Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

jueves, 25 de diciembre de 2014

KSB one shot Especial de Navidad


One shot: especial de navidad
            
Este es un one shot hecho para un concurso de fics de la secta boukun de Facebook, en realidad no he tenido tiempo para reeditarlo, pero sin importar los resultados de dicho concurso, espero que lo disfruten mucho y hayan tenido una buena y grata navidad n,n/

Planes

            Se acercaba esa fecha tan complicada, esa fecha que Morinaga a la vez añoraba y a la vez temía: la navidad. La fecha más romántica en Japón aun considerando el 14 de febrero, porque ese día de los “enamorados” es más bien para las declaraciones, y la navidad es para las parejas ya establecidas, una buena excusa para tener una cita especial, hacerse regalos cursis, y estar acaramelados en la calle, cosa que en Japón es una peculiaridad, pero claro, él no podía pedir tanto.

- se-senpai… - estaban solos en casa, tomando café después de la cena, era ahora el momento, quedaba aún una semana, podían organizar algo, ahora sí… porque las cosas habían cambiado, o no?

- mm? – senpai siquiera lo miró, parecía que pensaba en sus propios asuntos, su investigación, la decisión de Kanako de quedar en una residencia el próximo año, la posible visita de Tomoe en año nuevo, habían muchas cosas qué pensar.

- eto… quería saber… es decir… qué harás para navidad? – estaba extrañamente avergonzado, sus piernas se removían nerviosas, y uno de sus pies golpeaba insistentemente el piso en un movimiento histérico aunque silencioso.

- ah? – al fin lo miró – pues, lo de siempre.

- ah… ya… - Morinaga bajó la cabeza, esperaba que senpai al menos preguntara un “¿por qué?” pero ante su nuevo silencio Morinaga no tuvo más que insistir, y es que este año quería más, no le bastaba con darle un pequeño regalo disimulado (cuando en realidad quería regalarle un ramo de rosas con una caravana mexicana detrás), no, este año quería algo especial, algo de amantes de verdad. – es que… senpai… pensaba si… - la voz se le quebraba, sentía la cara ardiendo, se atrevió a mirarlo con la cabeza gacha – quisieras pasar la navidad… conmigo?

- …. – senpai lo quedó mirando sorprendido, extrañamente no se le  había pasado por la cabeza pasar ese día con Morinaga, en realidad aún siquiera asumía bien la remota, recóndita, posibilidad rebuscada, de que él y Morinaga eran… pareja, y bueno, sólo las parejas pasan la navidad juntos, si no, a pasarla con la familia, como los solitarios, como él hasta entonces. – ah… pu-pues… - senpai en vez de gritarle y patearle como se hubiera quizás esperado, se puso igual, no, peor que Morinaga en sonrojo y nerviosismo, mierda, no había pensado en esa posibilidad, y ahora qué hacer? – yo siempre la paso con… Kanako y la señora Matsuda… - ah, mierda! Por qué dijo eso? Es decir, no es mentira, pero no es como si quisiera rechazarlo ¿verdad? O sí?  - ah, es decir… Tomoe no está pero… - qué está diciendo???

- ah… ya… entiendo – Morinaga volvió a agachar la cabeza, ya no veía a senpai, la verdad es que esperaba más un rechazo que una aceptación, por lo que darse por vencido fue la postura inmediata ¿debió haber insistido un poco más?

- pero tú… qué harás? – ahora era senpai quién veía a Morinaga de reojo, con una expresión preocupada, es verdad, nunca le había preguntado a Mori qué hacía en navidad, de hecho nunca le había regalado nada (una vez le invitó el almuerzo un día antes, eso contaba?) de pronto Morinaga llegaba con algún regalo, y senpai no hacía más que extrañarse, aunque ahora entendía por qué Mori lo hacía… sí, nunca antes se había “interesado” en Morinaga, pero las cosas habían cambiado ¿qué había hecho Morinaga esas navidades de esos cinco años?

- yo? – Morinaga lo vio un tanto sorprendido, aún no se acostumbraba a las preguntas directas de senpai – yo… pues… - paseó los ojos un momento, como recordando y sonrió resignado, una sonrisa falsa, ese mal hábito – normalmente salgo de fiesta, jeje.

- ah? – senpai ahora lo veía hasta molesto.

- qu-que suelo ir de fiesta… - sospechaba que había dado la respuesta equivocada, pero era la verdad, solía salir con Hiro-kun al bar, o a una disco, o a ambas, quién sabe, no importaba, en esas fechas salía para olvidar su propia soledad.

