Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

lunes, 30 de diciembre de 2013

Cap 28: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi suru Bou kun

Holo :B Feliz navidad y feliz año nuevo :D aquí el regalito de fin de año, yo creo que el próx cap es el último aunque ya está todo más o menos zanjado, tal vez para terminarlo en 30 capítulos haga un especial estilo one shot, pero la verdad ese siempre ha sido mi plan después de terminar el fic como historia larga, porque aún tengo varias ideas que quiero trabajar en esta hermosa pareja <3 span="">


(Aunque aquí estamos en verano así que... xp)
 

[Esta parte se la pueden saltar y leer directamente el fic porque a continuación escribiré sobre mi vida xD]
Esto de los semestres sabáticos son geniales! aunque en parte han traído sus problemas, en especial con la familia, mi padre es el típico tata trabajólico tachado a la antigua por lo que no entiende por qué no trabajo como loca como todo el  mundo y anda desesperado xD pero ya el prox año entro a estudiar inglés entre otras cosas n,n/. Aparte he pasado por varios periodos por este descanso que me di, tantos que me cuesta ordenarlos en mi cabeza, primero, descansaba pero no retomaba los miles de proyectos personales que tenía, entre ellos el fic, como si dentro de mi mente no creyera que ahora tuviera el tiempo, y además hasta me empecé a deprimir por estar tan inactiva; así que luego de un tiempo así me puse las pilas y comencé a vestirme (aunque suene raro) porque pasaba todo el día en piyama y con un horario de sueño como venía en gana xD puse la alarma, me vestía y me ponía a hacer proyectos, lo que sí lo que aún me cuesta es estudiar ciertas materias como quería, uno que se acostumbra a la presión de la educación formal, supongo que esa es uno de sus defectos, luego uno solo le cuesta mucho motivarse por sí mismo.
Aparte tengo una fobia (ahora le llamo “miedo” dado que la estoy superando) pero desde mi práctica profesional que fue extremaaaaadamente estresante y torturadora ando con el miedo que va y vuelve, es muy triste porque me dan ataques de pánico y todo eso, realmente quiero llegar a un día en que pueda olvidarme de ello u.u son horribles los ataques.
Tengo planeado un viaje con unos amigos a una expo animé en la capital :D andaremos en carretera hasta allá, será muy entretenido aunque quede pobre como una rata :Q____
Por último, mis proyectos actuales son los siguientes, y espero compartir pronto varios con ustedes:
- Además del fic y del manga de challengers que estoy terminando de editar.
- estoy haciendo un kimono, aunque las medidas me quedaron muy grandes así que debo achicarlo xD.
- También he trabajado haciendo papercraft que son básicamente figuras hechas con papel, hace un tiempo hice unas máscaras con ayuda de una amiga y ahora hice unas figuras para un amigo de regalo de navidad, así que planeo subir unas fotos, quiero hacer ahora una de Zorro :Q___ También haré pronto un kimono veraniego, se verá genial con la máscara.
- he estado jugando mucho wii porque esta semana de fiestas de fin de año me secuestraron a su casa y me traje la wii *^* así que he avanzado mucho en mis juegos de zelda, ¿eso se considera proyecto o es solo vagar? xD
- Para navidad - proyecto superado - hice muchas libretas para mi familia (el taller de encuadernación al que asisto me encanta) y también tallé a mis padres de regalo en madera el desierto de Atacama, no quedó tan lindo pero fue divertido, lo pinté con soya, cacapo y café aunque no lo crean xD fue genial regalar cosas hecha a mano, es barato y aunque no queden bien por eso de hecho con amor siempre son aceptados xDDD
- Estoy leyendo una novela algo larga llamada Quo Vadis? De la que compartí un fragmento hace poco, voy recién en el tomo 2, ya hablaré un poco de ella :Q___ últimamente no leo tanto como antes (el año pasado fueron 50 libros, recuerdan? xD) creo que es porque el tach me secuestra y me pongo a ver muchos documentales, lo cuál no es malo tampoco, aunque depende el programa que se vea, también hay mucha basura y a veces caigo xp.
Bueno, gracias por leer a los que le leyeron esto xD espero que todos hayan pasado buenas fiestas con la familia y la comida x3. Espero que les guste el fic, paz y amore!

