Por mi parte digo que va reweno, lo recomiendo 100%
:Q_________
Capítulo 3: Primeras
relevaciones
Sempai sintió inesperadamente que no podía moverse, frente a
él a sólo unos pasos se encontraba Morinaga de la mano de una chica que él jamás
había visto. Junto a ellos dos mujeres y dos hombres formaban el cierre del
grupo que se aproximaban a un bar famoso de la ciudad.
Cuando cruzaron el umbral de la puerta Sempai reaccionó y
pudo sentir un calor en su interior muy diferente del sofocamiento que sentía
cuando Morinaga lo besaba o le hacia el amor, este calor dolía y lo consumía
por dentro.
“¿Qué hace este idiota aquí? Y… ¿de la mano de una chica?,
¿no eres un homo baka? … ¿acaso no me amas a mí?” sus pensamientos lo
asustaron.
Abrió su boca ligeramente y también sus ojos y un sonrojo
estuvo unos segundos viviendo en su cara, luego sonrió. Su transformación había
sido profunda al menos en un grado de pensamiento y no podía negar más.
- así que estoy celoso…y de una chica, yo soy el idiota.- se
dijo a sí mismo.
Caminó hacia el departamento, ya las ganas de comer se le
habían quitado y también de beber. Sólo quería fumarse unos cigarrillos y
dormir, sabía muy bien que era una estupidez pedirle explicaciones a Morinaga,
“él puede hacer lo que quiera con su vida”
El vértigo conocido en su estómago apareció, ese que jamás
le confesaría a Mori que sentía solo con él. Al llegar a su hogar compartido se
acostó en su cama y con la mirada al techo se dijo a sí mismo que no había por
qué preocuparse, mas todo lo que le esperó de esa noche es la imposibilidad de
no poder dormir en paz.
6 personas, 3 hombres y 3 mujeres se encontraban en una mesa conversando esperando para poder
pedir su orden. Morinaga y la chica que
lo había sostenido de la mano antes estaban más apartados de la mesa de
forma que no pudieran oír las otras dos
parejas.
-Mori kun… sé qué te pasa algo, has estado raro todo el día y
además diste la idea de venir…en pareja, ya suéltalo- dijo la chica.
Hanako Chibi era una mujer baja, cabello castaño claro y los
ojos negros como aceitunas, delgada como la típica japonesa y con una
amabilidad y generosidad que poco se veía en este mundo.
Morinaga y ella se habían conocido en el entrenamiento, sólo
al llegar habían sido colocados juntos a trabajar sin mucho tiempo para
conversar debido al arduo trabajo. Ella
también venía de una universidad prestigiosa y con muchas recomendaciones, al
igual que Morinaga, se le había dado una oportunidad única y deseaba
completarla con éxito. Tenía la misma edad que Morinaga y la misma buena
disposición y habilidades, congeniaron perfecto en el trabajo.
Recordaba que en la época más dura de su entrenamiento
Morinaga no había podido ir a Nagoya por lo menos por un mes y ya se
sentía en su cabeza y corazón los
estragos. Melancólicamente en la hora
que le daban para almorzar se dirigió a una plaza cercana a la empresa,
necesitaba estar solo. Se sentó en una banca y miró hacia el cielo, el sol no
daba tregua pero aun así era agradable.
“¿Sempai, valdrá la pena todo esto? Sé que me dijiste que
trabajara duro pero te extraño tanto”.
Sumido en sus pensamientos no se dio cuenta que su compañera
se acercaba.
-¿te pasa algo? Creo que te notas algo decaído
-ah! Hanako, todo está bien, sólo quería tomar aire- mintió
secándose el asomo de lagrima de la cara.
- Puedes contarme lo que sea, seguro te pasa algo, quizás
una pena amorosa, lo tienes escrito en la cara.
“Una chica directa” pensó Morinaga.
-…..
-te eh traído sushi, eh visto que no has probado bocado y
necesitas comer para poder estar bien en el trabajo. Ten.- dijo con una sonrisa
pasándole el paquete que llevaba en las manos.
