¡Odio la vida de
adulto! >:D lo siento, universidad, clases que no me hacen sino que ahora YO
debo hacer xD pero ahora que volví a retomar no dejaré este fic aunque me
maten! :B gracias por seguirme a pesar de todo, y como saben, siento mucho esta
demora de siglos, pero más vale tarde que nunca, y continuar con proyectos más
que abandonarlos jeje no se asusten, nunca lo abandonaré! :3
Cap 21:
RIIIINN
Suena el celular de
Morinaga.
Ambos están algo
turbados, el riinn del celular pareció algo más largo de lo que normalmente era.
Comenzaron a pestañar confundidos cuando el segundo riin llevaba la mitad de su
ruido ahora incomodo. Morinaga fue el primero en reaccionar, después de todo
era su celular, dio un mecánico “disculpa” y lo buscó con la mirada,
orientándose por su oído. Senpai bajó la vista, incómodo, pero de pronto
recordó toda la escena de cuando usó el celular de Morinaga, hablando con ese
tal... Yiro? Miro? Como sea que se llamara, pero recordó dónde había dejado el
celular, siquiera entonces pensó volverlo a guardar en la chaqueta de Morinaga,
después de todo, no es como si tuviera que ocultar lo que había hecho, verdad?
No había hecho nada malo, verdad? O…
- ah, aquí está –
dijo senpai estirando el brazo y alcanzando el celular de Morinaga que estaba
en el velador, Morinaga ya había notado que estaba ahí, el ruido se lo indicó
pero no tuvo tiempo de extrañarse, senpai ya se lo ofrecía en su mano extendida.
- gra-gracias… -
Morinaga lo miró extrañado, pero senpia no lo miraba a los ojos, miraba hacia
el lado, mirando la nada, parecía enojado y avergonzado, más toda esa
incomodidad que traía el ahora chillido riiiinn del celular. Morinaga contestó
rápidamente, también casi irritado por ese ruido que había logrado tensionar a
ambos, sin darles tiempo de digerir las extrañas palabras dichas por senpai.
Tan rápido contestó
Morinaga, con la intención también rápida de colgar, que siquiera vio quién era
el que lo llamaba.
- hai? Morinaga des –
dijo secamente, volteando, senpai lo miraba de reojo, tragando saliva, en vez
de digerir las propias palabras antes dichas sin pensar, estaba mirando
inquisitivamente a Morinaga, esperando oír su conversación sin siquiera
disimularlo, quién era el qué llamaba? Qué quería? Odiaba el saber que Morinaga
tenía que hablar con otra persona, siendo que estaba en su habitación de
senpai, en su cama, y habla con otro… eran extraños pensamientos, incluso
ilógicos, pero senpai ya casi no lo notaba, tan inmerso estaba en esos
sentimientos oscuros, ya eran peligrosamente, parte de él. – ah, Hiro-kun? –
continuó Morinaga, algo sorprendido.
Hiro-kun! Ese debe
ser… Hiroki! Ese tipo con el que había hablado. Senpai no lo notó pero puso una
cara de los mil infiernos, odio absoluto y lo peor que siquiera histérico, como
suele hacer, sino que odio puro, puro y malvado.
- ah, sí… estoy bien…
sí…. – Morinaga contestaba nervioso, sentía la vibra asesina de senpai,
temblaba sin siquiera atreverse a voltear y mirarlo, adivinaba su cara de odio
absoluto, sólo quería colgar. – sí, gracias, te debo una, ahora estoy mucho
mejor, pero debo colgarte – tragaba saliva nervioso, del otro lado Hiroki
trataba de decirle que había hablado con su senpai, pero las respuestas
cortantes de Morinaga no lo dejaban continuar – lo siento, te llamaré luego.
Pi – pi – pi.
Al otro lado de la
línea, ya cortada, Hiroki había quedado mirando su celular preocupado, ¿qué
pasaba? Pudo suponer que su amigo quería colgar rápido, pero por qué? ese tipo
estaba ahí con él…? Hiroki suspiró “supongo… que cuando pase todo esto él solo
vendrá al bar a contármelo todo…. Mientras parece que no puedo hacer nada” otro
nuevo suspiro nuevamente, de verdad, pensaba, él podría hacer mucho más feliz a
Morinaga que ese sujeto, él nunca lo haría llorar, nunca lo tendría en un hilo
como lo hace ese otro tipo.
