Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

martes, 6 de septiembre de 2011

Cap 15: fanfic de The Tyrant Who Fall in Love / Koi Suru Boukun

Hola, perdón la demora de este capítulo, he estado demasiado adicta a la lectura de libros narrativos (como se podrán haber dado cuenta por mis pasadas entradas), en realidad llevo 16 libros leídos este año, y estoy muy feliz por ello, ahora leo Las 120 jornadas en Sodoma del marqués de Sade, libro que me costó 18 mil pesos (!!) hace unos años y que sólo e leído hasta la mitad, ahora lo retomó y espero terminarlo, además de leer a Borges y otras cosas por ahí de teorías del consumismo y la sociedad postcontemporanea y bla bla, sin contar con los documentos y noticias de la movilización estudiantil de mi país Chile, en fin! El caso es que me pondré a trabajar más con los fics, lo siento en verdad y espero no aburrirlas con literatura más de la cuenta xD.

Aparte, comentarles que se acerca el final de mi fic, pero ni tanto, 5 caps más tal vez deslumbren el fin de este camino xD tal vez no, en todo caso, el manga ya casi acaba… ainch… seguiré escribiendo fics de KSB sólo por eso xD. Besos, gracias por leer, espero sus comentarios n.n/

Cap 15:

“Quererlo…”

No sonaba tan descabellado como creyó, después de todo, eran amigos y… “lo estimo…” no, pero no era eso de lo que hablaba, lo sabía bien, quererlo era diferente, quererlo es “hacer esas cosas…” y senpai tragó saliva, y puso mala cara mientras se sonrojaba, su boca sé retorció en un gesto de nerviosismo “aunque es un hombre…” y su cara se contrajo más.

- Cof cof – tosió senpai, como para querer disimular con sí mismo ese nerviosismo – es cierto - pensó – es un chico pero… es diferente… - bajó la mirada, tratando de concentrarse en sus sentimientos – es diferente – repitió y recordó las palabras de Morinaga “soy especial para ti”, eran verdaderas, a pesar de que ese cuerpo fuera tan grande, y más fuerte que el suyo, tan viril… no era malo “no es malo… es Morinaga, después de todo…no sería él… si no fuera un hombre…” se decía a sí mismo sin creerlo del todo, pero por orgullo o vergüenza, aun así sentía que había dado pasos agigantados consigo mismo, pero sabía también que no era suficiente, y le daba tanta rabia no poder avanzar más, superarse más para no hacer sufrir a Mori, pero no podía tampoco obligarse a sí mismo a sumir “todo esto!”.

De pronto oyó una puerta abrirse, y unos pasos tambaleados por el pasillo, senpai se puso de pie de inmediato y caminó rápidamente hacia allá, sin darse cuenta incluso, solo movido por la preocupación; y de inmediato, en el pasillo, a pasos del baño vio a un Morinaga extremadamente demacrado que se sostenía de la muralla mientras daba pasos lentos, estaba sonrojado y sudado, con su cabello revuelto y respiraba aceleradamente, aun la fiebre no lo había dejado.

- Morinaga!

- Nn… - Morinaga lo vio como si no lo viera en realidad, sus ojos se estaban vidriosos y su mirada perdida - ¿senpai…?

- ¡T-tú! Idiota! ¿Qué haces fuera de la cama?! – senpai no tuvo el miedo que pensó que tendría al verlo despierto, pues Mori se veía tan mal, tan débil que simplemente no podía hacer más que preocuparse.

- Ah… baño… - dijo Morinaga con voz ronca, la verdad, siquiera pensaba, la naturaleza lo llamaba y solo por ella se había levantado (xD), solo instinto, su mente no podía procesar nada y aun si veía a senpai no era consiente de qué hacía ni lo que le decía.

- Ah, idiota, debiste haberme dicho – se acercó senpai, tenía sonrojo en las mejillas y se veía enojado, de cierta forma él podía olvidar lo que hace segundos había pensado de Morinaga y actuar orgullosamente frente a él, siempre ha sido así y por eso nunca ha avanzado demasiado.