Cap 28
El agua tibia se deslizaba por su cuerpo, senpai no se atrevió a calentarla más, le dolía demasiado el cuerpo, pero ahora a diferencia de hace unos días se atrevía a mirarse, cada marca, cada mordida, cada arañazo tenían un mensaje confuso, no lo veía como algo malo, y eso era extraño, pero por supuesto tampoco podía verlos como algo bueno, aceptable, eran un símbolo de algo… algo importante, algo intenso, pero no sabía qué.
Sabía que Morinaga lo esperaba en su habitación, sin darse cuenta le había dicho que fuera a la cama refiriéndose (claro) a que estaba aún enfermo, pero Morinaga interpretando todo horriblemente, pensaba senpai, sonrío extrañamente y dijo:
“Sí, te esperaré ahí.” Y se había ido.
¡Pero él no trató de decir eso! no, en realidad, no es que hubiera pensado en mandarlo a su propia habitación, siquiera le había dado tiempo para pensar en eso, sólo, sólo…
“No es que quiera que estés ahí…”.
Senpai enfrió aún más el agua, cada vez que pensaba algo “extraño” cada herida palpitaba y dolía, y siquiera hablar de su trasero, nunca le había dolido tanto, pero más que dolor, era como… sentir tan detalladamente esa zona, como si la carne hubiera sido de tal modo friccionada (N/A: de fricción xD) que se sensibilizó en demasía.
- au… ese idiota… - senpai trataba aún de olvidar su papel en el último encuentro, a pesar de haber sido un papel tan activo.
Salió de una vez, el agua lo limpió y sintió que curó en parte sus heridas, pero no tenía ganas de quedarse demasiado tiempo, estaba cansadísimo, sólo quería acostarse… aunque él estuviera ahí.
Secándose paró de nuevo en su propia imagen, encogido, enrojecido, aniquilado. Sintió otra vez ese extraño sentimiento, y un vértigo atravesó su estómago, pero no estaba enojado, casi siquiera avergonzado, no, era otra cosa, otra sensación entre miedo y seguridad.
Se secó con cuidado, rosándose delicadamente cada parte de su piel enrojecida, con la mente casi en blanco por esa tarea mecánica, pero con ese sentimiento en el pecho al ver cada marca, cada señal. Se vistió, su piyama ocultó en parte las marcas, pero en su cuello aún se veían, aún latían, por su mente pasó la alocada idea de que nunca desaparecerían, pero extrañamente esa idea no le preocupó, de alguna forma sospechaba que era cierto, cada marca estaría con él, sea en su cuerpo, o… en su mente para siempre. No, en realidad más allá de su mente.
Caminó lentamente por el pasillo, otra vez sin pensar en nada en concreto, aunque sabía que caminaba a su habitación, hacia Morinaga en su cama, pero no estaba nervioso, no estaba asustado a pesar de ser él mismo el que mandaba cada paso acercándose… era como si estuviera en una especie de shock, como si Morinaga lo hubiera abusado de tal forma que ahora senpai estaba simplemente rebalsado, moviéndose solo hacia él, su cuerpo obedecía en realidad a Morinaga.
Sólo cuando su mano tocó la manilla de su puerta al fin regresó a la realidad, pero era demasiado tarde para ponerse nervioso, la puerta ya estaba abierta y podía ver a Morinaga acostado en la cama, que entreabrió los ojos, mirándolo fijamente pero tranquilo.
- …….! - toda la emoción que no había aparecido hasta entonces apareció de golpe, un fuerte sonrojo volvió a la cara de senpai, y por su mente cruzó fugazmente la simple idea de un escape patético.
- ya estás aquí - Morinaga sonrió enderezándose - pero no te has secado el cabello? Te vas a resfriar, aunque la verdad, tal vez ya lo hiciste conmigo aquí jeje. - había recuperado al fin su tierna sonrisa.
Senpai no se movía, lo miraba sorprendido y nervioso, como si ese hombre en su cama fuera algo irreal. Aunque era cierto que en otra época ese hecho hubiera sido realmente imposible.
- qué pasa? - Morinaga lo quedó mirando unos segundos, luego creyó entenderlo, sonrió - está bien, no haré nada, sólo, déjame secarte el cabello, ven. - Extendió una de sus manos ¿esto ya había pasado antes? Las piernas de senpai se movieron solas y lentamente, mientras éste miraba al suelo atónito. Y ya estaba su mano en la suya, dios, no podía simplemente huir, volver a lo que era.
Morinaga lo sentó en la cama, lo había tomado suavemente por los brazos, y ese agarre tan sutil era como si lo esclavizara de forma sumamente efectiva, siquiera le dio tiempo a senpai para reaccionar avergonzado, más bien, se paralizó más.
Morinaga deslizó lentamente sus manos en los brazos de senpai, acariciándolo ¿era consciente de lo que hacía? ¿de verdad era un plan macabro para doblegarlo? ¿sabía lo que le provocaba a senpai? Pero…
- iré por la secadora. - estaba en la misma habitación, a la vista porque senpai aunque odie usarla no le queda más remedio que hacerlo a veces.
Morinaga se levantó rápidamente y tras caminar unos pasos volvió a la cama, ya estaba en sus manos, y la enchufaba como si nada en la cabecera de la cama. Se movía con una naturalidad escalofriante en la habitación de senpai. No pudo éste ni asombrarse.
No hablaron esos extraños minutos, senpai no podía ver a Morinaga pues estaba a sus espaldas secándole el cabello, deslizando sus dedos por él, y hasta el mismo senpai se extrañó de que eso no le molestara, de hecho siquiera iba a la peluquería a cortarse el cabello por la simple razón de que odia que se lo toquen, y ahí está ahora Morinaga como si nada tocándolo, pero no le molesta, de hecho, es relajante. Su cuerpo paulatinamente comienza a destensarse, a medida que la tibieza del aire caliente lo envuelve.
- ya está, eres increíble senpai, sin importar lo largo que sea tu cabello, no se enreda en absoluto - Morinaga siguió acariciando  su cabello lentamente.
- mn… - susurró senpai a modo de afirmación, al menos podía considerarse eso comunicación.
- ven - las palabras simples y tranquilas de Morinaga lo arrastraron con sus manos a acostarse, senpai se sentía en verdad ido. Morinaga ya lo estaba arropando, y su cuerpo parecía recuperar algo de su tensión, siquiera podía mirarlo.
- está bien, te dije que no haría nada, sólo…
Morinaga se inclinó un poco sobre él, senpai retrocedió lo que pudo apretujándose a la cama, había abierto sus ojos desmesuradamente, y sin querer ya estaba apretando los labios, en una mueca casi asustada.
- shhh - susurró Morinaga, acariciando su rostro - está bien, yo te amo.
Y lo besó.
La mente de senpai se iba, se iba muy lejos en sus besos, no pensaba, no podía, aunque quería apartarlo, aunque quería golpearlo, decirle que no lo tratara como si fuera una chica, pero no podía, el abrazo y los suaves besos de Morinaga nublaban por completo su mente, lo excitaban y lo relajaban a la vez. Si hubiera sabido que sería esclavizado, habría disfrutado más su libertad de antes.
- mnn… te amo senpai… - susurraba Morinaga entre sus besos, abrazándolo suavemente, acariciando su rostro, su cabello. Pareciale a senpai  que nunca lo había besado tan dulcemente, tan lentamente…
- nn! - al sentir el peso del cuerpo de Morinaga sobre el suyo ardió más fuertemente cada herida y sus labios, era consciente de lo adolorido que estaban, pero sus besos eran tan suaves, y cuando entró su lengua lo hizo con tanta delicadeza que su mente se nubló aún más. A pesar del dolor, de cada latido de cada herida, senpai movió sus manos hacia la cintura de Morinaga, tomándola lentamente y sin darse casi cuenta de ello.
- mm… senpai… - se alejó un momento de sus labios, lo miró a los ojos emocionado - te amo, te amo - lo abrazó otra vez, hundió su rostro en su cuello, besándolo - te amo, dios, ¿cómo puedo amarte tanto?
Senpai aturdido también se lo preguntaba, no había hecho nada para que ese tipo se enamorara de él, he incluso se podría decir que hizo todo para que lo detestara (aunque no era su intención tampoco hacerse odiar) él era así, con esa personalidad de porquería, ¿por qué Morinaga lo amaba, y así, tan fuerte?
- por qué? - se le escapó, sus mente estaba tan difusa que su boca lo dejó ir.
- eh? - Morinaga volvió a mirarlo, tenía un hermoso coloreado en sus mejillas y sus ojos brillaban.
