Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

jueves, 27 de diciembre de 2012

Perdón! Cap 22: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi Suru Bou kun

Lo siento, secuestro de navidad y de cumpleaños, por eso perdí un día, espero que lo disfruten, pronto  el otro porque ya está a la mitad xD (este era más largo pero lo corté para que quedara con un buen final jojo) paz y amor, felices fiestas!

Posdata: libro 48 del año, llegaremos a los 50? xD
Cap 22:

- Yamagushi? – Senpai lo observa con ojos sorprendidos, con la mano aún en la perilla de la puerta observa demasiado estupefacto a ese joven, no esperaba que viniera una vez más al departamento, había creído haber sido lo suficientemente bruto para que no volviera. Piensa en gritonearlo, ser más tirano que nunca y echarlo de ahí, lo odia, sí, odia a ese sujeto de mirada inquisitiva, ya es oficial ¡¿qué mierda hace ahí? Pero no lo hace, porque a su lado, senpai cae en la cuenta, hay una chica, esa chica del laboratorio, que casi había olvidado…
Yamaguchi por su parte estaba sorprendido, siendo que había llegado tan decidido a ese departamento, pero ¿cómo no sorprenderse? El serio y hasta antipático senpai, el que siempre parece tan académico de pronto está ahí, en pijama y cabello suelto, si no fuera por sus gafas en verdad siquiera lo reconocería.
- bu-buenos días, senpai! – casi grita Yamagushi por inercia, pestañeando varias veces sin creer la imagen que veía.
- bu-bu-buenos días, senpai – dice temblando la chica a su lado, completamente sonrojada, para su tierna inocencia ver a un hombre en pijama, más su senpai, le avergüenza muchísimo (sólo había visto a su padre así, que mona xp).
- …. – senpai se serena, su rostro se vuelve serio y un tanto despreciativo, si no fuera porque está esa chica ahí (que ni idea sabe quién es en realidad) echaría a patadas a ese sujeto – buenos días – escupe secamente, sin soltar la perilla de la puerta como si en cualquier momento de dispusiera a cerrarla de golpe.
- lamento la intromisión senpai – Yamagushi trata de volver a ponerse serio, parece que fue buena idea traer a Yumi (N/A: seee, invento mío el nombre xD) a modo de escudo humano, aunque sonara cruel así, era la única forma de lograr entrar a ese departamento y saber cómo se encontraba Morinaga – queríamos saber si Morinaga se encontraba mejor… - su voz se debilitó en su última frase, también su mirada, sus ojos se posaron en su compañera esperando que ella apoyara su petición, ésta lo entendió, lo sintió, en verdad estaba preocupada por Morinaga.
- sí, discúlpenos senpai… estábamos preocupados – la chica casi tiembla en su sonrojo, no puede mantener su mirada fija en los ojos rudos de senpai, sólo mira al suelo, como si se encogiera en sí misma de miedo y vergüenza.
Inevitablemente eso dio su efecto a senpai. Es un hombre como cualquier otro, no puede ser brusco con una chica, no tanto al menos. Además, sería sospechoso echarlos, aunque se muere de ganas de hacerlo, sería raro negar una simple visita a un enfermo… odiaba saber que otras personas entrarían al espacio de ambos, era como si se enteraran de sus secretos, porque sí, Morinaga era su secreto, sólo suyo. Pero al menos no sentía ese asco horrible de hace unos días, aunque la presencia de Yamagushi se lo recordara, ahora era más bien una molestia amarga; después de todo, Morinaga ya era suyo, lo había dicho y había tenido la seguridad de tenerlo a su lado durante tanto tiempo… sí, no había qué temer, qué perder.
Entonces senpai volteó, entrando de nuevo en el departamento, soltando la perilla de la puerta dejándola abierta…
- adelante… - gruñó a espaldas de ellos, bastante apático.
Los dos visitantes quedaron algo paralizados en el umbral de la puerta unos segundos, hasta que Yamagushi gritó un “sí” y entraron en el departamento, ambos temblando un poco, pero más la chica que daba un vistazo atemorizado a todo lo que caía a sus ojos “este es el lugar… donde vive Morinaga” pensó sonrojándose.
- Espérenme un momento - volteó un poco senpai, su mirada ya no parecía especialmente molesta, sólo lo normal - iré a decirle…
Y desapareció por el pasillo, Yamagushi y Yumi se miraron sorprendidos, se sentían como si se hubieran metido a la jaula de los leones, y se quedaron de pie, en silencio y nerviosos, senpai no había ofrecido que se sentaran de todos modos.
Senpai por su parte pasó de largo por su habitación siguiendo su camino hasta el final del pasillo hasta el gran mueble del fondo del cual, de forma rápida pero silenciosa, sacó uno de los futones que tenía en caso de visitas. Su mente científica ya había comenzado a trabajar inteligentemente, necesitaba una estrategia, no podía dejar que esta visita sorpresiva lo jodiera a él y a Morinaga.
De forma igualmente silenciosa entró a la habitación de Morinaga, Yamagushi y Yumi sólo oyeron sus pasos de acá para allá pero no podían sospechar lo que senpai planeaba. Aún si la mirada de Yamagushi era más inquisitiva que nerviosa, al contrario de la de Yumi.
Senpai mandó una mirada al bulto de la cama, Morinaga seguía profundamente dormido, seguro habían sido las pastillas de hace unas horas lo que lo tenía así. Tiró el futón al suelo y prendió el aire acondicionado que comenzó de inmediato a limpiar el aire de la habitación mientras senpai revolvía con los pies el futón, ya cuando estaba lo suficientemente revuelto volvió a doblarlo y a dejarlo en un rincón de la habitación, así se veía lo suficientemente “usado”. El aire se volvía frío en la habitación y a senpai le dio un escalofrío, pero no tendría tiempo de vestirse, de alguna manera se vería también sospechoso, pensó. Caminó a continuación hacia Morinaga y…
- Oi! Despierta!
- …….
-Oi! Qué despiertes! - tenía poca paciencia esa mañana y ya estaba bastante histérico por lo que olvidó el ambiente cálido de hace unas horas para ser tan tirano como siempre. Abrió un poco las frazadas y cogiendo a Morinaga de un hombro lo zamarreó sin mucha compasión - ey! Maldición! Despierta!
- nn? - Morinaga entreabrió los ojos, medio dormido pero sin fiebre, en su mente lo de hace unas horas en la mañana era como un sueño, y ver a senpai ahí, otra vez, era como la continuación de ese mismo cálido sueño, no puedo entonces evitar estirar sus brazos y envolver a senpai en ellos - nnmm no, durmamos un poco más…
- ….!!!!! - y un golpe, no tan fuerte como hubiera querido porque no quería hacer más ruido que el necesario.
- Au!! Qué?! Por qué? - Morinaga en sus sueños no se explicaba que senpai de pronto lo rechaza tan bruscamente (ahora xD).
- i-idiota! No es tiempo para eso! Tienes visitas! Ahí! Ahí afuera! Ahora! - gritó más fuerte de lo que quería senpai, sonrojado y más histérico, él que se esforzaba por ocultar… lo de ellos, y viene este idiota a hacer cosas sin pensar!
- visitas? Qué? Quién? - preguntó Morinaga sorprendido y definitivamente más despierto.
- Es Yamagushi - la voz de senpai se volvió seca y miró a un lado, con cara seria y dura - y una chica.
- eh? - Morinaga en verdad estaba confundido, primero porque nunca había recibido una visita desde que se mudó con senpai, segundo porque nunca le había dicho a Yamagushi (ni a nadie de la universidad) dónde y menos con QUIÉN vivía, y tercero… ¿una chica? ¿quién?
Senpai lo miró un momento, analizando la reacción de Morinaga, y al notar que seguía tan confundido que al principio comprendió que no tenía más opciones que seguir adelante, y sentenció de forma igualmente seca que al principio:
- los haré pasar - lo dijo sin mirarlo, ya volteaba y caminaba hacia la puerta.
- eh? Ehhhhh?
