Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

jueves, 13 de marzo de 2014

Cap 29: fanfic de The Tyrant Who Fall Lolvre / Koi Suru Bou Kun

Wiiiw holo! aquí el penúltimo capítulo de mi fic, espero que les guste!

Capítulo 29
Nunca se habían besado tanto rato seguido, sin pasar a mayores al menos. Pero esa noche lo hicieron, lentamente se besaron, mutuamente lo hicieron y entraron en la noche, al sueño en la suavidad de los movimiento del otro. Era extraña esa combinación de excitación y relajación que sentían ambos, pero sus cuerpos reaccionaban como imanes, simplemente no podían alejarse, estaban atrapados.
Senpai entendía como Morinaga que en realidad ya no importaba nada ¿qué importa si para senpai era una idea aberrante y casi traumática lo que hacían? Si no podía detenerlo, si ya tenía claro que no detendría a Morinaga, que no podía detenerse a sí mismo. Y para Morinaga, no importaba si senpai no podría gritar a los cuatro vientos que lo amaba, porque al menos ahí, en la privacidad del lecho, se aferraba a él, ya no lo detenía. Sabía que eso de cierta forma significaba que lo amaba, ya no podía dudarlo con todo lo que les había ocurrido…
Pasaron mucho tiempo en ese abrazo, en esos besos, simplemente perdieron la noción de los minutos, de las horas, del espacio. Estaban en el otro, eran el otro, sintieron felicidad.
 