- ah, no… - senpai se dio cuenta de lo dicho y esquivo su mirada, sus manos volvieron al colchón paralizándose nuevamente, estaba poco a poco volviendo en sí - sólo… - pero tenía la duda, estaba confundido, ya había aceptado los sentimientos de Morinaga, creía que de verdad lo amaba, lo sabía, pero no podía entenderlo, aún no podía entender cómo podían amarse dos hombres y más aún cómo Morinaga podía amarlo a él, y siquiera había pensado en si él… podría. - es que… yo nunca hice nada para que… me amaras. - senpai lo dijo encogido entre los brazos de Morinaga, evitando su rostro lo más que podía y volviendo a su sonrojo habitual, y sin sus gafas se le notaba más aún ese brillo especial en sus ojos que sin saberlo compartía con Morinaga.
- … jeje - Morinaga soltó una simple risilla, senpai lo miró de reojo - no hay una razón senpai, yo sólo te amo - se acomodó a su lado de costado, arrastrándolo con él, obligándolo a mirarse de frente.
- cómo… así de simple… - senpai bajó la vista con un extraño sonrojo orgulloso, él siempre tiene la mala costumbre de racionalizarlo todo y esto más que nunca le costaba entenderlo.
- sí, es así de simple - la sonrisa de Morinaga se ampliaba - es decir, todos los casos son diferentes, yo… - Morinaga bajó a su vez la vista como tratando de recapitular el largo camino que había andado para llegar hasta tener a senpai así. - cuando te vi por primera vez te consideré muy guapo, y no sólo tu físico sino que tu aire de hombre serio e intelectual me llamó mucho…
- qué?! - senpai al fin lo miró, con algo de escepticismo y vergüenza, él guapo? Qué narices!
- no, de verdad, eres muy guapo, sólo que no te das cuenta - Morinaga apretujó más sus dedos en los brazos de senpai, como sujetándolo. - y luego, aunque supe cómo eras y tu personalidad complicada…
“Complicada” repitió senpai en su mente, mirándolo con el seño fruncido pero con un pequeño extraño puchero en su boca.
- aún así quería acercarme más a ti, y además conocí tus buenas cualidades, tu dedicación al trabajo y a tu investigación, el cuidado a tus hermanos, es decir, yo que desde hace tanto que no… tengo familia… - volvió a bajar la mirada, senpai lo miró algo sorprendido, nunca se había dado cuenta de que Morinaga pensaba así. - Y al pasar el tiempo me gustabas más y más, que todos tus defectos pasaron a segundo lugar… y el hecho de que sólo yo pudiera lograr relacionarme contigo, me animaba, me hacía sentir especial…
- …. - senpai bajó la mirada, algo más serio - sigue siendo extraño… - dijo sin más.
- no, es así a veces, hay personas que sienten un flechazo, creo que eso me pasó contigo, y te amé más cada día después de eso - le dijo sonriendo, se aventuró a tomar su mano, senpai dio un brinco al sentir sus dedos entrelazándose con los de Morinaga, era una cosquilla extraña - y  otras… poco a poco se van enamorando. - lo miró, se acercó a sus labios, cuánto deseaba que senpai fuera uno de esos.
Él se dejó besar, era tan natural que se acercara así, cerró los ojos, contrajó su mano en la de Morinaga, casi como si la sujetara a su vez. No entendía nada, cómo alguien podía sentir algo tan fuerte, tan fuerte que incluso lo estaba arrastrando a él.
- tienes los labios hinchados… - susurró Morinaga entre sus besos - te he lastimado tanto… ¿te duelen?
- nn… sí… - senpai entreabrió sus ojos, pero Morinaga estaba tan cerca que no pudo evitar apartarse un poco - pero tú también… estás lastimado…
- eh? Sí -sonrió otra vez - pero a mí no me importa, que me lastimes - lo siguió besando, soltó su mano sólo para abrazarlo del todo y poder acariciarlo a sus anchas, no quería excitarse más de la cuenta pero era increíble cómo el cuerpo de senpai lo llamaba, como imanes se acercaban sus cuerpos, reaccionaban al otro.
Era tan extraño, senpai estaba tan confundido, de todo, completamente de todo, y a pesar de lo dicho por Morinaga él seguía con ese miedo extraño pegado en su pecho, con esa sensación de angustia, casi de pérdida en su interior. No quería hacer sufrir a Morinaga nunca más, ni tampoco quería sufrir por su causa, pero ¿podría ser el hombre que Morinaga quería? Es cierto que senpai había cambiado en los últimos 5 años, muchas cosas habían pasado, pero llegar a… estar con un hombre…. Pero era cierto, él ya lo estaba, Morinaga lo estaba besando, y él lo aceptaba… estaba en sus brazos.
Y sin darse cuenta, comenzó a llorar, estaba asustado, era demasiado consciente de todo, ya no podía huir de la realidad como antes. ¿Pensar si podía estar con Morinaga? Si ya lo estaba. No sabía que era tan débil hasta ese momento.
- senpai! Estás bien? - Morinaga lo miró asustado, creía que todo estaría bien ahora, ¿por qué senpai lloraba mientras aceptaba sus besos?
- es que… - fruncía el ceño como si estuviera enojado, y era cierto, estaba enojado consigo mismo, ya no con Morinaga, ahora sabía que era un problema suyo que sólo… era su culpa. - yo…
- tienes miedo senpai? - lo adivinó Morinaga, apretándolo un poco más entre sus brazos, como si sosteniéndolo así lo intentará de consolar, dar la seguridad perdida.
- …. - senpai desvió un tanto su rostro, tan apegado al de Morinaga, no estaba triste ya, siquiera enojado, no, estaba más bien choqueado, se había dado cuenta de algo esencial - yo… me estoy perdiendo… - las lágrimas se deslizaban lentamente por sus mejillas, casi indiferentes.
- ….. - Morinaga intentaba entenderlo, quería más que nada entenderlo. - perdiendo?
- yo no soy así! - quería apartarse, pero Morinaga se negó a soltarlo - esto… lo estoy haciendo pero… yo no soy así… - senpai soltaba las palabras sin pensar demasiado en ellas, pero eran honestas, sin la intención de hacerse comprender sino más bien de desahogarse.
Entonces Morinaga pudo entender, o creyó entenderlo, quién sabe, tal vez otra vez estaba interpretando todo según su propio provecho pero… creía que todo eso significaba que senpai lo estaba queriendo, por eso tenía miedo, tenía miedo de dejar de ser él mismo porque senpai antes nunca hubiera permitido que pasara algo así, algo como lo que estaba pasando…
- senpai… está bien - lo abrazó, su voz sonaba tan comprensiva - no tengas miedo… es normal cambiar, el ser diferente con la persona… que quieres; yo no soy así con nadie más que tú, tú has visto una parte de mí que también me da miedo y yo… yo aceptaré todo de ti, todo, - tomó su rostro entre sus manos - sólo serás así conmigo senpai porque yo soy especial, verdad? - lo besó, mientras senpai lo veía lloroso y asustado -  sólo sé así conmigo senpai, sólo conmigo - lo besó más intensamente, como si así pudiera desaparecer sus dudas.
Senpai cerró sus ojos, tratando de entenderlo, de entenderse, tenía miedo de dejar ser él mismo, pero ¿era cierto? No era que se estuviera perdiendo a sí mismo sino que sólo era diferente con Morinaga porque él era… especial. ¿era así? ¿no debía tener miedo?
Y entre los besos de Morinaga aumentando su intensidad segundo a segundo, senpai creyó creerlo, sí… sólo con él, por él podía ser así como nunca pensó que sería, sólo Morinaga, tuvo que ser él quién… le hiciera sentir esos sentimientos, si él no hubiera aparecido en su vida seguro hubiera sido apacible, monótona, pero nunca hubiera sentido algo así, tuvo que ser Morinaga insistente y violento, necesitaba doblegarlo y lo hizo.
- sólo conmigo, sí senpai? - dijo en sus labios, mirándolo más excitado de la cuenta.
- idiota… quién más podría aguantarme… - ya no lloraba, su ceño fruncido se veía extraño con esos ojos tan rojos.
Sí, no era una idea tan descabellada, era casi racional, se conformó con eso. De todas formas, todo lo que creyó que nunca haría ya lo estaba haciendo, y también era consciente que no podía detenerlo.
CONTINUARÁ
Comentarios y catas de muerte a: shicakane@hotmail.com
o aquí abajito o al ladito en el cuadro del chat, por favor! no es que busque subir mi ego o algo así es que sus comentarios además de animar me ayudan a saber qué tal quedó el fic según lo que piensan ustedes, en serio! xD
Pronto, la parte B del cap del manga de Challengers *0*

