Hola otra vez, aquí el capítulo 16 (uff cómo se van acumulando jaja) e estado viajando para variar a Copiapó, y después ¡a Argentina! Segunda vez en mi vida que voy, fui esta vez por un congreso y por supuesto aproveché de comprar muchos libros y hasta novelas japonesas (ya escribiré una entrada sobre eso), pero lo que en verdad me demoró con este cap (aparte de encontrar un buen cierre para él) fue que nos obligaron a cerrar el semestre a todas las universidades en toma T_T desgraciados, inventando la fecha del 7 de octubre y amenazando a las universidades de que no les darían fondos y por tanto no les podrían pagar a los profesores ni otros funcionarios, así que teníamos sobre presión, perder becas y créditos al reprobar si no aceptábamos las clases online (que los profes harían sí o sí por la presión de quitarles sus sueldos) y la presión de siempre del rectos que dice hace medio año que la U se va a quiebra (lo cual si fuera verdad nos daría la razón de que las Us en Chile se autofinancian n.nU) che, como si pudieran quitar los créditos, es negocio de bancos no les conviene y por eso estamos en toma justamente. Y bueno, no me fue tan mal en realidad, incluso un ramo lo pasé con un 6,9 wowo ese sobre leer libros, justamente esos que comentaba aquí y usé precisamente esas entradas para hacer las fichas n.n tal vez hasta las suba.
Y bueno, ya subiré fotos de Mendoza y de los libros comprados, dios que eran baratos! Daba hasta vergüenza sorprenderse tanto, ufff, allá todo tan barato, como no inventan impuestos de libros ni de otras cosas (es que aquí inventan ya que a las mineras no se les cobra nada à exageración rencorosa), aunque extrañé la palta. Sobre el congreso también hablaré un poco, pero para resumir, lo que aprendí fue: la democracia hace mucho que caducó, punto; se unió con un capitalismo exorbitante que va incluso en contra de su propio sistema y nació el complot, los intereses y etc. Uff, cómo pensando todas estas cosas escribo yaoi y no panfletos? Je, es que soy multifuncional y también los hago, además, la que ya leyó hasta aquí aparte de darles las gracias aprovecho de decirles: INFORMENSE!!! ACTUEN!!! Y un SALUDO AFECTUOSO A PIÑERA, sabe que no volverá a salir candidato, y sabemos nosotros que la única razón por la que no “sede” a las demandas estudiantiles-nacionales-ciudadanas es porque te están tocando el bolsillo a él y a su oligarquía, porque en verdad, aquí hay oligarquía (gobierno de unos pocos), qué democracia? Ja! Qué democracia? xD
Así es como aprovecho de introducir un llamado a través de yaoi, wow, que loco xD
Posdata última: intransigentes? Ja! No quieren parar los proyectos que están en el congreso con “urgencia”, y quieren que nos sentemos a dialogar, dialogar sobre que no queremos esos proyectos que van en contra de nuestros deseos cuando en verdad ya se están tramitando en el congreso, ja, intransigentes, y lo peor es que la gente que ve la tv (maquina manipuladora y filtradora) se lo cree, ains…
Cap 16:
Senpai despertó con un poco de calor, había dormido sobre las frazadas al lado de Morinaga por lo que le resultaba extraño despertar así, por lo que de inmediato vio a Morinaga, que aún dormía, y le puso la mano en la frente pensando que tal vez la calor provenía de su cuerpo por fiebre, pero no, él ya no tenía fiebre y dormía plácidamente. Senpai suspiró aliviado, dio un bostezo y vio la hora en el reloj despertador que estaba sobre la cama, eran las 19:30, había dormido una buena siesta.
“Y ahora… ¿debería dejarlo dormir?” senpai recordó que Moriaga no había comido nada en todo el día y tampoco había tenido la oportunidad de darle su medicina, pero si necesitaba dormir… tal vez debería dejarlo “vaya que lo necesita…”. Senpai decidió ir a terminar su propia comida, el apetito siempre se le iba cuando está peleado con Morinaga y reaparece apenas se solucionan los problemas, y ahora sentía que se habían solucionado, por tanto, tiene hambre ahora mismo.