- y tu familia? – senpai lo soltó sin recordar que ellos y Morinaga estaban peleados, no era por ser insensible (bueno sí, un poco) sino porque en realidad le extrañaba mucho que alguien no pasara esas fechas con su familia, él mismo, acostumbrado a estar con sus hermanos, hacer o pedir una cena especial, hacer un brindis con alguna bebida rebuscada y abrir sus regalos todos juntos… estar pues, en familia.

- ah, sí… no, yo… - Mori bajó la mirada, pero no se veía triste, sino incómodo – yo no veo a mi familia, senpai, no lo recuerdas?

- ah, sí pero… tampoco en estas fechas? – senpai había suavizado la voz, ahora estaba preocupado.

- no, nunca. – dijo secamente Morinaga – pero está bien, prefiero salir con amigos – sonrió otra vez falsamente, mirando sin ver a senpai en realidad – o quedarme en casa, de verdad, da igual, el año pasado hice eso y no fue tan malo, jeje.

- “tan” – pensó senpai, ahora veía realmente preocupado a Morinaga, no se había dado cuenta que había pasado esos cinco años solo en estas fechas “… maldición” – bueno, entonces vendrás conmigo.

- eh?

- a la casa de la señora Matsuda, habrá cena y estará Kanako, tal vez venga uno de los hijos de la señora Matsuda pero no creo que le moleste… - caray, seguro que a ella no le molestará, pero habrá que consultarle.

- ah… pero – Morinaga le miraba entre esperanzado e incómodo – pero yo quería… pues… 

- bajó la mirada, el sonrojo había vuelvo – pasarla contigo.

- ….. – demonios, no había pensado eso, pero claro, Morinaga debe querer eso, pasar la navidad así, como si fueran… eso. – ah, ya… - senpai bajó la mirada algo choqueado, tenía mucho que aprender, no se había dado cuenta, pero claro que era evidente, Morinaga quiere pasar la navidad con él, sólo con él, mierda.

- pe-pero, es verdad… tienes que cenar con Kanako, qué tonto soy, jeje – otra vez esa maldita sonrisa forzada – si hasta le compré un regalo pero…

- ….. – y ahora qué hacer.

            El café se había enfriado, pasaron unos minutos en que senpai con el corazón explotando, su rostro ardiendo, y su mente confusa, trataba de ordenarse, qué quería, qué debía hacer, cómo calzar todo; no quería dejar a Kanako, es verdad que antes la pasaba con Tomoe también pero ahora él no podría venir hasta año nuevo (quizás), así que era importante estar con ella para estar al menos, lo más posible, en familia; pero tampoco quería dejar a Morinaga, y menos ahora, vivían juntos y bueno, tenían una clase de… relación importante, y maldición! Cómo lo va a dejar solo, o peor! Suelto por ahí en fiestas desveladas y alcoholizadas, los homos son muy peligrosos como para dejarlo suelto.

- va-vale – eso ni pensarlo – podemos cenar con Kanako y luego… - senpai desvió la mirada, sonrojado hasta las orejas, su voz se quebraba – lu-luego podremos ir a donde quieras, o qué se yo! Puedes hacer lo que te dé la gana también!

- …. – Morinaga lo vio atónito, de verdad se había dado por vencido, era cierto que en su imaginación había ya planeado esa velada soñada y ya había comprado el regalo de senpai hace como dos semanas, pero no supo qué hacer hasta que senpai en verdad le dijo que sí, le dijo que sí? – d-de verdad, senpai?

- idiota, ya te lo dije! – senpai bebía bruscamente el café, pero volvió en sí al notal lo asqueroso de un café helado. – iagh, además, Kanako se alegrará…

- cl-claro! – Morinaga bajó la vista, con una sonrisa pegada al rostro pero aún sumamente sorprendido.

            Senpai pensó que al fin Morinaga había sonreído de verdad en esa velada.

***

            Después de esa incómoda y avergonzada conversación, no hubo tiempo para hablar de los “planes”, senpai se había escapado a su habitación e hizo una llamada…

- ah, nii-san!

- hai, Kanako, quería decirte algo…

- eh? Dime, dime.

- pues, qué opinas de que Morinaga vaya a cenar con nosotros en navidad?

- Morinaga-san? Él no iba a venir ya?

- ah?

- que yo y la señora Matsuda ya pensábamos que iba a cenar con nosotros, o no podrá venir?

- no, no, no es eso… él… él vendrá.