martes, 17 de diciembre de 2013

Quo Vadis? de Enrique Sienkiewicz (Fragmento)


Como siempre yo buscándole el lado turbio a todo, esta vez me topé con una parte muy intensa del libro que ahora estoy leyendo: “Quo vadis?” que para simplificar y para que se contextualice un poco el fragmento, tiene que ver con la caída del imperio romano. Este fragmento de a continuación tiene que ver con esclavitud, de amor (o síndrome de Estocolmo, si prefieren) y latigazos, disfrútenlo xD más adelante subiré algo de información del libro con más profundidad.

        >> Petronio, que le tenía verdadero cariño a su sobrino y quería aliviar sus dolores, se puso a discurrir la mejor manera de conseguirlo.
            - Puede ser - dijo tras breve pausa - que no tengan ya para ti tus esclavas el atractivo de la novedad; pero éstas…
            Y se interrumpió para examinar atentamente a Iras y a Eunice. Luego le dio a la segunda un golpecito con la palma de la mano, y exclamó, dirigiéndose a Vinicio:
            - ¡Mira esta Gracia! No hace muchos días que Fonteyo Capiton, el joven, me ofreció por ella tres bellísimos efebos de Clazomene. Ni el propio Escopas ha esculpido figura más perfecta que la suya. La verdad es que no me explico por qué no me ha llamado la atención hasta ahora, como no sea porque Crisotemis absorbía mi pensamiento. Pues bien; te la regalo, es para ti.
            La rubio Eunice palideció al oír estas palabras, y clavando en Vinicio una mirada en la que se leía la ansiedad, aguardó su respuesta casi sin aliento. Pero la expectación fue corta, porque el joven, levantándose bruscamente y oprimiéndose la frente con las manos, como si agobiado por la fiebre no quisiera atender a razones, exclamó:
            - ¡No, no! ¡No la quiero! ¡Ni esa ni las otras! Te agradezco el regalo; pero no lo necesito. Buscaré a Ligia por todas partes. Di que me traigan un manto galo con capucha. Iré al Trastíber, aunque sólo consiga ver a Urso.
            Y se dispuso a salir.
            Petronio, persuadido de que era imposible detener al joven, no lo intentó siquiera, pero, suponiendo que su sobrino se negaba a aceptar la esclava que le ofrecía porque para él no había en el mundo más que una mujer, Ligia, creyendo que tal disposición de ánimo se modificaría con el tiempo, quiso llevar a vías de hecho el anunciado regalo y dijo a la rubia Eunice:
            - Báñate, úngete, vístete y márchate a la casa de Vinicio.
            La esclava se echó a sus plantas, y juntando las manos en actitud suplicante le pidió que no la alejara de su casa; no quería ir a la de Vinicio, prefería ser la última en casa de Petronio, aunque la destinaran al hypocaustum (estufa), a ser la primera en otra parte. No quería, no podría marcharse, y le suplicaba que tuviera piedad de ella, que la destinara a los servicios más humildes, que la mandara apalear diariamente…, pero que no la despidiera.
            Y temblando de temor y de emoción extendía las manos hacia Petronio, que la oía con asombro. Era caso tan inaudito en Roma el que un esclavo se atreviera a pedir la revocación de una orden, y que para colmo osara decir “no quiero y no puedo”, que el tribuno la escuchaba y no daba crédito a lo que oía. Por último, se dio cuenta y frunció el ceño. Era el poeta sobradamente culto y de gustos muy refinados, para conducirse cruelmente: sus esclavos gozaban de mucha más libertad que otros, especialmente en lo tocante a pasatiempos; pero con la condición de ejecutar el servicio cuidadosa y puntualmente y de acatar la voluntad de su amo como la de un dios. Si un esclavo infringía cualquiera de estas dos reglas, Petronio no podía prescindir de someterle al castigo a que se hubiera hecho acreedor, con arreglo a las prácticas establecidas. Y como, además, no toleraba la menor oposición ni la más leve contrariedad que viniera a perturbar su reposo, miró por un instante a la joven, que permanecía arrodillada, y dijo:
            - Llama a Tiresias y vuelve con él.
            Obedeció la esclava, llorosa y temblando, y a poco volvió acompañada del jefe del atrium, un cretense llamado Tiresias.
            - Llévate a Eunice - le dijo Petronio - y dale veinticinco azotes, cuidando de no estropearle la piel.
(…)
            Cuando se dirigía [Petronio], al triclino al pasar por delante de la entrada del corredor destinado a los siervos, vio a Eunice arrimada a la pared y con ella a otros esclavos. Olvidando,  sin duda, que fuera de la orden referente a los azotes no le había dado a Tiresias ninguna otra concerniente a la griega, tornó a fruncir  el ceño, buscó con la vista al mayordomo, y como le viera entre los sirvientes, preguntó a Eunice:
            - ¿Recibiste los veinticinco azotes?
            La rubia se postró de hinojos y respondió, como agradecida por el castigo que reemplazaba, a su entender, a la orden de llevarla a casa de Vinicio:
            - ¡Ah, sí, señor; me los han dado! ¡Ah, sí, Señor!
            Y su acento revelaba alegría y gratitud a un mismo tiempo.
            Petronio adivinó lo que pensaba la esclava y se admiró de su tenaz resistencia; pero harto conocedor del corazón humano, para él no podía pasar inadvertido que sólo el amor presta vehemencia y fuerzas para mantener sin debilidades semejantes resistencia. Fijo en esta idea, le preguntó:
            - ¿Amas a alguno en esta casa?
            - Sí, señor - contestó la esclava, tan quedo que apenas se la oyó y mirándole con los ojos preñados de lágrimas.
            Petronio la contemplaba: con los ojos empañados por el llanto, el dorado cabello echado hacia atrás, y el temor y la esperanza reflejados en su rostro, clavaba en él tan tierna mirada de súplica, que el Arbitro, siempre amante de la belleza y pronto a rendir homenaje a la hermosura, sintió cierta conmiseración por la joven, y acabó por preguntarle:
            - ¿A quién de éstos amas?
            E indicaba a sus servidores con un leve movimiento de cabeza.
            Eunice se inclinó hasta tocar con la frente los pies de su amo, y guardó silencio.
            Petronio miró entonces a los esclavos, entre los cuales había algunos muy hermosos; pero en sus rostros juveniles sólo pudo ver una extraña sonrisa. Lanzó otra mirada a Eunice, que permanecía arrodillada, y silencioso se fue al triclinio. <<

:Q_____

jueves, 21 de noviembre de 2013

Absorbida por su oscuridad cap 3 (Hellsing) AlucardxIntegra

Bueno este se nos viene un poco fuerte, piensen en el peor hentai que hayan visto pero peor para hacerse una idea, si no les tinca no lo lean por favor xDDD
 