Se fue entonces a la cocina, tras volver a poner el termómetro bajo la axila de Morinaga, y ya en la cocina recalentó la mitad de almuerzo precocinado que había dejado botado en la tarde, casi no lo había tocado en verdad, y mientras se calentaba en el microondas se acordó de la avena que había cocinado para Morinaga, y decidió meterla al refrigerador, tal vez en unas horas lo despertaría al menos solo para que comiera y tomara su medicina, ya no tenía miedo de esa opción, de despertarlo, aunque para él ya habían hablado demasiado (o llorado demasiado) esperaba no volver a tener una conversación sería con Morinaga al menos en unos días, lo desgastan demasiado…
Comió (la comida le pareció incluso un poco más sabrosa) y después fue a ver el termómetro, Morinaga disfrutaba de unos 37 grados normales, senpai entonces cambió el agua del pote y volvió a lavar la cara de Morinaga que hizo un par de ruidos quejosos al sentir el agua pero que aun así no se despertó, senpai esperaba que despertara casualmente al lavarle la cara, y al no conseguirlo se decidió a dejarlo dormir, después de todo ya no tenía fiebre, la medicina ya no era tan urgente, y si necesitaba dormir, no había mejor forma de alentarse de un resfriado que esa, pensó.
Senpai ahora se sentía tranquilo y relajado, había estado muy tenso esos días y tras la siesta y la comida sentía que se había recuperado por completo, ahora un buen baño y estaría como nuevo, tal vez después leería algún libro en su habitación, cuidando por si Morinaga se despierta y después, más noche, en paz a la cama… “¿cama?” cierto, ¿en dónde dormiría senpai? “…bueno… ya dormí hace un momento en la cama” pero dormir sobre las frazadas es diferente, lo sabía; pero tenía miedo de la habitación de Morinaga, de esa cama, así que aunque se le pegara el resfriado prefería dormir con Morinaga en su propia cama que en otro lugar, después de todo, senpai ya estaba más tranquilo y desinhibido con respecto a todo, habían pasado demasiadas cosas ya; incluso para él, ya habían situaciones que no lo extrañaban, aunque sabía, conociéndose, que tras un tiempo, cosas que no lo avergonzaban volverían a avergonzarlo, a hacerlo sentir extremadamente nervioso (porque ahora no era que lo estuviera ante esa idea) pero en un tiempo más… era como si perdiera el hilo, y las distancias vergonzosas las volvía a inventar él mismo… “debo pensar… en solucionar eso…” se dijo, ya estaba más decidido a “estar bien… con Morinaga”.
Fue a darse el baño, ya casi ni le dolía el cuerpo, y los pequeños dolores siquiera los asociaba a ese día, sino que eran ignorados de forma no forzada, incluso, tal vez porque en parte se había acostumbrado a ellos…
Salió ya con el piyama puesto y el cabello bien secado por la secadora (aunque odiaba usarla, esta vez se obligó a hacerlo) no quería resfriar más a Morinaga con su humedad.
Llegó a su cuarto, había caminado hacia él algo nervioso, pero al abrir la puerta y ver a Morinaga durmiendo tranquilamente en su cama, se calmó…; pero algo más pasó entonces, que fue lo que en realidad lo animó a entrar mentalizado a acostarse a su lado, algo que lo emocionó de extraña forma cuando al caminar unos pasos dentro de la habitación sintió un aroma, un exquisito aroma que impregnaba con calidez la habitación, haciéndola sumamente acogedora como si el aire fuera suave al tacto; caminó un poco más tras haberse detenido al sentir ese olor, y al llegar donde Morinaga, al lado de la cama y contemplarlo, se dio cuenta que ese era su aroma, el de él, como si al dormir su cuerpo lo destilara, su respiración lo exhalara, llenando la habitación, casi marcándola solo con ese olor, impregnando las sábanas, ¿por qué no lo había sentido antes? Es cierto, las otras veces era Morinaga quién se despertaba primero, y las pocas veces que él lo hacía despertaba CON Morinaga, no había forma entonces que él sintiera el aroma de éste, ya incluso impregnado el propio cuerpo de senpai sin haberse dado cuenta…pero entonces, ¿por qué ese aroma también lo sentía tan familiar? ¿Era por eso mismo? O tal vez porque en realidad siempre había sido consiente de él, del aroma de Morinaga…
“Bueno… todos tenemos un aroma” bajó la vista senpai, ya sonrojado al darse cuenta de lo que estaba pensando, y cómo le daba vueltas a algo como eso.
