinaga desincrustarse del prepucio de su pene.
- Ah! – senpai no dejaba de mirarlo a los ojos, primera vez en el sexo que era capaz de sostener tanto la mirada, lo veía con miedo… no podía parar de mirarlo, como si así pudiera saber cual iba a ser su próximo torturador movimiento como si eso lo ayudara a librarse de él.
Morinaga a su vez lo miraba con una furia fría, casi seca, sus cejas ya no estaban arqueadas, sino serenas, pero su mirada era dura y severa, se notaba también por lo estático de sus facciones, por como apretaba su mandíbula.
Metió con esa mirada dos dedos a su boca. Senpai adivinó bien lo que seguiría.
- no! no! aun… - bajó el volumen - aun estoy adolorido! Morinaga! – se atrevió a decir algo vergonzoso por lo alarmante del peligro.
- lo sé… - dijo sacando sus dedos ya húmedos de su boca – quiero que te duela... – fue dicho de manera tan seria, tan honesta en su severidad, que senpai no pudo más que desesperarse, comprendió que iba en serio, de alguna manera, sea conciente o no, tenía la esperanza de que no fuera así.
Senpai comenzó a patalear lo más fuerte que podía, tratando de evitar el contacto aniquilador, pero Morinaga estaba ya entre sus piernas, tan erguido en él que ninguna patada le llegaba y podía cuidar que no juntara sus piernas.
Metió sus dedos apretando sus propios dientes que podían verse por sus labios semiabiertos.
- AHHHHH!!! – senpai se contrajo, se echó hacia atrás hundiéndose en el colchón, senpai no había exagerado, apenas ayer habían tenido sexo y aunque el encuentro había durado menos que los otros, senpai aun no había sanado.
Era un dolor punzante, como si la humedad no ayudara y sus dedos se hubieran introducido estando secos, como si algo enorme hubiera entrado de pronto, todas las pequeñísimas heridas que tenía en su entrada se abrieron rasgándose más de lo que eran, muchísimos dolores quemantes, crudos… y Morinaga lo sabía.
El pene de senpai llegó a achicarse por ese dolor.
- AHHHH!!! Ayyyy! Noo!! Para!!! Para!!! – sus gritos no eran como gemidos como siempre lo eran en esos momentos, ahora eran vivas peticiones dolorosas de un hombre. Y así, de la paralización por el dolor, comenzó a contraerse y dar saltos como un conejito cuando es capturado, Morinaga apretó más su mano que apresaba las de senpai, mientras hundía más sus dedos en él – nnnhhh!!!
- No te preocupes, pronto se entumecerá – de forma natural salieron esas palabras confortantes de su boca a pesar de continuar con su expresión dura.
Senpai lo miró lloroso, literalmente alguna lagrima se estaba deslumbrando en sus ojos, mientras que desesperado y suplicante lanzaba gritos y quejidos, su mirada ahora en verdad parecía el de ese conejo asustado, un pequeño animalito que había sido apresado por su cazador y estaba siendo saboreado aun estando vivo.
- nnh!! Nnh!! – era cierto, el dolor comenzó a disminuir de apoco porque la carne comenzó a entumecerse, como si se hubiera llegado a un dolor tal que ya no quedaba más que disminuir el mismo por haber abusado tanto de su carne, llegado al limite… por ahora.
Morinaga sacó los dedos, tomó el pene de senpai que había vuelto a estar medio erecto.
- nnn!! – senpai volvía a cerrar los ojos, el dolor aunque no había desaparecido, había al menos disminuido y ahora volvía a sumirse en la pasividad y pérdida de conciencia que le provocaba el placer. Pero eso no quería Morinaga, por lo que apretó otra vez su pene bruscamente - ayyyy!! . senpai se contrajo otra vez y lo miró de inmediato, sus ojos ya estaban cansados y perturbados otra vez, no estaba acostumbrado a sentir tanto dolor. Vio a Morinaga quitándose su pequeña toalla de su cintura, dejando al descubierto su pene del todo erecto – no… - senpai sabía qué seguiría.
- …….- y lo penetró de una vez.
- -AAAAHHHHHHGGGGG!!! – un hilo de sangre corrió hasta la sabana.
- Nnhhm! – el pene de Morinaga también estaba algo adolorido por la noche anterior, pero aun así, a pesar del dolor de senpai y de él, quería continuar.