- ah! Eso es un alivio! Si él es como parte de la familia.

- mm sí…

- Pero nii-san, ya le compraste un regalo, verdad?

- …! P-pues no, aún no…

- ah! Tienes que apurarte o será un dolor de cabeza después, las tiendas se llenan de gente y los precios suben realmente alto…

- sí, sí, no te preocupes, ya me encargaré. Dale mis saludos a la señora Matsuda y las gracias.

- ah, okey, y compra su regalo! Y el mío, jeje.

- sí, sí, nos vemos.

Colgó. Qué tonto había sido, claro que Kanako ya esperaba como algo natural que Morinaga fuera con ellos, “es como parte de la familia” dijo, vaya, hasta qué punto se había vuelto parte de su vida? No se había dado cuenta, nunca pensaba en esas cosas y por eso siempre lo sorprendían así, por eso siempre se sentía anonadado por… por lo que Morinaga provocaba, por Morinaga mismo.

TOC TOC

- ah! Sí?! – senpai dio un brinco.

- senpai, podemos hablar? – era cierto, después de esa conversación senpai se las había arreglado para huir a su cuarto, era demasiado embarazoso seguir ahí, y no había salido en todo lo que quedó de tarde…

- …. Sí, pasa – pero ya no era extraño que Mori estuviera en su habitación, su convivencia ya había llegado a ese punto para vergüenza de senpai.

- permiso – Morinaga entró lentamente, temeroso de encontrar a un senpai enojado o algo así, pero en realidad se encontró con un senpai con cara de preocupado y algo perturbado, sentado en la silla, al frente de su escritorio.

- sí… qué querías? – senpai desvió la vista, mirando el libro que leía hace un rato, pero por supuesto que no leía nada en realidad.

- qu-quería darte las gracias por invitarme a cenar con tu familia… y… quería saber… - Morinaga estaba ahora mucho más ansioso que antes, estaba sumamente feliz por poder pasar con senpai esa navidad, pero eso mismo le acarreaba la desesperación de hacer planes, ¿qué harán? ¿a dónde irán? Y mil preguntas más, la emoción lo embargaba y lo ponía inevitablemente estúpido.

- “mi familia” – repitió senpai en su mente, casi molesto – “no te das cuenta… que casi perteneces a ella… no estás solo…” – pero no dijo nada, sólo un extraño puchero se dibujó en su boca.

- ¿a dónde te gustaría ir después de la cena?… - Mori sonrió nerviosamente – podría ser una cafetería, o pedir el postre en un buen restaurante, o quizás dar vueltas por la calle si es que nieva, sería-

- n-no… la verdad, prefiero estar en casa – dijo avergonzado senpai, no soportaba la cursilería de hacer planes, aunque de inmediato se arrepintió, miró de reojo a Mori, y sí, éste estaba… pues tenía cara de alguien a quien le cortan las alas.

- … ah… ya… - bajó la vista, seguía tontamente nervioso.

- …! Quiero decir! Pues… - ya senpai se había volteado del todo mirando de frente a Morinaga, nervioso más aún por la preocupación de lastimarlo (conducta nueva) – puedes planear lo que sea! Te lo dejo a ti! Yo no sé nada de esas cosas, de todas formas… - ah, qué nervios de porquería, odiaba esa sensación de no tener el mínimo control de sí mismo, y en parte por eso detestaba cuando Morinaga se ponía así, pero ya no lo lastimaría por eso.

- ah! de verdad?! – y se le iluminó el rostro – genial! Se-será fantástico, senpai – sonriendo se acercó, peligrosamente comenzó a caminar hacia él. Senpai se echó hacia atrás en su asiento, pero no pudo reaccionar, Morinaga había puesto sus manos en sus mejillas y le había dado un cálido beso, senpai no alcanzó siquiera a cerrar sus ojos. – será la mejor navidad, senpai! – y volvió a besarlo, ahora senpai sí cerró los ojos, apretándolos, había sostenido las muñecas de Morinaga sin darse cuenta, maldición, su cuerpo se mueve sólo, y ya estaba sintiendo escalofríos extraños, qué mierda le pasaba?

- mmnn… ya… pero… mmm – no lo dejaba, por eso era peligroso hacer demasiado feliz a ese sujeto, simplemente se descontrolaba…

- ah… senpai… soy tan feliz… - decía Morinaga entre sus besos.

- mmm… - pero a senpai le alegraba escuchar eso, aunque aún su cuerpo estuviera tenso y era esquivo, senpai realmente sentía un gran alivio cuando veía a Morinaga feliz, cuando era feliz… era todo lo que quería últimamente.

