Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

lunes, 30 de diciembre de 2013

Cap 28: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi suru Bou kun

Holo :B Feliz navidad y feliz año nuevo :D aquí el regalito de fin de año, yo creo que el próx cap es el último aunque ya está todo más o menos zanjado, tal vez para terminarlo en 30 capítulos haga un especial estilo one shot, pero la verdad ese siempre ha sido mi plan después de terminar el fic como historia larga, porque aún tengo varias ideas que quiero trabajar en esta hermosa pareja <3 span="">


(Aunque aquí estamos en verano así que... xp)
 

[Esta parte se la pueden saltar y leer directamente el fic porque a continuación escribiré sobre mi vida xD]
Esto de los semestres sabáticos son geniales! aunque en parte han traído sus problemas, en especial con la familia, mi padre es el típico tata trabajólico tachado a la antigua por lo que no entiende por qué no trabajo como loca como todo el  mundo y anda desesperado xD pero ya el prox año entro a estudiar inglés entre otras cosas n,n/. Aparte he pasado por varios periodos por este descanso que me di, tantos que me cuesta ordenarlos en mi cabeza, primero, descansaba pero no retomaba los miles de proyectos personales que tenía, entre ellos el fic, como si dentro de mi mente no creyera que ahora tuviera el tiempo, y además hasta me empecé a deprimir por estar tan inactiva; así que luego de un tiempo así me puse las pilas y comencé a vestirme (aunque suene raro) porque pasaba todo el día en piyama y con un horario de sueño como venía en gana xD puse la alarma, me vestía y me ponía a hacer proyectos, lo que sí lo que aún me cuesta es estudiar ciertas materias como quería, uno que se acostumbra a la presión de la educación formal, supongo que esa es uno de sus defectos, luego uno solo le cuesta mucho motivarse por sí mismo.
Aparte tengo una fobia (ahora le llamo “miedo” dado que la estoy superando) pero desde mi práctica profesional que fue extremaaaaadamente estresante y torturadora ando con el miedo que va y vuelve, es muy triste porque me dan ataques de pánico y todo eso, realmente quiero llegar a un día en que pueda olvidarme de ello u.u son horribles los ataques.
Tengo planeado un viaje con unos amigos a una expo animé en la capital :D andaremos en carretera hasta allá, será muy entretenido aunque quede pobre como una rata :Q____
Por último, mis proyectos actuales son los siguientes, y espero compartir pronto varios con ustedes:
- Además del fic y del manga de challengers que estoy terminando de editar.
- estoy haciendo un kimono, aunque las medidas me quedaron muy grandes así que debo achicarlo xD.
- También he trabajado haciendo papercraft que son básicamente figuras hechas con papel, hace un tiempo hice unas máscaras con ayuda de una amiga y ahora hice unas figuras para un amigo de regalo de navidad, así que planeo subir unas fotos, quiero hacer ahora una de Zorro :Q___ También haré pronto un kimono veraniego, se verá genial con la máscara.
- he estado jugando mucho wii porque esta semana de fiestas de fin de año me secuestraron a su casa y me traje la wii *^* así que he avanzado mucho en mis juegos de zelda, ¿eso se considera proyecto o es solo vagar? xD
- Para navidad - proyecto superado - hice muchas libretas para mi familia (el taller de encuadernación al que asisto me encanta) y también tallé a mis padres de regalo en madera el desierto de Atacama, no quedó tan lindo pero fue divertido, lo pinté con soya, cacapo y café aunque no lo crean xD fue genial regalar cosas hecha a mano, es barato y aunque no queden bien por eso de hecho con amor siempre son aceptados xDDD
- Estoy leyendo una novela algo larga llamada Quo Vadis? De la que compartí un fragmento hace poco, voy recién en el tomo 2, ya hablaré un poco de ella :Q___ últimamente no leo tanto como antes (el año pasado fueron 50 libros, recuerdan? xD) creo que es porque el tach me secuestra y me pongo a ver muchos documentales, lo cuál no es malo tampoco, aunque depende el programa que se vea, también hay mucha basura y a veces caigo xp.