Morinaga no se movió dentro, esperando que los gritos de senpai se aplacaran un poco, y cuando al fin terminaron siendo un grito cansado por lo bajo, parecido a una respiración agitada, Morinaga comenzó a moverse despacio.
- ah! No! nooo, duele! Por dios!!! – Morinaga había conseguido lo que quería, senpai sufría y estaba conciente de todo lo que hacían.
- Duele?... es verdad eso? – preguntó agitado a su vez Morinaga, ahora estaba completamente inmerso en su papel de sádico. Apretó el pene de senpai con su mano libre.
- Ahhhyyy!! – lo miró con miedo y vergüenza.
- Entonces por qué estás así, eh?
- ….. – senpai solo pudo avergonzarse más.
- Correte.
- ¿eh?
- Correte.
- …..
Y comenzó a masturbar bestialmente a senpai, estirando su prepucio al limite del dolor, apretando su pene sin dejar que se encogiera, enterrando su pulgar en su glande – ahhhhggg!!! – senpai se tensó y empezó a patalear, sabía que ninguna de esas patadas iba a llegar a Morinaga, pero no pudo evitar patalear como loco, de alguna manera debía descargar ese dolor desgarrador.
Senpai se contraía tanto que parecía como un pez fuera del agua y Morinaga tuvo que apresar más fuerte sus muñecas para evitar que escapara. Fue peor cuando comenzó a moverse más rápido dentro de él.
- nooo! Nooo! Por favor!
- Correte!
- No puedo! No puedo! Duele!
- No pararé hasta que lo hagas.
- Senpai lo miró con pánico, ya algunas lagrimas comenzaban a caer de sus ojos, con la cabeza doblada hacia un lado como si quisiera alejarse de Morinaga, comprendió que decía la verdad, que honestamente no pararía hasta que se viniera.
- ….. – senpai perdió su mirada, trataba de correrse, concentrarse, apretó sus parpados y sus dientes, buscaba el placer en medio de todo el dolor y aferrarse a él.
- De prisa!
- Nn!! Nnnn!!! – abrió los ojos otra vez, con completo cansancio y desesperación. Era tan difícil llegar obligado, cuando estaba acostumbrado de a poco ser sumergido por Morinaga en al inconciencia, y solo por instinto animal llegar…
- Vamos! – apretó más, haciéndoselo más difícil.
- Ay! Ay! – “ya… ya viene” se tensó más, aforrándose a ese pequeño placer que sentía y agrandándolo lo más que podía – ay! Nnn! – iba a doler, sabía que iba a doler – Au! Au! – y venía, se acercaba, Morinaga podía notarlo porque senpai ya no hablaba, solo gemía aumentando el volumen, y masturbó más de aprisa – ayyy!!
Bastó un pequeño momento de inconciencia, de perderse a sí mismo y ser solo instinto, y se corrió, con dolor, con miedo. Estirando sus piernas, tensándose primero, y mientras eyaculaba entrecortadamente se contraía, convulsionando. Morinaga apretaba su pene como si quisiera exprimir hasta la última gota, forzándolo. Gritos y gritos de senpai, como si estuviera vaciándose de orgullo y fuerza de voluntad con cada gota de semen expulsado.
Hasta que finalmente quedó tirado por completo, con su cuerpo sudado y respirando agitado, pequeños espasmos post-orgasmos venían e iban.
Morinaga sintió que podía soltar las manos de senpai porque estaba demasiado agotado para luchar; no estaba equivocado, tras soltar sus manos, era tanto del cansancio que siguieron en el mismo lugar, estaba demasiado agotado incluso para moverse tras su libertad.
- ugh…ugh… - senpai con los parpados apretados siquiera trataba de aguantar esas fuertes sensaciones, sea placer demasiado intenso o simple dolor, ahora solo lo aceptaba, esperando que se atenuaran.
Morinaga se inclinó, aun con su pene dentro de senpai, él cual al sentir sus manos apoyarse a los costados de su cabeza abrió los ojos para verlo con ojos adoloridos y cansados, el miedo estaba tras ellos.
Morinaga seguía con su mirada sentenciadora.
- no creas que hemos terminado…
- ……- y senpai lo sabía, y lo aceptó aun si estaba aterrado por lo que vendría.
CONTINUARA.
Espero que en verdad les haya gustado, por supuesto que continuará xD y sigue el lemon en el prox cap también, jojojo. Nos vemos, espero sus comentarios:
muchas gracias a todos, y perdon por esperar!