Morinaga, por su
parte, había volteado apenas hubo colgado, sólo para ver a un senpai que
parecía sumamente enfadado, con ojos que parecían rojizos de odio, el ceño
completamente fruncido, contrariándole toda la frente, sin siquiera disimularse
con sus mechones de cabello. Pero era curioso, Morinaga pudo notar no su boca
tensa, como suele ocurrir (incluso a veces muestra los dientes apretados en sus
labios entreabiertos) si no que esta vez mostraba algo parecido, sólo parecido,
a un puchero.
- se-senpai…? – dijo con
voz entrecortada del susto, Morinaga.
- es con él con quién
pasaste la noche? – preguntó seca y duramente senpai, como si lo hubiera escupido.
- “Pasaste” – repitió
en su mente Morinaga, pensando más bien que el término no era adecuado - eh?...
ah, sí… - respondió temeroso; siquiera había alcanzado a relacionar el odio de
senpai con los celos, sólo estaba asustado sin poder encontrar la causa de la
reacción por el miedo mismo que ésta le causaba.
- ya veo – respondió
con algo así como un gruñido senpai, mientras volteaba el rostro, sin poder
despegarse el odio del pecho, que sabía, que sospechaba (sólo sospechaba) que
era injustificable.
Pasaron unos tensos
segundos de silencio, donde Morinaga miraba atemorizado a un senpai gruñón y
malhumorado que miraba a su vez fijamente un punto de la pared pero que no pensaba
en nada en realidad. Morinaga al fin se animó a actuar temiendo que senpai
empeorara su humor con el silencio, he hizo instintivamente lo que supuso que
necesitaba senpai:
- l-lo siento… -
Morinaga, pensando mejor entonces las cosas (aunque aún algo asustado) meditó
mejor sus palabras – ese día… - miró al piso – me fui sin avisar…
Senpai lo miró, un
poco sorprendido por su disculpa pero aún enojado, pero al oís su perdón se dio
cuenta que no estaba enojado por lo que Morinaga se disculpaba ¿qué era lo que
lo tenía enfadado? Qué era…?
No vuelvas a salir de la cama.
Recordó las palabras
antes dichas y que Morinaga parecía no recordar por el miedo que le había
producido el mismo senpai. ¿Por qué había dicho eso? Qué significaba? Sé
espantó de sus propias conclusiones, de esos extrañaos sentimientos, y buscando
una salida…
- n-no… no es eso – tosió
senpai, disimulando sin mirar a los ojos a Morinaga que ya lo veía entre
confundido pero esperanzado a la vez – termina tu avena… debo llamar a la
universidad ahora.
Y salió de la
habitación, de esa forma tan rápida que puede hacer a veces.
Morinaga bajo la mirada
otra vez, ya solo en la habitación, se preguntó si había metido la pata tan
pronto tras haberse arreglado con senpai. Comenzó a comer lo poco de avena que
le quedaba. Sentía que no tenía derecho a reprochar a senpai de todas formas,
ya bastante agradecido debía estar con que lo hubiera perdonado, y estar en su
cama ahora, su agradable y cálida cama.
***
- sí? sensei
Fukushima? sí… lo siento, no podré ir hoy… sí, sí, ya está mejor…. sí,
Yamaguchi los neutralizó… sí, creo que mañana, ah, Morinaga no lo sé…. Sí, ya
está mejor pero….. eh? hablar con él?.... claro… se lo diré…. está bien,
perdone las molestias, gracias.
Había sido una
conversación por lo demás incómoda, el profesor Fukushima quería que Morinaga
fuera a verlo apenas regresara a la universidad ¿de qué quería hablarle? Bueno,
de seguro estará preocupado, eso es todo. Senpai oscureció su mirada “porque no
creo que Yamaguchi le haya dicho nada…” senpai ya despreciaba infinitamente a
ese sujeto, tanto que lo consideraba ya de por sí un completo idiota (antes
simplemente lo ignoraba, como a todos) o lo suficiente para que no se hubiera
atrevido a decir nada, y sus ojos brillaron, tenía la convicción de que nadie
sabría nada, tenía ese sentimiento desde que había ocultado esa pequeña mancha
de sangre, que consideraba el único testigo de lo sucedido, siquiera Morinaga
contaba.