***
La alarma de senpai, programada como todos los días de lunes a sábado (sí, hasta el sábado) sonó obedientemente a las 7:00 de la mañana.
TITITITITITITITITITITITITI
El cuerpo de senpai reaccionó antes de que su mente despertara del todo. Su mano ya había apagado la alarma, con un reflejo algo violento a pesar de ser tan temprano.
- ññ… - gruñó casi, acurrucándose nuevamente. Pero al instante recordó, sí, estaba abrazado a Morinaga, encima de él como para asegurarse de que no escaparía, y lo estrechaba a su vez. - …… - no se alarmó, estaba ahí, lo esperaba, fue hasta tranquilizador.
Se veía tan relajado dormido, parecía al fin saludable y… casi iluminado, no sabía por qué no podía dejar de mirarlo desde hace unos días. Le dieron ganas de acariciar su cabello, su mejilla que imaginaba cálida y suave. Su mente aún estaba lo suficientemente dormida para que su mano obedeciera el impulso, pero Morinaga despertó antes. Senpai tampoco se conmocionó al verlo abrir sus ojos, porque era tan hermoso, su mirada, su todo, senpai parecía alguien mirando una obra de arte y no a alguien real. Sólo cuando Mori le dio los buenos días con una sonrisa cayó en cuando de lo abobado que estaba y que lo aplastaba.
- ah, buenos días… - dijo atontado, estaban tan abrazados, tan cerca, era extraño de pronto el saludarse como todas las mañanas aún estando así. Trató de apartarse un poco, pero los brazos de Morinaga no cedieron.
No era como todas las mañanas, porque bastó que Morinaga se acercara un poco para besarlo. No, las mañanas nunca volverían a ser como antes.
- mmnn… - senpai cedió al instante, relajó su cuerpo reacomodándolo sobre Morinaga que parecía no molestarle el peso. Sus labios dolían, estaban hinchados y resecos.
- vas a ir a la universidad? - preguntó de forma natural Morinaga, aún en sus labios, mirándolo con los ojos entreabiertos y brillantes, atontado a su vez por el sueño y algo del resfrío que aún no lo abandonaba.
- ah… nn - otro beso, fluían ya de forma inherente - supongo…
- no, quédate conmigo - dijo con voz mimosa Morinaga, besándolo un poco más fuerte, estrechándolo más celosamente.
- nn, pero… ya estás mejor… - senpai se había despertado lo suficiente para ponerse difícil nuevamente.
- no, quédate en la cama conmigo - pero no pudo resistirse, tenía el permiso del profesor y Yamagushi se estaba ocupando de los cultivos… pero el verdadero fundamento que lo convenció fue el calor de Morinaga, el sueño agradable que sentía a su lado, en su cuerpo - durmamos un poco más… - fue lo último que escuchó antes de caer en esa ebriedad de besos, de confusión agradable, de otras horas de sueño en sus labios. Sí, esto ya era natural.
Durmieron hasta las 9 de la mañana, antes que el hambre despertara caprichosamente a senpai; aunque él no lo sabe, cada vez que está de buen humor se le abre el apetito (al igual que cuando está deprimido se le cierra). Era horrible despertar por hambre pero la calidez del cuerpo que lo envolvía le hizo que no fuera tan difícil volver al mundo, alguien lo esperaba.
- ah… hambre… - dijo medio dormido.
- nn? - respondió Morinaga dormido también. Por inercia de enamorado abrazó más a senpai, hundió su rostro en su cuello, olía tan bien como si todo su aroma natural estuviera concentrado ahí a esas horas.
- nn… Mori, prepara algo - dijo huraño casi sin notar la postura en la que estaban.
- sí… - Morinaga no entendía nada, estaba dormido en senpai, se sentía en una nube rosa (sí, necesariamente rosa), cálida, suave, el paraíso.
Senpai abrió los ojos, ahora Morinaga estaba sobre él, a la altura de su pecho, con su rostro inmovilizándole el cuello. Lo abrazaba como si fuera un niño aferrado a su peluche de cuna, los hombres llegan a esos estados infantiles en ciertos contextos.
- ….. - sin pensar demasiado acarició su cabello, tal vez quería despertarlo, no lo pensó.
- ….nn… - lo apretujó más.
- pesas - otra vez su estado huraño, pero sus dedos seguían moviéndose lentamente entre los cabellos de Morinaga.
- nnññ, qué hora es? - preguntó besando su mejilla ¿tan normal era hacer eso ahora? Senpai no podía rechazar su tacto aunque sus cejas ya comenzaban a arquearse, pero de verdad no podía detenerlo, se sentía todo tan bien.
- no sé… - y un beso y otro, terminaron en las bocas sin darse cuenta - duele…
- sí… nos hemos pasado un poco - pero Morinaga sonreía a pesar de lo tétrico de esas palabras.