Morinaga lo recibió en silencio y le agradeció, se obligó a
empezar a comer pues sabía que estaban muy cargados y necesitaba las energías,
sin embargo se preocupó un poco de que la amabilidad y atenciones hasta ahora
recibidas por Hanako tuvieran otro significado, no quería decepcionarla, ella
era muy agradable.
Hanako cual adivina pareció divisar el vuelco extraño de sus
pensamientos y pronuncia una frase que hizo que Morinaga escupiera la comida
que se echaba en la boca.
-No te preocupes por mis actos, son sinceros, yo también soy
gay.
Tos y más tos mientras el arroz se repartía en el piso,
Hanako ahogó una risa.
-¿Qué dijiste? ¿Qué tú eres…? ¡Espera! ¿También?... ¿cómo lo
supiste?
Hanako sonrió y lo invito a contarle lo que pasaba,
necesitaba sacar dentro su tensión y pena, ella lo sabía. Morinaga se dio
cuenta de esto y le contó de principio a fin la historia con su Sempai. Hanako
no se perdió detalle y con mucha atención ponía caras de sorpresa, pena, alegría
y diversión. Cuando un Morinaga visiblemente más aliviado había terminado, ella
lo abrazó dulcemente y le confesó que ella había vivido algo parecido pero que aún
no podía contarle bien la historia.
-ven, la hora de almuerzo ya terminó y debemos volver a
trabajar- le dijo mirando hacia la empresa- sabía que me recordabas a alguien Tetsu.
-¿a quién?
- a mí- le contestó con su sonrisa amable y se levantó de la
banca en dirección al trabajo.
Morinaga le siguió y mientras iba caminando observando la
espalda de adelante se percató de algo “creo que por fin tengo una amiga de
verdad aquí” pensó más curioso que otra cosa.
Hanako se detuvo de repente y se giró para con un gesto con
la mano apurarle el paso, le dirigió una sonrisa compresiva y dulce, casi como
cuando quieres llorar.
“También me recuerdas a mi” pensó Morinaga mientras corría
para poder quedar a su lado y entraron a la empresa. Desde ese día habían sido
inseparables amigos y cuando el entrenamiento terminó ambos lucharon para
quedar en la sucursal de Nagoya, con sus personales razones cada uno pero
felices de poder seguir trabajando juntos.
En la actualidad las cosas no habían cambiado mucho, Hanako leía
a Morinaga como un libro y sabía exactamente que algo le pasaba. En aquel
oscuro bar Hanako se aseguró que las otras dos parejas estuvieran distraídas y
le insistió a Mori a decirle la verdad.
Morinaga le contó el acontecimiento de la noche anterior y
cómo se la había arreglado para no sucumbir a la mirada que le daba siempre que
lo hería.
-Estoy cansado Hanako, él odia lo que soy y no puede
aceptarlo, a pesar de todo lo que hemos pasado él se pone así.
- Mori quizás le dio vergüenza que lo pillaras así, sabes
que tu tirano ha cambiado mucho, tú me lo has contado.
- lo sé Hanako pero me duele el corazón ¿sabes? Entiende que
él da un paso hacia adelante y cien para atrás estoy cansado de esperar que él
se dé cuenta que me…quiere.
-no seas egoísta Mori- le tomó la mano para que se diera
cuenta que no lo estaba reprendiendo- sabes que tu tirano no sabe amarte de
otra forma, necesita tiempo.
- No lo defiendas, tú sabes las veces que traté de irme y él
no me dejaba y cada vez que me hiere él sabe que lo perdono sólo con alguna
mirada o palabra, él me insulta porque sabe que volveré de una u otra
forma. ¿Este amor es en vano? - se lo
preguntó más para él mismo.
Hanako le apretó la mano que antes sólo le sostenía mientras
Mori apretaba los ojos con dolor.
-Creo que el odio es más para sí mismo por no poder ser
honesto ni saber muy bien qué hacer, él lo saca de esa manera porque no puede
expresarte la verdad- Concluyó Hanako pero eso no consoló a Morinaga.