Pero de pronto se dio
cuenta de la expresión que tenía, de esos pensamientos que casi lo hacían
sentir un criminal. Suspiró y prendió el primer cigarrillo del día, era demasiado
temprano pero lo necesitaba. Mientras fumaba recordó que debía dar la medicina
a Morinaga, y a parte que él mismo debía tomar un baño, no lo había hecho desde
anoche, y se sentía algo incomodo por eso, avergonzado, considerando lo que
ambos habían “hecho” anoche. Y ni siquiera había desayunado.
Mientras fumaba se
tostó unos panes (era fácil porque había electrodoméstico para eso) e hizo
café, algo de mantequilla encima y se dio por desayunado, pero se arrepintió de
haber fumado antes de comer, todo supo amargo, pero el café ayudó a disuadirlo.
Fue al baño y se lavó
la cara, ya mentalizándose a que debía volver al cuarto, ver otra vez a
Morinaga. “Espero que no se haya molestado…” y se sorprendió a sí mismo de
estar preocupado por eso, otra vez su impulsividad lo había hecho actuar
sobresaltadamente pero ahora podía darse cuenta con mayor facilidad de sus…
errores.
Por su parte,
Morinaga siquiera había recordado las palabras dichas por senpai, antes de ser interrumpido
por la llamada de Hiroki, estaba demasiado cansado, y con el susto provocado
por senpai ahora no podía más que pensar de forma desordenada su situación
actual; pero a la larga el mismo cansancio más la enfermedad no lo dejaron
pensar más, y tras terminar la avena que se había prácticamente obligado a
comer, volvió a hundirse en la cama, pensando sólo en senpai, visualizándolo en
su mente, deseando que volviera.
Al abrirse la puerta,
senpai pudo ver ese gran bulto en su cama, y pudo notar cuánto le era agradable
el verlo, tener la seguridad de que Morinaga estaba en su cama al salir de la
habitación, y verlo como lo dejó al entrar, era extraño… era como si fuera una
cosa que le pertenecía, pero una cosa que aun siendo cosa, era lo más preciado,
más que una persona… una persona incluso querida.
Sé acercó, sólo entonces
pudo notar el rostro de Morinaga, hundido otra vez entre las cobijas. Senpai lo
observó un momento mientras aún cargaba una bandeja con pastillas y una pequeña
botella de agua. Morinaga entreabrió los ojos, había esperado a sentir la
mirada de senpai para hacerlo, aunque antes ya había sentido la puerta
abriéndose. Senpai reaccionó de inmediato, desviando su torpe mirada, escapando
de la de Mori dejando la bandeja en el velador, cuánto desearía que Morinaga
durmiera eternamente, así todo sería más fácil, así podría mirarlo sin
problemas, sin tener que dar explicaciones que no entiende.
- d-debes tomar tu
medicina, ya es hora… - tartamudeó senpai, sacando las pastillas de sus
embases. Parecía algo molesto aún, pero más bien estaba avergonzado, se había
dado cuenta de muchas cosas esa mañana, y esperaba tontamente que Morinaga no
lo hubiera hecho, ¿estaría pensando en las palabras antes dichas? ¿lo
increparía? ¿qué iba a decir, si las palabras antes dichas fueron tan claras, a
pesar de ser tan evidentemente insanas…?
- gracias… - susurró
Morinaga, aún oculto entre las frazadas, parece que había vuelto la fiebre,
bastaba agitarse un poco, aunque fuera emocionalmente para que se debilitara
otra vez. Eso lo salvó de pensar, pero aún sentía, sentía que estaba atrapado
en esa cama, y el estar débil sólo causaba una resignación en él ante el
egoísmo de senpai, aceptando todo de él, sus tontos celos, su personalidad
sorpresivamente posesiva, y el ser tan fácilmente avergonzadle de él y de sí
mismo.
- ah… sí… - repitió
senpai, sentándose a su lado de forma inconscientemente natural, y suspirando
aliviado de que Morinaga no lo hubiera encarado. Le ofreció las pastillas, y
Mori se enderezo un poco, perezosamente - te sientes mal? Volvió tu fiebre? –
una reacción aún más natural hizo que senpai se preocupara al notar el rostro
sonrojado y ojos brillantes de Morinaga. Pero por debajo, un tum tum perverso
nacía al verlo tan débil, cálido y sonrojado.