- …. - senpai lo miró, no enojado de verdad, no como antes, sino casi con un puchero, como un enojo mimoso - tengo hambre.
- jeje, sí, ya es hora de que cocine algo - le volvió a dar un gran beso y se levantó. Ambos sintieron de forma demasiado presente ese alejamiento, el que sus cuerpos se separaran fue casi un shock, se turbaron ambos pero Morinaga siguió caminando hacia la puerta y senpai lo siguió mirando esperando algo más sin saberlo. - quédate en la cama un poco más, te llamaré cuando esté listo. - le dijo al voltearse en el umbral de la puertas antes de perderlo de vista - “Luego podríamos tomar una ducha juntos” - pensó jugando consigo mismo.
- ….. - senpai no dijo nada mientras Morinaga desaparecía hacia la cocina, para los japoneses lo normal sería ducharse primero y comer ya vestidos y no en piyama pero todo había sido muy alocado esos días ¿sería así de ahora en adelante? Era uno de los muchos miedos que sentía senpai, era cierto que en el momento mismo todo fluía, pero cuando estaba así, sólo y no trabajando, todos esos pensamientos oscuros le venían unos tras otros… aunque también era cierto que bastaba que Morinaga lo sostuviera para olvidarlo todo.
Vio el reloj, sí, eran las 9 con 15, no pudo evitar pensar que a esa hora ya estaría hundido en el trabajo, pero tampoco era malo descansar, aún le dolía el cuerpo aunque eso ya no le turbaba, era casi agradable, agradable ese dolor leve y constante del latir de cada marca en su cuerpo.
Se removió un poco, se arropó otra vez, el aroma de Morinaga y su calor seguían ahí, su cuerpo ya lo extrañaba más que su consciencia, quería capturarlo nuevamente. De pronto el cuarto se vio diferente, era suyo, pero ahora se veía diferente, no sabía en qué, su cama también había cambiado, tal vez todo había cambiado o más bien, sólo ahora caía en cuenta de eso.
¿Él también había cambiado?
Morinaga por mientras, luego de pasar fugazmente por el baño a lavarse su cara (que brillaba como novia, el poder de las hormonas xD) ya estaba tostando unos panes mientras freía unos huevos, calentaba la cafetera y preparaba la crema que acompañaría su café; se sentía mucho mejor, tal vez con un poco más de sueño de lo normal, pero parecía que después de arreglarse con senpai ya se había curado del todo de forma mágica.
Pensaba que todo estaría mejor de ahora en adelante, aunque no podía evitar a su vez tener miedos ¿durará para siempre? ¿no se arrepentirá senpai? ¿llegará el momento en que querrá casarse y dejarlo por tener una familia? No podía asegurar el corazón de senpai, pero quería olvidar todas esas preguntas, quería vivir el presente, senpai había dicho que estaría a su lado, que estaba bien amarlo, que “estaría con él”; pero no, no podía evitar el miedo, al igual que senpai.
“Qué esto dure mucho mucho tiempo, por favor dios, dámelo.” Pensó fugazmente, su rostro se sombreó un segundo.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por unos pasos tras él, era senpai. De inmediato volvió a brillar.
- ah, aún no está listo - Morinaga deducía que el cuerpo de senpai todavía podía estar delicado, pero era cierto que senpai no hubiera dejado que le diera el desayuno en la cama.
- está bien, no quería volver a dormirme - lo dijo sin mirarlo a los ojos y se sentó. Estaba sonrojado y con ese puchero que ya era casi costumbre, se había dado cuenta que quería seguir a Morinaga, que quería estar cerca de él.
- oh - dijo Mori mirándolo de reojo - …… - siguió cocinando -  ….. ¿no pasará nada por no ir a la universidad hoy?
- estará bien, dije que te cuidaría - de cierta forma parecía mentira porque Morinaga estaba mucho mejor, pero seguía siendo válido, habían pasado pocos días desde el permiso en realidad.
- ya veo… - de pronto sentía una extraña sensación, parecía incomodidad pero en realidad no lo era, tal vez fuera la impresión de sentir que senpai era suyo fuera de la cama. - ya está listo.
- qué bien - dejó escapar, sentía un hambre voraz ¿cuánta energía había quemado esos días de sexo intenso (xD)? O era simplemente que estaba harto de restos de avena y platos precocinados sin amor.
Morinaga sonrió complacido, ver a senpai comer su comida son uno de sus placeres diarios, recordaba esos tiempos en que sólo eso debía bastarle para ser feliz, no, incluso antes, cuando debía conformarse con hablar con él, ya daba gracias a dios porque la persona que tanto amaba lo miraba y lo escuchaba… sí, eso fue hace tanto tiempo, y ahora lo tiene aquí, es suyo ¿es suyo?
