Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

viernes, 22 de mayo de 2015

Fic koi suru boukun: Cambios, cap 1

Es todo muy simple, como yo empecé a trabajar y dado que el final del manga se orientaba hacia allá, tomé la decisión egoísta de explorar este nuevo futuro de nuestra amada pareja.


¿Ya mandaron su foto para celebrar el aniversario de sensei? Yo ya lo mandé, espero que lo vea, me saqué una foto con mi fic, espero que se entienda el mensaje en inglés que mandé con mi pizarra de tiza.

Espero sus comentarios!

Cambios
Desde senpai.

Han pasado muchos meses, sumergido en este extraño ritmo de vida, sigue el tiempo transcurriendo apaciblemente, es extraño, porque a pesar de lo errático de “esto” el tiempo pasa a la vez lento y rápido…

            Y de pronto Morinaga me lo dijo, le ofrecieron un puesto de trabajo, puede hacer la práctica ahí un par de semanas para ver si lo reciben de inmediato después de graduarse, es una buena oportunidad, pero me sorprendió, no sabía que iba a trabajar tras salir de la universidad, de alguna manera no sé por qué, pensé que iba a estudiar un diplomado como yo, que iba a seguir investigando aquí, que iba a… bueno, seguir siendo mi ayudante… estar conmigo.

- pero senpai, no tengo dinero para seguir estudiando, tengo que trabajar.

- ah? Ah sí? Oh… - tema delicado, la verdad nunca lo había pensado, fui un imprudente.

- sí, recuerda que mis padres me pagan la universidad y me dan algo de dinero, pero apenas me gradúe pues… no me darán nada más…

- en serio? Así de la nada?

- bueno… ellos quieren desligarse de mí, es normal, esto lo hacen ahora por deber pero luego…

            Rayos, puso esa cara otra vez, pregunto sin pensar pero ¿cómo es posible que sus padres sean así? ¿de verdad los padres pueden llegar a odiar a sus hijos? Me parece extremo, extraño, ¿cómo puede ser así…?

- Ya veo, bueno entonces, sí, trabajar es lo mejor…

- sí, aunque te extrañaré, tal vez tenga que internarme ahí unos días o algo así, por las capacitaciones, y queda lejos de Nagoya, pero si me contratan podré trasladarme, espero.

- mmm – se acerca y me besa, ah, es tan fácil ahora, acercarse y besarme, qué locura el que sea tan fácil, pero es cierto, ya no lo veré tanto, será raro, no será… bueno.
Desde Morinaga.
          
  Esta es una gran oportunidad, podré trabajar, tener mi propio dinero, ayudar a senpai y así ser… una familia, aunque sea de dos. Pero lo extrañaré mucho, a senpai no le duele como a mí, nuestros sentimiento son… debo reconocer, diferentes de cierta forma, él no sufrirá como yo por nuestra distancia, casi envidio eso, a mí me afecta demasiado el no verlo, el no tenerlo, el no estar apegado a él cada día; espero que no me afecte en el trabajo, así de dependiente soy, eso no es bueno!
          
  Espero que me vaya bien en mi práctica, será agotador, pero si logro entrar en esta compañía tendré un mejor futuro, tendremos un mejor futuro.

***
Así comenzó un gran cambio de vida para ambos, Morinaga dejaría la universidad y comenzaría a trabajar ¿qué tanto cambiaría su vida por este nuevo ritmo y rutina? Lo primero fue ayudar a senpai a buscar nuevos ayudantes, Morinaga sufrió mucho por sus típicas inseguridades, que la chica demasiado linda, que el chico demasiado seme… hasta que finalmente encontramos a típicos personajes neutrales para tomar el puesto, tras las insistencias de senpai en implantar su tiranía, podres víctimas. Mientras, Morinaga comenzaba su primera semana de prácticas, y sí, los primeros tres días iba y volvía tarde y agotado, casi no veía a senpai, para finalmente caer en un internado en el mismo trabajo. Fue una semana difícil para ambos, para Morinaga por no poder ver a senpai, y bueno, senpai comenzó a darse cuenta de su inutilidad nuevamente, no podía cocinar casi nada, y terminó gastando más dinero de la cuenta por comer afuera, también rompió un plato al tratar de lavar los trastos. Lo bueno fue que descubrió la magia de hacer emparedados, entonces pudo sobrevivir. Pero lo que más extrañaron ambos fue el hecho de dormir, sí, algo tan simple como eso, no es que el sitio donde se instaló Morinaga haya sido especialmente incómodo, no, es solo que ambos se habían acostumbrado a dormir juntos, sentir su calor, su olor, besarse antes de dormir, y ya no podían, las camas las sentían frías y enormes, sentían la soledad de no estar con el otro, era algo que los mensajes de texto no podían remediar, y eso que senpai los contestaba todos aunque fuera con mala gana.