Bueno, gracias por leer a los que le leyeron esto xD espero que todos hayan pasado buenas fiestas con la familia y la comida x3. Espero que les guste el fic, paz y amore!

Cap 28
El agua tibia se deslizaba por su cuerpo, senpai no se atrevió a calentarla más, le dolía demasiado el cuerpo, pero ahora a diferencia de hace unos días se atrevía a mirarse, cada marca, cada mordida, cada arañazo tenían un mensaje confuso, no lo veía como algo malo, y eso era extraño, pero por supuesto tampoco podía verlos como algo bueno, aceptable, eran un símbolo de algo… algo importante, algo intenso, pero no sabía qué.
Sabía que Morinaga lo esperaba en su habitación, sin darse cuenta le había dicho que fuera a la cama refiriéndose (claro) a que estaba aún enfermo, pero Morinaga interpretando todo horriblemente, pensaba senpai, sonrío extrañamente y dijo:
“Sí, te esperaré ahí.” Y se había ido.
¡Pero él no trató de decir eso! no, en realidad, no es que hubiera pensado en mandarlo a su propia habitación, siquiera le había dado tiempo para pensar en eso, sólo, sólo…
“No es que quiera que estés ahí…”.
Senpai enfrió aún más el agua, cada vez que pensaba algo “extraño” cada herida palpitaba y dolía, y siquiera hablar de su trasero, nunca le había dolido tanto, pero más que dolor, era como… sentir tan detalladamente esa zona, como si la carne hubiera sido de tal modo friccionada (N/A: de fricción xD) que se sensibilizó en demasía.
- au… ese idiota… - senpai trataba aún de olvidar su papel en el último encuentro, a pesar de haber sido un papel tan activo.
Salió de una vez, el agua lo limpió y sintió que curó en parte sus heridas, pero no tenía ganas de quedarse demasiado tiempo, estaba cansadísimo, sólo quería acostarse… aunque él estuviera ahí.
Secándose paró de nuevo en su propia imagen, encogido, enrojecido, aniquilado. Sintió otra vez ese extraño sentimiento, y un vértigo atravesó su estómago, pero no estaba enojado, casi siquiera avergonzado, no, era otra cosa, otra sensación entre miedo y seguridad.
Se secó con cuidado, rosándose delicadamente cada parte de su piel enrojecida, con la mente casi en blanco por esa tarea mecánica, pero con ese sentimiento en el pecho al ver cada marca, cada señal. Se vistió, su piyama ocultó en parte las marcas, pero en su cuello aún se veían, aún latían, por su mente pasó la alocada idea de que nunca desaparecerían, pero extrañamente esa idea no le preocupó, de alguna forma sospechaba que era cierto, cada marca estaría con él, sea en su cuerpo, o… en su mente para siempre. No, en realidad más allá de su mente.
Caminó lentamente por el pasillo, otra vez sin pensar en nada en concreto, aunque sabía que caminaba a su habitación, hacia Morinaga en su cama, pero no estaba nervioso, no estaba asustado a pesar de ser él mismo el que mandaba cada paso acercándose… era como si estuviera en una especie de shock, como si Morinaga lo hubiera abusado de tal forma que ahora senpai estaba simplemente rebalsado, moviéndose solo hacia él, su cuerpo obedecía en realidad a Morinaga.
Sólo cuando su mano tocó la manilla de su puerta al fin regresó a la realidad, pero era demasiado tarde para ponerse nervioso, la puerta ya estaba abierta y podía ver a Morinaga acostado en la cama, que entreabrió los ojos, mirándolo fijamente pero tranquilo.
- …….! - toda la emoción que no había aparecido hasta entonces apareció de golpe, un fuerte sonrojo volvió a la cara de senpai, y por su mente cruzó fugazmente la simple idea de un escape patético.
- ya estás aquí - Morinaga sonrió enderezándose - pero no te has secado el cabello? Te vas a resfriar, aunque la verdad, tal vez ya lo hiciste conmigo aquí jeje. - había recuperado al fin su tierna sonrisa.