Pero de pronto su cara se sorprendió además de sonrojarse, al fin había recordado, ese aroma, el aroma de Morinaga, era igual al que había sentido hace unos días al dormir a su lado, el viernes pasado, antes de la violación, cuando senpai por su cuenta quiso hacerlo con él “hacerlo…” recordaba bien, ese extraño impulso por esa lágrima solitaria de Morinaga, ese extraño impulso de querer hacerlo feliz, ese impulso que lo hacía capaz de tantas cosas con tal de que no llorara, como ahora.
Su cara entonces se puso seria, no había sido un error el haberle “propuesto” lo que le propuso a Morinaga ese día, lo que fue un error fue dejarse llevar por la vergüenza una vez más la mañana siguiente a ese día, recordaba bien el “apártate” y ahora ya había superado su orgullo para darse cuenta que no había estado bien, que era tonto reaccionar así tras haberse acostado con Morinaga, y que había… “fui cruel… muy cruel…”.
Con ese pensamiento arrepentido, senpai se metió a la cama, moviendo un poco a Morinaga, sin miedo a despertarlo, si eso pasaba, no tendría miedo ni vergüenza, lo había decidido con todo su corazón esa noche, aun si le temblaban las manos y un poco la barbilla.
Y al sentirlo a su lado, bajo las frazadas recordó que Morinaga aún estaba con la ropa de calle (o tal vez lo sintió), el pobre iba a dormir con jeanss esa noche, y aparte de la comida y las medicinas, se anotó en su mente que si Morinaga despertaba, también haría que se pusiera el piyama. Y con esos pensamientos más tranquilos, y tras verlo dormir con ese rostro tan sereno y relajado, se calmó más a su vez, aun si tenía un mínimo de sonrojo (inevitable) en su cara; cogió un libro pendiente que tenía en su velador y se puso a leer, ya no pensaba en Yamagushi, ni en el profesor, ni en la mancha de sangre, siquiera se acordó que no había avisado en la universidad que no iría mañana (lo había pensado de forma natural, debía cuidar a Mori), solo Morinaga estaba en su mente, y con él una tranquilidad que nunca había sentido, Morinaga poco a poco estaba significando paz, aunque en verdad, siempre le había traído tranquilidad en esa monotonía y cotidianidad que compartían, el caso es que solo ahora senpai se daba cuenta de eso.
Senpai al principio no entendió mucho lo que leía (un libro sobre agricultura en la historia) algo nervioso al sentir el calor de Morinaga a su lado, a pesar de sentirse a la vez tan cómodo en esa cama (tampoco lo ayudaban esos vistazos fugaces que le daba casi sin darse cuenta, cada ciertos minutos). Pero después se concentró en el aroma al que aún no se acostumbraba su nariz, y así pudo volver a relajarse sintiendo su calidez, y leyó con tranquilidad más de una hora, en que la respiración suave de Morinaga era como la mejor música ambiental para una lectura apacible.
Deespués senpai ya completamente relajado, se levantó al baño y a atacar más comida precocinada que comió en la cocina mientras veía televisión, después dumó un cigarrillo (que había extrañado a lo largo del día por todo lo ocurrido), observó además que le gustaba el trajinar con piyama, aunque su tradicionalismo lo hiso sentir algo vago por eso (xD). Luego volvió al cuarto, y con el cuerpo más pesado por haber comido y fumado, se volvió a acostar, disfrutando la tibieza de esa cama por el calor de Morinaga, y el aroma de él otra vez, y siguió leyendo cómodamente más tiempo, dando suspiros satisfechos y relajados, y sintiendo como el sueño se acercaba lentamente a su tranquilidad. Ya no estaba ni siquiera nervioso, como si se hubiera acostumbrado a Morinaga más que nunca, como si casi lo necesitara en esa cama para estar en paz.