- déjame demostrarte lo feliz que soy, senpai.

- eh?

Morinaga tomó de las manos de senpai y lo puso de pie con algo de brusquedad, pero senpai se sorprendió a sí mismo dejándose guiar como si nada, en verdad, su cuerpo no le hacía caso, no alcanzó a reaccionar y ya había dado los pasos necesarios para llegar a la cama. Miró casi asustado a Morinaga, éste sonreía tan tiernamente, “mierda… quiere eso…”. Lo sentó, lo volvía a besar, ya estaba perdido.

- senpai… después de la cena… - le decía entre sus besos, pero senpai no lo entendía del todo – volveremos a casa…

- nn? – Morinaga estaba en su cuello, cada palabra era como una caricia en su piel.

- sí, volveremos a nuestra casa – lo miró a los ojos – porque aquí podemos ser nosotros mismos.

- ….. supongo … - sí, ya estaba condenado, este sujeto lo había arrastrado del todo…

            No sabía si realmente era él mismo así, más bien le parecía que había mutado de una forma extraña y forzada, por supuesto que por Morinaga, su jodía culpa; estaba confundido, alterado, y confundido otra vez, pero de todas formas no lo detenía, no podía, dejaba que lo arrastrara y siguiera transformando en aquello que lo aterraba tanto, no sabía por qué se lo permitía, lo sospechaba, claro, pero no se atrevía a pensarlo, le tenía tanto miedo. Eso pensó mientras se corría.



            Unas horas después, el hambre despertó a senpai, después de todo se habían saltado la cena.

- nnmm hambre… - vio a Morinaga frente a él, estaban de lado uno frente al otro. Senpai trató débilmente de separarse de su abrazo, pero se resignó, estaba demasiado débil y aunque no lo reconociera, era sumamente confortable el abrazo de Morinaga. – Morinaga – lo llamó secamente, demasiado seco para después del sexo – oi, idiota – le puso con brusquedad una mano en su mejilla, una extraña caricia disfrazada de golpe. – oi!

- nnn… - Morinaga abrazó inconscientemente a senpai.

- …! Idiota! Qué tengo hambre!

- mm?

- ve a cocinar algo – dijo más seco aún, pero no había rechazado su abrazo.

- ah… vale – Moriaga abrió los ojos, y sin pensar demasiado le dio un tierno beso a senpai 

– cenaremos, tomaremos un baño y volveremos a la cama – sonrió y lo besó nuevamente.

            “Volveremos”, pensó senpai, seguramente Morinaga pasaría la noche en su cama, otra vez.
Noche buena

            La cena había estado deliciosa, el intercambio de regalos también aunque la extraña escapada había sido incómoda, en especial para senpai, la señora Matsuda no paraba de insistir para que se quedaran, pero fue Kanako la que intuyó que su hermano y Morinaga tenían planes especiales. Senpai por su parte no sabía qué cara ni excusa poner, estaba sonrojado e histérico, ya peligraba en mandar todo a la mierda pero Morinaga ya había pensado en eso. “Tenemos planes con compañeros de la universidad” dijo, nadie le creyó nada, pero la señora Matsuda no insistió más y Kanako sonrió con un extraño sonrojo. “No pienses cosas raras” es todo lo que le pudo decir senpai antes de irse.

            Tuvieron que tomar un taxi, salió un poco más caro de lo que suponían, después de todo eran las 2 de la mañana, Morinaga y sus planes de pacotilla, senpai ya estaba un 40% arrepentido de su decisión, pero aun así continuaba, siempre continuaba. Y cuando ya entraron al departamento recién se asustó de verdad, la molestia se fue para dar paso a la histeria de saber que Morinaga le haría el amor, era tan evidente, tan obvio, casi lo esperaba. “Mierda, no…” pensó estático.

- Siéntate, senpai, quiero darte algo. – dijo Morinaga mientras guardaba las chaquetas húmedas por la poca nieve que había caído.

- eh? – senpai lo miró de reojo, pero Mori sólo sonrió, así que fue y se sentó en el sofá, un segundo después Morinaga estaba frente suyo.

- “qué… aquí?!” – pensó nervioso senpai, sin notar que casi esperaba aquello…
            Pero de pronto Morinaga sacó algo de su bolsillo, un pequeño saquito de terciopelo.

- senpai, dame tu mano – dijo con simpleza.