Senpai no se movía, lo miraba sorprendido y nervioso, como si ese hombre en su cama fuera algo irreal. Aunque era cierto que en otra época ese hecho hubiera sido realmente imposible.
- qué pasa? - Morinaga lo quedó mirando unos segundos, luego creyó entenderlo, sonrió - está bien, no haré nada, sólo, déjame secarte el cabello, ven. - Extendió una de sus manos ¿esto ya había pasado antes? Las piernas de senpai se movieron solas y lentamente, mientras éste miraba al suelo atónito. Y ya estaba su mano en la suya, dios, no podía simplemente huir, volver a lo que era.
Morinaga lo sentó en la cama, lo había tomado suavemente por los brazos, y ese agarre tan sutil era como si lo esclavizara de forma sumamente efectiva, siquiera le dio tiempo a senpai para reaccionar avergonzado, más bien, se paralizó más.
Morinaga deslizó lentamente sus manos en los brazos de senpai, acariciándolo ¿era consciente de lo que hacía? ¿de verdad era un plan macabro para doblegarlo? ¿sabía lo que le provocaba a senpai? Pero…
- iré por la secadora. - estaba en la misma habitación, a la vista porque senpai aunque odie usarla no le queda más remedio que hacerlo a veces.
Morinaga se levantó rápidamente y tras caminar unos pasos volvió a la cama, ya estaba en sus manos, y la enchufaba como si nada en la cabecera de la cama. Se movía con una naturalidad escalofriante en la habitación de senpai. No pudo éste ni asombrarse.
No hablaron esos extraños minutos, senpai no podía ver a Morinaga pues estaba a sus espaldas secándole el cabello, deslizando sus dedos por él, y hasta el mismo senpai se extrañó de que eso no le molestara, de hecho siquiera iba a la peluquería a cortarse el cabello por la simple razón de que odia que se lo toquen, y ahí está ahora Morinaga como si nada tocándolo, pero no le molesta, de hecho, es relajante. Su cuerpo paulatinamente comienza a destensarse, a medida que la tibieza del aire caliente lo envuelve.
- ya está, eres increíble senpai, sin importar lo largo que sea tu cabello, no se enreda en absoluto - Morinaga siguió acariciando  su cabello lentamente.
- mn… - susurró senpai a modo de afirmación, al menos podía considerarse eso comunicación.
- ven - las palabras simples y tranquilas de Morinaga lo arrastraron con sus manos a acostarse, senpai se sentía en verdad ido. Morinaga ya lo estaba arropando, y su cuerpo parecía recuperar algo de su tensión, siquiera podía mirarlo.
- está bien, te dije que no haría nada, sólo…
Morinaga se inclinó un poco sobre él, senpai retrocedió lo que pudo apretujándose a la cama, había abierto sus ojos desmesuradamente, y sin querer ya estaba apretando los labios, en una mueca casi asustada.
- shhh - susurró Morinaga, acariciando su rostro - está bien, yo te amo.
Y lo besó.
La mente de senpai se iba, se iba muy lejos en sus besos, no pensaba, no podía, aunque quería apartarlo, aunque quería golpearlo, decirle que no lo tratara como si fuera una chica, pero no podía, el abrazo y los suaves besos de Morinaga nublaban por completo su mente, lo excitaban y lo relajaban a la vez. Si hubiera sabido que sería esclavizado, habría disfrutado más su libertad de antes.
- mnn… te amo senpai… - susurraba Morinaga entre sus besos, abrazándolo suavemente, acariciando su rostro, su cabello. Pareciale a senpai  que nunca lo había besado tan dulcemente, tan lentamente…
- nn! - al sentir el peso del cuerpo de Morinaga sobre el suyo ardió más fuertemente cada herida y sus labios, era consciente de lo adolorido que estaban, pero sus besos eran tan suaves, y cuando entró su lengua lo hizo con tanta delicadeza que su mente se nubló aún más. A pesar del dolor, de cada latido de cada herida, senpai movió sus manos hacia la cintura de Morinaga, tomándola lentamente y sin darse casi cuenta de ello.
