Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

sábado, 31 de mayo de 2014

Último, cap 30: fanfic de The Tyrant Who Fall Lolvre / Koi Suru Bou Kun "DEPREDADOR Y SACRIFICIO"


Sí, al fin tiene título, “DEPREDADOR Y SACRIFICIO” espero que les guste, no me satisface del todo pero es bastante salvador, y me atrevo a hacerlo en el último capítulo precisamente porque es muy difícil para mí poner títulos. Pero bueno, aquí va mi fic, último capítulo de una laaarga historia de creo, 4 años? 5 años? No sé si aún hay personas que me siguen desde el primer capítulo, pero a todos y en especial a ellos si lo están: MUCHAS GRACIAS POR LEELO!!! Debo hacer muchas correcciones de todo el fic antes de diagramarlo y encuadernarlo, mi sueño es mandárselo a la Hinako a Japón, no sería genial? Pero debo corregir mucho antes que eso, algunas caídas de ortografía y unos arreglos de redacción, pero en especial los primeros capítulos, ya que fueron tantos años escribiéndolo que el estilo de los primeros capítulos es muy diferente de los últimos, debo arreglar eso.

Bueno aquí me pongo a hablar de mi vida así que se lo pueden saltar pa leer directamente el fic, no hay problema xD

Tras disfrutar de mi pasado semestre sabático, este año comencé un curso de inglés de un año y medio que llega hasta el nivel conversacional avanzado, se supone, este curso me ayudará de mil maneras pues el inglés abre muchas posibilidades. Concretamente espero con este curso poder rendir el examen TOEFL que es una prueba que se hace a nivel nacional (existe en muchos países) que certifica que tienes buen nivel de inglés, es muy bueno para el curriculum, y espero que si me va bien poder postular a una beca para profesores (recuerden que me titulé de eso a finales del primer semestre del año pasado) para ir a Japón! Es mi sueño, y aparte igual quiero juntar dinero para tomar un tour por lo menos, valen como 2 millones, pero es alcanzable, creo. Y bueno, paralelo a eso estoy buscando trabajo, he buscado mucho y ha sido muy frustrante, pero no creo que sea porque falte trabajo, si no porque yo busco algo muy específico, quiero algo liviano pero constante y que quede cerca de casa, cuando uno busca cosas muy precisa siempre va mal al buscar empleo, a menos que tengas suerte. 50% es buscar como loco, y 50% es suerte. ahora de la nada al fin me ha salido un trabajo, aunque hasta el martes no sabré cuánto ganaré, espero salvar lo suficiente para vivir y también para ahorrar. También me he interesado en un magíster, no son tan caros como pensé, al menos este no, pensaré si lo tomo el próximo año, quién sabe. Sobre el nuevo trabajo empiezo este lunes, espero que me vaya bien, que sea para mí.

También entré a un fansub, preguntaré si puedo compartir los trabajos aquí. Más que eso, no hay demasiadas novedades, estoy viviendo una tranquila y apacible como quería, aunque sin trabajo también he pasado hambre xD pero espero que este trabajo ligero lo solucione. También comencé una nueva dieta por mi diabetes, es muy estricta y me descompensa mucho, espero acostumbrarme pronto.