- p-parece… -
respondió cortadamente Morinaga, y tras tragar con algo de dificultad las 2
pastillas de la mañana preguntó, como si el agua bebida hubiera aclarado un
poco su mente – cómo te fue… con la llamada? – Morinaga se había vuelto a
acostar del todo otra vez, y se tapó hasta el cuello mientras miraba a senpai
relajadamente; era como si el haber pasado una noche más una mañana a su lado
hubiera logrado una convivencia perfecta en esa cama ahora compartida, como si
la hubieran compartido hace mucho tiempo, como si fuera algo normal.
- ah… sí – senpai
desvió la mirada dejando la botella en el velador, ya era su nueva técnica disimularlo
haciendo una tarea, siendo una forma de disimulo para no ser tan brusco con
Morinaga; ya que no podía evitar desviar la mirada al sentirse algo turbado
(que era casi siempre al estar con Morinaga) al menos podía hacerlo de forma no
tan frontal, para no lastimarlo. – el profesor Fukushima quiere verte cuando te
mejores…
- Fukushima sensei? –
preguntó Morinaga, pestañando lentamente, parecía que había repetido ese nombre
sólo para trabajar su cabeza un poco más.
- sí… - senpai lo miró, como queriendo analizar su reacción,
aunque no debía temer nada, siquiera Morinaga sabía lo que había pasado antes,
que sensei lo había traído en su automóvil y Yamagushi… ¿pero por qué senpai no
se lo decía? ¿lo estaba ocultando? No, no era eso… simplemente no había habido
oportunidad de hacerlo… o… “no tiene por qué saberlo…” senpai se dio cuenta que
quería ocultarlo todo incluso al propio Morinaga, pero por qué? - ……. – se
estuvo en silencio, bajó la mirada, dejando ir una oportunidad perfecta para
contarle a Morinaga lo ocurrido el día anterior, pero si lo hacía… era también
acabar contándole lo de Yamagushi, algo que siquiera podía pensar, que no
quería recordar, pero… ¿debía decirlo? lo mejor tal vez era avisar a Morinaga,
porque tal vez… en el futuro…
Pero no pudo seguir
pensando, la mano de Morinaga tocaba su brazo, que senpai no había notado pero
que ya estaba tenso, como el resto de su cuerpo al pensar tales cosas.
- estás… bien? –
preguntó Morinaga, suspirando un poco, parecía que se le cerraban los párpados,
ya quería volver a dormir.
- eh… s-sí… - senpai
volvió a desviar la mirada, ahora no pudo evitar hacerlo de forma tan evidente,
pero Morinaga ya estaba medio dormido para notarlo.
- siento… - susurró
adormilado – lo de antes… no volveré a hacerlo… - se le cerraban los ojos, su
voz era arrastrada y suave, senpai adivinó que su aliento era cálido, y volvió
a mirarlo… estaba sonrojado, con su cabellera revuelta, sólo podía verle el
rostro y su mano luchando por mantener su manga sujeta. Senpai igualmente
adivinó lo cálido que debía estar su cuerpo bajo esas frazadas, lo suave y lo
pesado de su cuerpo respirando delicadamente pero a la vez profundo – me
quedaré… aquí...
Senpai abrió sus
párpados sorprendido, ¿esas palabras querían decir que Morinaga aceptaba lo que
antes había dicho? Sí lo había oído, sí lo había pensado, ¿o era sólo su
somnolencia la que hablaba?
- Mo-Morinaga… -
senpai se había sonrojado, pero extrañamente quería oír más a Morinaga, aun si
en el último tiempo siempre prefería tenerlo dormido, en ese momento lo quería
despierto, aunque sea medio consiente, no se cansaba de escuchar esas palabras
– Mori… - pero no podía exigirlo, le apenaba demasiado, no sabía si era su
orgullo, no sabía si era vergüenza, o incluso miedo a su propio deseo, a ser consciente
del gusto de saberse poseedor de Morinaga.