- y Morinaga - volteó en el umbral, esta vez mirando directamente la cara de espanto y sorpresa de su ayudante, no era una mirada del todo amenazante, más bien sentenciadora - ten cuidado con lo que digas.
Y senpai desapareció.
Morinaga temblaba en la cama ¿por qué estaba Yamagushi en su casa? ¿Cómo sabe dónde vive? ¿SENPAI ESTÁ MOLESTO OTRA VEZ? ¿cuidado con lo que diga? Pero si sentía que cualquier cosa que dijera podría ocasionarle la muerte!
Pasó menos de un minuto, en que Morinaga tragaba saliva y se hacía mil preguntas sin contestar ninguna cuando vio de pronto entrar en la habitación a Yamagushi seguido de una chica, sí, era Yamagushi, no era una pesadilla, pero no pudo evitar seguir sintiéndose nervioso. Y la chica… ah, era Yumi, su compañera ¿pero qué hacía ahí…?
- buenos días, perdona la intromisión - dijo cortésmente Yamagushi, aliviado de ver a Morinaga con mejor cara, aunque aun estaba algo pálido (nunca sabría que no era por el resfrío esta vez).
- buenos días, siento la molestia - dijo por debajo tímidamente Yumi, mirando fugazmente y con la cabeza gacha a Morinaga, se veía tan encantador en esta nueva faceta.
- ah-ah! Sí, buenos días! - gritó casi Morinaga - gracias por venir… - volvió a bajar la voz, ahora más que nervioso estaba perturbado, en verdad no esperaba esta visita - tomen asiento… por favor…
Y entonces vio a senpai mientras sus visitas entraban y se acomodaban (Yumi en la silla del escritorio, y Yamagushi en la punta de la cama) estaba senpai en la puerta, apoyaba la espalda en el umbral, con los brazos cruzados y el cabello ahora tomado, tenía una cara no de los mil demonios como siempre, esta vez era más como… “estoy guardándomelo para después” Morinaga tembló.
- cómo te sientes? - preguntó Yamagushi, mirándolo inquisitivamente, pero sin malicia.
- b-bien… un poco mejor… nn siendo haberte preocupado - Morinaga bajó un poco la mirada, pendiente de cada palabra que dijera bajó la seria mirada de senpai.
- oh… eso es bueno… - Yamagushi pudo notar entonces el nerviosismo de su amigo, y a la vez sintió la mirada fría de senpai a sus espaldas ¿era por él por lo que Morinaga estaba tan nervioso? Acaso lo vigilaba? Después de todo, parecía que ésta era la habitación de senpai, aunque hay un futón en un rincón, que extraño…
Pasó un incómodo silencio nervioso donde Morinaga no se atrevía a decir nada más y Yamagushi tampoco, ambos acosados por la mirada frívola de senpai. Por su parte, la pobre Yumi tampoco se atrevía a decir nada, estaba avergonzada y en su timidez no podía pensar claramente qué decir, aunque antes había pensado un par de cosas, ahora no le salía nada de la boca. Entonces apretó sus delgados dedos en la caja que sostenía sus manos, y recordó los panecillos que había comprado de regalo para Morinaga, sí, parecía un comentario perfecto pero…
- bien, entonces iré por té - dijo senpai enderezándose, podía notar como esas tres personas en aquella habitación eran unos idiotas asustadizos y eso le ayudó a sentirse más seguro, era Tatsumi senpai después de todo, aquí en su casa o en la universidad seguía siendo un tirano, estaba en su terreno.
- eh-ehm! - pero un pequeño ruidillo, como el de una ardilla aplastada (XP), lo detuvo. Senpai miró hacía adentro una vez más, esa chica estaba de pie, sonrojada, aunque sin mirarlo - por favor, permítame ayudarlo! - dijo casi temblando - traje… bocadillos…
Senpai la miró de arriba abajo, sí, sentía un rechazo hacia ella, no podía evitarlo, toda su ternura sólo agravaba más ese sentimiento oscuro. Miró a Yamagushi y a Morinaga, ambos lo miraban algo asustados, y la misma Yumi esperaba su sentencia como el cordero que va al matadero. Senpai pensó de forma fugaz que tal vez no era bueno dejar a Morinaga solo con Yamagushi ¿qué sería capaz de decirle éste a Mori? Pero japonesamente no podía dejar atrás su cortesía y, maldiciéndose, dijo:
- está bien… - volteó y se fue.
Yumi lo vio esfumarse sorprendida, y tragando saliva, llenándose de valor fue tras su senpai, apretando la caja entre sus dedos.
Yamagushi y Morinaga siguieron esa pequeña figura con la mirada hasta que desapareció de la habitación, y en especial Morinaga se preocupó de que Yumi pudiera ser espantada (sino sinceramente violentada) por la tiranía de senpai, que estaba tan obviamente activada, pero no podía hacer nada, estaba con Yamagushi, que a la vez lo miraba ahora sí, inquisitivamente indagador.
- Morinaga! - lo llamó Yamagushi, decidido.
- eh?! Qu-qué? - Morinaga torció su rostro en alguna especie de sonrisa demasiado nerviosa.
- yo… - Yamagushi bajó la mirada, buscando sus palabras - necesito preguntarte algo… ahora que estamos solos.
- eh? - eso no sonaba nada bien, pensó Morinaga, teniendo a senpai y a su fría mirada en su mente.
- verás… - la mirada de Yamagushi se paseó en la nada, preocupado, aclarando sus ideas, sus sospechas, su miedo - ….. - Yamagushi encontró entonces la pregunta, la pregunta que lo resumía todo, aún si era demasiado directa - ¿Tatsumi senpai está abusando de ti?
- EEEHHHHH? - Morinaga no pudo más que sorprenderse, la palabra abuso pareció primero exagerada, casi irónica, pero luego (3 segundos después) se dio cuenta que era acertada, pero no para senpai; quien en verdad es un tirano con él, siempre lo golpea y explota en la universidad, pero más bien, la palabra “abuso” podía dirigirse hacia él mismo, hacia el mismo Morinaga, era él el que había abusado de senpai en realidad, obligándolo, violándolo… sólo debía recordar lo de hace unos días, a pesar de que él seguía a su lado…
- Morinaga! - lo llamó ahora casi alterado Yamagushi, la mirada pensativa de Morinaga le había dado la falsa impresión de haber dado en el clavo - Tatsumi senpai… él…?
- eh! No, no, te equivocas - Morinaga negaba con las manos, con una sonrisa algo nerviosa nuevamente. Había vuelto en sí, debía aclarar las cosas - senpai… bueno, es cierto que él es un tirano, pero de ninguna forma puedo decir que él “abuse” de mí jeje…
- p-pero, es que…. - Yamagushi estaba nervioso, sabía que Morinaga era demasiado amable ¿y si en realidad sufría de síndrome de Estocolmo y por eso defendía a senpai? - me sorprendí mucho - bajó la mirada - cuando supe que vivías con él… en realidad… no me imagino que alguien pueda vivir con él…
- ah… ya veo… bueno, verás - Mori se pudo más solemne - aunque no lo parezca, senpai es una buena persona, y si llegamos a vivir juntos… - la mirada de senpai se perdió un poco - es porque lo conozco lo suficiente…
- p-pero…
- por favor, no hables mal de senpai, él es… es decir, sé que es “así” pero no lo odio por eso… quiero vivir con él…
- …. Pero… no es duro?
- jeje, a veces, pero en verdad, estoy bien, vivimos bien aquí - Morinaga puso otras de sus tiernas sonrisas lo que sólo preocupó más a su amigo, y entonces, éste decidió sacar a luz lo que vio ese día ¿de qué otra manera podía saber la verdad de las cosas, de su amigo?
- pero… - insistió - yo……
- eh?
- vi sangre - creyó poder verlo a los ojos al decir esa palabra, pero en el último momento bajó la mirada, diciendo la palabra como un susurro, como una palabra maldita.
- ah? - Morinaga se sorprendió, no sabía a lo que se refería Yamagushi, incluso, siquiera sabía cómo se había enterado de que vivía con senpai, aún.
- ese día… ¿no recuerdas? - se aventuró a mirarlo a los ojos, vio a Mori confundido y un poco preocupado, pero debía continuar - te desmayaste en el laboratorio y tuvimos que traerte a casa en el automóvil de Fukushima sensei…
- ¡¿Fukushima sensei?! - interrumpió Morinaga sorprendido, senpai no le había dicho nada, bueno ¿no había habido oportunidad?
- sí, fue entonces… cuando nos enteramos que vivías con senpai…
- … ya veo… - Morinaga trataba de digerir todo lo que oía.
- y, ese día…