- mm… senpai… - se alejó un momento de sus labios, lo miró a los ojos emocionado - te amo, te amo - lo abrazó otra vez, hundió su rostro en su cuello, besándolo - te amo, dios, ¿cómo puedo amarte tanto?
Senpai aturdido también se lo preguntaba, no había hecho nada para que ese tipo se enamorara de él, he incluso se podría decir que hizo todo para que lo detestara (aunque no era su intención tampoco hacerse odiar) él era así, con esa personalidad de porquería, ¿por qué Morinaga lo amaba, y así, tan fuerte?
- por qué? - se le escapó, sus mente estaba tan difusa que su boca lo dejó ir.
- eh? - Morinaga volvió a mirarlo, tenía un hermoso coloreado en sus mejillas y sus ojos brillaban.
- ah, no… - senpai se dio cuenta de lo dicho y esquivo su mirada, sus manos volvieron al colchón paralizándose nuevamente, estaba poco a poco volviendo en sí - sólo… - pero tenía la duda, estaba confundido, ya había aceptado los sentimientos de Morinaga, creía que de verdad lo amaba, lo sabía, pero no podía entenderlo, aún no podía entender cómo podían amarse dos hombres y más aún cómo Morinaga podía amarlo a él, y siquiera había pensado en si él… podría. - es que… yo nunca hice nada para que… me amaras. - senpai lo dijo encogido entre los brazos de Morinaga, evitando su rostro lo más que podía y volviendo a su sonrojo habitual, y sin sus gafas se le notaba más aún ese brillo especial en sus ojos que sin saberlo compartía con Morinaga.
- … jeje - Morinaga soltó una simple risilla, senpai lo miró de reojo - no hay una razón senpai, yo sólo te amo - se acomodó a su lado de costado, arrastrándolo con él, obligándolo a mirarse de frente.
- cómo… así de simple… - senpai bajó la vista con un extraño sonrojo orgulloso, él siempre tiene la mala costumbre de racionalizarlo todo y esto más que nunca le costaba entenderlo.
- sí, es así de simple - la sonrisa de Morinaga se ampliaba - es decir, todos los casos son diferentes, yo… - Morinaga bajó a su vez la vista como tratando de recapitular el largo camino que había andado para llegar hasta tener a senpai así. - cuando te vi por primera vez te consideré muy guapo, y no sólo tu físico sino que tu aire de hombre serio e intelectual me llamó mucho…
- qué?! - senpai al fin lo miró, con algo de escepticismo y vergüenza, él guapo? Qué narices!
- no, de verdad, eres muy guapo, sólo que no te das cuenta - Morinaga apretujó más sus dedos en los brazos de senpai, como sujetándolo. - y luego, aunque supe cómo eras y tu personalidad complicada…
“Complicada” repitió senpai en su mente, mirándolo con el seño fruncido pero con un pequeño extraño puchero en su boca.
- aún así quería acercarme más a ti, y además conocí tus buenas cualidades, tu dedicación al trabajo y a tu investigación, el cuidado a tus hermanos, es decir, yo que desde hace tanto que no… tengo familia… - volvió a bajar la mirada, senpai lo miró algo sorprendido, nunca se había dado cuenta de que Morinaga pensaba así. - Y al pasar el tiempo me gustabas más y más, que todos tus defectos pasaron a segundo lugar… y el hecho de que sólo yo pudiera lograr relacionarme contigo, me animaba, me hacía sentir especial…
- …. - senpai bajó la mirada, algo más serio - sigue siendo extraño… - dijo sin más.
- no, es así a veces, hay personas que sienten un flechazo, creo que eso me pasó contigo, y te amé más cada día después de eso - le dijo sonriendo, se aventuró a tomar su mano, senpai dio un brinco al sentir sus dedos entrelazándose con los de Morinaga, era una cosquilla extraña - y  otras… poco a poco se van enamorando. - lo miró, se acercó a sus labios, cuánto deseaba que senpai fuera uno de esos.