En eso estaba cuando…
***
Morinaga despertó de forma extremadamente lenta, y pasaron incluso minutos hasta que su conciencia le dijo que estaba despierto, y aun así no quiso abrir los ojos, tan pesados los sentía; a lo lejos oía de vez en cuando un ligero movimiento de hojas de papel, que más que despertarlo era como si lo arrullara, si no fuera por el hambre y la sed que sentía seguro hubiera seguido durmiendo hasta mañana. Y cuando al fin se animó después de varios minutos a abrir sus ojos, sólo entonces se despertó del todo pero simplemente por lo que vio: a senpai, a su lado, leyendo con tranquilidad, debía ser aquello un sueño.
- Nn? – dijo Morinaga, sin esperar que el sueño le contestara, era cierto que ya no le dolía la cabeza pero tal vez aun así eso podría ser una alucinación.
Pero la alucinación contestó, volteando hacia él un poco su cabeza, separando los ojos del libro, y al verlo…
- Morinaga – dijo como si nada – estás despierto? – no era de más que lo preguntara ya que Morinaga en verdad no se lo creía.
- ….. – y por eso no dijo nada, solo lo quedó mirando, con los ojos brillantes por al enfermedad, y un sonrojo ya no de fiebre.
- Aun tienes fiebre? Te sientes mal?
Senpai se puso de costado dejando su libro en el velador, su cabello suelto cayó sobre el colchón y Morinaga pudo sentir el aroma de su champoo, lo que lo convenció un poco más de que esa podía ser la realidad, pero solo un poco.
Senpai le puso una mano en la frente, mientras que con la otra se apoyaba en el colchón.
- No, no pareces tener fiebre. – Senpai se había imaginado tantas veces cómo iba a reaccionar, a actuar y decir cuando Morinaga se despertara que no le costó hacer lo planeado, pero aun así estaba algo nervioso, solo que Morinaga por su somnolencia no pudo notar su leve sonrojo.
- … senpai? – preguntó torpemente éste.
- Qué pasa? Tienes hambre?
- …… - Morinaga abrió más los ojos, atontado, no creyéndose creer que eso podía ser la realidad (xD).
- Te hice avena, te la traeré con té, siquiera has bebido algo hoy… - respondió senpai, ya mirando a otro lado y sin esperar respuesta de Morinaga, podía adivinar que éste estuviera sorprendido.
- Senpai… - de pronto Morinaga estaba poniendo esa cara de preocupación y pena, se había acordado de la nada pequeños lapsus de lo pasado (la enfermedad no le había guardado muchos), de llanto, de “lo siento!”, y ese horrible sentimiento de terror de perder a senpai…
Fue con ese sentir que Morinaga sin darse cuenta tomó la muñeca de senpai, de la mano con que él le había tomado la fiebre y que descansaba al frente de su rostro, en el colchón. Senpai solo se sorprendió, ya hace mucho que no brincaba a esos tactos sorpresivos de Mori, y además, prácticamente estaba acostumbrado a su cuerpo, por las horas que había pasado a su lado durmiendo plácidamente.
- Qué… qué pasa? – senpai reconoció esa expresión de Morinaga, vista por él tanto a lo largo de ese día, y con el miedo de que volviera a llorar lo calmó de inmediato con palabras que más o menos ya había planeado (y prometido a sí mismo) – no pongas esa cara… te dije que está todo bien – senpai luchó por mantener sus ojos clavados en los de Morinaga y tal vez se esforzó tanto en decir esas palabras que aquellas sonaron con un tono más duro que el deseado, pero era senpai, no podía cambiar tanto en un día – ya hablaremos más calmados después… - bajó la mirada, como si pensara en ese “después” – ahora debes comer y tomar tu medicina – dijo finalmente, tapando más a Morinaga con las frazadas, lo que impresionó mucho a éste, y separando con suavidad su muñeca de la mano de Mori, lo que lo impresionó aún más! – además… debes cambiarte, aun estás con ropa de calle – senpai parecía más solemne que serio, pero ese leve sonrojo lo delataba, solo que Morinaga aún no caía en él.
- Ah! Es cierto! – ese último comentario fue el único que pudo responder, todos los anteriores eran demasiado impactantes y confusos para él, solo le quedaba estar estupefacto.