- ah? – senpai daba brincos de sorpresa por cada pequeña cosa, pero esto en verdad ameritaba histeria, no será eso, o sí?

- está bien, no te preocupes – Morinaga cogió la mano de senpai, sacó lo del saquito, senpai pudo notar que era una especie de ¿cinta? – aquí, esto es para ti.

            Era una especie de pulsera, de un cuero muy delgado y opaco.

- ….  – senpai miraba su mano en la de Morinaga, la pulsera… pero si ya le había regalado una agenda en casa de Kanako.

- no se verá extraño, al menos no tanto como un anillo, no es necesario que lo lleves siempre, pero yo… - con su otra mano Morinaga bajó un poco el cuello de su camisa – yo llevó el juego en el cuello – era un collar, del mismo material y estilo que su muñequera. – senpai, espero que no te asustes pero – la mirada de Morinaga se había vuelto un poco extraña – esto será una muestra de que eres mío, y yo soy tuyo.

- ….! – senpai, que había estado nada más que impactado hasta ese momento, al fin reaccionó cuando Morinaga solemnemente besó su mano, la pulsera se deslizó sólo un poco en su piel. - …… - pero no dijo nada, no sabía por qué, supuso que era porque en realidad no negaba… nada de lo que Morinaga decía.

- senpai… - Morinaga ahora besaba su boca, inclinándolo peligrosamente a lo largo del sofá – senpai, por qué no dices nada? No te gustó? – Morinaga besaba su cuello, agh, odiaba hacerlo en el sillón.

- nn… no, no es…. – senpai tenía la mente nublada, tan pronto, o desde antes, o desde esa primera vez, no lo sabía, ya no sabía nada.

            Morinaga lo veía directamente a los ojos, mientras besaba la pulsera en su muñeca. 

Pero senpai seguía sin decir nada, y simplemente porque no sabía qué decir, estaba demasiado abrumado siquiera para esquivar a Morinaga, sólo le quedaba la vergüenza y la histeria, y quizás…

            Senpai besó a Morinaga, no lo pensó demasiado, pero intuía que era lo correcto, o quizás es que quería simplemente hacerlo.

“Podemos ser nosotros mismos.”

            Sí, podía entender lo que Morinaga había dicho, podía incluso compartirlo, no tenía idea si éste yo era realmente él, o algo completamente equivocado, pero… no iba a luchar contra ello, no iba a huir, no podía, y casi estaba sintiendo que incluso podía ser bueno, Morinaga era feliz, y era suyo. Eso pensó mientras sus manos subían por su espalda.

FIN


            Nah, si aquí viene el lemon! xDDDD

- ah! Idiota, tiene que ser aquí?! – preguntó senpai histérico, al fin podían salírsele las palabras cuando notó que Mori iba en serio sobre el sofá, sobré él, más bien.

- mm… - Morinaga chupaba una de sus tetillas – la verdad… tenía un postre preparado, pero creo que te lo daré en la cama - ¿qué tipo de voz era esa? De pronto tomaba un tono tan tétrico y perverso.

- ….! I-idiota… - a senpai la voz ya se le quebraba, no sabía cómo interpretar las palabras de Morinaga, sospechaba que un doble sentido se escondían detrás de ellas.

- jeje… - Morinaga soltó una extraña risa – podemos ir a la cama, si me das mi regalo.

- ah?! P-pero ya te di uno… - ese vino caro no fue suficiente?

- no, no me refiero a ese – de pronto Morinaga se elevó y rosó su nariz con la de senpai – es navidad, debes darme algo más especial…

- ….. – sí, estaba en lo cierto, había algo horriblemente pervertido en sus palabras – qu-qué?... – preguntó casi en un susurro ¿por qué preguntó? ¿por qué estaba tan suicida últimamente?

- mmm, no sé, no quiero pedirte tanto pero… - Mori se levantó un tanto del sillón, abrió su bragueta, su pene duro y húmedo se mostró de inmediato. Senpai tuvo una pequeña convulsión, pero no pudo apartar sus ojos.

- …..!!! – en qué locura estaba pensando ese sujeto?!

- crees que hoy… podrías tocarla? – preguntó Morinaga con ese tono extraño, no tenía miedo, no estaba nervioso ni avergonzado, simplemente estaba sumamente excitado y casi no temía a un golpe o el rechazo cruel de senpai, no, ya le había puesto su muñequera, era suyo, de alguna forma así lo sentía.

- ….. – senpai desvió la mirada, sus manos temblaban al igual que su barbilla, apretaba la mandíbula tratando de contenerlo.

