Capitulo dos: ¿Cómo llegamos a esto?
Sempai se encontraba sentado en el sillón de la sala, su espalda apoyada
en el respaldo y su cabeza tirada hacia atrás mirando el techo. "¿Qué
acaba de suceder?". Hace ya unos minutos Morinaga se había dirigido a su habitación
después de aquella discusión que había empezado de manera absurda. “Siempre tan
ansioso, bastardo…No, fue mi orgullo", se corrigió sempai," mi
culpa".
Comienzo del flash back:
-Está bien sempai, lo haré, haré lo que
quieres, ¿estás contento?
Su rosto se mantuvo quieto e imperturbable, la mirada fija y dura, los
labios tensos y secos. Como si toda la ternura y amabilidad de Morinaga hubiera
sido totalmente removida, tragada por una aspiradora, modificada al momento de
las palabras de sempai. Segundos después sin previo aviso abrió de lleno la
puerta.
-Déjame solo sempai, esta es mi habitación, estás estorbando.
“Estorbando” sempai lo repitió en su cabeza mientras abría sus ojos
color miel sorprendido. Avanzó lentamente a la puerta y antes de salir se giró
y miró al hombre que se encontraba dándole la espalda.
-¿Morinaga?- Su llamada fue más de forma simbólica que otra cosa. Quería
saber si aún dentro de toda esa piedra que se había convertido su ayudante, se
encontraba el ansioso ser que siempre lo atacaba y besaba cuando menos se lo
esperaba. Que sonreía sin parar cuando pensaba las cosas a su conveniencia, que
lo atendía y ayudaba siempre que lo necesitó. Ese hombre no respondió, había
desaparecido y un impostor estaba en su lugar.
-Mañana debemos trabajar, si me disculpas debo dormir.
Sempai salió completamente estupefacto. Se sentó en el sillón al momento
que un portazo rompió el silencio y toda la calma de aquel pelo largo. “¿qué
acaba de suceder?”
Fin del Flash back.
Apretó sus puños y cerró los ojos. En el pasado su cabeza era diestra
para bloquear todos los episodios que no eran de su comodidad, también era la
misma mente que le permitía tener acciones cariñosas con Morinaga como secar
sus lágrimas y que después de hechas le mostraba la realidad, esos retrasos de
comprensión lo facilitaba todo. Cuando Sempai lograba pasar esa barrera,
recordaba con claridad vergonzosa el hacer el amor con Morinaga, besarlo a
voluntad y acariciarlo cuando estaba triste. Era chocante como solo él sabía. En
la actualidad Sempai ya no se podía dar el lujo de bloquearse, pues las veces
de entrega ya eran innumerables y poco a poco era natural encontrarse en esas
situaciones. “Ya no puedo hacer como si no pasara nada”, abrió un poco los
labios para soltar tensión, “somos… ¿qué somos?”
Poco a poco se ladeo para recostarse en el sillón, puso su cabeza en el
brazo lateral y se esforzó una vez más para seguir reflexionando. Efectivamente
Sempai quería saber más de Morinaga, como siempre, él lo había leído como un
libro abierto. “Me conoce tanto y yo no sé nada de él”
Desde que Morinaga había sido transferido a la sucursal de Nagoya el
trabajo no había cesado, era una época de grandes descubrimientos científicos y
la información debía ser ratificada y comprobada en todo el país, sobre todo en
las importantes farmacéuticas. Contrario de lo que se pensaba Morinaga se iba
muy temprano en la mañana y llegaba muy tarde en la noche, aun así, preparaba
la comida para el otro día, lavaba, planchaba las camisas de él y de Sempai día
tras día.
Sempai al contrario llegaba más temprano que de costumbre. El trabajo seguía
siendo el mismo pero sus ayudantes pasando los meses se habían vuelto más hábiles
y podían seguir el ritmo del tirano, en
consecuencia podían terminar a una hora prudente. “tsk!, ya era hora, cómo es
posible que dos no pueden hacer lo que hacía Morinaga solo, él era…increíble”
un sonrojo se apoderó de su rostro y pensó en esa puerta cerrada, “quizás no es
bueno, si tuviera más trabajo no pensaría tantas cosas”
Nuestro tirano pasaba más horas en soledad que le permitía una calma que
no conocía hace meses pero también le cobraba con ansiedad. En una de esas
tardes de cena sin Morinaga se dio cuenta que (finalmente) con su ex ayudante
las cosas iban más que enserio. Vivian juntos, su kohai lo atendía como un rey
y tenían una relación de amantes, “prácticamente estamos casados”. Curiosamente
no se sorprendió, sólo le preocupó algo: “debería saber más de él, todo lo que
sé es su triste pasado con ese tipo que lo usó y la relación con sus padres
pero… es todo”. Sempai había sufrido una transformación extraordinaria a sus
ojos, no sólo podía pensar de forma calmada en una relación homosexual, sino
que además no le parecía extraño ya. “Seguro no podré sacármelo de encima jamás”
se decía pretendiendo una excusa, “tendré que acostumbrarme, por ello debería
conocerlo más, ¿qué le gusta? ¿Tendrá alergias? ¡Maldito bastardo! Si se lo
pregunto se pondrá como idiota, ¡me niego!” apretó sus puños, “pero entonces
¿cómo?”. Y se le ocurrió, tan claro estaba la respuesta a pasos de ahí detrás
de una puerta blanca sin llave. “¡No! Sería descuidado hacer eso, seguro se dará
cuenta, pero… dicen que es fácil conocer una persona por su habitación…”. Días más
tarde Sempai concretaría este deseo y al mismo tiempo cumpliría su pesadilla,
ser pillado por Morinaga exactamente hace escasos minutos.