Senpai se levantó y salió un poco rápido de la habitación, no podía evitar su nerviosismo a pesar del todo autoconvencimiento que se estaba haciendo para actuar bien con Morinaga. Y con respecto a éste último tampoco estaba muy tranquilo que digamos, estaba en realidad completamente confundido tanto por las palabras de senpai como por la situación completa ¿qué hacía en primer lugar, en la habitación del senpai? Lo único que recordaba era estar en el laboratorio, después de alguna manera estaba con senpai en algún sitio, y como con sombras después podía acordarse del llanto y que le decía lo siento, pero nada más… tal vez, las manos de senpai en él, ¿pero eso último podría ser su imaginación-deseo?
- Se fue… - se dijo a sí mismo, y dio un vistazo rápido a la habitación (no solía estar ahí demasiado). Se enderezó un poco, ese movimiento le causó un poco de dolor en la cabeza, aún estaba delicado. Sentía la ropa pegada a su cuerpo y sudorosa, y pensó en que debería ir a cambiarse de inmediato pero estaba nervioso de dejar ese lugar, nervioso de todo en realidad, y no sabía si quería que senpai volviera…
“Pero él dijo… que todo estaba bien… ¿eso quiere decir que me perdonó? No lo recuerdo…”. Morinaga suspiró y se reacomodó del todo, sentándose en la cama viendo la puerta cerrada con timidez ansiosa, recordando hace segundos cómo la espalda de senpai se alejaba, con su cabellera suelta…
“eh? eso… ya lo había… visto…” recordó de pronto esa misma imagen de hace ya unos 3 días, cuando tras el brusco “apártate” de senpai éste se había ido volando de su habitación, pero solo ahora se daba cuenta de algo en especial en ese accionar, algo que antes no había podido ver precisamente por el impacto y el dolor causado de ese “apártate” que le rompió el corazón como días después él le rompería el cuerpo a senpai, casi en modo de venganza, rompiéndose a sí mismo el corazón otra vez.
Pero lo que ahora Morinaga veía, recordaba, y era consiente, era que en ese minuto cuando senpai se fue volando de la habitación llevaba bóxer…
“¿Por qué? No se durmió de inmediato como siempre? Y si no… por qué se quedó a mi lado? Teniendo el tiempo incluso de ponerse su ropa interior…”
Morinaga, completamente sorprendido y ahora por su propio descubrimiento, sólo le quedó pestañar varias veces seguidas y notar cómo su cara se acaloraba, ya siquiera sabía si era por fiebre…
“senpai… se quedó ese día…”.
La puerta se abrió mostrando un senpai algo sonrojado (ya Morinaga podía notarlo, tantas sorpresas lo habían terminado de despertar) con una bandeja en las manos donde se podía ver un plato y un termo. Senpai de forma mecanizada caminó a la cama, casi sin ver a Morinaga y le puso la bandeja en las piernas, mientras volteaba a ver las medicinas que había dejado antes en el velador. Morinaga estaba tan mudo como él, había aumentado de pronto el número de preguntas que quería hacerle, y en realidad, aún no sabía si debería hacerlas siquiera.
- Come, no puedes tomar las medicinas con el estómago vacío. – senpai fue el que rompió el hielo (aun con voz algo temblorosa) mientras “hacía como que” leía las instrucciones de los medicamentos.
- Ah! Sí… - últimamente era la única frase que usaba.
Morinaga comió en silencio, tratando de no mirar de forma tan obvia a senpai, que aún le daba la espalda pero se había sentado ya en la cama, Mori casi intuía que estaba tiritando de nerviosismo…
Senpai por otra parte pensaba qué debía decirle a Morinaga exactamente; ya había prometido que le diría todo, pero ¿qué era exactamente todo? Que lo perdonaba, claro, eso ya más o menos se lo había hecho entender (le costaba ser literal) pero también debía decir que lo aceptaba…. “sus sentimientos…” senpai tragó saliva algo frenético, ya había avanzado ese paso y con todo lo que le costó, y casi por un extraño orgullo consigo mismo no pensaba en retroceder.
Y así, y ante el silencio casi desesperante de Morinaga, senpai se animó a actuar, aunque tiritando, claro:
Primero se volteó de golpe, lo que hiso que Morinaga diera un brinco y casi se atorara con la avena tibia sabor a vainilla.