Desde afuera las otras dos parejas veían como Hanako
apretaba las manos de Morinaga y lo miraba tiernamente, cuchichearon entre
ellos y sacaban las conclusiones equivocadas. A ella y a Mori jamás le habían
molestado los rumores que se cernían alrededor de ellos debido a la cercanía
que tenían, a menudo se reían de ello pues los dos sabían su secreto, el
secreto que los había unido profundamente.
Mientras sus amigos hablaban de ellos a Hanako se le iluminó
el rostro y la boca se le torcía como si tuviera una locura a punto de salir y
así era.
-Mori kun!
-¿sí? – Morinaga salió de su ensoñación y lamento.
-Creo que a tu tirano le hace falta algo más que amenazas de
huir, algo más…chocante. Quizás una mirada, solo una pequeña mirada a su tonto
deseo, será dura y dolorosa pero quizás funcione. Sólo en el dolor se pueden
ver tantas verdades ¿no dicen eso?
-¿de qué hablas?
Hanako le contó el descabellado plan que de repente había
surgido desde su interior, mientras un Morinaga atónito se rehusaba a seguirlo
argumentando que las cosas podían empeorar drásticamente más de lo que estaban.
-Vamos Hanako, sabes que no funcionará, quizás hasta se
alegre de que lo haga, esto no es bueno, el odia lo que soy, lo que somos, no
puedo hacerlo.
Hanako le dio otras razones y las posibilidades de que esto
triunfara “todo depende de ti Mori” le dijo muy seria. Al final Morinaga había
aceptado, pues sabía que esta era la última carta que podía jugarse para
hacerle ver a Sempai. Si esto no funcionaba sabía muy bien que debía retirarse
y esta vez con o sin pataleta de su tirano.
Después de unas cervezas se despidieron de sus amigos y dejó
a Hanako en un taxi “buena suerte Mori” grito antes que el vehículo
partiera. Caminó a su departamento se
dio cuenta que el cielo ya mostraba los primeros rasgos de la mañana y
agradeció estar libre para poder descansar.
Abrió silenciosamente para no despertar al hombre que tanto
amaba y sin el saludo tradicional se sacó el abrigo y fue en dirección hacia su
cuarto. No se percató que un sempai aturdido y soñoliento que se encontraba
desayunando en la cocina lo vio pasar atónito y sin pensarlo dos veces le prohibió
el paso a su habitación.
-Baka! ¿Qué haces a estas horas llegando y sin siquiera
saludarme eh?, ahora mismo me explicas a dónde estabas y con quién, ¡no
preocupes así a la gente!
- ¿asi que estabas preocupado? ¿Acaso sempai y yo somos pareja? – lanzó Morinaga para
hacerle ver cómo se estaba comportando.
“Sempai date cuenta, por favor, no me obligues a seguir el
plan de Hanako”.
Sempai se sonrojó, apretó los puños hasta que dolieron y su pecho se agitó.
-qué cosas enfermas dices, te he dicho que no hables así,
qué me importa lo que hiciste tienes razón, puedes hacer lo que quieras en
algún bar homo.
Sempai lo había dicho a propósito para que Morinaga le
negara ese acto y le confesara a dónde había estado en realidad. Y tuvo lo que quiso
pero a un caro precio.
“¿quién es esa chica? ¿qué hacía tomando tu mano?” pensó,
sus verdaderas preguntas.
“mírate sempai, estas demacrado, seguro no dormiste nada
pensando dónde estaba y con quién y aun así puedes tratarme con tanto desdén” .
-Sempai, tenías razón sabes, tengo que enderezarme y ser un
hombre decente, por eso he salido.
-eh?
- he estado con una chica que es muy agradable y creo que
podría hacerla mi novia.
-eh?
“di algo sempai, reacciona”
-sí, trabaja en mi sección y es muy inteligente, ¿no es
mejor así sempai?, poder tener una pareja sin vergüenza y sin ocultarse. Es
refrescante.
CONTINUARÁ
Sita espera sus comentarios n,n/
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