Cap 3

Ella había enloquecido. Eso solía pasar, y era como la muerte, porque no era el simple desmayo donde siquiera se sueña, porque incluso entonces ella podría ser de alguna forma consciente de aquello, de ese sueño negro; pero no, cuando se enloquece, no se es consciente de nada, estás en la nada, y no te das cuenta en absoluto de nada. Era una locura vacía ¿y no es eso, al fin y al cabo, la muerte?
Entonces él tomaba su rostro entre sus manos, manos no humanas, con dedos largos y huesudos, piel blanca apegada como si no hubiera carne, y largas y afiladas garras… y obligaba a esos ojos vacíos a mirar los suyos demoniacos, así la despertaba.
- Ama… ama… - la llamaba, y ella finalmente lo veía, era consciente, y comenzaba a llorar otra vez.
- por… qué? - ¿por qué no sólo podría aniquilar su cuerpo, dejarle al menos la locura como vía de escape? Pero así como los demonios podían quebrajar una mente, también podían “recuperarla”.
- porque te quiero a ti… - no deseaba un cuerpo vacío para torturar, si no estaba ella en él no valía la pena, si ella no sufría no valía la pena.
Ella bajaba la vista, temblando, todo su cuerpo temblaba de forma eléctrica, pero al bajar la vista pudo ver, estaba en el aire sostenida… sostenida desde sus muñecas por carne… y se mantenía suspendida por esa cosa en su vientre, y la había deformado, le había deformado el vientre ahora hinchado, lleno ¿lleno?
- nn…. - temblaba tanto que no podía gritar. Las lágrimas goteaban por su mentón, y la mucosidad  escurría por su nariz junto a algo de saliva de sus dientes temblantes.
Su cuerpo deforme.
- aún no es suficiente, ama. - La besó, de esa forma extraña de la que ella sabe, no es un beso. Su lengua se hundió por su garganta, bajando, bajando. Podía oír su mandíbula crujir. Pero entonces, algo peor ocurrió, cuando ella pensaba que ya nada podía empeorar más. Estaba entrando…
Abrió los ojos, comenzó a dar gritos ahogados, suplicantes, agónicos, y él la observaba, tan cerca frente a él, degustando cada expresión de ese rostro retorcido.
- Te llenaré del todo - podía oír su voz tranquila, de solemne felicidad, la podía oír porque no hablaba, estaba en su mente, o ella en la de él, no lo sabía.
Una especie de tentáculo carnoso, húmedo, casi quemante, o era su intrusión lo que la quemaba, comenzó a entrar forzosamente. Primero llenó su recto, Alucard podía sentir su otra parte de sí mismo dentro de ella. Hinchó más su vientre, paralizó su cuerpo aún más, ella estaba tan aterrada, hace mucho esto había dejado de ser sexual, esto era ahora (tal vez desde el principio) sólo asesinato.
Se estaba asfixiando, pero no lo notó, estaba muriendo hace mucho. Él sacó su lengua de su esófago, deslizándola por su boca, después de todo quería mantenerla con vida. Vomitó. Respiraba como en un ataque. Él entro más aún, comenzaba a llenarle el intestino. Era tanto la tensión de ese cuerpecito que Alucard pensó por un momento que estallaría, no sería del todo malo.
Pero ella cometió un error, el peor que pudo haber cometido, aunque creía que su cuerpo estaba lo suficientemente condicionado como para no decirlo incluso en la inconsciencia, pero lo dijo. Aunque era inevitable, había llegado a un punto tal que sólo lo dejó escapar como todo humano en algún momento de su vida, o como todo humano ante la muerte. Lo dijo:
- ¡oh, dios mío!
No tuvo que adivinarlo, su cuerpo reaccionó por sí sólo, como por un instinto ante el peligro de la muerte, y eso era.
Sus ojos lo buscaron sin querer encontrarlo; él nunca mostraba una expresión de furia, en la mayoría de los casos mostraba más bien una excitación con cada disparo, con cada asesinato, pero nunca furia… como ahora.
Ella había dicho la palabra que él odiaba, que él repudiaba. La había dicho y en esos momentos. Entonces su cara demoniaca dejó de sonreír, ella no podía imaginar que eso sería aún más aterrador.
- ….! - un grito ahogado, él había entrado, del todo, de golpe.
Integra ya no tenía qué vomitar, pero su cuerpo continuaba provocando arcadas, estaba tan llena que su cuerpo reaccionaba lógicamente tratando de librarse de aquello que la oprimía por dentro.
Él la miraba, su dura expresión duró poco, siquiera parecía burlarse, más bien la miraba con simpleza, y sin embargo tampoco despectivo, simplemente frío.
Comenzó a removerse bruscamente dentro de ella, que se retorcía eléctricamente, llorando, orinando, vomitando, o para resumir: escurriéndose.
Alucard volvió a sonreír, aunque a ella le fue irrelevante el que él hubiera dejado de sentir su “ofensa”, había enloquecido otra vez.
Pero esta vez él se dio el gusto de disfrutar un poco más esa naturaleza en la que caía Integra antes de “regresarla”. Porque también se veía hermosa así, deforme, demente, inhumana. Pero no, siempre se aburría de esa imagen al rato, por hermosa que fuera no era suficiente, no era ella.
Debía despertarla, debía tenerla.
Otra vez tomó su rostro con sus manos (¿se les podía llamar manos?) pero no la llamó, sólo centró su mirada roja en sus ojos idos, perdidos. Al momento y paulatinamente volvieron a su brillo, fijándose. Había vuelto y ella lo odiaba. La locura era precisamente para eso, para salvarla en la inconsciencia.
- …! - hace mucho que ya no tenía voz.
El alargó su sonrisa, todos sus dientes colmillos.
- explota para mí, ama. - su cuerpo se había vuelto irreconocible, tanto el de ella como el de él.
E Integra lo sintió, nuevamente esa horrible sensación, más fuerte que el movimiento frenético de su interior, más horrible que la visión de su propio cuerpo hinchado, deforme. No se le podía llamar orgasmo, porque no había placer ahí, era demasiado fuerte, demasiado doloroso. Pero venía, él lo hacía.
- ….! - balbuceaba sin poder decir nada, siquiera emitir un sonido humano; su lengua fuera, escurriendo, sus ojos perdidos, estaba volviendo a la locura, a medida que ese tétrico encuentro se prolongaba, menos era el tiempo que duraba su cordura, eran ya momentos de lapsus a través de un permanente estado de locura.
Y esa sensación quemante continuaba, se acercaba, crecía dentro de ella. Podía oír el crujir de su propio interior… su carne comprimida, y reventó. El primer orgasmo la volvió de inmediato a la locura, pero él la regresó al momento, uno no era suficiente. Sin parar una y otra vez se sintió destruir, como olas que le evitaban recuperar una naturaleza remotamente humana.
Otra clavada, y otra, y otra, quemante, punzante, no era placer, era como si su carne estuviera siendo destrozada y presionada hacia dentro. Su cuerpo tenía orgasmos aniquiladores, pero ella no quería, no era placer, dolía y continuaban; entonces ella podía entender, de alguna forma en su mente nublada y perdida, cómo se puede estar tan desvinculado del cuerpo, es carne al fin de al cabo, puede sentir, aunque uno lo odie, correrse aunque no se sienta bien.
Entonces un extraño líquido comenzó a salpicar siendo expulsados, luchando por liberarse de la presión dentro de esa intimidad destrozada, no era orina, ya no quedaba; pero ella no podía saberlo, era demasiado lo que sentía, demasiado intenso el todo. Pero si hubiera sido consciente, hubiera agradecido de que al menos no fuera sangre.
Fue entonces cuando Alucard pudo ser realmente feliz, todo lo anterior sólo fue el camino para culminar en esto, en tenerla así de aniquilada, destruida, deforme. Suya. La única forma de sentir excitación, placer sexual para un monstro era esta.
- ama… - al fin su voz había mostrado un cambio, pero ella no lo notó, no podía notarlo.
Pero sí pudo dilucidar en su demacrada demencia la transformación que entonces Alucard sufrió, era demasiado evidente aún para la locura:
Primero, su cabello negro y de cierta forma carnosa invadió todo, su piel pálida desapareció en una absoluta oscuridad pegajosa; sus dientes-colmillos se agrandaron mostrando una mandíbula casi canina, y sus ojos rojos se alargaron, mostrando una mirada completamente predadora. Ahora era literalmente un monstro, grande sobre ella, aplastándola, rugiendo, devorándola.
Las manos de Integra, inesperadamente liberadas comenzaron a lanzar manotazos incoherentes, tal vez sólo habían sido liberadas para eso. Y sus piernas pataleaban histéricas. Era un pobre animalillo siendo aniquilado.
Todo se perdió entonces, Alucard también podía perder el control, y sólo se detuvo al darse cuenta que no podría devolverle la cordura sino lo hacía.
No paró de entrar, de llenarla durante largos minutos. Llegó un punto donde ella no podía respirar aunque no eran sus pulmones los obstruidos, simplemente no podía, entonces volvió a enloquecer, y él volvió a despertarla, una y otra vez, la quería. Esa sensación brusca de “algo” removiéndose en su interior… había llegado a su estómago.
- …. - alucard hizo una especio de gruñido animal - tan dentro… quema… - pero no parecía que en realidad se quejara.
Se removía dentro de ella, la hacía crujir como una pequeña cosa ¿no era eso? Tan joven, con esa piel y se iba tan rápido, ella no podía notar su propio envejecimiento, era lento, imperceptible para ella para los humanos, pero él podía notarlo, día a día, era rápido, ella cambiaba, pero la tenía; y pronto, para siempre.
Su vientre era enorme, y podían verse las texturas de los tentáculos dentro… ella tampoco parecía humana ahora, ni su cuerpo, ni su rostro eran ya de esta tierra, él la había transformado, deformado por completo.
- explota para mí.
Sus pupilas temblaron, se movieron sólo un poco para mirarlo, su mente estaba destrozada, no entendía nada, era como si hubiera vuelto a un estado infantil, casi un bebé. Hace mucho que no hablaba, sólo balbuceaba incoherente.
- aquí - susurró él.
Ella comprendió, sólo por el cuerpo podía comprender, racionalmente tampoco, sólo cuerpo, sólo era carne en ese momento. Sintió una punzada quemante en su clítoris ¿eso era dolor? ¿placer? Tan agudo hasta el dolor.
Se estremeció, comenzó a gimotear como un animalillo, sus piernas patalearon torpes, sus brazos se retorcían nuevamente, pero en su encierro nada más, estaba empalada, no podía huir, estaba atrapada con eso por dentro sosteniéndola. Suspendida.
Pero su mente terminó de perderse en esos orgasmos destructivos, paradójicamente ya no sentía su cuerpo, no sabía nada, no era consciente del líquido que explotaba hacia afuera, ni de la lengua de Alucard en su rostro y su cuerpo, siquiera de su aspecto, un ser simplemente monstruoso ¿su verdadera forma?… pero sólo, tal vez, podía sentir los movimientos de los tentáculos en sus intestinos.
Pasó un tiempo, ella pensó que días. Él tuvo que detenerse o la perdería para siempre.
CONTINUARÁ.
Comentarios a: shicakane@hotmail.com si quieren adempas de los medios del propio blog.

martes, 19 de noviembre de 2013

Meditación para comenzar...