Así al terminar el domingo (había sido una semana tan malditamente larga sin Mori) senpai pensando que Morinaga ya no volvería siquiera al ser fin de semana decidió casi sin decidir, dormir en la cama de Morinaga, no se dio ni cuenta y ya estaba en su habitación, los días anteriores a veces entraba a mirar como alucinado esa habitación, y ese día simplemente cedió al impulso, se acostó en su cama sin pensar demasiado, respirando el aroma que aún quedaba ahí, también estaba cansado, los ayudantes no eran tan eficiente como Morinaga, o él no sabía tratarlos, ni idea, ¿es que nadie más que Mori puede aguantar su tiranía?

Pero le costó adentrarse en el sueño, su cuerpo había reaccionado de inmediato al sentir el aroma de Morinaga de su cama, pero no quería llegar a eso, es cierto que sin Morinaga él ya no se “desahogaba” pero no quería reconocerlo, que su cuerpo se haya transformado así, porque antes senpai no necesitaba… hacerlo tanto, una vez cada ciertos meses bastaban, y eran deseos que venían por una simple necesidad biológica como solía pensar antes, pero ahora no, ahora apenas dos días y ya siente ese extraño vértigo, ese extraño calor en su pene, en su vientre, las ganas de ser llenado, la hinchazón de sus testículos porque se han acostumbrado a producir más semen al ser “vaciado” tan seguido por Morinaga.

- Debe ser una broma, yo… yo no lo necesito. – Era tan extraño, diciendo eso acurrucado en la cama de Morinaga, pero también estaba cansado, pudo resistir, luchar contra sí mismo y al fin adentrarse al sueño, el sitio era reconfortarle, después de todo.

Y así cayó en tan profundo y acogedor sueño que no pudo escuchar cuando, horas más tarde, lentamente se abrió la puerta del departamento y un cansado Morinaga entraba apenas en estado zombie. ¡Bienvenido a la vida adulta, Ángel-kun!

Morinaga dejó caer su equipaje y su chaqueta en el sofá, él no suele ser desordenado, pero esta vez estaba demasiado muerto, se arrastró a la habitación lentamente, tenía en la mente a senpai, pero era tarde, pensó que dormía, y bueno, sí, dormía, pero no donde suponía. Vio la puerta de su habitación abierta, pero no pensó demasiado en eso, sólo quería su cama, aunque no pudo evitar notar el bulto que vio en ella al prender la luz.

Estaba muy cansado para pensar, ni siquiera contempló demasiado a ese senpai que dormía, se sentía ya en un sueño ¿tal vez era una alucinación por el cansancio? Acercó sus manos, luego su pecho, finalmente entró desordenadamente a la cama, lo abrazó.

Senpai no pudo evitar despertar por esos movimientos en sí mismo, abrió los ojos pesadamente, primero por la luz encendida que molestaba sus ojos, luego por el peso en su cuerpo, Morinaga parecía ya dormido sobre él.

- Morinaga? – no alcanzó a sentirse descubierto, simplemente se preocupó por Mori, parecía simplemente desmayado.

- mmm sí… - dejó escapar pesadamente Morinaga, ya estaba semidormido.

- ….. – senpai lo observó un momento, había bajado a su cuello, se había acurrucado como un niño en su pecho. Parecía cansado, tenía notorias ojeras y una respiración pesada - …. No vas a comer?... o tomar un baño?

          Preguntaba casi por preguntar, tal vez quería hablarle, tal vez estaba feliz de verlo al fin y al cabo.

- ah… estoy muy cansado… - Mori siquiera abría los ojos.

- pero… ni siquiera te has sacado la corbata.

Senpai no pensó demasiado cuando una de sus manos se estiró y removió con simpleza la corbata de Morinaga, a mitad de esa acción se dio cuenta de lo invasivo que era pero al notar que Mori no se movía ni un ápice, sintió el alivio de poder… “disponer”(?) de Morinaga, después de todo, no puede dejar de ser un tirano.

- ¿no vas a comer nada?

- mmm…

- bueno… iré a prepararte algo. – senpai no era de cocinar y menos de cocinar para alguien más, podía contar con los dedos de una mano las veces que le había preparado un mísero café a Morinaga, pero en ese mismo instante tenía la extraña necesidad de cuidarlo, se veía tan cansado y lo había extrañado tanto que…

Se removió con suavidad del abrazo de Morinaga, éste no se resistió, estaba demasiado dormido para evitar que senpai se fuera aunque inconcientemente quería evitarlo, no pudo, se durmió apenas senpai se levantó de la cama.