- nññ… – se removió
un poco Morinaga, entreabrió sus ojos ante el llamado, miró a senpai, que aún
lo miraba fijo absorbiendo su aspecto cansado, y ahora su mirada brillante y casi
perdida – ven… - presionó sus dedos en la manga de senpai, que se habían
soltado al cerrar sus ojos – aún… es muy temprano… vuelve a la cama…
- ….!!! – senpai
ahora sí terminó de sonrojarse, sí, era cierto que aún era temprano, podría
dormir un poco más pero… sí, podía hacerlo, nada lo detenía ahora, comprendía
que lo único que lo podía detener era él mismo, y no perdería ante sí. No tenía
nada que temer, Morinaga estaba débil y en su cama, casi dormido, y aunque eso
es ya sumamente vergonzoso… a estas alturas, comprende que ya está sumamente
perdido en esta extraña relación. - … - senpai no dice nada, y entra a la cama,
Morinaga se remueve un poco más, y abraza a senpai, atrayéndolo hacia sí. A
pesar de estar casi dormido, Morinaga parece no haber perdido su fuerza, y eso
que aún está enfermo. Senpai no se resiste, pero sí se entumece un poco, mira
de reojo a Morinaga, su cara está en su mejilla, tan cerca, si senpai volteara
sus bocas estarían a milímetros. La calidez de la cama envuelve a senpai junto
con los brazos de Morinaga, el olor a su cuerpo dormido lo persuade, se va
destensando poco a poco, mientras Morinaga parece acurrucarse en él.
- senpai… - susurra
ya casi dormido, senpai ya tranquilo aunque con el rostro algo tenso y
completamente sonrojado aún, se atreve a dejarse llevar por un deseo interno y
oculto, tal vez animado por la calidez y el aroma a sexo, o simplemente por ver
a Morinaga dormido. Y acaricia con una de sus manos temblantes su cabellera
suave y revuelta. – mmmnn- reacciona Morinaga, como un animalito, apretando más
a senpai en su abrazo, moviendo su rostro para acariciar con él la mejilla de
senpai, éste se tensa otra vez, sus labios se tuercen en una extraña expresión indescifrable,
mientras sus ojos se mueven nerviosos entre el techo y lo que alcanza a ver del
rostro de Morinaga demasiado apegado al suyo. Sus cejas arqueadas, casi
temblorosas dejan ver que a pesar de dejarse arrastrar por sí mismo, no puede
dejarse al mismo tiempo, dejar de ser él, dejar de ser Souichi Tatsumi, pero eso… no es malo, ¿o sí?
Voltea un poco,
siente en su mejilla el respirar de Morinaga, su boca tan cerca de la suya, y
nota al moverse apenas un poco la barbilla ya algo áspera de su ayudante. Sí,
es un hombre, incluso debe afeitarse más seguido que el propio senpai que es
mayor, y aún así se acurruca de esta manera, “abrasando de esta manera…tan embarazoso!”
traga saliva, acaricia un poco más su cabellos, como si ya fuera una adicción a
pesar de haberlo probado una sola vez, y los dedos de Morinaga se mueven un
poco en la cintura de senpai, como si aún dormido su cuerpo quisiera
acariciarlo.
El silencio, parece
que Morinaga está dormido del todo, y tan rápido. Senpai espera unos minutos
más, y voltea lentamente, como si fuera un secreto, como si en realidad no quisiera
hacerlo. No sabe por qué lo hace, por qué quiere ver a Morinaga tan de cerca,
por qué quiere analizar su rostro exhaustivamente, incluso quiera tocar su
piel, sentirla, como si estuviera explorando algo desconocido a pesar de haber
sentido a Mori tantas veces, pero es cierto, sólo estos días senpai en verdad
ha visto a Morinaga, y lo ha tocado con conciencia, como si fuera algo nuevo
para él sólo por haberlo concientizado, sólo por haberse sincerado consigo
mismo siente a Morinaga de verdad.
Mira cada detalle de
ese rostro tan cercano al suyo, cada bello de sus cejas, y cada punto de su
barbilla áspera, sus párpados tan estirados al estar cerrados, dormidos, lo
hace pensar en la palabra claridad. Sí,
es un hombre, ve ahora lo ancha que es su mandívula por esa barbilla gris; pero
puede notar que a pesar de que sus labios son finos como los de cualquier
hombre, como los de él mismo, son carnosos también, como levantados, hay una
pequeña abertura por ellos y senpai puede escuchar uno que otro suspiro en su
respirar. Sí, es un hombre, pero no sería Morinaga si no lo fuera.