Pero algo cambió en senpai cuando tocó a Morinaga, su cuerpo recordaba mejor que su mente lo vivido hace días, lo pensado hace segundos. Senpai tiritó, sintiendo el calor de ese otro cuerpo, la humedad de sus ropas sudadas de enfermedad, y su peso cuando Mori se apoyó sin siquiera quererlo ni pensarlo en él.

- Ah… - suspiró Morinaga, cerrando los ojos como si fuera a quedarse dormido ahí mismo, y senpai luchó por dejar de temblar, de sentir esos nervios, y ese casi deseo de sentir más a Morinaga así…

- Va-vamos, ¿no querías ir al baño? – dijo tratando de enderezarlo, y Morinaga otra vez solo por instinto siguió caminando, hasta que senpai lo metió al baño y cerró la puerta tras él – termina rápido! – senpai parecía más enojado aun, pero también más sonrojado, había recuperado de cierta forma toda su fuerza, toda su personalidad tiránica, pero a la vez estaba también con el corazón confundido y perturbado de deseos y miedos.

Senpai esperó, sonó la cadena y se abrió la puerta, Morinaga salió sin verlo y se fue tambaleando a su habitación, sin darse cuenta, lo llevaba la costumbre. Senpai lo vio alejarse, como si lo analizara de lejos y comprendió que era un saco enfermo y débil, completamente.

- Uf! Idiota… - y por dentro dio las gracias a Kamisama por eso, Morinaga estaba despierto, como senpai de cierta forma deseaba para hablarle, pero también estaba inconsciente y atontado, lo suficiente para que senpai se sintiera superior a él, más fuerte, más seguro, más él mismo para encararlo.

Se fue tras él. Puso su brazo en su hombro para ayudarlo a caminar, pero en realidad no lo llevó a su cuarto, sino al suyo, no supo por qué, tal vez porque ahí estaba todo preparado para atenderlo, o quizás por qué aun temía a la habitación de Morinaga, o incluso tal vez porque aun buscaba seguridad en la suya.

- Nn… doko…? – preguntó Morinaga al caer a la cama, había despertado ahí hace un minuto pero no pensaba aún demasiado, y la verdad, que ni cuenta se dio de lo que acababa de preguntar.

- Es mi habitación, y no te duermas aún, debo darte de comer y las medicinas… - le dijo senpai con voz dura mientras lo arropaba con cuidado.

Pero Morinaga ya había cerrado los ojos y parecía dormido.

- Ey! te dije que no te durmieras – senpai lo miraba enojado, pero aún quedaba sonrojo en su cara – ey! ey! – le dio unos golpecitos con su palma en la mejilla de Morinaga, y éste se quejó como un niño pequeño, casi con un puchero. Senpai por ello lo quedó mirando, sí, definitivamente un Morinaga tan inconsciente era cómodo para él.

- Nn… - abrió los ojos, de alguna forma fue solo por oír la voz de senpai, porque no había entendido nada lo que le había dicho.

- Morinaga… - lo llamó senpai, ya con una cara más relajada, lo había llamado para saber si podía concentrarse en él.

- Nn… senpai… - lo miró al fin a los ojos, y brillaban tanto, como si fueran a llorar aunque en realidad solo estaban vidriosos por la enfermedad – senpai… - volvió a llamarlo, porque se había dado cuenta, “más cuenta” de él.

- Morinaga, dime – senpai recordó lo que quería saber – quién es Hiroki?

Senpai se había inclinado sobre Morinaga, apoyando sus manos a los costados de su cabeza, en la almohada, y estaba a centímetros de su cara, y aunque estaba aún algo sonrojado, se sentía seguro ante un Mori tan débil y atontado como para encararlo y no sentir que se le delataban unos tontos celos al hacerlo.

- Nn? Hiro… kun? – dijo Morinaga dejando de sostener la mirada con la de senpai, sus ojos se les cerraban.

Senpai sintió una pequeña punzada al sentir la familiaridad de ese nombre en la boca de Mori.

- Sí, quién es? Pasaste la noche en su casa? – dijo senpai, sintiendo un extraño sentimiento.

- Nn?... – Morinaga no entendía del todo las preguntas, en especial las largas y se le cerraban los ojos.

- Anoche, anoche estabas en su casa? – repitió senpai, sintiendo desesperación.