- T-te serviré té – dijo secamente senpai sin mirarlo, y tomando con velocidad el termo y la taza, y volvió a voltearse, no quería que Morinaga viera cómo le temblaban las manos.
Fue un primer acercamiento senpai, felicidades. Pero después de aquello… silencio.
Senpai sirvió el té maldiciéndose a sí mismo el tener una comunicación tan corta, mientras Morinaga miraba atónito su espalda, recordándolo en bóxer, y además preguntándose sin fe a sí mismo “¿quiere hablarme?”.
- A-antes… - empezó torpemente senpai, el té ya estaba servido hace rato, pero aun así no volteaba - dije que ya te perdonaba, ¿no te acuerdas? – su voz tiritaba casi tanto como sus manos.
- …. lo siento… - bajó la mirada Morinaga, seguía nonadado – no lo recuerdo…
Senpai volteó bruscamente, mirando casi con furia a Morinaga, pero su sonrojo lo delataba, y casi se le cae el té de las manos.
- ¡Pues te lo repito! ¡Te perdono! ¡No vuelvas a llorar!
Senpai estaba a casi 5 centímetros de su cara de pronto, el miedo y casi la rabia de que Mori no recordaba algo que le costó tanto lo llenó de un ánimo exagerado, y cuando se dio cuenta de todo, retrocedió mirando a otro lado, y torpemente puso el té en la bandeja.
Morinaga por su parte bajó la vista, sintiendo alivio y una extraña tristeza… (¿era tanta la felicidad que su corazón mal trecho no podía contenerla?)
- Gracias… - soltó al fin, pero sintiendo cómo los ojos se le ponían húmedos, y recordando (casi la amenaza) de senpai trató de detenerlos.
Senpai se dio cuenta, y sintió cómo el corazón le daba un vuelco otra vez.
- E-ey, te dije que no lloraras – se acercó y con brusquedad le quitó las lágrimas contenidas de los ojos con su pulgar – todo estará bien… ya te lo dije…. – cuidaba mirarlo a la cara, Morinaga de pronto parecía más débil.
- Sí… - susurró con voz tiritona Morinaga, le temblaba la barbilla y tratando de luchar contra eso comenzó a dar cucharadas a la avena comiéndola casi de forma frenética. Esa visión de él sonrojado y con parpados apretados mientras comía velozmente la avena sorprendió un poco a senpai, además de tranquilizarlo, Morinaga estaba tan nervioso como él.
- Además… si no lo recuerdas…- comenzó senpai nuevamente, dispuesto a decirlo todo ahí mismo (debía aprovechar el impulso) – te dije también… - no pudo evitar desviar la mirada, Morinaga ahora al contrario, lo miraba con la voca llena de avena y ojos llorosos y nerviosos, era una visión casi tragicómica – que aceptaba…
- ….. – Morinaga podía oír el latir de su corazón acelerado en su propia cabeza, y sentía cómo se le atoraba la avena en la garganta, olvidando incluso su sabor.
- …que yo sé… - dijo senpai, tragando saliva y apretando los ojos, casi tiembla, y con una nueva explosión voltea y ve a los ojos a Mori, que se le caía una pequeña lagrima por el ojo izquierdo – ¡yo sé que me amas! ¡Lo entiendo!
Morinaga tragó la avena de su voca casi tosiendo, nunca había escuchado eso de senpai, y no sabía exactamente cómo tomárselo, aunque definitivamente ea positivo que reconociera como válidos los sentimientos de Mori, hasta entonces, éste siempre había sentido de que no los tomaba en serio, simplemente porque era hombre… enamorado de otro hombre.
- Y…! - .volvió a voltear senpai, ya rojo e histérico del todo, un sudor nervioso comenzaba a verse en su cara mientras le tiritaban los dientes y poco a poco se expandía este temblor por todo su cuerpo – y…! – se esforzó por continuar, por decirlo - ¡Está bien! ¡está bien que me ames! – volteó un poco su cara para volver a verlo a los ojos, sabía que debía hacerlo ahora y por eso pudo ver la cara de sorpresa y casi pena de Morinaga, con algo de avena en sus labios, la lágrima había llegado a ella – yo acepto…. – vaciló, pero se recompuso de inmediato, tal vez solo por ver esa lagrima mezclada en la avena – yo acepto tus sentimientos!!! – gritó demasiado fuerte, pero no pudo evitarlo, quería aprovechar la fuerza de la vergüenza y el orgullo para canalizarlas en valor, y le funcionó.