- vamos, senpai, sólo por ser hoy, inténtalo. – se acercó nuevamente Morinaga sentándose a su lado, tomó las manos de senpai, senpai las miró y vio la muñequera, ese maldito símbolo terminó por debilitarlo, estaba de pronto en un trance, no sabía por qué dejaba que Morinaga lo moviera así, lo llevara así, le hiciera hacer esas horribles cosas.

            Lo sintió antes de verlo, aunque lo veía no lo procesaba, pero la sensación fue indiscutible, la humedad, el calor, la dureza. Senpai trató de apartar las manos pero Morinaga las tenía fuertemente sujetas, al menos pudo apartar la vista, mientras dio un extraño jadeo. No, era asqueroso, era vergonzoso, pero entonces, por qué estaba él mismo tan duro?

- está bien, senpai, sólo sujétalo, después seré muy bueno contigo – nuevamente sospechó que había un dejo pervertido en sus palabras, pero no pudo pensar demasiado.

            Morinaga tomó mejor sus manos, acomodó ambas en su pene, le apenaba tener que forzar a senpai pero en parte no se arrepentía, estaba tan excitado, quería que senpai le hiciera el amor aunque con ello se destrozara la mente y el orgullo, ¿cómo podía existir un amor tan egoísta? No lo sabía, pero él lo había creado.

- nn… senpai… - Morinaga juntó su frente con la de él, dando de inmediato suspiros mientras un sonrojo extrañamente inocente le coloreaba la cara. Senpai por su parte estaba en shock, casi la mente en blanco, sin creer en lo que hacía, en lo que las manos de Morinaga en las suyas provocaban lo que estaba haciendo – ah… senpai… - la voz de Morinaga se volvió rápidamente agónica y su cuerpo comenzó a temblar, había cerrado los ojos y le daba pequeños y jadeantes besos a senpai, vergonzosamente sabía que se vendría pronto, pero qué hacer? eran las manos de senpai…

            Y ante los gemidos de Morinaga algo despertó en senpai, aquello que siempre despertaba en esos momentos extremos del sexo: su propia perversión, ni más ni menos. No pensó demasiado, en cierta forma también se estaba perdiendo en los labios de Morinaga, sus caderas se movían inconscientemente junto a las de él en sus manos, ya éstas incluso se movían solas en su pene, y lo estaban apretando.

- nnn! Senpai! – Morinaga se contraía en sus labios. Senpai no había dejado de sentir ese terror y ese extraño asco, nunca lo dejaban, nunca lo habían dejado pero había una horrible y bizarra verdad en ello: ese terror y ese asco eran parte de la excitación, parte del placer, era su propia perversión. – ah! Senpai! No! Te voy a ensuciar! – Morinaga temblaba y jadeaba en la boca de senpai, sus manos subieron hacia su glande temblando, recibió en sus manos su propio semen, aunque no salvó de la suciedad común de esa práctica a las manos de senpai. – ah… senpai… - lo besó otra vez, metiendo su lengua en la boca de senpai que extrañamente se había relajado un poco también – espérame en mi cuarto, senpai – lo veía a los ojos, rosando sus labios aún con los de él  - yo también, te daré un regalo especial.

            Apenas Morinaga se levantó, senpai corrió al baño y unos minutos después cuando Morinaga fue a su propio cuarto, lo encontró dándole la espalda temblando, olía a jabón.

Ahora sí, FIN, y feliz navidad y ya tú sae, prospero año nuevo xD

Ya saben, comentarios aquí abajito se agradecerían mucho porque ayuda a animar pa seguir escribiendo, también pueden escribirme a mi correo: shicakane@hotmail.com disfruto mucho intercambiando opiniones con mis lectoras.


shalom!

domingo, 7 de diciembre de 2014

SYNCO de Jorge Baradit


SYNCO  de Jorge Baradit

Chile, 1973: Pinochet detiene el golpe y Allende crea el primer estado cibernético de la historia…


¿Ciencia ficción chilena retrofuturista? Wow!

Me parece que es imposible hacer un comentario de Synco sin hacer horribles spoilers, así que dejaré la reseña que sale en la contratapa, y luego haré una delicada opinión con pinzas que dirá cosas pero en realidad no dirá nada, en verdad tiene que leer el libro para entender todo ¡chan, chan, chan!

También compartiré las imágenes y un par de textos introductorio que son parte de la novela, y si no me meto en problemas legales, tal vez un interesante anexo que viene con la segunda edición que compré. Cuando lean el anexo dirán WTF y sí, es parte de la volada del libro.