- …hai… - dijo arrastradamente Morinaga, y senpai no podía evitar sentir celos y el peligro de un “engaño” aunque no sabía si tenía derecho siquiera a tener ese miedo (e incluso si era probable por parte de Mori).

- Y… pasó… algo? – senpai lo preguntó sin mirarlo a la cara, se había distanciado un poco de ese rostro y no pudo ver que había cerrado los ojos de nuevo.

- Nn… - respondió Morinaga, que no era ni un Sí ni un No, solo una respuesta vacía, arrogada sin pensar para que lo dejaran dormir.

Senpai volvió a mirarlo, el sonrojo había vuelto y con bonus extra, además sus ojos que lanzaban fuego.

- Maldición… - le acarició la mejilla, quería tomarle la temperatura pero no pudo evitar que su acción terminara en una caricia. No creía que Morinaga lo hubiera engañado, pero aun así quería oírlo de su propia boca, porque sentía celos, horribles celos por el solo hecho de que hubiera pasado la noche fuera; como con esa chica en el laboratorio, como con esa enfermera de hace unas horas, tontos celos injustificables sin derecho a ser sentidos. Pero no podía evitarlos, nadie más podía tocar a Morinaga, y a nadie más él podía tocar ni amar; y senpai siguió su caricia por su pecho, después de todo, sentía ese cuerpo más suyo que nunca, y el que haya despertado y haya sido manejado por él reforzaba más ese sentir. Parecía como si senpai siempre lo hubiera querido tener así, en sus manos, y tal vez por eso siempre era tan tirano con él, al final ¿no era más para tenerlo tras él, cómo un perro? ¿Y no lo golpeaba y gritoneaba como una expresión de dominio? ¿De SU dominio?

Sólo en la cama se daban vuelta los papeles, pero en esencia Morinaga seguía tras él, deseándolo hasta ese punto… “no… yo también… he ido tras de ti…” recordó, ambos se habían perseguido una y otra vez, pero ahora senpai se sentía seguro, como si ya hubiera cazado a Morinaga, lo tenía en su habitación, en su cama, débil e inconsciente, en sus manos.

- Morinaga… - lo llamó suavemente, sin miedo, pero su corazón latía muy rápido.

- Nn… - respondió éste, sin mover ni un poco sus facciones.

Y senpai lo besó, sentía la libertad de hacerlo como si el propio Morinaga no fuera a darse cuenta o enterarse, y éste se dejó, no se movió y se dejó besar como hace unos minutos, aun si ahora estaba algo despierto. Y senpai fue tan feliz al besarlo así, porque solo hasta entonces recordó el odio de los rechazos de Mori, de la desesperación que le daban… pero besarlo así, tan delicadamente, con una presión suave pero profunda, lo calmaba, sentía una ansiedad pero no era mala, era como si su cuerpo se despertase, se llenaba de energía pero a la vez se calmaba, se tranquilizaba.

Morinaga abrió los ojos un poco, y vio a senpai en él, movía sus parpados como luchando por mantenerlos abiertos, a pesar de no estar entendiendo nada, solo sentía, solo deseaba seguir así… quería estrechar ese cuerpo y amarlo.

Senpai se separó un poco de Mori, y abrió los ojos, con la carne de sus labios casi juntas senpai vio a los ojos a Morinaga sin miedo porque sabía que era suyo en ese momento.

- Me amas? – le preguntó serio y sonrojado, sin pensar pero queriendo oír la respuesta.

- sí… - contestó Morinaga, con esa honestidad causada por la inconciencia, ya que si bien ahora estaba entendiendo un poco más, dándose cuenta un poco más de todo (como si ese beso también lo hubiera revitalizado a él) estaba lejos de estar conscientemente “normal”.

- …. – senpai lo miró serio, con su sonrojo ya habitual pero con una mirada tan seria que Mori despertó un poco más por ella – está bien… lo acepto... – Mori abrió más sus ojos cansados – acepto que me ames, tus sentimientos… todo… - dijo con la mirada más débil, pero luchó por sostenerla, lamentablemente, se dio cuenta que no podía decir más que eso, pero esperaba hacer feliz a Morinaga con eso, al menos por un tiempo, que lo ayudara a avanzar y no se lo hiciera más difícil…

- ….. – Mori solo lo miró, entendía un poco lo que senpai había dicho pero no podía digerirlo, de por sí las declaraciones de senpai siempre habían sido vagas (y por tanto más fáciles de olvidar para éste) pero ésta le costaba entenderla el doble por cómo estaba.