- ….? - Estaba realmente turbado, demasiada información sorpresiva.

- entré a dejarte en esta habitación con senpai… ¡perdona! - se disculpo de pronto, bajó la vista y su cuerpo se volvió rígido - me pude dar cuenta que no era tu habitación, me pareció extraño, y además… estabas tan enfermo ese día, estaba realmente preocupado y entonces…

- … qué…qué pasó? - Morinaga ya estaba suficientemente preocupado, sentía instintivamente que Yamagushi sabía más de la cuenta, pero no, era imposible pensar que él sospechará algo como eso.

- miré en la otra habitación… y vi sangre en la cama. - simplemente lo dijo, no quedaba más por hacer.

- ….!!!!! - Morinaga lo miró con unos ojos que Yamagushi nunca le había visto, eran ojos sorprendidos pero de alguna manera severos, como enojados…

- lo siento! no quería espiar pero…!

- ….. - Morinaga bajó la vista, comenzó a suponer muchas cosas, siquiera pensó en una escusa, su mente sólo indagaba esa “sangre”. Seguro era de esa noche, por supuesto, pero no era suya, era de senpai, Yamaguchi estaba equivocado, el que había abusado no era senpai, esa era su sangre, sino él, él era el monstro…
- Morinaga?

Tenía que aclarar las cosas, ¿pero cómo?

CONTINUARÁ... pronto oOó/
Comentarios, sugerencias, saludos o amenazas a:
shicakane@hotmail.com
o aquí abajito, o en el cuadro de chat!
Siento la demora >-< otra vez! Desde mañana empezaré a escribir dos pág al día como mínimo D:<

El deseo de Conner (fic Justicia Joven/Young Justice)

Perdón! ocurrieron cosas... em, mi cumpleaños es el 26 asíq eu tuve un pequeño secuestro familiar, en un rato subo el fic de koi suru, sólo subí este antes porque lo tengo hace tiempo y le faltan sólo unas correcciones, para los amantes de esta pareja, disfrutenlo!

 
Algo me pasa, y no lo entiendo… aunque en realidad estoy acostumbrado esa sensación, después de todo, no tengo recuerdos, no tengo infancia, no tengo madre, y ni siquiera sé si a Superman puedo llamar padre… así son las cosas, muchas sensaciones extrañas me invaden día a día, no saber qué soy o quién, y sólo sentir rabia, y ni siquiera tristeza. Pero esto es diferente, aunque las demás cosas, las demás “molestias” puedo aceptarlas (no puedo luchar contra ellas de todas formas) esta molestia en especial… no puedo con ella. ¿Qué es? Tal vez ese es el problema, no puedo simplemente resignarme o enfurecerme por dentro porque no entiendo qué es.
Sólo sé que quiero tocarte, aunque no sé por qué. Lo cierto es que tu cuerpo pequeño ha llamado mi atención desde siempre, porque eres ágil y rápido, eso pensé que era, eres increíble y no tienes ni un súper poder, y yo soy un desastre… pero después quise tocarte, ¿por qué tocarte? Y quise que me hablaras… que me mires, aunque no pueda ver nunca tus ojos, puedo sentir tu mirada, es algo cálido, y no sé por qué.