Senpai se voltea un
poco más, su cuerpo se mueve sólo para quedar cara a cara con Morinaga, el cuál
encierra más su abrazo en el cuerpo de senpai. Ahora puede verlo más aún, su
cuello suda un poco, brilla; su manzana de adán es más grande que la suya, pero
no sabe por qué le resulta curiosa, no puede dejar de verla, podrá ser que en
ella se ve su respirar, se mueve lentamente cada vez que Morinaga exhala tan
lentamente. Su piyama entreabierto le muestra parte de su pecho igualmente
sudoroso por la fiebre, también se mueve en ese vaivén de su respirar, tiene
una piel delicadamente morena, ¿tal vez por eso se ve más grande? No, es simplemente
más grande que él, piensa senpai, recorriendo con su mirada sus hombros y
pecho, se nota su espalda ancha a pesar de estar así, acurrucado a su lado.
Pero no puede ver más, su campo de visión se acaba con sus hombros, el resto de
su cuerpo está completamente envuelto por las cobijas junto a su propio cuerpo,
y a senpai sólo le queda por notar lo pesado de los brazos de Morinaga que lo
aprisionan suavemente, brazos grandes que pueden ser tan suaves…
“¿Qué me pasa…?” se
pregunta senpai, sin dejar de ver el rostro de Morinaga que parece
completamente dormido. El mismo senpai ya está relajado, no se había dado
cuenta cuánto sueño tenía… sus ojos adormilados recorren otra vez los contornos
de la cara de su ayudante, sus ojos cerrados, sus mejillas y sus labios, sus labios…
tienen un leve color rojizo por la fiebre, y senpai nota cómo no puede dejar de
mirarlos. Y al fin sus manos reaccionan, estaban quietas hasta entonces apegadas
a su propio cuerpo, como paralizadas a pesar de estar ya relajadas, pero ahora
se mueven, tocan a Morinaga y senpai siente cómo apenas las puntas de sus dedos
tocan ese cuerpo caliente casi apegado al suyo, una electricidad lo recorre
como un escalofrío interno que no lo hace temblar pero sí lo remueve por
dentro. Una de las manos de senpai se coloca en uno de los costados de
Morinaga, en su cintura, senpai nota que Mori a pesar de ser tan grande es
delgado pero no se atreve a recorrerlo, se mueve tan despacio, aún siente que
hace algo secreto, secreto para él e incluso para el propio Morinaga. Mientras,
la otra mano se senpai, igualmente despacio se desliza por las frazadas,
saliendo de ellas para tocar el pecho de Morinaga, lentamente, sólo yema punta
de sus dedos, y el sonrojo de senpai aumenta porque es demasiado consciente de
lo que quiere y desea, de lo que hace, no está tan medio dormido y no puede
autoengañarse más, no quiere. Su boca cerrada en un extraño puchero tiembla,
sus cejas se arquean como si estuviera enfadado, un último dejo de su pobre
orgullo, y sus ojos brillantes entrecerrados recorren el cuerpo de Morinaga
como quisiera hacerlo sus manos que no se atreven. Y la mano de su pecho se
mueve, ¿eso es una caricia? No lo sabe, nunca ha acariciado, y es tan sutil el
movimiento, Morinaga sigue dormido ya profundamente; los dedos de la otra mano
de senpai se estiran aferrando delicadamente la carne de Morinaga en sus dedos,
los aprieta delicadamente, los mueve como si así saboreara su carne bajo su
piyama.