Morinaga bajó la vista, sus ojos estaban sorprendidos y llorosos y de pronto por fin sentía el sabor de la avena, más dulce que nunca. Su mente trabajaba al 120% a pesar de que estaba aún enfermo, pensaba cómo tomarse lo dicho por senpai, e incluso si esto era un sueño… había dicho que aceptaba sus sentimientos, que los entendía, pero eso no significaba que él también loa sintiera, verdad? De que senpai lo quisiera también… sabía eso, lo sabía bien, pero aun así no pudo evitar sentirse sumamente feliz.
Sus manos tiritaban sosteniendo los cubiertos, había bajado la mirada observando la avena revuelta de su plato, no sabía qué decir ni qué hacer, le había comenzado a doler la cabeza nuevamente y sentía la garganta seca.
Senpai aun lo miraba de reojo, rojo del todo y esperando una reacción de Morinaga, vamos, le había costado tanto decirle eso, ¿acaso no le respondería nada? Tiritando esperaba, con su mente en blanco igual que la de Morinaga pero por supuesto, su orgullo ya no lo empujaba a una vergüenza que lo paralizaba, ahora al contrario, quería respuestas, una reacción “¡maldita sea, con lo que me costó decirlo!”. El nivel de furia-vergüenza de senpai empezó a subir a niveles exorbitantes mientras tiritaba más y más como si su cuerpo tratara de contener esa extraña furia. Con respecto a Morinaga, éste estaba tan anonadado que no podía sentir esa vibra asesina por parte de senpai a pesar que éste le clavaba una mirada de reojo y casi maligna.
La mente de senpai al fin dejó de estar en blanco (al contrario de la de Morinaga que seguía así) y pasó a estar lleno de insultos para éste, y cuando al fin la avena comenzó a enfriarse en esos minutos largos de silencio estático…
- ¡MALDITA SEA! ¡QUIERES TERMINAR DE COMER LA PUTA AVENA?! – gritó senpai, como excusa para liberar el estrés que el silencio de ambos le había causado.
- ¡S-SÍ! – respondió Morinaga dando el brinco más alto de la velada, y sonrojado y sudado (incluso aun con los ojos algo llorosos) comenzó a comer nuevamente la avena frenéticamente, casi con miedo de ese senpai que había vuelto a usar su tono tiránico (que casi se estaba extrañando con todo lo que había pasado).
- …..#### - senpai lo mirada con ojos asesinos más su ya sonrojo habitual, preguntándose por qué diablos Morinaga no parecía feliz, lo único que había visto hasta ahora en su rostro había sido la sorpresa, la perplejidad, y mil sinónimos más, ¡pero nada más que eso! “¡Al menos sonríe, joder!, ¡¿por qué sigues llorando?!”.
Senpai volteó con extraño enfado y recordando algo que le servía de buena excusa para salir de la habitación y tal vez fumar otro cigarrillo, dijo:
- Voy a buscar tu piyama… *gruñido* debes cambiarte…
- Ah! Sí! – dijo tiritando Morinaga, atorándose con la avena que quedaba en el plato.
Y senpai voló de la habitación, dejando nuevamente a un Morinaga desconcertado, solo que esta vez, también algo asustado con el regreso de senpai mode tirano aunque desde atrás le viera sus orejas rojas del todo al salir del cuarto.
CONTINUARÁ…
Perdón por la nota del principio, un poco de descarga de los problemas de mi país n.nU
Comentarios a:
O abajito, o al ladito en el cuadro de chat, donde quieran xD
Ah, y aprovecho de dar la buena nueva de que vuelvo a trabajar en limpiar el manga de Challengers que dejé sin acabar, hi, es que antes no tenía el photo shop, pero ahora que está de vuelta en mi pc me pondré a trabajar full *_*