Él se dejó besar, era tan natural que se acercara así, cerró los ojos, contrajó su mano en la de Morinaga, casi como si la sujetara a su vez. No entendía nada, cómo alguien podía sentir algo tan fuerte, tan fuerte que incluso lo estaba arrastrando a él.
- tienes los labios hinchados… - susurró Morinaga entre sus besos - te he lastimado tanto… ¿te duelen?
- nn… sí… - senpai entreabrió sus ojos, pero Morinaga estaba tan cerca que no pudo evitar apartarse un poco - pero tú también… estás lastimado…
- eh? Sí -sonrió otra vez - pero a mí no me importa, que me lastimes - lo siguió besando, soltó su mano sólo para abrazarlo del todo y poder acariciarlo a sus anchas, no quería excitarse más de la cuenta pero era increíble cómo el cuerpo de senpai lo llamaba, como imanes se acercaban sus cuerpos, reaccionaban al otro.
Era tan extraño, senpai estaba tan confundido, de todo, completamente de todo, y a pesar de lo dicho por Morinaga él seguía con ese miedo extraño pegado en su pecho, con esa sensación de angustia, casi de pérdida en su interior. No quería hacer sufrir a Morinaga nunca más, ni tampoco quería sufrir por su causa, pero ¿podría ser el hombre que Morinaga quería? Es cierto que senpai había cambiado en los últimos 5 años, muchas cosas habían pasado, pero llegar a… estar con un hombre…. Pero era cierto, él ya lo estaba, Morinaga lo estaba besando, y él lo aceptaba… estaba en sus brazos.
Y sin darse cuenta, comenzó a llorar, estaba asustado, era demasiado consciente de todo, ya no podía huir de la realidad como antes. ¿Pensar si podía estar con Morinaga? Si ya lo estaba. No sabía que era tan débil hasta ese momento.
- senpai! Estás bien? - Morinaga lo miró asustado, creía que todo estaría bien ahora, ¿por qué senpai lloraba mientras aceptaba sus besos?
- es que… - fruncía el ceño como si estuviera enojado, y era cierto, estaba enojado consigo mismo, ya no con Morinaga, ahora sabía que era un problema suyo que sólo… era su culpa. - yo…
- tienes miedo senpai? - lo adivinó Morinaga, apretándolo un poco más entre sus brazos, como si sosteniéndolo así lo intentará de consolar, dar la seguridad perdida.
- …. - senpai desvió un tanto su rostro, tan apegado al de Morinaga, no estaba triste ya, siquiera enojado, no, estaba más bien choqueado, se había dado cuenta de algo esencial - yo… me estoy perdiendo… - las lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas, casi indiferentes.
- ….. - Morinaga intentaba entenderlo, quería más que nada entenderlo. - perdiendo?
- yo no soy así! - quería apartarse, pero Morinaga se negó a soltarlo - esto… lo estoy haciendo pero… yo no soy así… - senpai soltaba las palabras sin pensar demasiado en ellas, pero eran honestas, sin la intención de hacerse comprender sino más bien de desahogarse.
Entonces Morinaga pudo entender, o creyó entenderlo, quién sabe, tal vez otra vez estaba interpretando todo según su propio provecho pero… creía que todo eso significaba que senpai lo estaba queriendo, por eso tenía miedo, tenía miedo de dejar de ser él mismo porque senpai antes nunca hubiera permitido que pasara algo así, algo como lo que estaba pasando…
- senpai… está bien - lo abrazó, su voz sonaba tan comprensiva - no tengas miedo… es normal cambiar, el ser diferente con la persona… que quieres; yo no soy así con nadie más que tú, tú has visto una parte de mí que también me da miedo y yo… yo aceptaré todo de ti, todo, - tomó su rostro entre sus manos - sólo serás así conmigo senpai porque yo soy especial, verdad? - lo besó, mientras senpai lo veía lloroso y asustado -  sólo sé así conmigo senpai, sólo conmigo - lo besó más intensamente, como si así pudiera desaparecer sus dudas.