Sin nada más que agregar, disfruten del último capítulo, no sabía si terminarlo con ternura y “final feliz” y psicótico e intenso ¿“final feliz”?, ya verán cuál escogí, disfruten! Y gracias por todo!
Cap 30
Habían pasado pocas semanas, pero la situación no había cambiado, más bien se había invertido, aunque ambos debían reconocer que el ambiente que los rodeaba era sumamente “pícaro”.
- déjame en paz, no necesito que me laves!
- pero senpai, estás todo sudoroso…
- puedo hacerlo por mí mismo!
- está bien, estás resfriado después de todo… - sí, había ocurrido lo inevitable y senpai había caído resfriado ¿la razón? Tal vez el haber pasado días en la cama de un Morinaga enfermo y haber tenido demasiado “contacto” con él.
- pero…! Ah! - la pequeña toalla mojada se paseaba por su pecho, su piyama entreabierto y húmedo por la fiebre dejaba ver sus tetillas rosas y varias marcas de noches pasadas. - no! Hace frío… - decía quejoso senpai, no sabía que resfriado su voluntad de doblegaba más fácilmente; Morinaga por su parte ya lo había notado y no tenía reparos en abusar de ello.
- sólo será un momento - su voz había tomado un tono casi solemne, penetrante, ni quiera él se daba cuenta que sus caricias ya no buscaban limpiar a senpai, si no ensuciarlo más.
- ah! No… - senpai se dejaba llevar muy fácilmente y eso le avergonzaba demasiado, pero no podía hacer nada, hace semanas que no era capaz de detener a Morinaga cada vez que se acercaba así a él, era imposible parar ese cuerpo sobre él. - ni siquiera entiendo… por qué tengo que estar en tu cuarto. - sí, estaba en su cama, los papeles en verdad se habían invertido de alguna manera.
- porque así puedo cuidarte mejor - la toalla había caído de la cama, las manos de Morinaga se paseaban en el pecho de senpai y su boca le besaba su mejilla - no hiciste lo mismo conmigo? - susurró en su oído.
- idiota… - senpai no podía entender del todo sus palabras, casi sospechaba que Morinaga lo mantenía con fiebre sólo para abusar de él, tal vez, Mori sería capaz, es un pervertido loco - siempre haces esto… yo no puedo…
- nn? - Morinaga se hacía el desentendido ya en sus labios, era verdad, estas últimas semanas no había podido evitar hacerle el amor a senpai cada vez que tenía la oportunidad, era desesperante, doloroso, su pene se erectaba a cada momento y sentía clavadas desde su glande hasta sus testículos, eso no podía ser normal, sentir su pene latir apenas acercarse a senpai. “Pobre senpai, él no tiene la culpa de que lo desee tanto…” pensaba con resignación, sin detenerse.
- no… ah, me duele todo... - senpai ya se había estirado en la cama, sentía su cabeza abombada y el cuerpo adolorido y pesado, pero no luchaba en realidad, sus manos estaban en los hombros de Morinaga, extrañando su piel cubierta por su camiseta.
- yo te ayudaré senpai - una de sus manos bajó hacia su entrepierna, su pene estaba ya medio erecto. - eres de los que se excitan con la fiebre, senpai - se aventuró a decir Morinaga, con un senpai tan débil podía darse el gusto de ser algo malo.
- no! No es cierto! Ay! - la boca de Morinaga bajaba peligrosamente, su lengua se paseó por sus tetillas y hacia su vientre para luego mordisquear su vello púbico. - ah! No! Para! está sucio! - senpai se retorció un poco más, esos días Morinaga no se había detenido, teniéndolo en su cama todo el tiempo, era como estar atrapado, era como si estuviera secuestrado en ese pequeño espacio, con su mente perdida, con su voz en sus oídos, con su cuerpo en el suyo todo el tiempo. Trató de luchar, de verdad lo intentó, quiso huir de ahí, le daba miedo cuando Morinaga se volvía tan perverso.
- no, sé bueno - éste tomó sus muñecas con simpleza apresándolas a sus costados, senpai estaba demasiado débil y Morinaga demasiado hambriento, no se detendría.
- nnn!! Au! Duele! Ah! - su pene magullado y sensible era succionado por la boca de Morinaga, era cierto que la fiebre le hacía estar más excitado de lo que normalmente lo estaría, a pesar de lo adolorido que estaba; al menos quería creer que la culpa era de la fiebre.  - nn!! Ah! Au! Au! No tan fuerte! No tan fuerte! - su voz era tan suplicante y desesperada.
Las manos de senpai estaban entre los cabellos de Morinaga, jalándoselos pero sin ánimo de detenerlo, más bien quería contenerlos, rogaban que suavizara sus movimientos pero Morinaga no se detenía, había abrazado las caderas de senpai del todo, sus brazos lo envolvían inmovilizando a senpai, éste no podía creer cómo ese hombre adorara tanto chuparlo hasta ese punto, era una idea demasiado obscena pero el rostro de hambre de Morinaga era real.