***
SYNCO

Chile, 1973, Augusto Pinochet decide apoyar al gobierno de Salvador Allende y desmantela violentamente el golpe militar en ciernes. Mientras, algo crece en los subterráneos de la Moneda. El programa Synco intenta crear el primer Estado cibernético de la historia: una red que dotaría de un sistema nervioso eficiente a la sociedad y la economía chilenas.

Chile, 1979, Martina Aguablanca regresa al país para las celebraciones por la reelección del compañero Presidente. Se encuentra con un país insólito, una Camelot de la tecnología mundial, una sociedad eufórica que construye ekl ciberbolivarismo sobre bases ideológicas extrañas. Un país alienado, lleno de conspiraciones y secretos oscuros. Mientras su vida corre peligro, Martina se pregunta qué precio tuvo que pagar Allende por las llaves del paraíso socialista.

SYNCO, una novela retrofuturista de Jorge Baradit.

***

Ops-room de Synco, Santiago de Chile, 1973.

<< Synco fue un programa a cargo del británico Stafford Beer y los chilenos Fernando Flores y Raúl Espejo, para convertir las empresas estatales chilenas en una red interconectada y coordinada en tiempo real desde un centro de operaciones llamados ops-room. El objetivo, convertir a Chile en el primer Estado cibernético de la historia, bajo una red que se adelantó en décadas a la Internet como la conocemos.

El espacio de concentración de la información enviada por las empresas para la toma de decisiones (ops-room) fue diseñado por INTEC (Instituto de Investigaciones Tecnológicas de Chile), bajo la coordinación general del ingeniero Jorge Barrientos.

Los equipos de diseñadores industriales y gráficos estaban a cargo de Gui Bonsiepe; el primero conformado por Rodrigo Walker, Guillermo Capdevila, Alfonso Gómez, Guillermo Cintolesi, Fernando Shultz, Michel Weiss (Alemania), Wolfgang Eeberhagen (Alemania) y Werner Zemp (Suiza), y el segundo por Pepa Foncea, Lucía Wormald, Eddy Carmona y Jessie Cintolesi.

La sala era hexagonal y constaba de siete sillas giratorias, una pantalla llamada Futuro, un esquema del VSM (Viable System Model), pantallas de reportes de excepción en tiempo real y un Data Feed. Cada silla tenía en su brazo derecho un dispositivo de control interactivo que, a través de la combinación de sus botones (figuras geométricas), activaba órdenes de proyección en las pantallas según los requerimientos de los usuarios, optimizándose así la comunicación externa e interna.

Todo fue destruido después del golpe militar de septiempre de 1973. >>


A continuación, unos textos que no sabría decir que sean prefacios, pero son información real como la cita de la página web anterior.

Luego de casi dos años de trabajo y de avances inimaginables, el proyecto de gobierno cibernético fue aprobado por el Presidente Salvador allende para ser implementado en el Palacio de La Monerda.

Lamentablemente, debido al golpe militar del 11 de septiembre de 1973, Cybersyn o Synco nunca pudo ser aplicado y fue abortado irrevocablemente, frustrando uno de los proyectos políticos y cibernéticos más avanzados de la época en el mundo.

(Wikipedia.org/cybersyn)


Quiero implantar un sistema nervioso electrónico en la sociedad chilena.


Stafford Beer

viernes, 5 de diciembre de 2014

Fanfic Koi Suru Bou kun One shot II

Desde senpai

Fui un ingenuo al creer que mis días serían más apacibles después de…. eso. En verdad pensé que iba a estar más tranquilo ahora, pensé que le había dicho lo que quería escuchar, que había hecho lo que él quería que hiciera; pero parece que no es así, hice lo correcto, sí, pero no es suficiente, simplemente no es suficiente, este tipo es un insaciable.

- senpai… - otra vez con sus besos de la nada, me abrasa con tanta naturalidad ahora, no siente ni un poco de vergüenza, ni un poco de cuidado; pero también es cierto que no lo rechazo, ya no, no quiero lastimarlo, no tengo por qué rechazarlo, pero… es que es demasiado ardiente. – bésame senpai, yo te amo…

Idiota, sólo piensa en esto, un maldito perro en celo todo el tiempo.