Senpai cerró sus ojos, tratando de entenderlo, de entenderse, tenía miedo de dejar ser él mismo, pero ¿era cierto? No era que se estuviera perdiendo a sí mismo sino que sólo era diferente con Morinaga porque él era… especial. ¿era así? ¿no debía tener miedo?
Y entre los besos de Morinaga aumentando su intensidad segundo a segundo, senpai creyó creerlo, sí… sólo con él, por él podía ser así como nunca pensó que sería, sólo Morinaga, tuvo que ser él quién… le hiciera sentir esos sentimientos, si él no hubiera aparecido en su vida seguro hubiera sido apacible, monótona, pero nunca hubiera sentido algo así, tuvo que ser Morinaga insistente y violento, necesitaba doblegarlo y lo hizo.
- sólo conmigo, sí senpai? - dijo en sus labios, mirándolo más excitado de la cuenta.
- idiota… quién más podría aguantarme… - ya no lloraba, su ceño fruncido se veía extraño con esos ojos tan rojos.
Sí, no era una idea tan descabellada, era casi racional, se conformó con eso. De todas formas, todo lo que creyó que nunca haría ya lo estaba haciendo, y también era consciente que no podía detenerlo.
CONTINUARÁ
Comentarios y catas de muerte a: shicakane@hotmail.com
o aquí abajito o al ladito en el cuadro del chat, por favor! no es que busque subir mi ego o algo así es que sus comentarios además de animar me ayudan a saber qué tal quedó el fic según lo que piensan ustedes, en serio! xD
Pronto, la parte B del cap del manga de Challengers *0*

martes, 17 de diciembre de 2013

Quo Vadis? de Enrique Sienkiewicz (Fragmento)


Como siempre yo buscándole el lado turbio a todo, esta vez me topé con una parte muy intensa del libro que ahora estoy leyendo: “Quo vadis?” que para simplificar y para que se contextualice un poco el fragmento, tiene que ver con la caída del imperio romano. Este fragmento de a continuación tiene que ver con esclavitud, de amor (o síndrome de Estocolmo, si prefieren) y latigazos, disfrútenlo xD más adelante subiré algo de información del libro con más profundidad.

        >> Petronio, que le tenía verdadero cariño a su sobrino y quería aliviar sus dolores, se puso a discurrir la mejor manera de conseguirlo.
            - Puede ser - dijo tras breve pausa - que no tengan ya para ti tus esclavas el atractivo de la novedad; pero éstas…
            Y se interrumpió para examinar atentamente a Iras y a Eunice. Luego le dio a la segunda un golpecito con la palma de la mano, y exclamó, dirigiéndose a Vinicio:
            - ¡Mira esta Gracia! No hace muchos días que Fonteyo Capiton, el joven, me ofreció por ella tres bellísimos efebos de Clazomene. Ni el propio Escopas ha esculpido figura más perfecta que la suya. La verdad es que no me explico por qué no me ha llamado la atención hasta ahora, como no sea porque Crisotemis absorbía mi pensamiento. Pues bien; te la regalo, es para ti.
            La rubio Eunice palideció al oír estas palabras, y clavando en Vinicio una mirada en la que se leía la ansiedad, aguardó su respuesta casi sin aliento. Pero la expectación fue corta, porque el joven, levantándose bruscamente y oprimiéndose la frente con las manos, como si agobiado por la fiebre no quisiera atender a razones, exclamó:
            - ¡No, no! ¡No la quiero! ¡Ni esa ni las otras! Te agradezco el regalo; pero no lo necesito. Buscaré a Ligia por todas partes. Di que me traigan un manto galo con capucha. Iré al Trastíber, aunque sólo consiga ver a Urso.
            Y se dispuso a salir.
            Petronio, persuadido de que era imposible detener al joven, no lo intentó siquiera, pero, suponiendo que su sobrino se negaba a aceptar la esclava que le ofrecía porque para él no había en el mundo más que una mujer, Ligia, creyendo que tal disposición de ánimo se modificaría con el tiempo, quiso llevar a vías de hecho el anunciado regalo y dijo a la rubia Eunice:
            - Báñate, úngete, vístete y márchate a la casa de Vinicio.