- ey, Morinaga! Te estoy hablando… - senpai lo miraba de reojo con media tostada en la boca.
- ah, perdona… - su sonrisa amable-automática apareció.
- … estás bien? - senpai lo miró de reojo, tal vez aún no estaba lo suficientemente bien del resfriado como creía.
- sí, no es nada, sólo… bueno… creo que estoy muy feliz jejeje - dijo encogiéndose de hombros, con una sonrisa más honesta, y tomó un sorbo de café como para salir del paso y no parecer tan cursi.
Senpai se sonrojó y casi se ahoga con su propio café.
- qué?! Pero qué dices…? No seas idiota… - desvió la mirada, no sabía por qué esas  palabras de Morinaga lo habían puesto tan nervioso, pero vaya que lo hicieron.
- perdona, em, ¿qué me decías? - mejor cambiar de tema, no es bueno abusar de un buen ambiente, Morinaga bien lo sabía, aún debía cuidarse con senpai.
- pues… te decía que… - senpai titubeó por un momento, era algo que le preocupaba y debía aclarar - que Yamagushi, cuando vino a dejarte… ese día…
- sí? Me lo habías dicho… - Morinaga siguió comiendo mirando con extrañeza a senpai, de pronto se había puesto nervioso.
- te habías desmayado y creo… creo que él - no lo miraba a los ojos.
- qué pasó? - ya se estaba preocupando en serio.
- mira, el caso es que creo que está pensando cosas raras, eso es todo. - ¿había sido muy brusco? Senpai sabía bien que debía cuidarse de decir cosas demasiado duras cuando está nervioso o enojado, esperaba no haberse pasado ahora mismo.
- …… - Morinaga lo quedó mirando unos segundos, senpai se preocupó de sus propias palabras, lo cual era un gran avance pero no se dio cuenta.
- perdona, yo…
- está bien senpai - Morinaga sonreía, y sí, una sonrisa amable pero también honesta - si ese es el caso, yo cuidaré que no diga nada - alargó su mano y tomó con simpleza la de senpai - no quiero hacerte pasar por malos ratos, y tampoco quiero tener que separarme de ti, así que yo cuidaré que “esto” sea nuestro secreto. - soltó su mano y siguió tomando café, como si nada
- ….. - senpai lo vio entre extrañado y nervioso medio minuto, luego siguió comiendo de forma mecánica (aunque saboreando de todas formas ¡qué rica es la comida de Morinaga aunque sean unos viles huevos fritos!) ¿qué querían decir sus palabras? ¿”secreto”? bueno… no es que senpai quisiera ventilar su vida privada a todo el mundo, nadie lo hace… pero de cierta forma sintió que lo dicho por Morinaga, aunque tuviera esa sonrisa honesta, significaba algo… complicado, sí, no necesariamente malo, no necesariamente bueno, sino “complicado”.
Habían muchas cosas que solucionar, muchos peros en el… “estar con Morinaga”.
- “Maldición, ni siquiera soy capaz de ponerle un nombre…” - gruñía senpai consigo mismo.
Si Yamagushi lo descubrió de verdad, esa tal Yumi que está detrás de Morinaga, y ahora recién caía en el “futuro”… seguro que la gente a su alrededor con el tiempo se extrañaría de... “bueno… pero si seguimos viviendo juntos cuando él ya no esté en la universidad ¿no será un poco raro? Y en su trabajo también se extrañarían, además es joven, no es normal que no tenga novia, con el tiempo la gente lo notará. Con el tiempo… cuando seamos más adultos que esto… más viejos… ¿qué pasará?”.
Miró de reojo a Morinaga, se veía tan feliz comiendo una tostada como si nada, para él parecía que todos los problemas estaban resueltos. Senpai incluso sospechaba que para Morinaga sólo le bastaba “tenerlo” a él. “Sí, siempre quiso tenerme y ahora…” senpai se sonrojó al pensarlo “si ahora estoy con él, a él le basta, es feliz si está… conmigo”.
Lo miró una vez más, Morinaga había notado que senpai hacía caras raras, pero le sonreía de vuelta, estaba tan guapo con ese aire medio desaliñado, con su cabello revuelto en contraste con su cara brillante. Entonces senpai comprendió, muchas cosas podrían pasar a futuro, incluso ahora podían haber un millón de “peros”, y aunque no lo pensó del todo, senpai comprendió que si esa persona que estaba frente a él amándolo tanto aún de esa forma enloquecida y casi aberrante, si estaba con Morinaga a pesar de todo, él podría ser feliz.
CONTINUARÁ próximo capítulo será el FINAL
Comentarios aquí abajito o en el cuadro de chat, también si quieren escrebirme su opinión este es mi correo: shicakane@hotmail.com
Paz y amore!