Y tu aroma ¿por qué me gusta tu aroma? Hueles como… no lo sé, pero cuando entrenamos despides un olor especial, detrás de tu jabón, detrás de cualquier otro aroma exterior puedo sentir algo de ti, algo único en ti. Sólo yo puedo sentirlo, son parte de mis súperpoderes, incompletos sin embargo. Como oír el latido de tu corazón, no tienes idea de lo que disfruto escuchándolo todo el tiempo.
¿Qué hacer? No entiendo por qué, el porqué de nada. Sólo sé que quiero tocarte, oler tu aroma de cerca, escuchar tu corazón de cerca, y tu sabor… conocerlo porque nunca lo he probado ¿es raro desearlo?. Que me mires y me hables sólo a mí, que digas mi nombre. Eres tan pequeño y ágil, e inteligente y astuto, pero no sé si entiendas esto, siquiera yo lo entiendo, no sé nada pero lo siento tan fuerte; y si estás cerca, si nos toca entrenar juntos, cuando luchamos, cuando mis manos tocan tu piel, me vuelvo torpe, y ese pequeño cuerpo es capaz de vencerme, sonríes con tu sonrisa torcida, ríes un poco por lo bajo y

- eso sube mi ego Conner – dices ofreciéndome la mano para levantarme.
- ah, sí – respondo tontamente, pero apenas me levanto con la ayuda de tu mano, que puede ser envuelta por la mía, la suelto de inmediato, algo dentro de mí me dice que no está bien tenerla más tiempo, aún si lo deseo, no quiero que te enteres de esto, sí, eso es, no quiero que lo sepas aunque te desee tanto.

- bien equipo, terminamos el entrenamiento de hoy, recuerden que mañana necesito su informe de rendimiento, eso es todo – Canario Negro nos despide rápidamente y se acerca a la salida.
- te vienes conmigo Robin? – te pregunta Kid Flash, yo camino en silencio a las duchas pero mi súper oído inevitablemente espera tu respuesta a la distancia.

- no, me quedo hoy, tengo que investigar unas cosas y me es más cómodo trabajar aquí.
- jojo, y eso? Problemas con el murciélago? Jaja – este chico ríe por todo, pero divierte más a Robin que yo.

- no es eso, sólo que a veces trabajo mejor fuera de la cueva – puedo adivinar que sonríes, puedo adivinarlo todo porque siempre te veo, siempre te oigo.
Entro de inmediato a la ducha, no quiero encontrármelo, no quiero verlo ni oírlo más pero no puedo detener mi audición, y a pesar del agua que ya cae por mi cuerpo ruidosamente escucho tus pies desnudos en la baldosa ¿por qué entras al lado de la mía? ¿Por qué te deseo tanto?

- te pasa algo?
- eh?

- te pregunto si te pasa algo, te he notado distraído – me preguntas desde la otra casilla, ¿te preocupas por mí? ¿o es tu sed de detective? …¿ambos? ¿cómo saberlo?

- n-no… sólo… he estado cansado – respondo más cortante e inseguro de lo que quería, fue una estupidez, si biológicamente es difícil que me canse…
- oh – respondes monogamente, soy un idiota, yo que deseo que me hable sólo a mí, que me diga

- bueno, Conner, sé que Canario Negro es la psicóloga del equipo, pero si quieres hablar con alguien más, puedes contar conmigo, si quieres…
Lo dijo, mi nombre, mi nombre si es que tengo un nombre en verdad, pero lo ha dicho él, desde su boca, desde sus labios finos que se colorean al entrenar, aquí a mi lado, tan cerca de mí, sus latidos, el agua chocando contra su cuerpo, su cabello pegado a su piel, su boca, su boca y su piel.

- …. Lo siento, comprendo si eres un solitario, Batman me ha acostumbrado con eso, entiendo.
Cierra su ducha y sale, mierda, lo he ofendido? No quería hacerlo, no contesté porque pensaba en ti, no te hablé porque estás nublando mi mente, porque yo… te deseo ¡no sabes cuánto!

Tiemblo ¿qué hacer? Quiero… te quiero a ti, he deseado tantas cosas en mi corta vida de conciencia, tantas cosas, un padre, una identidad, una vida, pero a ti, a ti es a quien más deseo, lo que más deseo es que seas mío, no sabría qué hacer entonces pero te quiero, no sé qué haría pero te quiero!
Salgo de la ducha, siquiera la cerré, no sé cómo y en qué momento pero salí. Y te vi, tenías una toalla en la cintura, otra alrededor de tu cuello cayendo por tus hombros, y todavía gotas se deslizaban por tu cuerpo.

- wow, ponte algo – reíste por lo bajo, tal vez nervioso, tarde me di cuenta que estaba desnudo, toda mi fuerza se fue, y la poca convicción que me dio ese pequeño acto de locura se fue ante tus palabras, tu cuerpo me provoca tanto pero el mío no hace nada ante ti, nada, más que un leve nerviosismo, normal supongo, y yo… un fenómeno in vitro, de un tubo de ensayo y además con estos deseos.
Me pongo una toalla encima, tapo mi cara con otra y volteo, no digo nada, aunque pienso en todo no digo nada y tus pasos se alejan, pero… puedo oírlo ¿por qué tu corazón late más rápido? Es por mí? Te provoco algo? Tu nerviosismo no pudo ser tan grande para hacer latir tu corazón así ¿o eres tan buen actor?

- si quieres hablar… estaré en el laboratorio esta noche, sólo digo – dices ligeramente, sin mirarme, te sigues alejando y la puerta se cierra.
Mi propio corazón se aceleró.

***
Son la una de la madrugada, lo de las duchas ocurrió a las 10 y dejé pasar el tiempo tontamente ¿él aún estará en el laboratorio? Me he pasado estas últimas 3 horas pensando qué hacer, o más bien cómo hacerlo. Puedo ir, quiero ir, pero no sé qué más, no sé qué decir o si debo decirlo, porque lo único que sé es que lo deseo, antes no sabía qué haría si fuera mío, pero en las duchas, cuando lo vi semidesnudo, comprendí que quiero abrazarlo tan fuerte, tan fuerte que temo romperlo en verdad, lastimarlo; pero la idea de su rostro pegado al mío, agotado y adolorido hace que me sienta extraño, quisiera respirar su aliento, sus jadeos, sentir su sudor en mi pecho, tomar cada gota con mis labios.