Senpai pataleó, tembló, casi sollozó porque ese orgasmo fue más doloroso de lo que pensó que sería en su mente nublada. Cayó al fin con los ojos cerrados y agotado, el cuerpo estirado e inerte, sin pensar siquiera que Morinaga había tragado hasta su última gota, lo poco que lograba contener día a día robado por él.
Pero Morinaga era feliz, y senpai lo entendía de cierta forma y deseaba su felicidad, no se había dado cuenta que era capaz de sacrificarse hasta este punto por él, ¿pero acaso ese primer beso en el laboratorio no había sido un primer sacrificio? Y no había parado desde entonces. Sólo que este dios insaciablemente hambriento siempre quería más y más. Lo consumiría del todo.
- Sabes más fuerte cuando tienes fiebre… - Morinaga se relamió los labios con exageración, su mirada lasciva y sonrojo casi rozaban lo delirante.
- ….!! - senpai sólo apretó sus parpados y tembló como conteniendo su  vergüenza, no, más que vergüenza, miedo ante la perversidad de ese hombre, el miedo de aceptar la perversidad de ese hombre hacia él.
Morinaga se quitó su ropa y la de senpai con movimientos rápidos mas no bruscos, le pertenecía, era cierto que era preso de una ansiedad incontrolable pero no era por temor a que senpai lo dejara o rechazara como antes, si no ansiedad porque lo deseaba desesperadamente, nada más que eso, lo deseaba horriblemente. Era preso de sí mismo y de senpai.
Senpai por su parte sentía que estaba en un sueño, removido por Morinaga sentía que era llevado por sus manos de aquí para allá, como si éste fuera más grande y fuerte de lo que realmente era, casi como un ser protector, más allá de toda lógica, más allá de lo que él deseaba y quería. Aún el orgasmo recorría su cuerpo, pero estaba cayendo medio dormido en la inconsciencia. Mori lo despertó.
- auu! - sus dedos habían entrado.
- senpai, no puedo esperar!
- no… déjame - se removió medio dormido, moviendo sus piernas como queriendo voltear su cuerpo, pero Morinaga lo sujetó, lo sujetó por dentro. - ahh! - entonces senpai pudo despertar, abriendo las piernas por inercia ante el dolor.
- no te alejes - de vez en cuando Morinaga caía en ese estado entre maligno y suplicante, pidiéndole a través de castigos que lo amara. Su pulgar presionaba desde afuera debajo de los testículos, mientras que dos dedos apretaban por dentro.
- auuu! Idiota! - volvió a su común naturaleza, pero no se atrevió a moverse, lo tenía tan sujeto que tuvo verdadero miedo, pero sabía bien qué debía decir, qué temía Morinaga como siempre y en lo más profundo - no me iré a ningún lado, tonto… - senpai temblaba, su fiebre había aumentado.
- … es cierto - sonrió Morinaga, soltándolo, pero su sonrisa no era del todo consoladora, el mismo sentimiento de desesperada angustia por tomar a senpai no lo había dejado, y sabía que no lo dejaría nunca.
Entró en él, el interior de senpai ahora siempre lo recibía con facilidad, abierto para él, así Morinaga lo había hecho, transformado.
- ahhhh! - gimió profundo senpai, su cabeza se echó para atrás casi elevándose sobre el colchón, sentía tan fuerte a Morinaga, y sin importar cuántas veces lo hicieran cada vez era igual de intenso, como si nunca se acabara la excitación, el placer que se forzaban mutuamente.
- nn! Senpai!... mi senpai… - lo besaba como si bebiera de su boca, había tanta fuerza en sus embestidas y tanta paradójica ternura en sus labios.
- mff! No! Está sucia! - a pesar de su estado nublado, bien podía recordar que Morinaga había acabado de beberlo…
- está bien, es lo tuyo - siguió besando, luchando por besarlo y disfrutando esa lucha - además, me lo tragué todo.
- nnn!!! - sucio, todo era demasiado sucio, pero ese sentimiento de caer más y cada vez más bajo, de humillarse y degradarse era adictivo. Cambiar lo que era, ser todo lo contrario a lo que era, ser libre de sí mismo. Ser de Morinaga.
- ah… déjame ser un poco malo… - susurró Morinaga, pero como si le pidiera permiso para serlo.
“¿Más malo que esto?” pensó fugazmente senpai. Y vio la sombra de Morinaga estirarse, sus manos tomaban la marquesa de su cama. Y entonces recordó, sí, había pasado lo mismo hace semanas, la sangre, el dolor.
- NO! - dejó escapar desesperado.
- …. - Morinaga lo miraba, pero ahora una extraña dulzura había en sus ojos ¿cómo podía ser tan hermosamente malvado? - está bien, yo te amo y tú… - lo miró en silencio unos segundo - aceptarás todo de mí, verdad?
- ….. - senpai lo miró con verdadero miedo, el recuerdo de esa vez lo atemorizaba, y si no hubiera estado tan enfermo no hubiera entrado al cuarto de Morinaga, a su cama tan fácil, no con la mancha de sangre aún debajo de ellos.