Sempai volvió al tiempo actual recostado en el sillón, sus pensamientos habían
divagado por horas pues ya la oscuridad asomaba por la ventana de la sala. Sin energías
después de ver el rudo rostro de su ex ayudante se durmió. A la mañana
siguiente despertó en el mismo sillón sin un rastro de una cobija o alguna preocupación.
“Ni siquiera me despertó para ir a mi habitación, ¿se habrá dado cuenta?”.
La puerta abierta de la habitación de Morinaga y el silencio sepulcral
le dio la respuesta, él no estaba.
-me vio y…y… ¡no hizo nada!- A Sempai le dolió el pecho y con su mano
derecha se lo palpó.
-Morinaga… ¡maldito idiota!- se levantó rápido, necesitaba comer algo,
tomar un café y dirigirse al laboratorio, seguro lo haría sentirse mejor. Pero
no había café preparado ni tampoco algo de comida. El tirano se extrañó, “Morinaga
siempre lo deja todo listo”, avergonzado pateó una silla cerca.
-¿Qué tan mimado he sido eh? Piensa que no puedo valerme solo, ese ¡baka!
Ahora verá.
Todo fue un caos, quemó el pan tostado, el café no tenía un buen sabor y
para rematar no había una taza limpia. Salió con la molestia en el estómago
decidido a comprar algo antes de llegar en la universidad.
El día transcurrió rápido para el resto pero Sempai no se daba cuenta,
sus pensamientos sólo estaban puestos en el extraño comportamiento de Morinaga.
Lo había dejado dormir sin abrigo y ni siquiera se había preocupado de su
desayuno. “Él siempre lo hace todo…por mí”. De golpe eso no estaba y además no había
visto su rostro en la mañana, siempre se despedía de él para al menos poder
verlo y lo dejaba despierto para que no se atrasara en la universidad, por
supuesto no había ocurrido esa mañana.
“Seguro sigue enojado, pero se le pasará como siempre, quizás tenga que
disculparme… ¡por dios! Sé que esta vez me he pasado pero sólo debo disculparme
y quizás esta noche…”- Sonrió sin darse cuenta, sus ayudantes al contrario
pudieron notar esa breve expresión mas no tuvieron valor de preguntar debido a
su extraño ánimo.
Al llegar a la puerta de su departamento se sintió nervioso y luego recordó
que Morinaga una vez más saldría tarde, entró calmado y dejó sus cosas en la habitación.
-achu!, aahh seguro me resfrié ayer en el sillón.
Fue al botiquín del baño a buscar un jarabe para la tos que Morinaga había
comprado la última vez que sempai había enfermado, en eso estaba cuando su
celular sonó.
-¿sí?
-¿Sempai?- su tono era más duro de lo usual
-¿Morinaga? ¿Pa.…pasa algo?
-Sempai no llegaré a casa hoy así que debes prepararte la cena solo, nos
vemos mañana, adiós.
-¡oí! ¡Morinaga!
Pero ya había colgado. “¡¡Ese estúpido!! Ni siquiera me dice a dónde irá
o con quien, ¡¡imbécil!!”
Resignado agarró su chaqueta y sus llaves, tendría que comprarse la cena
y quizás más cigarrillos. Su rabia lo comía por dentro por esta inesperada actitud
y esa frialdad en su voz. “Él nunca me habla así”. El combini más cerca de su
casa estaba demasiado lleno, irritado por el pésimo día que estaba pasando
decidió ir a beber algo como siempre lo hacía para desahogarse. Muchos jóvenes
a esa hora se encontraban disfrutando de la música y de los tragos rebajados.
-Es raro beber sin…- se irritó aún más y buscó dónde podían vender
cigarrillos
-¡Tetsuhiro por acá! Este local es genial, he venido antes con mis
amigas- una voz femenina exclamó.
Sempai volteó en la dirección de la voz. Morinaga iba en un grupo de hombres
y mujeres y era tirado de la mano por una mujer, la que había hablado. Morinaga
se veía inseguro pero sonreía.
-¿Morinaga?-Sempai exclamó por lo bajo- ¿Qué hace de la mano de una
mujer?
-Tu idea del gokon* es genial Morinaga, el trabajo nos tenía tensos-
Exclamo un joven pelinegro a su lado
- ¿gokon?- A sempai le dolió el estómago- ¿Qué está pasando?
CONTINUARÁ
Esperamos sus comentarios! n,n/
Si quieren sigue este y otros fic de Sita Yeah en Fanfiction:
2 comentarios:
ahhhhhhhhh pero como!!!!morinaga no me lo creo, pobre sempai creo k ahora si va a sufrir algo me lo dice jajajaja ya uiero ver el sig capi
Por fin lo leí.
No leo desde el pc, bajo los escritos, los pego en un .txt y lo pongo en mi tableta. Se ven tan lindos, como Ebooks reales :)
Espero leer pronto la continuación.
Gracias por las letras.
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