¿Qué estoy pensando? ¿Qué estoy sintiendo? Esto no está bien, ¿y si me expulsan de este lugar por esto? Es mi único hogar… no, no lo harían pero ¿y si lo hacen? Me estoy arriesgando demasiado, y más que eso, puedo perderlo, puede odiarme, y los demás, y Súperman, ahora sí que me odiaría. Pero… esto es demasiado fuerte, lo deseo, ya no me importa nada ¿qué más da? Si llevo menos de un año de vida, si no tengo recuerdos, no tengo padres, y mi único gran deseo es él; lo haré, si lo único que en verdad he deseado es a él, si existe una mínima posibilidad de que no me odie, si existe una mínima posibilidad que los latidos de su corazón se hayan acelerado como el mío… debo intentarlo, aunque no sepa qué decir, qué hacer, cómo actuar. Aunque sólo consiga que me hable y me mire, y oír su corazón más cerca de lo normal, sentir su aroma a pasos de mí, eso me bastará hoy, esta noche, tal vez toda mi vida, porque aprenderé a colmarla con eso el resto de mis días.
Me dirijo mecánicamente al laboratorio, todo está en oscuridad y mis pasos resuenan por cada pasillo que paso. Pero camino lento, muy lento, más de lo que quiero… él oirá estos pasos, no podré arrepentirme, pero aún puedo retroceder e irme, no, no puedo, no puedo soportarlo, no con lo que vi hace unas horas, no con el latido de su corazón aún en mis oídos. Lo deseo, lo quiero, sólo para mí, en mi, y yo en él, dios, qué estoy diciendo? Siquiera sé qué significa eso…

Mierda, pasé el punto de no retorno, ya oye mis pasos, es seguro, tiene habilidades increíbles sin tener súperpoderes ¿me entenderá entonces? ¿a pesar de que ni yo mismo me entiendo? Rayos, lo veo ¿cómo entré a este cuarto?
- ey, Conner – voltea de su asiento en el escritorio, va vestido de Robin.

Debió haber adivinado mi sorpresa, aunque no era sólo por verlo con su traje a estas horas y aquí, sino por estos extraños sentimientos, pero está bien, tal vez sea lo mejor, que no se entere de nada, que no adivine que lo miro de esta forma porque su presencia me mata… ¿así se sentirá la kryptonita?

- ah, esto, pensaba salir a hacer una ronda especial pero parece que se ha cancelado la idea.

Estúpido silencio mío, y él sólo baja la mirada, voltea y
- ven, siéntate si gustas.

Mecánicamente me siento a su lado, veo la pantalla sin entender nada, es increíble que se maneje tan bien, yo que básicamente nací gracias a una vil computadora no la entiendo para nada.
- sé que no te gusta hablar demasiado – dijo mientras escribía en su pantalla, tal vez para no molestarme con su mirada, si supiera que eso precisamente es lo que más deseo – pero puedo ver que algo te molesta, soy muy observador, aunque no quiera.

- …. – otra vez mi estúpido silencio, y mi mala costumbre de mirarlo fijo, no quiero intimidarlo pero no puedo evitarlo, adoro ver cómo se mueve su boca al hablar, y ver su piel, y cómo su cabello se mueve ligeramente al mover la cabeza al conversar, su cabello parece más fino que el mío, más delgado, debe ser suave…
- Conner? – me mira, diablos, no oí nada más que lo que dijo antes…

- perdona…
- hombre, en serio? Te pasa algo? Si no te sientes bien deberías examinarte, después de todo, no eres humano y…

Me mira, al fin, y me habla y dijo mi nombre, y su boca, a mi alcance con su cuerpo, su cabello moviéndose, su corazón latiendo, su aroma tan cerca.
Y de pronto, mis labios en los suyos.

No sé cuántos segundos pasaron, no me moví, no me atreví y él tampoco lo hizo, cuando pudo haberme empujado o incluso golpeado, es más fuerte de lo que parece; pero ninguno de los dos hizo nada, fue un beso vergonzosamente torpe. Y al notar mi propia torpeza me atrevo a abrir mis ojos, me doy cuenta de la estupidez que he hecho, otra vez impulsado sin darme cuenta…

Pero él tiene los ojos cerrados, y siquiera apretados… ¿no está sorprendido? ¿no me rechaza? Entonces vuelvo a cerrar los míos, tal vez autoengañándome de la mínima esperanza, del milagro que esperaba y creo que se ha cumplido…
Entonces mis manos se atreven, otra vez casi sin pensar pero más consientes que mi primer movimiento. Pero cuando mis dedos presionas su cintura él da un brinco y la silla se desliza en sus ruedas, pero sólo un poco, su nariz aún está a centímetros de la mía.

Nos miramos un momento, mis manos quedaron paralizadas a sus costados, casi sin tocarlo. Su mirada me atraviesa, aún si no puedo ver sus ojos por su antifaz, puedo sentirlo; esto fue un error. No lo soporto, que la mínima posibilidad nunca haya existido. Si pudiera volar, volaría, podría huir lejos, pero soy tan incompleto, tan idiota, y sólo me queda correr como el idiota cobarde que soy.
Pero siento que algo me detiene, tu mano me detiene, eres muy fuerte, lo logras, vuelvo a mirarte, estás de pie, tu mano en mi mano apretándola.

- espera… - te ves algo turbado, tú que siempre lo controlas todo. Siquiera estás sonrojado como siento que lo estoy yo.
Me quedo en silencio, nos quedamos en silencio, te miro esperanzado, busco sin querer esperanzas, suplico por esperanzas. Tú miras un poco hacia abajo, hacia la nada ¿qué piensas?

Pero no sueltas mi mano ¿ésta esperanza es real? ¿no la estoy imaginando, verdad?
- Robin – y me miras nuevamente, con los labios entreabiertos, turbado, pero sólo un poco, o puedes controlarte tan bien?

- perdona… - no, no te disculpes, eso me mataría – yo sé… que esto no es conveniente… - “conveniente” en verdad eres así de táctico – no es que… - miras hacia un lado, dejas mis ojos – te rechace… la verdad – vuelves a mirarme con ojos más seguros que antes – aunque esto no es conveniente… no quiero ser como Batman.
No entiendo bien lo que quieres decir, más bien parece que hablas contigo mismo o sabes que es algo que sólo tú entiendes y simplemente no esperas que nadie más haga. Pero sobre todo eso, puedo intuir que… la esperanza no era inventada, aunque no segura; pero a pesar de eso, no puedo dejarla ir, perder esta pequeña esperanza insegura.

Avanzo hacia ti y te abraso, tengo tanto miedo de perderte; das un brinco otra vez por la sorpresa, pero no espero más y aunque no me devuelves mi abraso te beso una segunda vez. Estás paralizado pero por tu control permanente podrías rechazarme, empujarme sería tan fácil, pero no lo haces.
Mi beso es más profundo, tus labios tan delgados pero tan suaves ¿quién lo hubiera adivinado? Y te abraso más, con más fuerza de lo que debería, que te obliga a exhalar aire por tu nariz pues tu boca está ocupada por la mía, tu aliento cosquillea mi cara; debo controlarme, lo sé, pero no puedo, no ahora. Abro mi boca, vuelves a brincar al sentir mi lengua, pero no me rechazas, tus manos sostienen mis brazos pero siquiera los aprietan; y respiras tan de a prisa, pero no dejo tu boca, nunca la dejaría.
- cof cof – toses, no puedes respirar por mi cuerpo oprimiendo el tuyo, y me obligo a mí mismo a soltarte un poco, dejar un poco tu boca…

Pero no soy capaz de dejarte del todo.