Senpai lo miró dándose cuenta que no había comprendido nada, a pesar de que le había costado tanto darse cuenta y haberlo dicho, se sonrojó y enfadó más, le acarició la cabellera bruscamente.

- Idiota…- suspiró nervioso (N/A: ni yo sé cómo puede hacer esas cosas xD) te lo diré la próxima vez, te lo prometo – en realidad la promesa se la hacía a él mismo.

- Lo siento…

- Eh?

- Lo siento… - senpai miró a Morinaga sorprendido, de pronto su voz se había acelerado y quebrado a la vez – lo siento! Lo siento! – Morinaga lo miraba con ojos llorosos y le temblaban los labios frenéticamente, había cambiado bruscamente su expresión, ahora se veía desesperado – lo siento… hic… - su cara se había contraído del todo, y las lágrimas le brotaban sin parar – lo siento!

Senpai por su parte se sorprendió hasta el dolor, ver llorar a Morinaga otra vez le partía el corazón en mil pedazos, estaba cansado de verlo llorar, hastiado hasta sus propias lágrimas el ver a él derramando propias.

- Mo-Morinaga! – lo llamó asustado, no comprendió a primeras por qué se disculpaba (a pesar que había deseado tanto que lo hiciera) y es que ante esa visión de él, tan destrozado, simplemente a su vez también se le nubló la mente.

Morinaga se había tapado la cara llorosa y contraída con las manos, tiritando, y no paraba de decir “lo siento! lo siento!” sin importar cuán quebrada tuviera la voz y su rostro estuviera empapado por completo.

Y senpai comprendió.

Y sintió esa solemnidad de los que aceptan el perdón, de los que lo sienten de verdad en sus corazones aun si también en él sienten tristeza y dolor. Senpai tomó entonces las manos de Morinaga, una por su palma y la otra por su muñeca, con la cara seria y algo triste a su vez, y las apartó de ese rostro desfigurado por el llanto, mojado del todo, rojo, enfermo, arrepentido aun si no se daba cuenta de todo…

Porque Morinaga aún no era consciente de lo que pasaba por completo, él se había disculpado porque en su corazón quería hacerlo, y cuando al fin tras despertar un poco se dio cuenta de senpai, se dio cuenta de “verdad” de él, le salió directamente del corazón el arrepentimiento que tenía clavado ahí y que la enfermedad no lo había dejado salir…

Aunque era cierto en parte lo que le había dicho en el laboratorio, y aunque no se acordaba de todo (en ese momento ya estaba muy enfermo) sabía que no era mentira, como el odio en el amor que le tenía a senpai, el “lo siento” de este momento también contenía un “no lo siento”, un quiero hacerte daño, un quiero castigarte porque te amo demasiado… tanto que duele.

Morinaga tenía miedo de todo dentro de él, tenía miedo de esos sentimientos desquiciados que estaba teniendo por senpai, miedo también de no poder alejarse de él, y de arriesgarse por tanto a lastimarlo… y sobre todo, miedo al mismo senpai, porque sin importar que él lo hubiera violado noches atrás, a senpai siempre lo sentía superior, al final sentía que siempre estaba atrapado en sus manos porque simplemente era él el que estaba perdidamente enamorado de senpai; si supiera que senpai también se sentía atrapado en sus manos… solo que éste aun no sabía que eso también era por amor, aun si no era limpio.

Senpai puso las manos de Morinaga contra la cama a los costados de su cabeza, y sentía cómo tiritaban en sus propias manos, y cómo tiritaba todo su cuerpo bajo las frazadas de la cama; pero Morinaga no lo miraba, sumido en su propio dolor sin poder caer al mundo, sin ver al senpai mismo que lo había hecho caer en ese hoyo negro de lágrimas.