Pero se calmó, era verdad, Morinaga lo amaba, si senpai era bueno Morinaga no sería tan malo, era así como lo amaba, senpai se resignaba pensando que casi se trató simplemente de tener mala suerte, ese hombre se había enamorado de él y de una forma tan horriblemente perversa, no se podía hacer nada, desde el primer momento tal vez se había entregado sin darse cuenta, a su manera.
- …. sí… - dijo muy bajo, como si hubiera sido sólo su respiración, pero la acción de senpai mostraba su verdadero sentimiento, abrazó a Morinaga, lo más fuerte que pudo. “Aguantaré, aguantaré” pensaba mareado y agotado, sabía que aguantar que un hombre le hiciera el amor de una forma tan brutal no sólo debía ser una locura si no que también… necesitaba una buena razón, y esa razón ya la entendía.
Morinaga sonrió, aunque esa sonrisa se viera tan extraña en su rostro excitado, deseoso, perverso, pero era feliz, tenía a senpai, podía destrozarlo las veces que quisiera, tomarlo como siempre había querido.
- te tengo. - y empezó sus movimientos alocados, violentos, como si lo estuviera devorando, tratando de matarlo, así se movía, así lo lastimaba a él y a sí mismo, en un vaivén acelerado y fuerte.
Senpai casi gritaba, pero aún se aferraba a Morinaga, no sentía placer, o más que eso, llegado un punto en que sólo había dolor físico, sentía un extraño placer por ese mismo dolor, era tan extraño, que le gustara lo que no le gustaba, que lo que se sintiera mal se sintiera bien.
Pasado un rato, no sabían cuánto, Morinaga se enderezó casi empujando a senpai contra el colchón, quería ver su rostro, quería degustar de la visión de un senpai suyo del todo; y así se veía, agotado, sonrojado, excitado y lloroso, nadie jamás vería a senpai así, era suyo, él lo había creado. Acarició su rostro, senpai tenía la mirada casi ida y apagada, pero lo miró un momento, el pulgar de Morinaga se había metido en su boca, rosando sus dientes, hasta eso se sentía bien. Entonces senpai, casi sin pensarlo pero entregado a sus propios placeres, lamió el pulgar dentro de su boca, él no era una víctima, era su decisión el ser devorado.
Morinaga no lo soportó y aniquiló a senpai con movimientos más bruscos aún, abrazando a senpai hasta la asfixia, éste exhaló lo poco de aire que contenían sus pulmones en un grito ahogado, estaba siendo comprimido, sentía que su cabeza iba a reventar, todo parecía estar siendo envuelto por una neblina densa y negra, sus uñas se enterraban en la espalda de Morinaga, lo arañaban pero pasados unos segundos cayeron a sus costados, estaba perdiendo el conocimiento, estaba muriendo por él.
- ….!!! - pero antes de perderlo del todo sintió en su vientre cómo era llenado por Morinaga, hasta que éste cayó sobre él exhausto, senpai viviría otro día.
Senpai no podía moverse, pero la sangre sí volvía a hacerlo, volvía a recuperar el aire a través de fuertes jadeos que a la vez lo agotaban más. Morinaga paradójicamente ahora lo abrazaba con un instinto casi infantil sino animal, lamía su boca, siquiera la besaba haciendo toser a senpai que tras recuperar el aire respondió sin darse cuenta a sus extraños besos. Lentamente así volvieron ambos a sí mismos.
- ah… - suspiró senpai - quiero bañarme… - dijo casi sin pensar, era un deseo tan natural que se le había sido arrebatado hace días.
- no… quédate así, estás enfermo.
Senpai miraba a Morinaga, tan cerca de él, sabía que detrás de esas palabras había un fundamento parafílico y obsceno, pero no quería pensar demasiado en eso ni en lo enfermizo que acaban de hacer.
- pero…
- no, sé bueno. - lo besó nuevamente, esta vez un beso más despierto, y otra vez más puro a pesar de su trato casi esclavizador. - iré a comprar unas cosas a la tienda, quédate en la cama.
- …..
Morinaga se levantó, aún desnudo y de pie al lado de la cama arropó a senpai en esas sábanas húmedas por el sexo.
- está todo mojado… - dijo con más debilidad, el sueño lo invadía, la fiebre, Morinaga.
- quédate así - Morinaga lo apresaba apretando los cobertores de la cama, sus manos a sus costados, así encima. - quiero verte así, como te dejé cuando vuelva.
Senpai intentó pensar cuántas cosas extrañas tenía esa frase, esa situación, quería bañarse, irse a su cama, dormir al menos vestido, pero ya no podía, había aceptado a Morinaga.
- ….- cerró los ojos viéndolo con debilidad, no sintió el beso en la frente que le dio Morinaga ni la puerta cerrarse tras de sí al irse. Él era tan bueno, era tan malo. Y era suyo, y senpai de él. Eso pensó al caer inconsciente, siquiera dormido.
FIN tomo 1
Nombre del fic (al fin!): “Depredador y sacrificio”.
Sí, sigue un tomo 2, nunca tan malvada xD será una especie de continuación de mi historia pero con diferentes “problemáticas”, no sé si será de su agrado, pero si se animan léanlo.
Espero sus comentarios, ya saben que pueden escribirme a mi correo: shicakane@hotmail.com
Gracias,  paz!