- ya vuelvo – dijo senpai con la voz en un hilo, no podía evitar sentir cierta timidez y vergüenza cada vez que sentía esa embarazosa intimidad con Morinaga, desde dormir en su cama, a abrazarse y besarse, incluso hacerle un emparedado ya lo tupía un poco.

Así llegó a la cocina, se había vuelto realmente bueno haciendo emparedados, incluso le había dado por experimentar y mezclar diferentes ingredientes más que los típicos tradicionales, aunque no era nada sorprenderse ¡era un puro emparedado! Pero para el poco hacendoso senpai era todo un logro.

Llevo 4 emparedados en una bandeja más una botella de té verde fría. Vio que Morinaga no se había movido ni un poco, seguía con la camisa, los pantalones, siquiera se había sacado la corbata o el cinturón.

- Morinaga, come algo – dijo ahora con voz forzosamente dura dejando la bandeja en el velador.

- ….. – pero Morinaga seguía dormido.

- ey…- se acercó senpai, tocó el hombro de Morinaga, con demasiada suavidad al principio debido a su orgullosa timidez y luego con la natural tiranía de siempre. – oi! Despierta! No puedes dormirte así!

- ah… perdón… - Morinaga entreabrió los ojos suavemente – qué? Senpai? – era como si recién se diera cuenta que estaba al fin en casa con él.

- idiota, te traje emparedados, come y cámbiate si vas a dormir. – senpai casi desvía la mirada, pero como la brusquedad anterior le había permitido parecer enojado como siempre, pudo seguir mirando a los ojos a Morinaga, a pesar del evidente rubor en sus mejillas y sus orejas.

- ah… gracias. – Morinaga apoyó su espalda en la marqueza de la cama, se sobó los ojos con las manos, tomó un emparedado y comió de forma mecánica con los ojos algo perdidos.

- … estás bien? – senpai ya lo miraba otra vez preocupado, se sentó a su lado sin darse cuenta, con los pies en el suelo, claro.

- mucho trabajo… - dijo aún hipnotizado Morinaga – esto… lo preparaste tú? – al fin lo miró más despierto pero su rostro no expresaba demasiadas emociones en realidad.

- eh, sí… - volvió el rubor al rostro de senpai apenas sintió la mirada de Morinaga en él.

- vaya, eres genial, senpai. – sonrió, sí, había despertado un poco más, pero de cierta forma senpai también sintió que en ese comentario, que en esa sonrisa había un extraño reproche, senpai ya comenzaba a sospechar que Morinaga no quería que él se volviera ni un poco independiente, Morinaga quiere que senpai dependa de él para todo, piensa que así es más suyo, y senpai ya se estaba dando cuenta de eso.

- … no es… la gran cosa – paseó la mirada por la habitación.

- je, no es verdad, eres… fantástico. – Morinaga abrazó a senpai, éste se tensó, las acciones de Mori parecían en parte zombie y en parte intencionadas, y no sabía qué quería.

- ey! Termina tu comida!

- mmm sí… - Morinaga estiró su mano, aún abrazando a senpai, y alcanzó dos pequeños emparedados que devoró rápidamente, aunque senpai no lo vio pero pudo escuchar cómo comía apresurado casi a la altura de su cuello. “Este chico, es tan raro” sólo por no querer deshacer el abrazo. – estoy tan cansado… y te he extrañado tanto – “ya viene” pensó senpai, quedándose quieto, esperando el beso que no tardó en venir. Sí, se habían extrañado. Le dio un beso tan apasionado, y senpai inesperablemente le respondió con la misma pasión a su manera, Morinaga tomó sus mejillas, y senpai sus manos, mientras los sonidos de sus labios y lenguas dejaban ecos en esa madrugada de domingo, hacía un poco de frío.

- quiero hacerte el amor, senpai!


CONTINUARÁ
omga xD

viernes, 15 de mayo de 2015

Vida de una geisha de Kiharu Nakamura

Vida de una geisha de Kiharu Nakamura

En mi insaciable obsesión de leer libros de geishas escritos por geishas, finalmente leí este libro tan difícil de conseguir (principalmente porque no está en internet como digital, así que lo mandé a pedir a España y por allá) en fin, el caso es que ya lo he leído, recién, recién, y estoy en la fase de ¿ahora qué haré con mi vida? xD bueno, aquí un comentario ahora que está fresco.