           He estado pensando últimamente, o más bien atando cabos entre muchas cosas que he aprendido y sospechado. Nunca he creído en la existencia del alma, tampoco en la reencarnación ni en la resucitación. Pero he llegado a un punto (aunque soy muy joven para decir esa frase) en que está tomando cierto sentido todo esto. Primero tomé conciencia de la teoría del eterno retorno de Nietzsche, explicada desde una visión más matemática considerando el tiempo infinito y la materia finita, por tanto las combinaciones necesariamente deberán repetirse. Como un juego de dado en que arrojas infinitamente los dados las combinaciones tendrán que repetirse una y otra vez pues sus números son siempre los mismos, aunque este ejemplo puede sonar a broma parafraseando la frase de Einstein de que Dios no juega a los dados, pero entendí que esto en realidad no se trata de Dios, o dios. Hace mucho que no creo en algo como eso.
            Simplemente pensé, que sin importar cómo terminará “esto”, la idea de la infinita vida, o la eternidad me parece igualmente aterradora que la total inexistencia o la nada, simplemente no creo que la conciencia pueda simplemente mantenerse por siempre (qué horror, vivir tanto no me parece sano xD) o desaparecer completamente, también es desesperante. En la idea de la reencarnación me pasa un poco eso del temor a la nada porque si bien uno reencarnaría tampoco es consciente de su transformación, es decir simplemente no eres consciente de tu vida pasada ¿no es lo mismo que morir, no es otra forma de no existir?
            La idea de la eternidad consciente que nos da el cristianismo tampoco me parecía factible, como dije anteriormente vivir eternamente tampoco me parece algo tranquilizador.
            En verdad todo se resume en el miedo a la muerte o el querer permanecer vivos, si superáramos eso, no habrían religiones (excepto esas que son una forma de vida, como el budismo, por ejemplo).
            Pero llegó un punto (y aquí vuelvo un poco al principio) en que pensé que era factible que el eterno retorno ocurriera, infinitamente, muchísimas veces, y pensé que era algo parecido a reencarnar, sólo que uno es uno mismo, muchas muchas veces seguidas, repitiendo lo mismo una y otra vez, naciendo en esta época histórica, haciendo irremediablemente lo mismo en cada vida vivida… recordé entonces la teoría (tal vez se pueda llamar así) lutrerana, de la predestinación, decía que Dios en su infinito conocimiento y poder lo sabía todo, por tanto ya tenía decidido quién se salvaría y quién no al saber cómo serían sus vidas; eso provocó un gran caos en su tiempo, en su gente, pensando que entonces no valía la pena nada, que podían vivir como quisieran, pero estaban en un error. Esa teoría la entiendo con relación a vivir eternamente, y el regalo de la ignorancia, en verdad, un regalo; porque si no sabes qué pasará en el futuro, auqnue estés predestinado, el no saberlo, simplemente el no saberlo te da la libertad, sí, la libertad, de tomar el camino que quieras, aunque estaba predestinado a que tomarás ese camino, tú no lo sabías, así que eres libre. Eso es lo que yo creo, y si soy consciente de que esta vida se ha repetido y se repetirá horriblemente e infinitamente, puedo o desesperarme o deprimirme ante la inmensidad de no ser ser, o ser nada cada correr del tiempo, o tomar mi camino, sabiendo que ya lo he tomado antes, pero convenciéndome que lo escogí y que es el mejor. Sólo pienso en la gente que está viviendo tan mal en el presente, metida en la droga, en el crimen, viviendo una vida horrible… antes pensaba que estaban desperdiciando su única vida, pero ahora pienso que se están condenando irremediablemente, eternamente a repetirse una y otra vez esa vida de mierda. Así de simple.
            Aunque no importa, se repetirá una y otra vez, estaré atrapada entre la inexistencia y el ser continuamente, en vivir mi vida una y otra vez sin ser consciente de cuántas veces me he repetido, pero ¡pero! No importa, si logro llegar a un estado en que lo acepte, en que sea más allá de eso… seré plena. Pienso en los budas, pienso en las personas que llegaron a ese punto, a esa consecuencia total para vivir plenamente dejando la vida, desligándose totalmente, de verdad, de verdad, desligándose totalmente de todo, la plenitud. Pero el ser completamente consecuente es muy difícil, sí! Pero es tu oportunidad para llegar a eso, en esta vida, ahora que eres consciente. Es un hecho, ya lo haz comprobado, que el tiempo pasa, que todo se transforma, que la gente muere, que tú morirás, es tu oportunidad, para que no te importe, ser más allá de eso, de verdad, tu oportunidad.
            El mundo nos arrastra en mil cosas estúpida, la materia llama demasiado, la gente crea siempre un mundo en que las cosas llamas simplemente porque tienen miedo a la muerte, a concientizar, tienen miedo de saber todo esto y quieren olvidarlo, con las cosas, con la comida, con el trabajo, con el amor. Pero es una realidad, una realidad eterna que debo aprovechar ahora de… alcanzar la plenitud, para que esto se repita eternamente, para asegurarme que se repita eternamente, que siempre siempre llegaré a la plenitud, a la verdadera felicidad, a tal estado en que no me moleste que todo se repita eternamente, que no me moleste el ser y el no ser irremediablemente y a la vez.