Jadeas aún en mi boca, aún en tu boca yo sigo besándote, tus labios… los exploro con los míos, todo espacio besado, no sabía que podía besar, no sé si lo hago bien pero no puedo dejar de hacerlo, abriendo tu boca con la mía. Gimes por lo bajo cuando mi lengua se aventura otra vez a buscar la tuya. Déjame encontrarte Robin, y tal vez algún día saber tu nombre.

¿CONTINUARÁ?

lunes, 17 de diciembre de 2012

El Extranjero de Camus en COMIC


Buscando imágenes para la entrada sobre “El Extranjero” de Albert Camus, me encontré con unas tiras cómicas bastante curiosas, un artista llamado Robert Sikoryak publicó un libro llamado Masterpiece Cómics donde une los clásicos del comic (como Superman, la pequeña Lulú, Batman, entre otros) con los clásicos de literatura (“La metamorfosis”, “Crimen y castigo”, “El extranjero”, entre otros). Así que compartiré aquí las tiras que encontré de la obra que nos compete, a los que se interesen de esta curiosidad les invito a buscar por internet, ya han subido tiras realmente interesantes xD

Aquí la parte en que María le pregunta a Meursaulh si la ama y éste le responde que no tenía importancia pero que le parecía que no.


Esta es la parte en que el protagonista dispara al árabe en la playa (luego le da 4 disparos más al cuerpo ya inerte), la traducción de la imagen dice "Esto en cuanto a la armonía del día!" Tal vez el traductor me engaña pero no me parece coherente con la obra, es cierto que en esa escena tanto el árabe como Meursaulh no dicen nada, pero también es cierto que en toda la obra no hay guiones de diálogo y sólo hay algunas pocas comillas para referirse textualmente a lo dice algún que otro personaje (ya que la obra entera está narrada desde la perspectiva del protagonista). En todo caso, me parece que el por qué le disparó al árabe nunca quedó claro, y a lo más Meursaulh dijo que era por el sol...


oh, esta está muy buena, se refiere a la clásica primera línea de esta obra y que es muy conocida "Hoy ha muerto mamá. O quizás Ayer. No lo sé." así comienza "El extranjero" mostrando de inmediato la indiferencia, tan neutral ante los hechos que siquiera resulta maliciosa. Las circunstancias de la imagen son diferentes a la obra, pero se entiende que es para rescatar las líneas antes referidas. lo cierto es que fumó el cigarrillo mientras velaba a su madre a lo largo de la noche y no con un aire tan mmm altanero por  así decirlo, sino realmente indiferente, pasando las horas. El caballero que está entre los brazos de una monja (hubo una monja en la obra?) es un viejo que acompañó a su madre en el asilo casi como si fueran novios y estaba muy dolido por su muerte.


No encontré estas imagenes solas y com mayor calidad, una pena.

La primera se refiere cuando el protagonista ya está en la carcel y medita: "Creo que uno puede acostumbrarse a cualquier cosa." Se refirió a este hecho en varias partes a lo largo de la novela.

La segunda imagen lo cierto es que no la veo bien, si alguien em ayudara a leer esas pequeñas letras sería genial xD aunque por el dibujo dedusco que es la parte en que lo están juzgando y lo tratan de moustro inhumano al no haber llorado la muerte de su madre, haber fumado en frente de su cuerpo, no saber qué edad tenía, y un montón de cosas más como el haberse relacionado con María apenas un día después del entierro de su madre, cosas por el estilo. El protagonista entá entre momentos incómodo o aburrido, aunque en la imagen Superman parece más bien angustiado.

La tercera imagen corresponde al fragmento que publiqué en la entrada anterior donde el protagonista explota ante la insistencia del cura.
Cura: voy a rezar por ti, hijo mío!
Superman/Meursault: no pierda sus oraciones! estás tan condenado como yo!

La última imagen no aparece en realidad en la obra. "Una guillotina indestructible, una multitud llena de odio, es todo lo que esperaba!" El protagonista dice cosas parecida, sí se refiere a la guillotina pero sin usar esta palabra (cosas de traducción, no lo sé, aunque me sorprendí de que se usara la guillotina, arma que apareció en la revolución francesa o sea hace mucho xD) pero sí se refiere a ella como un arma precisa y eficiente, pero también pudo haber puesto el dibujante la palabra "indestructible" por superman, puede ser. Meursault en la última línea de la obra expresa su deseo de que haya una multitud que le guiten con odio en el momento de su muerte par ano sentirse solo. A esto debe referirse superman con su "lo que esperaba".

Y creo que no hay más, pero definitivamente, que buena iniciativa!!!

El Extranjero de Albert Camus


He aquí un fragmento de la novela existencialista (más bien, dio pie al movimiento) “EL EXTRANJERO” de Albert Camus (libro 43 leído en el año), autor francés que vivió en la época de las guerras mundiales por lo que su obra está sumergida en ese sentimiento de desconcierto ante la vida, pero un desconcierto no angustiante sino más bien vacío, en el caso del protagonista Meursaulh, indiferente, la vida entera le es indiferente, sin creer en dios y mucho menos en los valores, su vida pasa vacía a través de él, como si todo le diera lo mismo y nada le conmoviera.

Tras matar a un hombre sin tener claro el por qué, más que por el sol abrasador de ese día y por tener una pistola en la mano, Meursaulh es condenado a muerte, decisión a la que llegó el juzgado al tratar a Meursaulh de un hombre frío que no se conmovió siquiera por la muerte de su madre. Dejamos al lector que saque sus propias conclusiones, en lo personal, él simplemente vivió de una forma tan vacía, tan neutral de su vida más que indiferente, que no podía ser comprendido, o quizás los demás tenían razón, y la naturaleza a la que llegó Meursaulh, esa neutralidad, era la indiferencia de la vida, llegando a ser extranjero de ella misma, de la vida y de todo… (es así?)

A continuación, lo que le dice el protagonista al cura cuando éste último trata de persuadirlo para que se confiese antes de morir:


            “Entonces, no sé por qué, algo se rompió dentro de mí. Me puse a gritar a voz en cuello y le insulté y le dije que no rogara y que más le valía arder que desaparecer. Le había tomado por el cuello de la sotana. Vaciaba sobre él todo el fondo de mi corazón con impulsos en que se mezclaban el gozo y la cólera. Parecía estar tan seguro, ¿no es cierto? Sin embargo, ninguna de sus certezas valía lo que un cabello de mujer. Ni siquiera estaba seguro de estar vivo, puesto que vivía como un muerto. Me parecía tener las manos vacías. Pero estaba seguro de mí, seguro de todo, más seguro que él, seguro de mi vida y de esta muerte que iba a llegar. Sí, no tenía más que esto. Pero, por lo menos, poseía esta verdad, tanto como ella me poseía a mí. Yo había tenido razón, tenía todavía razón, tenía siempre razón. Había vivido de tal manera y hubiera podido vivir de tal otra. Había hecho esto y no había hecho aquello. No había hecho tal cosa en tanto que había hecho esta otra. ¿Y después? Era como si durante toda la vida hubiese esperado este minuto... y esta brevísima alba en la que quedaría justificado. Nada, nada tenía importancia, y yo sabía bien por qué. También él sabía por qué. Desde lo hondo de mi porvenir, durante toda esta vida absurda que había llevado, subía hacia mí un soplo oscuro a través de los años que aún no habían llegado, y este soplo igualaba a su paso todo lo que me proponían entonces, en los años no más reales que los que estaba viviendo. ¡Qué me importaban la muerte de los otros, el amor de una madre! ¡Qué me importaban su Dios, las vidas que uno elige, los destinos que uno escoge, desde que un único destino debía de escogerme a mí y conmigo a millares de privilegiados que, como él, se decían hermanos míos! ¿Comprendía, comprendía pues? Todo el mundo era privilegiado. No había más que privilegiados. También a los otros los condenarían un día. También a él lo condenarían. ¿Qué importaba si acusado de una muerte lo ejecutaban por no haber llorado en el entierro de su madre? El perro de Salamano valía tanto como su mujer. La mujercita autómata era tan culpable como la parisiense que se había casado con Masson, o como María, que había deseado casarse conmigo. ¿Qué importaba que Raimundo fuese compañero mío tanto como Celeste, que valía más que él? ¿Qué importaba que María diese hoy su boca a un nuevo Meursault? Comprendía, pues, este condenado, que desde lo hondo de mi porvenir... Me ahogaba gritando todo esto. Pero ya me quitaban al capellán de entre las manos y los guardianes me amenazaban. Sin embargo, él los calmó y me miró en silencio. Tenía los ojos llenos de lágrimas. Se volvió y desapareció.”

Entrevista a Claudia Hernández López


Entrevista a Claudia Hernández López, actriz, directora teatral, y dramaturga,  con respecto a su nuevo libro “Textura en extinción” publicado en abril del 2012. Esta entrevista corresponde a septiembre (exactamente el día viernes 28) del mismo año.
 
Mafer: Bueno, hablemos de su libro. Salió el 2012 y ¿se puede decir que recoge lo tradicional verdad? Y hechos reales me parece
Claudia H: Claro, es de este año, es de la colección Tierra Elqui, un proyecto Gore de la agrupación cultural “Albricias”. Son tres libros, en realidad, el primero de poesía de Marcela Reyes, y el Oriana Mondaca es de investigación acerca de la obra de Gabriela Mistral de alusiones bíblicas y religiosas en la obra de Gabriela, y finalmente me invitaron a mí en el área de teatro con este que es como un compendio de obras que trata el tema regional.
Mafer: Desde el 90 incluso hay obras.
Claudia H: Claro.
Mafer: A lo largo de los años. Y hablando de las obras que lo componen, por ejemplo “Gesta al Norte” hay ahí como tres obras pequeñas me parece.
Claudia H: Gesta al Norte, claro, en realidad fueron escritas de manera individual, primero fueron “Gualliguaica”, luego “Las Parcas de Chapilca” y finalmente “Los Molinos de Punitaqui” eso fue… lo escribí gracias a una beca de creación literaria el año 2008 y el 2010 cuando la compañía cumplía 15 años de labores se nos ocurrió hacer como esta trilogía, montar a todas juntas y ahí se reunieron en la obra grande que se llamó “Gesta al Norte” y ahí se escribieron escenas que son como de enlace dentro de las tres obras.
Mafer: Sí, uno se da cuenta, cuando salen los apartes al final salían los personajes y entraban los de la próxima obra. Y también recoge lugares ¿verdad? Pueblos más o menos olvidados de la región, y hechos reales como terremotos e inundaciones.
Claudia: Exactamente, el año 97 en Punitaqui el terremoto que quedó todo el pueblo en el suelo, yo fui 10 años después y todavía seguía exactamente igual.
Mafer: Sí, creo que lo contó en la presentación del libro.
Claudia H: Sí, “las Parcas de Chapilca” está basado en el tema del rescate de las tradiciones que se están perdiendo y en cómo el tema, por ejemplo, de las cooperativas pesqueras van desarrollando tanto el tema de las uvas solamente, la plantación de vides, que van desapareciendo los pequeños cultivos.
Mafer: Como la pesca artesanal de acá.
Claudia H: Claro, las tradiciones que tiene que ver con el tejido y todo, y efectivamente se han hecho algunas instancias para lograr que eso no se pierda ¿cierto? Hay un módulo de venta y todo, pero de todas maneras por la lejanía es súper complejo y son temas que al parecer a nadie le toca; y finalmente el tema de “Gualliguaica” que es de lo más reales, me parece, estas 180 familias que fueron desplazadas en “pos del progreso” digamos, para la construcción del Puclaro.
Mafer: Ya también una forma, me di cuenta, una interpretación mía también, que una de las formas de rescatar lo tradicional es lo fantasmal, hay bastantes fantasmas en la obra, los que recuerdan el pasado y se conectan de alguna forma casi visual con los demás personajes, unos los ven, otros los oyen.
Claudia H: Exactamente, la importancia de esta memoria social-colectiva y que es mantenida en este caos por los fantasmas, por el recuerdo de las personas.
Mafer: Y también era bastante interesante cuando un personaje que era un alemán trataba de recuperar incluso la misma historia. Paradójico.
Claudia H: Mira, sí, claro, y fíjate que ese alemán producto de una investigación, es que eso fue muy. Muy antiguo…
Mafer: ¿En los molinos, verdad?
Claudia H: Claro en “los molinos de Punitaqui”; efectivamente dicen los registros históricos que una persona que vino de afuera, que era un alemán que no está siquiera en los registros históricos su nombre, pero sólo se recuerda como “El Alemán”  fue el que les enseñó a fundir metales y que el propició esta tecnología del tema de los molinos para buscar agua. El fue el que le enseñó a la gente del lugar a construir estos elementos para aprovechar el viento.
Mafer: En esa obra está el asunto de la sequía y el volver a empezar, recuerdo. Y también, mi favorita fue “Valle del Eco” donde salía bastante mitología, el chonchón por ejemplo, el tué tué…
Claudia H: Esa es la primera obra que escribí.
Mafer: Oh, ¿en serio?
Claudia H: Sí, la más antigua.
Mafer: ¿Del 95, verdad?
Claudia H: Se estrenó el año 95.
Mafer: Entonces ¿se ha montado varias veces?
Claudia H: Todas las obras se han montado, y actualmente las están montando un grupo de INACAP.
Mafer: Genial, me encantaría ver el “Valle del Eco” actuado porque igual, el duende de tres cabezas es interesante…; y “Bajo el Altar”, ese se montó cuando se presentó el libro, me parece.
Claudia H: Se hizo un fragmento, un fragmento de la obra, que en realidad dura 30 minutos y ahora vamos a tener una temporada fíjate, en la iglesia Santa Inés porque “Mujeres de Tres Siglos” y “Bajo el Altar” que se hicieron específicamente como un rescate patrimonial de la iglesia Santa Inés y de la historia de la Santa Inés, como un tema, no sé si me habría tocado por interés propio el tema de Santa Inés y de los espectros y de los muertos, etc. sino que fue un trabajo por encargo, me pidieron, me contrataron para escribir eso.
Mafer: Sí, “Mujeres de Tres Siglos” da hasta miedo, a mí me dio miedo.
Claudia H: (risas) porque son puros fantasmas.
Mafer: Todos eran fantasmas al final, igual la niña pequeña cuando se ponía hablar de cosas perturbadoras mientras jugaba.
Claudia H: Porque era realmente Santa Inés.
Mafer: Y era como una virgen ahí.
Claudia H: Y también eso haciendo eco de la cantidad de personas sepultadas que hay ahí y  que siguen estando ahí, en ese espacio.
Mafer: Eso también se ve “Bajo el Altar” cuando empiezan a ver todos los huesos…
Claudia H: Claro, todo lo que aparece, porque esta mujer se supone que busca un tesoro, o sea su verdadero interés es un supuesto tesoro que puede estar ahí escondido entre las pertenencias de los muertos. Ahora, a fines de noviembre, se estrena “1975” que es la tercera parte de la trilogía esta de la Santa Inés y rescata el tema del terremoto y el año que se cierran definitivamente las puertas de la iglesia.
Mafer: Sí, de hecho, en esa obra aparecen muchas fechas, porque como las mujeres son de diferentes épocas empiezan a recordar cada fecha importante de su época.
Claudia H: Claro, una era de 1820, la otra era los años 70, la beata que cuidaba a la niñita era atemporal porque representaba a la patrona de la iglesia.
Mafer: Y al final, para ir concluyendo también, se podría decir que este libro es un rescate.
Claudia H: Absolutamente.
Mafer: De la cultura, de la historia, de la tradición…
Claudia H: De la historia local, bastante, desde una lectura súper fácil. Aquí no hay un tema de teatro vanguardista ni es pretencioso en términos formales, sino que básicamente hacer un registro, dejar una huella de cosas que a nadie ha tocado y menos a nivel de artes escénicas.
Mafer: Sí, incluso desde el lenguaje, porque hay ciertas partes donde aparece un lenguaje más “rural” por ejemplo, usted es muy buena, si me permite felicitarla humildemente…
Claudia H: Gracias.
Mafer: Como para poner diferentes visiones en los diálogos porque a veces igual es difícil entrar tanto en el personaje para cambiar tanto la forma de un diálogo a otro, y que se nota qué personaje es.
Claudia H: Una cuando crea al personaje, después uno tiene claro la idea que quiere dar, y empiezan a hablar solo.
Mafer: ¡Oh!
Claudia H: En serio.
Mafer: Porque de hecho pasa que uno va leyendo y van cambiando los personajes pero uno sabe qué personaje es sin leer el nombre del personaje.
Claudia H: La psicología del personaje.
Mafer: Claro no había ninguna confusión. Bueno muchas gracias por esta entrevista y por su tiempo.