sábado, 8 de marzo de 2014

Papecraft

En mis propias palabras, el papecraft es la creación de figuras con papel, es parecido al origami sólo que en éste caso no se recorta ni se pega ninguna parte del papel, usando un solo pliego para crear figuras; el papercraft en cambio crea figuras (de todo tipo a propósito, sean máscaras, figuras como juguetes y hasta edificios :B) a través del corte y el pegado del papel.
 
Yo personalmente conozco más el papecraf por las máscaras, principalmente de animales ya que me gusta el furry (de lo cuál hablé en la entrada del comic “Franko”) y es más fácil empezar con las máscaras de papel que hacer una cabeza entera furry (que de hecho me gustaría hacer en el futuro).


He hecho varias máscaras, de conejo, de zorro y de gato. Ésta última he hecho varios modelos, uno de terror con sangre, a otro le pegué género peludo, y a otro último lo hice blanco, ahora quiero ponerle una capa blanca de cerámico o algo así para que quede como yeso.

También una vez hice unas figuras de regalo.

De último quiero hacer la máscara de zorro con la capa de yeso también, y un hocico para usar estilo furry.

Es muy fácil y divertido de hacer por si alguien se anima.

martes, 4 de marzo de 2014

"La última oportunidad" de Sita Yeah CAP 3

Gracias por el trabajo de Sita n,n/ esperamos sus comentarios y no olviden visitarla en su cuenta de fanfiction: https://www.fanfiction.net/s/10104300/3/La-%C3%BAltima-oportunidad

Por mi parte digo que va reweno, lo recomiendo 100% :Q_________

Capítulo 3: Primeras relevaciones
Sempai sintió inesperadamente que no podía moverse, frente a él a sólo unos pasos se encontraba Morinaga de la mano de una chica que él jamás había visto. Junto a ellos dos mujeres y dos hombres formaban el cierre del grupo que se aproximaban a un bar famoso de la ciudad.
Cuando cruzaron el umbral de la puerta Sempai reaccionó y pudo sentir un calor en su interior muy diferente del sofocamiento que sentía cuando Morinaga lo besaba o le hacia el amor, este calor dolía y lo consumía por dentro.
“¿Qué hace este idiota aquí? Y… ¿de la mano de una chica?, ¿no eres un homo baka? … ¿acaso no me amas a mí?” sus pensamientos lo asustaron.
Abrió su boca ligeramente y también sus ojos y un sonrojo estuvo unos segundos viviendo en su cara, luego sonrió. Su transformación había sido profunda al menos en un grado de pensamiento y no podía negar más.
- así que estoy celoso…y de una chica, yo soy el idiota.- se dijo a sí mismo.
Caminó hacia el departamento, ya las ganas de comer se le habían quitado y también de beber. Sólo quería fumarse unos cigarrillos y dormir, sabía muy bien que era una estupidez pedirle explicaciones a Morinaga, “él puede hacer lo que quiera con su vida”
El vértigo conocido en su estómago apareció, ese que jamás le confesaría a Mori que sentía solo con él. Al llegar a su hogar compartido se acostó en su cama y con la mirada al techo se dijo a sí mismo que no había por qué preocuparse, mas todo lo que le esperó de esa noche es la imposibilidad de no poder dormir en paz.