sábado, 26 de octubre de 2013

Cap 27: fanfic de The Tyrant Who Fall Love / Koi suru Bou kun

El semestre sabático es genial, casi no me arrepiento de no haber trabajado el cap como debía xD nah, aunque es cierto que he hecho un montón de cosas, he salido mucho y hecho un montón de proyectos, estoy en una época sumamente feliz en mi vida y estoy cuidando mantenerla y no ser absorbida por lo socialmente correcto que en realidad carcome el alma jojojo. Estoy tratando de que el fic termine en 30 capítulos, aunque nunca esperé que todos los problemas o dilemas que aparecieron a lo largo del fic fueran resueltos ahí mismo, porque en realidad, la vida no es así y quiero que esto sea un poco realista, muchas veces en la vida quedan nudos sin atar o si se aclaran ocurre a lo largo de mucho mucho tiempo; de todas formas cuidaré tachar algunos dilemas a ver si así hago las 30. Paz! n,n/ ahh~~ felicidad~~~
Cap 27
Parece que se había vuelto común buscarlo de esa forma, aún dormido en la cama. Senpai estiró los brazos, su cuerpo quería encontrar entre las sábanas a Morinaga, había una especie de puchero en sus labios, y su entreceja ya comenzaba a inclinarse, molesto porque sus manos no lograban encontrar esa piel que tanto deseaban.
- nnmm… - su olfato se agudizó, buscando a Morinaga, pero en realidad estaba en todas partes su aroma, hasta en él mismo. Finalmente no le quedó más que despertar - Mori…? - no se oyó a sí mismo en ese momento.
¿Qué día era? ¿Ya era mañana? ¿Dónde estaba Morinaga?
Senpai pestañó varias veces, con la mejilla apegada a esas sábanas revueltas, se había estirado completamente boca abajo en la cama, y con los brazos y las piernas estirados, parecía que le daba un gran abraso caprichoso, tal vez eso quería, pero no había encontrado ese otro cuerpo.
Levantó su torso de un salto, esa típica sorpresa después de despertar del sexo aún no lo dejaba, pero de inmediato se retorció, le dolía todo como el infierno.
- auuhh!! Pero qué mierda? - y recordó de inmediato - …! “cierto! Yo.. él… hace un rato… hace un rato?... nnmm no importa, dónde está Morinaga en primer lugar, está enfermo!” - su racionalidad tampoco lo había dejado, pero al menos podía recordar pronto lo que habían hecho, y también podría reconocerlo (aunque de inmediato cambiará de tema consigo mismo).
Senpai ahora agudizó el oído, Morinaga debía estar levantado. Pero un extraño vértigo pasó por el estómago de senpai ¿hace unos días no había pasado lo mismo? Despertar solo, buscar a Morinaga y…
Miró hacia el velador, esta vez estaba en su cuarto pero no pudo evitar buscar la misma nota que la vez anterior Morinaga le había dejado. Pero no había ninguna. Y de pronto, a su oído ya alertado le llegó un suave sonido de: ssshhhhh. La cocina.
“Está aquí” se dijo aliviado, aunque sin darse cuenta del todo. Entonces trató de enderezarse, quería llegar hacia ese ruido, ver a Morinaga, saber que estaba bien, no pensó ni en la vergüenza, ni en qué se dirían ni en nada, sólo quería verlo. Pero su cuerpo dolía muchísimo, casi no podía moverse, además del evidente dolor en su trasero y en su pene, sentía un fuerte dolor en las extremidades, como un entumecimiento paralizante, tal vez sin haberse dado cuenta se había “doblado” más de la cuenta, no era un colegial después de todo. Además de esto, muchísimas partes de su cuerpo estaban inflamadas y ardían sin parar, entre chupones y mordiscos, hasta arañazos le cruzaban el cuerpo entero ¿en qué momento habían hecho todo eso? ¿o era de veces anteriores? En los últimos días lo habían hecho más de la cuenta. Estos pensamientos divagaron nubosamente por la mente de senpai, sin concretarlos del todo, pero lo sabía, lo sabía y no podía negarlos, negarse.
El cuerpo le pesaba. Pasaron unos largos 5 minutos en que incluso senpai pensó en gritar a Morinaga para que lo ayudara, pero no, no estaba listo para algo así. Logró sentarse en la cama, enderezarse y alcanzar la ropa más o menso esparcida, se puso los bóxer dolorosamente, y su camiseta. Mientras se abotonaba podía ver cómo eran ocultadas las innumerables marcas en su pecho, y apenas el género rozó sus tetillas sintió el fuerte ardor, era como si hubieran sido comprimidas, su carne estaba deshecha. No podía vestirse más “dios, ese Morinaga…! En verdad es un bestia!” por supuesto que bloqueaba sus propios recuerdos, sus propias manos en Morinaga, en especial cuando él mismo lo había montado, aniquilándose a sí mismo y a él en ese torbellino de dolor imparable.
En todo ese rato no había dejado de escuchar el shhhh atentamente, debía estar ahí, tenía que estar.
Se puso de pie lentamente, tragándose los quejidos de dolor, y caminó despacio, sosteniéndose de las paredes, descalzo incluso, no pudo visualizar sus pantuflas y, honestamente, el hambre ya lo estaba matando, y sed, en especial una sed horrible, también le dolía la garganta, seguro que por “gritar” tanto…
El pasillo pareció increíblemente largo, pero en realidad ya se estaba habituando a esa situación, horriblemente habituando, él, el dolor, su cuerpo destrozado, no poder siquiera caminar sin temblar su cuerpo entero. Pero sólo quería ver a Morinaga, su deseo era tan fuerte que no pensó en nada más, si quiera en cómo se veía en ese momento, ya qué más daba, al menos en ese momento mismo ya no importaba.
Camino y caminó. A medida que se acercaba, los sonidos de choques de utensilios comenzaron a sonar, cada vez más definidos con cada paso *crac crac*. Demoró, pero no supo cuánto, sólo estaba él en su mente. Estaba agotado, pero podía sentir una ansiedad extraña, casi una molestia ¿por qué esa urgencia de verlo? ¿por qué esa molestia de no haberlo visto en su cama al despertar? Lo había buscado ¿por qué no estaba ahí con él?
Al fin lo vio. Pudo visualizar su espalda, estaba vestido, su cabello ya no estaba siquiera opaco, había tomado un baño; y se movía con ligereza en la mesa de la cocina. Pero Mori sintió su mirada ¿cómo no hacerlo? Y volteó tranquilamente, lo vio, le sonrió.
- senpai, pero, estás descalzo! - sonrió con el sartén en la mano. Se veía al fin saludable.
- “qué mierda me dice este?” - extrañamente estaba más violento de lo esperable. Pero entonces senpai bajó su vista, se vio a sí mismo, camisa entreabierta, bóxer manchados (inevitable) y descalzo, sí, semidesnudo y sucio - …!!! - él lo sabía, pero no le tomó el peso hasta que los ojos de Morinaga se posaron en él.
Se apoyó nuevamente contra la pared, quería volver a la habitación sin siquiera decir una palabra, pero no podía hacer movimientos bruscos, su cuerpo se deslizo por la pared un segundo, sosteniendo su cuerpo incapaz de pronto de moverse.
- senpai! Cuidado! - Morinaga lo sujetaba, había dado los pasos necesarios para estar al fin cerca de senpai, éste apretó las mangas de Morinaga, pero no sosteniéndose.
- au! Ay…. - apretó los ojos un momento, le había dado una extraña clavada interna, okey, eso era un nuevo nivel.
- estás bien? Ven, siéntate, yo te traeré tu piyama. - dijo Morinaga arrastrándolo al pequeño comedor de la cocina.
- no…, quiero, tomar un baño… - susurró senpai, evitando tontamente mirar a Morinaga, la vergüenza había vuelto, pero estaba demasiado agotado y hambriento para o golpear a Morinaga o simplemente huir.
- no senpai, estás demasiado cansado, come al menos primero, vale? La comida estará lista pronto. - Morinaga ya había volado hacia la habitación, no le costó encontrar una muda de piyama, había dormido varios días en la habitación de senpai, no le avergonzó manosear un poco los muebles, y siquiera se impresionó al ver la cama como estaba, lo había hecho él después de todo.
Senpai no alcanzó ni a quejarse cuando Morinaga ya estaba de vuelta, casi quería vestirlo pero basto un golpe (leve, no tenía tanta fuerza) en la cabeza de Mori para que lo dejara cambiarse en paz. En verdad, cambiarse de ropa en la cocina? Nunca había hecho algo así (estos japoneses) pero no podía hacer nada más, al menos Mori no veía, se había volteado a hacer unas tostadas exprés para senpai.
Senpai se vistió rápido a pesar del dolor.
- Morinaga - no aguantó - dame agua, muero de sed. - se sentó lentamente. Resignado., Estaba más débil de lo que pensaba.
- oh, sí - servicialmente Morinaga de inmediato le dio un vaso de agua que senpai bebió de inmediato, por lo que Mori tuvo que volver a llenarlo al minuto. - ten, come estas tostadas por mientras - senpai se veía tan agotado, pero Morinaga no se arrepentía de lo hecho, de haberlo dejado así, cruelmente en su mente algo retorcida disfrutaba servir a un senpai tan débil, si pudiera tenerlo así siempre, él servirle en el más mínimo detalle…
- lo que quiero es un cigarrillo… - gruñó senpai, se había dado cuenta que había olvidado sus lentes.
- em, está bien - Morinaga ahora fue hacia el living, fumar en la cocina era extraño, pero hoy era un excepción, senpai pensó lo mismo. Al lado del cenicero Mori acercó las tostadas - pero también come por favor - suplicó, con esa cara de perro bajo la lluvia.
- yaa - siquiera lo miró, pero tomó una tostada. Agua y un cigarrillo, que delicia, era lo que necesitaba, y tal vez un antiinflamatorio.