- ¡Está bien, te perdono, está bien! – decía senpai desesperado, quería que Morinaga dejara de llorar, aún si tal vez ese deseo era egoísta para no sentir él mismo un dolor punzante al verlo destrozado. Pero Mori seguía sin oírlo, moviendo la cabeza a un lado a otro, mojando la almohada y ahogándose en la mucosidad de su nariz.

Senpai sintió ganas de llorar también, sintió cómo venía el llanto subiéndole por la garganta y le hacía tiritar sus dientes, pero se lo tragó, no era débil ahora.

Tomó a Morinaga por sus mejillas, y éste abrió los ojos pero no pudo ver nada por el llanto, pero pudo sentir los labios nerviosos de senpai en su boca, labios que lo besaban torpemente, llenándose de sus lágrimas, y sólo por ello pudo oír las palabras que le decía con desesperación entremedio de esos besos decididos pero asustados.

- Está bien! Te perdono! Te dije que ya está bien! Todo estará bien!

Morinaga se sintió más débil que nunca, y su cuerpo dejó de tiritar, senpai pudo notarlo porque sus manos (que se habían quedado en el mismo lugar después de que senpai las soltara) dejaron de tiritar y sus dedos se relajaron, estirándose.

Morinaga respiraba agitado en la boca de senpai, sin poder contestar sus besos aun si lo deseara, le dolía muchísimo la cabeza y su nariz aspiraba el agua tratando de obtener aire. Ahora un ligero y tranquilo río caía por sus ojos cansados, con una tristeza tranquila, agotada de sufrir tanto.

- Morinaga… - le dijo senpai, alejándose un tanto, mirándolo sonrojado y preocupado.

- …… - Morinaga no dijo nada, sólo lo miraba, como convenciéndose a sí mismo de la realidad que veía, de lo que pasaba, recuperaba la conciencia al fin – senpai… - dijo con voz destrozada por el llanto.

- Está bien... no llores más… - Senpai aún temeroso y algo angustiado por esas lágrimas, las limpio queriendo hacerlas desaparecer de ese rostro, y lo hizo con tal fuerza que Mori tuvo que cerrar los ojos ante esos dedos que esparcían la humedad por su cara, pero volvió a abrirlos, y volvió a llamarlo – senpai…

Las lágrimas caían lentamente aun, y Morinaga casi ni las sentía.

- Te amo senpai… - dijo con conciencia completa por primera vez en ese día – yo... yo… - y a medida de que trataba de seguir hablando, su cara volvía a contrariarse, a deformarse, y senpai ante eso le tapó la boca, lo miró enojado aunque en realidad tenía miedo de que volviera un ataque de llanto.

- Ya está bien! Ya hablaremos cuando estés más tranquilo… - le dijo mirándolo a los ojos, y Mori con los ojos entreabiertos pero otra vez tranquilo se dejó hacer aún si no podía respirar por su nariz llena de agua y se estaba ahogando, sólo miraba a senpai, agradeciendo por dentro con tanta fuerza al cielo de que estuviera “así” y no… no como de mil formas que pudo haber estado tras haberlo violado.

Y en el silencio provocado por el mismo senpai, Morinaga lo miró con los ojos rojos y húmedos, amándolo solo con la mirada, y senpai lo sintió, bajo la mano de su boca, iba a decir algo, no sabía qué, pero de pronto se dio cuenta que Morinaga había vuelto a dormirse de repente, y tras un suspiro y otro tonto sonrojo, le limpio la cara con el paño que se le había resbalado de la frente hace mucho por el ataque de llanto. La limpio bien tras enjuagarla otra vez en el pote de agua fresca, así esperaba que cuando Mori volviera a abrir los ojos no tuviera esa cara descompuesta y maltrecha de ese día, y mucho menos los ojos rojos de lágrimas pasadas.

La limpio y limpio, y sólo por eso Morinaga se sumió en un sueño verdaderamente reparador, pues sintió los cuidados y el amor de esas manos, aun dormido.

Por parte del senpai, él lo siguió mirando por varios minutos, ya tranquilo al verlo tranquilo a él, y se decidió, casi de forma natural, sin miedos, y casi sin vergüenza, a dormir a su lado, una pequeña siesta que significaba que lo cuidaría, que lo perdonaba, que tal vez… lo quería.

CONTINUARÁ.

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