6 personas, 3 hombres y 3 mujeres se encontraban  en una mesa conversando esperando para poder pedir su orden.  Morinaga y la chica que lo había sostenido de la mano antes estaban más apartados de la mesa de forma  que no pudieran oír las otras dos parejas.
-Mori kun… sé qué te pasa algo, has estado raro todo el día y además diste la idea de venir…en pareja, ya suéltalo- dijo la chica.
Hanako Chibi era una mujer baja, cabello castaño claro y los ojos negros como aceitunas, delgada como la típica japonesa y con una amabilidad y generosidad que poco se veía en este mundo.
Morinaga y ella se habían conocido en el entrenamiento, sólo al llegar habían sido colocados juntos a trabajar sin mucho tiempo para conversar debido al arduo trabajo.  Ella también venía de una universidad prestigiosa y con muchas recomendaciones, al igual que Morinaga, se le había dado una oportunidad única y deseaba completarla con éxito. Tenía la misma edad que Morinaga y la misma buena disposición y habilidades, congeniaron perfecto en el trabajo.
Recordaba que en la época más dura de su entrenamiento Morinaga no había podido ir a Nagoya por lo menos por un mes y ya se sentía  en su cabeza y corazón los estragos. Melancólicamente  en la hora que le daban para almorzar se dirigió a una plaza cercana a la empresa, necesitaba estar solo. Se sentó en una banca y miró hacia el cielo, el sol no daba tregua pero aun así era agradable.
“¿Sempai, valdrá la pena todo esto? Sé que me dijiste que trabajara duro pero te extraño tanto”.
Sumido en sus pensamientos no se dio cuenta que su compañera se acercaba.
-¿te pasa algo? Creo que te notas algo decaído
-ah! Hanako, todo está bien, sólo quería tomar aire- mintió secándose el asomo de lagrima de la cara.
- Puedes contarme lo que sea, seguro te pasa algo, quizás una pena amorosa, lo tienes escrito en la cara.
“Una chica directa” pensó Morinaga.
-…..
-te eh traído sushi, eh visto que no has probado bocado y necesitas comer para poder estar bien en el trabajo. Ten.- dijo con una sonrisa pasándole el paquete que llevaba en las manos.
Morinaga lo recibió en silencio y le agradeció, se obligó a empezar a comer pues sabía que estaban muy cargados y necesitaba las energías, sin embargo se preocupó un poco de que la amabilidad y atenciones hasta ahora recibidas por Hanako tuvieran otro significado, no quería decepcionarla, ella era muy agradable.
Hanako cual adivina pareció divisar el vuelco extraño de sus pensamientos y pronuncia una frase que hizo que Morinaga escupiera la comida que se echaba en la boca.
-No te preocupes por mis actos, son sinceros, yo también soy gay.
Tos y más tos mientras el arroz se repartía en el piso, Hanako ahogó una risa.
-¿Qué dijiste? ¿Qué tú eres…? ¡Espera! ¿También?... ¿cómo lo supiste?
Hanako sonrió y lo invito a contarle lo que pasaba, necesitaba sacar dentro su tensión y pena, ella lo sabía. Morinaga se dio cuenta de esto y le contó de principio a fin la historia con su Sempai. Hanako no se perdió detalle y con mucha atención ponía caras de sorpresa, pena, alegría y diversión. Cuando un Morinaga visiblemente más aliviado había terminado, ella lo abrazó dulcemente y le confesó que ella había vivido algo parecido pero que aún no podía contarle bien la historia.
-ven, la hora de almuerzo ya terminó y debemos volver a trabajar- le dijo mirando hacia la empresa- sabía que me recordabas a alguien Tetsu.
-¿a quién?
- a mí- le contestó con su sonrisa amable y se levantó de la banca en dirección al trabajo.
Morinaga le siguió y mientras iba caminando observando la espalda de adelante se percató de algo “creo que por fin tengo una amiga de verdad aquí” pensó más curioso que otra cosa.
Hanako se detuvo de repente y se giró para con un gesto con la mano apurarle el paso, le dirigió una sonrisa compresiva y dulce, casi como cuando quieres llorar.
“También me recuerdas a mi” pensó Morinaga mientras corría para poder quedar a su lado y entraron a la empresa. Desde ese día habían sido inseparables amigos y cuando el entrenamiento terminó ambos lucharon para quedar en la sucursal de Nagoya, con sus personales razones cada uno pero felices de poder seguir trabajando juntos.
 