Reseña Literaria: Textura en extinción


Soy libre!!! Hasta el próximo semestre al menos, y viene mi práctica profesional, espero librarme bien de ella y buscar un tranquilo trabajo donde gane lo suficiente porque (hasta ahora) no me interesa matarme trabajando en un colegio, o ese es mi plan actualmente. Una que es joven sin hijos… o es muy irresponsable lo que digo? xD
Comenzando las vacaciones en que puedo volver a mi blog en paz, y antes de dar el regalito del nuevo cap de mi fic, compartiré una reseña litería que hice para una clase. Es de una autora de la región donde vivo actualmente, IV región de Chile, es dramaturga y como toda buena reseña es de un libro publicado recientemente, este mismo año, y por eso mismo me apuro a subirlo antes que se acabe el 2012 y tenga que redactarlo de nuevo xDDD. También publicaré una entrevista transcrita que le hice (sí pos, fue todo muy elaborado con entrevista y autógrafo incluido xD) he aquí, en fin, la reseña de un libro que me gustó mucho:
Nota preliminar: este año espero lograr el record de 50 libros, actualmente voy en el 44, los últimos de la lista seguro no serán muy largos para lograr el record, sin embargo, tendré mucho que contar de estos 50 libros, espero que les gusten.

Reseña Literaria:
TEXTURA EN EXTINCIÓN

Albricias Ediciones, con el aporte del fondo de Cultura del Gobierno Regional de Coquimbo, presenta su colección “Tierra Elqui” lanzando en abril del presente año el primer libro de esta trilogía: un compilado de obras dramáticas de la autora Claudia Hernández López titulado “Textura en extinción”. Tras ir a la presentación de la nueva obra, disfrutar su lectura y tener una agradable charla con la autora, he de decir que la región de Coquimbo ha logrado rescatar parte de su historia, tradición y magia en la simplicidad de este pequeño libro.
El primer drama, de los cuatro que lo componen, es “Gesta del Norte” a la vez una pequeña trilogía enlazada que rescata lugares y hechos olvidados de nuestra tierra rural presentadas en “Gualliguaica” que recuerda a las 180 familias que fueron desplazadas en “pos del progreso” para la construcción del embalse Puclaro; “Las parcas de Chapilca”, una lucha por recuperar las tradiciones familiares perdidas; y “Los Molinos de Punitaqui” que recuerda el terremoto del 97 y que critica su abandono hasta el día de hoy. Las obras rescatan la memoria a través de sus mismos muertos, fantasmas que se comunican con los vivos tratando de salvar sus recuerdos y así sus vidas.
La segunda obra es “Valle del Eco” obra pícara que nos recuerda nuestra mitología y creencias más antiguas quizás olvidadas, teniendo entre sus personajes a un duende de tres cabezas, brujos y el chonchón, que seduce a mujeres que a la mañana siguiente aparecen cubiertas de sus plumas produciendo el miedo en los pueblos.
Las últimas dos obras rescatan el patrimonio de la iglesia de Santa Inés, su historia, reconstrucciones y abandonos; en “Mujeres de Tres Siglos”, a través de sus tres personajes fantasmales que no descubren su propia naturaleza hasta el final, cuando el tiempo va más allá de ellos mismos. Finalmente el libro se despide con el último drama “Bajo el Altar”, una combinación de lo tétrico, lo humorístico y la locura paradójica.

            Se recomienda su lectura a todos los interesados en la cultura nacional y más aún regional, a las mentes críticas de la historia, y a los interesados en el rescate y registro de la tradición, y por supuesto, a los seguidores del buen teatro.
Por MAFER