            La esclava se echó a sus plantas, y juntando las manos en actitud suplicante le pidió que no la alejara de su casa; no quería ir a la de Vinicio, prefería ser la última en casa de Petronio, aunque la destinaran al hypocaustum (estufa), a ser la primera en otra parte. No quería, no podría marcharse, y le suplicaba que tuviera piedad de ella, que la destinara a los servicios más humildes, que la mandara apalear diariamente…, pero que no la despidiera.
            Y temblando de temor y de emoción extendía las manos hacia Petronio, que la oía con asombro. Era caso tan inaudito en Roma el que un esclavo se atreviera a pedir la revocación de una orden, y que para colmo osara decir “no quiero y no puedo”, que el tribuno la escuchaba y no daba crédito a lo que oía. Por último, se dio cuenta y frunció el ceño. Era el poeta sobradamente culto y de gustos muy refinados, para conducirse cruelmente: sus esclavos gozaban de mucha más libertad que otros, especialmente en lo tocante a pasatiempos; pero con la condición de ejecutar el servicio cuidadosa y puntualmente y de acatar la voluntad de su amo como la de un dios. Si un esclavo infringía cualquiera de estas dos reglas, Petronio no podía prescindir de someterle al castigo a que se hubiera hecho acreedor, con arreglo a las prácticas establecidas. Y como, además, no toleraba la menor oposición ni la más leve contrariedad que viniera a perturbar su reposo, miró por un instante a la joven, que permanecía arrodillada, y dijo:
            - Llama a Tiresias y vuelve con él.
            Obedeció la esclava, llorosa y temblando, y a poco volvió acompañada del jefe del atrium, un cretense llamado Tiresias.
            - Llévate a Eunice - le dijo Petronio - y dale veinticinco azotes, cuidando de no estropearle la piel.
(…)
            Cuando se dirigía [Petronio], al triclino al pasar por delante de la entrada del corredor destinado a los siervos, vio a Eunice arrimada a la pared y con ella a otros esclavos. Olvidando,  sin duda, que fuera de la orden referente a los azotes no le había dado a Tiresias ninguna otra concerniente a la griega, tornó a fruncir  el ceño, buscó con la vista al mayordomo, y como le viera entre los sirvientes, preguntó a Eunice:
            - ¿Recibiste los veinticinco azotes?
            La rubia se postró de hinojos y respondió, como agradecida por el castigo que reemplazaba, a su entender, a la orden de llevarla a casa de Vinicio:
            - ¡Ah, sí, señor; me los han dado! ¡Ah, sí, Señor!
            Y su acento revelaba alegría y gratitud a un mismo tiempo.
            Petronio adivinó lo que pensaba la esclava y se admiró de su tenaz resistencia; pero harto conocedor del corazón humano, para él no podía pasar inadvertido que sólo el amor presta vehemencia y fuerzas para mantener sin debilidades semejantes resistencia. Fijo en esta idea, le preguntó:
            - ¿Amas a alguno en esta casa?
            - Sí, señor - contestó la esclava, tan quedo que apenas se la oyó y mirándole con los ojos preñados de lágrimas.
            Petronio la contemplaba: con los ojos empañados por el llanto, el dorado cabello echado hacia atrás, y el temor y la esperanza reflejados en su rostro, clavaba en él tan tierna mirada de súplica, que el Arbitro, siempre amante de la belleza y pronto a rendir homenaje a la hermosura, sintió cierta conmiseración por la joven, y acabó por preguntarle:
            - ¿A quién de éstos amas?
            E indicaba a sus servidores con un leve movimiento de cabeza.
            Eunice se inclinó hasta tocar con la frente los pies de su amo, y guardó silencio.
            Petronio miró entonces a los esclavos, entre los cuales había algunos muy hermosos; pero en sus rostros juveniles sólo pudo ver una extraña sonrisa. Lanzó otra mirada a Eunice, que permanecía arrodillada, y silencioso se fue al triclinio. <<

:Q_____