En la actualidad las cosas no habían cambiado mucho, Hanako leía a Morinaga como un libro y sabía exactamente que algo le pasaba. En aquel oscuro bar Hanako se aseguró que las otras dos parejas estuvieran distraídas y le insistió a Mori a decirle la verdad.
Morinaga le contó el acontecimiento de la noche anterior y cómo se la había arreglado para no sucumbir a la mirada que le daba siempre que lo hería.
-Estoy cansado Hanako, él odia lo que soy y no puede aceptarlo, a pesar de todo lo que hemos pasado él se pone así.
- Mori quizás le dio vergüenza que lo pillaras así, sabes que tu tirano ha cambiado mucho, tú me lo has contado.
- lo sé Hanako pero me duele el corazón ¿sabes? Entiende que él da un paso hacia adelante y cien para atrás estoy cansado de esperar que él se dé cuenta que me…quiere.
-no seas egoísta Mori- le tomó la mano para que se diera cuenta que no lo estaba reprendiendo- sabes que tu tirano no sabe amarte de otra forma, necesita tiempo.
- No lo defiendas, tú sabes las veces que traté de irme y él no me dejaba y cada vez que me hiere él sabe que lo perdono sólo con alguna mirada o palabra, él me insulta porque sabe que volveré de una u otra forma.  ¿Este amor es en vano? - se lo preguntó más para él mismo.
Hanako le apretó la mano que antes sólo le sostenía mientras Mori apretaba los ojos con dolor.
-Creo que el odio es más para sí mismo por no poder ser honesto ni saber muy bien qué hacer, él lo saca de esa manera porque no puede expresarte la verdad- Concluyó Hanako pero eso no consoló a Morinaga.
Desde afuera las otras dos parejas veían como Hanako apretaba las manos de Morinaga y lo miraba tiernamente, cuchichearon entre ellos y sacaban las conclusiones equivocadas. A ella y a Mori jamás le habían molestado los rumores que se cernían alrededor de ellos debido a la cercanía que tenían, a menudo se reían de ello pues los dos sabían su secreto, el secreto que los había unido profundamente.
Mientras sus amigos hablaban de ellos a Hanako se le iluminó el rostro y la boca se le torcía como si tuviera una locura a punto de salir y así era.
-Mori kun!
-¿sí? – Morinaga salió de su ensoñación y lamento.
-Creo que a tu tirano le hace falta algo más que amenazas de huir, algo más…chocante. Quizás una mirada, solo una pequeña mirada a su tonto deseo, será dura y dolorosa pero quizás funcione. Sólo en el dolor se pueden ver tantas verdades ¿no dicen eso?
-¿de qué hablas?
Hanako le contó el descabellado plan que de repente había surgido desde su interior, mientras un Morinaga atónito se rehusaba a seguirlo argumentando que las cosas podían empeorar drásticamente más de lo que estaban.
-Vamos Hanako, sabes que no funcionará, quizás hasta se alegre de que lo haga, esto no es bueno, el odia lo que soy, lo que somos, no puedo hacerlo.
Hanako le dio otras razones y las posibilidades de que esto triunfara “todo depende de ti Mori” le dijo muy seria. Al final Morinaga había aceptado, pues sabía que esta era la última carta que podía jugarse para hacerle ver a Sempai. Si esto no funcionaba sabía muy bien que debía retirarse y esta vez con o sin pataleta de su tirano.
Después de unas cervezas se despidieron de sus amigos y dejó a Hanako en un taxi “buena suerte Mori” grito antes que el vehículo partiera.  Caminó a su departamento se dio cuenta que el cielo ya mostraba los primeros rasgos de la mañana y agradeció estar libre para poder descansar.
Abrió silenciosamente para no despertar al hombre que tanto amaba y sin el saludo tradicional se sacó el abrigo y fue en dirección hacia su cuarto. No se percató que un sempai aturdido y soñoliento que se encontraba desayunando en la cocina lo vio pasar atónito y sin pensarlo dos veces le prohibió el paso a su habitación.
-Baka! ¿Qué haces a estas horas llegando y sin siquiera saludarme eh?, ahora mismo me explicas a dónde estabas y con quién, ¡no preocupes así a la gente!
- ¿asi que estabas preocupado? ¿Acaso sempai  y yo somos pareja? – lanzó Morinaga para hacerle ver cómo se estaba comportando.
“Sempai date cuenta, por favor, no me obligues a seguir el plan de Hanako”.
Sempai se sonrojó, apretó los puños  hasta que dolieron y su pecho se agitó.
-qué cosas enfermas dices, te he dicho que no hables así, qué me importa lo que hiciste tienes razón, puedes hacer lo que quieras en algún bar homo.
Sempai lo había dicho a propósito para que Morinaga le negara ese acto y le confesara a dónde había estado en realidad. Y tuvo lo que quiso pero a un caro precio.
“¿quién es esa chica? ¿qué hacía tomando tu mano?” pensó, sus verdaderas preguntas.
“mírate sempai, estas demacrado, seguro no dormiste nada pensando dónde estaba y con quién y aun así puedes tratarme con tanto desdén” .
-Sempai, tenías razón sabes, tengo que enderezarme y ser un hombre decente, por eso he salido.
-eh?
- he estado con una chica que es muy agradable y creo que podría hacerla mi novia.
-eh?
“di algo sempai, reacciona”
-sí, trabaja en mi sección y es muy inteligente, ¿no es mejor así sempai?, poder tener una pareja sin vergüenza y sin ocultarse. Es refrescante.
“Sempai dime algo, esta es mi última carta, mi último aliento, ¡la última oportunidad!”
CONTINUARÁ
Sita espera sus comentarios n,n/