- Deberías tomar un antiinflamatorio - dijo con tono bajo Morinaga, le había vuelto a dar la espalda mientras terminaba la comida, le faltaba sólo dorarse - yo tomé uno.
- ….!!! - no sabía por qué, pero le impactó escuchar eso, era una frase extraña, la ceniza de su cigarrillo cayó al suelo.
- Aquí, los tenía a mano - no supo senpai de dónde los sacó, pero en frente de él apareció una pastilla anaranjado clara, Morinaga había sido rápido, sabía que si senpai lo veía a los ojos explotaría hecha una fiera, probablemente. Volvió a darle la espalda, mientras temblaba un poco de miedo.
- i-idiota!! Por qué debería…?! Tú tomaste una? Tonto, eso se puede tomar con los medicamentos...?  ah! Tus pastillas! Qué hora es? QUÉ?!! ES DE NOCHE?!!!
- n-no… es sólo que ahora oscurece más temprano, son las 6 - Morinaga no le quedó más que voltear, y humildemente tratar de aplacar la histeria de senpai.
- las 6?!!!
- está bien, sí me tomé las pastillas, pero con atraso, pero no es nada. - Morinaga apagó la cocina, hablaba bajo y con tono condescendiente, tal vez era el dolor de su cuerpo, el resfriado que aún seguía latente, o simplemente el amor… después de todo había logrado avanzar mucho con senpai, o al menso eso sentía, por primera vez en mucho tiempo se sentía satisfecho, para qué alterarse? Para qué alterar a senpai? - no te preocupes…
- pe-pero… ainch… - suspiró senpai, exhalando el humo del cigarrillo, al él no le gustaba el descontrol. Los horarios desordenados, el estar sucio, no es que fuera una persona intachable, de hecho tenía una personalidad de porquería, pero era estricto también, y había tenido demasiado descontrol esos días. Dio dos mordidas a una tostada. - estás loco - dijo con la boca llena.
Morinaga sonrió. Todo estaba listo en la mesa y apenas Mori tomó asiento, senpai fue consciente de las delicias de platos que tenía al frente. Oh, la maldita comida preparada del combini eran una porquería al lado de esos platillos, cuánto los había extrañados! Delicioso pollo asado con arroz frito, y un salteado de verduras (:Q____) bajo una salta que no reconocía pero que poco importaba, seguro que sería deliciosa. Se le olvidó todo enfado, y casi hasta el dolor de su cuerpo.
- Itadakimasu. - dijo Morinaga, sonriendo demasiado.
- oh! Sí - se había quedado embelesado viendo el plato - que aproveche.
Comenzaron a comer, senpai estaba en las nueves.
Habría pasado varios minutos de silencio, sin embargo no incomodo. La comida estaba demasiado deliciosa. Y cuando el principio del hambre voraz se aplacó, senpai dejó escapar
- mmhh, está muy bueno.
- gracias, me alegra - Morinaga sonreía, pero con una extraña tranquilidad, no era forzada, pero era demasiada tranquilidad.
- ah… sí - senpai no se atrevía a mirarlo a los ojos, sentía mucha vergüenza, así de simple, una inquietud muy molesta, que se contrarrestaba extrañamente a esa tranquilidad que le provocaba la presencia segura de Morinaga. Él estaba bien.
Terminaron de comer muy pronto ¿había sido almuerzo o cena?
- quieres café?
- ah, claro…
Cuando Morinaga volteó a preparar el café, senpai cayó en cuenta de la pastilla aún en la mesa, “es una locura” pensó con algo de vergüenza resignada, y se la tomó con algo de sopa de Miso que Mori también había preparado (había sido una cena bastante completa, algo así como para recuperar las perdidas de esos días).
- senpai… - susurró Morinaga que esperaba que el café se calentara en la cafetera.
- mmh? - a senpai le había vuelto una extraña somnolencia, su cuerpo se adormecido tras comer, lo sentía pesado.
- tú lavaste los platos? - ese tono de voz era algo seco.
- ah, no, fue… - esa chica ¿cuál era su nombre?
- acaso fue Yumi? - Morinaga volteó un tanto, mirando a senpai de reojo, su mirada no parecía ni molesta ni preocupada, más bien… incómoda.
- ah, sí - senpai titubeó un poco, recordó sus infinitas ganas de tomar un baño - lo hizo sin que se lo pidiera - dijo sin más, nunca le ha gustado la gente entrometida.
- ah, ya veo, sí… je, que vergüenza - sonrió Morinaga, falsamente. Le preocupaba el hecho de que senpai saboreara el servilismo femenino; en Japón ese tipo de atenciones se traducen en coquetería, si Yumi hubiera cocinado no habría dudas de sus intenciones… después de todo, Mori era consciente que todas sus infinitas atenciones para senpai eran propias de una novia, sólo esperaba que él no lo notara.
Pero Morinaga no era el único que pensaba en Yumi, en realidad senpai también pensaba en ella, incomodándose al recordar el evidente hecho de que ella estaba tras Morinaga. Ambos estaban tan preocupados del otro que veían a Yumi como una amenaza para sí mismos (no tan claro en la mente de senpai, pero la molestia era obvia).
El café estaba listo, senpai prendió otro cigarrillo, casi había olvidado el dolor de su cuerpo, y pudo haberse levantado y ya largado a su preciosa ducha, pero prefirió quedarse, algo le picaba demasiado.
- ¿sabes que… - susurró lento.
Morinaga levantó la vista de su té (no se sentía tan bien para café) había estado sumido en sus propios pensamientos.
- ella está enamorada de ti? - senpai lo dejó escapar sin más, se veía enojado, lo miraba directo a sus ojos, como si reprochara a Morinaga.
Éste pestañó varias veces, ok, no esperaba eso.
- ah, Yumi? - calló un momento, claro que había notado algo, pero dado que ella no había mostrado ninguna señal directa, ni se había declarado, él prefirió pasarlo por alto - bueno… - bajó la vista ¿por qué senpai le preguntaba eso? - sí, un poco.
- ….. - senpai desvió la mirada, no sabía por qué estaba tan enojado.
- pero, dado que ella no ha sido directa al respecto mm… - Morinaga lo había dicho demasiado formal, pero era verdad - si ella lo hiciera…
Senpai sintió que una vena de su cuello se tensaba, torció más enfadas sus cejas.
- le diría que ya estoy enamorado de alguien más. - miró a senpai, se animó a sonreírle tímidamente.
Él lo miró de reojo, su expresión era fría, pero en sus ojos se veía un brillo ¿amable?
- … - bebió un poco su café y mirando a otro lado dijo al fin - sí, es verdad. - casi no se sonrojó, estaba resignado hace mucho, era como si Morinaga todavía estuviera en su cuerpo a través del dolor que aún sentía por dentro y por fuera, y estando así esas palabras no eran tan difíciles de decir, aunque ese era un hecho muy bizarro. - bueno, voy a tomar un baño. - ya no estaba esa inquietante molestia, podía irse en paz.
- …pero acabas de comer - dijo tímidamente Morinaga, aún sonrojado por las palabras (tan simples, pero que significaban tanto para él) dichas por senpai.
- y qué? Sólo quiero tomar el maldito baño - estaba demasiado cansado por lo que se estaba poniendo irritable. Se puso de pie, pero su cuerpo no reaccionaba tan rápido como quería, y extrañas punzadas aún cruzaban por su cuerpo - nn!
- espera, déjame ayudarte - Morinaga ya estaba a su lado, sosteniéndolo - no quieres… - susurró con algo de tímido aire aventurero - qué te acompañe?
Senpai había dejado que Mori lo sostuviera, pero apenas dijo esas palabras lo miró con la misma mirada asesina de cada vez que dice algo embarazoso.
- qué? - una mirada que atraviesa el hielo.
- ah! No! Es que…! Auu! - senpai le había piñizcado los brazos, si no estuviera tan débil le habría dado un simple puñetazo, pero por ahora eso bastaba. Morinaga no lo soltó a pesar del dolor.
- pero… au, senpai, tengo miedo que te caigas o algo… - de hecho sus brazos lo estaban envolviendo más que sosteniéndolo.
- i-idiota! Si me caigo será por tu culpa! - trataba de guardar distancias, pero estaba demasiado débil para forcejear demasiado.
- lo sé, quiero tomar la responsabilidad - sonrió Morinaga, estaba siendo tontamente tímido hace un buen rato a pesar de aventurarse a abrazar a senpai ahí mismo.
- qué…? I-idiota! No me refería a… - Morinaga peligrosamente se acercaba a su boca.
- entonces… - y seguía acercándose disfrutando el nerviosismo permanente de senpai sin importar cuántas veces estuvieran juntos - dame un beso.
- ah?! - senpai estaba atónito, que desvergonzado tipo era este! ¡¿Qué tipo de chantaje estaba usando?!
- por favor, ne? - rozaba su nariz con la de senpai, sonriendo, con cada susurro su aliento acariciaba sus labios.
- de-desde cuándo lo preguntas? - senpai se atrevió a reprocharlo, pero extrañamente había bajado los humos; seguía avergonzado, y seguía casi paralizado pero ya no luchaba, sus manos se posaban en el pecho de Morinaga, ya no lo empujaba, no sabía por qué.
Morinaga sonrió más aún, de pronto para senpai su rostro brillaba, su sonrisa lo iluminaba todo ¿qué rayos había sido esa pastilla? ¿había vuelto a ser drogado una vez más? ¿por qué no podía luchar contra Morinaga? ¿por qué él se veía… así?
- je, desde que creo que me dirás que sí. - y lo besó. Senpai respondió con demasiada rapidez, su cuerpo, sus labios, sus manos se movían solas, seguían a Morinaga de una forma que lo aterraba, pero y simplemente, era inevitable, ya no se pertenecía sí mismo y le daba mucho miedo pero, era algo que ya no tenía vuelta atrás, de eso sí podía estar completamente consciente, al fin y para su mala suerte.

CONTINUARÁ.

Comentarios y/o cartas de muerte a mi correo shicakane@hotmail.com si quieren n,n/