            De hecho este libro no lo consideraría mi favorito, creo que mi favorito sería Geisha de Liza Dalby, y eso que éste no es un libro 100% narrativo, sino una interesante combinación de texto expositivo, jugando con la narrativa subjetiva, lo cual se agradece. Pero ¿por qué este libro no me gustó tanto, siendo que fue escrito por una japonesa y además geisha? Son varias las razones, y no es que el libro sea malo, si no que mis expectativas fueron directamente para informarme sobre las geishas, y aunque la autora es una viva imagen de la cultura japonesa como representante de ésta en el extranjero (en especial en Norte América), a lo largo del libro no toma del todo el asunto de ser geisha, como vida de una geisha en sí. De hecho planeo releer las primeras 100 páginas que es donde yo siento que de verdad habló de lo que consiste ser una geisha y esa vida en sí, y el libro tiene 370 páginas…


            Pero en cambio, es una interesante (y me atrevo a decir, completa) visión histórica del periodo antes, durante y después de la guerra, mostrando una realidad realmente cruda. De hecho, el libro está dividido en 3 partes, la primera muestra más el mundo de las flores y los sauces, que es como se le llama al mundo de las geishas en Japón; la segunda parte es sobre la época posterior a la guerra donde la autora nos relata la cruda lucha por sobrevivir, literalmente escapando al campo mientras los bombardeaban con su hijo cargando en su pecho (literalmente, en serio) de verdad es una visión dramáticamente realista. Y por último, la tercera parte nos relata de su vida en América del Norte, donde se desempeña en innumerables trabajos, casi la mayoría asociado a ser consultora de la cultura japonesa, desde ser modelo en kimono, a ser asesora de ópera para Madame Butterfly. Ella ha conocido a un montón de gente, ha vivido muchas cosas y es sumamente interesante su vida, aunque no hable sólo de ser geisha. Por eso seguro este libro está incluido en la colección: “testimonio de mujer” en el libro que llegó a mis manos.


            Pero hay otra razón por la que no me gustó demasiado, aunque no puedo decir que sea malo, es un asunto de perspectiva, y es que me molesta que tire tantas flores a Norteamérica, o más simplemente dicho, a los norteamericanos, siento que denigra demasiado a Japón al admirar tanto a los norteamericanos en esas comparaciones tan sucesivas con Japón, no me considero patriótica, pero me causa cuidado. Pero yo puedo entender también el por qué ella es más feliz en América del Norte, y es que ella es diferente a las japonesas en general, ella tiene más personalidad de americana, por eso es más feliz allá. A ella no la detiene por ejemplo el estar con un hombre menor que ella, siendo que en Japón eso no hubiera funcionado, o en América ella puede dar charlas en Universidades sin problema a pesar de ser geisha y sin ser académica, en Japón eso sería imposible, ese tipo de cosas ella admira de América y por eso es más feliz ahí.


            Otra parte muy interesante, y este párrafo es ya un SPOILER DETEC, es la parte en que ella al fin puede traer a su hijo a América del Norte, y uno como lector se alegra tanto como la autora cuando lo cuenta, recordando claro todo el sacrificio que ella hizo durante la guerra y después de esta para mantener a su hijo, y todo lo que se ha sacrificado en América para traerlo. Pero él la rechaza, la odia. Es dramático, y lo más increíble que es real, pasó, es su biografía.

           Y así, innumerables hechos del libro te sorprenden y retuercen la moral y el estómago, pasan muchas cosas, de verdad una vida llena de vivencias.


            La estructura puede chocarte un poco, en especial la primera parte, hasta me hace pensar que está mal constituido, ya que este libro se hizo a base de cartas autobiográficas que le escribía la autora aun editor que las arreglaba para hacer los libros (las 3 partes), por lo que es un poco extraño leerlo, en cortos tan poco relacionados entre sí, sin una coherencia claramente narrativa, pero bueno, son cartas autobiográficas, hay que leerlas así.


            Y bien, si gustan dar un vistazo a la historia entre guerras desde el punto de vista de una mujer valiente y aventurera, además de querer sentir todos los idas y venidas de una lucha incansable y un camino tan largo en la vida entre países, viajes, amores y desamores, dolores, trabajos y gente que va y viene, este libro puede ser lo dramático como lo suave que quieran ver, después de todo, así es la vida de toda mujer. Un hermoso vistazo a lo femenino, desde una geisha que ha vivido, de verdad, increíbles historias.

(A propósito, murió hace más de 10 años, el 2004, con 90 años de edad, en New York.)