jueves, 29 de mayo de 2014

Conclusión de una práctica profesional de pedagogía

Por cosas de la vida, releí la conclusión que hice en mi informe de prácticas a mediados del año pasado, sigo pensando igual, lamentablemente. Pero de verdad deseo que haya otras personas que no piensen como yo:

"Esta experiencia es la única que a lo largo de nuestra carrera pedagógica nos muestra cómo será una realidad laboral de lo que hasta ahora, sólo habíamos estudiado. Por tanto, esta experiencia me ha replanteado si quiero tener la vida que observé día a día en los profesores que me rodeaban, y en el propio ritmo de vida que experimenté a lo largo de estos meses. Mi conclusión es que la educación en Chile está en un estado tal de crisis del que los profesores no pueden hacerse cargo solos, y no podrán hasta que la sociedad entera tenga la consciencia y la estima que la educación se merece. Las condiciones laborales que rodean la docencia hoy en día en Chile, no favorecen un estilo de vida sano y saludable para nadie, demasiados cursos, demasiadas alumnas en cada curso, demasiadas horas, y demasiado trabajo burocrático inútil, son parásitos que están carcomiendo la educación escolar en la actualidad; junto con la desmotivación de las estudiantes, su desinterés y su infelicidad, además del aislamiento de los padres y apoderados y los bajos recursos entregados por parte del estado. Hay mucho que remediar y si bien no quería ni quiero terminar la práctica con una visión negativa, sólo puedo concluir que la vida que debe llevar un docente hoy en día es simplemente infeliz, la vocación no puede ser una escusa para un sacrificio ni el ser un mártir por un fin del que nadie más lucha. Perder salud, vida familiar, aficiones o simplemente horas fuera de tu horario “oficial” me parece inaceptable pues antes de querer mi trabajo me atrevo a quererme a mí misma y desear una mejor vida para mí y a quienes amo. No puedo tomar una responsabilidad tan grande, un peso tan grande sobre mí, en realidad nadie puede, pero tal parece que muchos no tienen opción, o luchan frenéticamente porque ya están acostumbrados a hacerlo."

Nada más que decir :/