Y así han pasado los días, los meses, en este ritmo de vida acelerado y a la vez apacible, despertando cada día entre sus brazos con esa calor sofocante y esa sensación asquerosamente pegajosa y avergonzante. Pero me quedo en la cama un rato más, ahora siempre estoy cansado, y me duermo otra vez mientras Morinaga va a tomar una ducha, veo su piel desnuda alejarse, maldición, ponte algo, de verdad no quería llegar a este punto de intimidad contigo, pero ya no hay remedio, nos conocemos horriblemente demasiado, y caigo dormido otra vez.

Despierto por sus besos nuevamente, el olor a su jabón se siente bien, ah, qué estoy pensando?

- dúchate, iré a preparar el desayuno. – me abrasas peligrosamente, hasta creo que podría hacerlo pero se detiene, quiere hacerlo, pero se contiene. ¿Por qué me agité más de la cuenta? Acabo de despertar…

La ducha, mi cuerpo duele, ahora siempre duele, ahora siempre estoy cansado, pero me he acostumbrado, horriblemente me he acostumbrado y eso me aterra, y antes de darme cuenta convivo nuevamente con este sujeto, comiendo su comida, sentado frente a él, hablando de cosas tan triviales, como si otra vez fuéramos simplemente amigos, pero no lo somos ¿verdad? Nunca más volveremos a esa época, es casi triste, ¿sólo yo lo pienso? Morinaga, hubiéramos sido mejores amigos por mucho, mucho tiempo, hubieras sido mi único amigo incluso, pero ya no…

Estamos a punto de salir de casa, ya me puse los zapatos pero él me detiene con algo de brusquedad, me hace voltearme soltando la mano del pestillo.

Un beso, otra vez, y un abrazo.

- una última vez, antes de salir. – dice sonriendo, ¿quién entiende a este sujeto?

- q-qué dices? – sus brazos me sueltan de a poco, una de sus manos se apoya en mi mejilla.

- hasta la noche senpai, hasta que esta puerta se vuelva a cerrar, serás mío.
¿Qué mierda? Este tipo está loco.

- suéltame, tenemos que ir a trabajar.

Salgo a la calle, camino torpemente y él detrás de mí, ¿cómo puede soltar toda esa mierda con tanta tranquilidad? Pero es cierto, aquí, fuera en la calle soy libre, aquí fuera podemos vernos sólo como amigos… aunque no lo seamos, este idiota, piensa que es algo tan simple como cerrar una puerta, como el estar solos, no tiene idea que arrastro todo el día lo que es, lo que somos, en lo que me ha convertido.

- senpai, lo siento, te molestó? – pregunta ya bajándonos de la estación, he estado demasiado callado.

- no, no es eso, sólo…

- sí, senpai? – no puedo mirarlo a la cara, camino apurado hacia el laboratorio, no saludo a nadie en el camino y cuando al fin llegamos… - idiota, no te das cuenta…?

- el qué?

- ….. – mierda, ni yo mismo lo sé.

- senpai? – te acercas con esa maldita naturalidad, veo tus manos agrandarse frente a mí, vas a tocarme… pero te detienes. - ….

- ….. Morinaga… - entiendo, lo entiendo – yo… todo el tiempo…. ya no soy mío… - no puedo mirarlo ¿qué estoy diciendo?

- senpai?

- ya no soy yo, no me pertenezco ni a mí mismo….

- …. claro que no, senpai.

- eh? – tu mirada, odio tu mirada, por eso no quería mirarte.

- si ahora eres mío, y eres para mí.

- ….! – eso es, mierda, me he perdido, y perdí a Morinaga.

- senpai – no, no me abrases, no ahora, maldita sea, aquí no, ¿por qué tuvimos que hacerlo anoche? ¿Por qué tuvimos que hacerlo antenoche? ¿Por qué no me has dejado en todo este tiempo? – ahora podemos ser uno para el otro, durante mucho mucho tiempo.

- ……. – eh? Es así? Así de simple?.... no perdí a Morinaga, no me perdí a mí mismo, sólo… conseguí algo nuevo? Ah… sigo pensando que si hubiéramos sido amigos todo hubiera sido más fácil.

- hablaremos de esto en casa ¿vale? – un beso breve – ahora debemos trabajar, pero no te agobies, yo te amo. – me amas, ya lo sé.

Te alejas, te pones a trabajar, te veo de reojo, es tan fácil para ti.

Un Morinaga, sí, supongo que sigue siendo mi amigo, mi único amigo casi, la única persona en la que puedo confiar, y quién me conoce y comprende más….


Pero ahora es diferente, un Morinaga… para mí, dice ser mío, pero qué…! Qué puede significar eso? Salvo que, estoy jodido.