Los dedos en el pecho
de Morinaga se presionan contra su carne caliente, siente en ellos la dureza de
los huesos de su pecho, deslizando sus dedos lentamente, temblando un tanto,
abajo, más abajo, llegando a su piyama entreabierto y abriéndolo un poco más,
mostrando lo que antes no lo dejaba ver, nuevo sudor, más carne caliente, y un
nuevo olor llega a senpai, uno más fuerte, más Morinaga. Senpai mira su rostro,
su propia cara tiembla pero Morinaga sigue dormido, suspirando, su boca se a
entreabierto un poco más, y senpai lo ve temeroso, en verdad siente que hace
algo así como una maldad, después de todo, Morinaga no sabe lo que le está
haciendo, aunque sea sólo mirar y… tocarlo un poco. Pero él dijo que era suyo,
que lo amaba, que no se iría “debería… poder hacer lo que quiera…” pestañea un
tanto senpai, aumentando su sonrojo, no tiene la mente clara, todo se nubla al
sentir a Morinaga, y vuelve a mirar su propia mano en su pecho, arquea más sus
cejas como si se hubiera aumentado un enfado en realidad inexistente. Su mano
ahora se mueve hacía un lado, deslizándose fácilmente por el sudor de ese
pecho, que se mueve lentamente al respirar, y ahora los dedos sienten esa piel
al moverse un poco hacia arriba sintiendo los huesos de la clavícula, son
grandes, todo ese cuerpo es tan grande, y el espacio para tocar tan pequeño,
las manos de senpai cosquillean queriendo tocar todo ese cuerpo con toda su
mano, con toda la palma y sus dedos contra la carne caliente y sudorosa. El
cosquilleo llega a su boca, a su lengua y su paladar, no sabe qué significa,
sólo está perturbado por todo lo que siente, por esas ganas de… no sabe, no
sabe qué es lo que quiere, sólo sentir a Morinaga, pero no tiene idea de qué
significa eso, cómo hacerlo, qué quiere hacer, o teme pensarlo…
Y sus labios, se han
entreabierto un poco más, senpai traga saliva, sin poder dejar de mirar esos
labios que parecen un poco más rojos que antes, ¿ha aumentado su fiebre? Sus
manos están en su cuerpo, sus dedos estirados y su palma pegada a su carne… sus
labios, la mandíbula de senpai tiembla, sabe casi racionalmente lo que quiere
hacer, y mira los ojos de Morinaga, siguen cerrados, su rostro sigue igual de
tranquilo como si fuera un muñeco, como si eternamente durmiera sin poder saber
lo que senpai hace, lo que hará, es tan cómodo para senpai tener a un Morinaga
así… ¿ya lo sabría éste?
Senpai se acerca, lentamente,
con miedo, como un pequeño animalillo encaprichado con su depredador. Pero se
detiene, mira otra vez los ojos cerrados de Morinaga, y siente su suave
respirar chocar contra su boca, sí, sigue dormido. Se acerca un poco más, es un
movimiento más lento que el de antes, su mente está nublada pero sabe lo que
está haciendo, no puede evitar saberlo. Sus labios se han entumecido a pesar
que sabe lo que va a hacer, es inevitable, la realidad le pesa demasiado,
aunque sabe lo que va a hacer, lo que quiere hacer no puede evitar temblar, aún
si Morinaga está dormido.
Vuelve a parar, ahora
tiembla del todo y teme despertar a Morinaga por su cuerpo tiritón más que con
el beso que intenta robarle “…....” Su mente no piensa en nada, y es sólo esa
combinación de deseo y miedo lo que lo mueve, mira fijamente a Morinaga una vez
más, se pasea varias veces su mirada desde la boca de su ayudante hacia sus
párpados cerrados como un tonto preludio a lo que sabe que desea hacer y lo
hará. Y se acerca otra vez, apretando los dientes en su boca entumecida,
pestañeando varias veces con su ceño fruncido. Se ve histérico, es como si su
deseo lo obligara a hacer algo de lo que ni él mismo está preparado. pero sigue
avanzando, sus labios a milímetros de los de Morinaga, senpai estira sus labios
que logran rosarse con los de Morinaga, haciéndole sentir su aliento al
respirar, mientras senpai aguanta su propia respiración. Pero se aleja,
tontamente vuelve a mirar los ojos cerrados de su ayudante y su cara apacible
como hasta ahora. Senpai vuelve a pestañear “¡soy un idiota!” se dice sin
pensar en realidad, y se relame sus labios recorridos ahora por una suave
electricidad, sepnai no se ha dado cuenta que sus manos están apretando el
piyama de Morinaga celosamente. Y un segundo beso, si se le puede llamar beso a
ese rose fugaz pero suave, y vuelve a mirarlo una última vez, y entonces cierra
los ojos mandando todo al diablo, diciéndose que ya no importa nada, que ya
está perdido de todas formas, que aceptaría ser víctima de Morinaga y de él
mismo, y lo besa, ahora sí un beso de verdad, sus labios completamente pegados
a los de Morinaga, entreabiertos ambos dejándoles combinar la humedad de los
otros labios con los suyos. Morinaga no hace nada, está en verdad dormido y
aunque la brusquedad de senpai lo ha removido más de la cuenta, el resfriado no
lo deja despertar aun si le cuesta respirar con senpai en su boca.
Pasan unos segundos
en ese beso brusco y torpe, senpai está completamente perdido en él, con su
mente nublada a pesar de no moverse ni un poco de esa presión. Pasan más segundos
y senpai se separa un poco, aún con la mente nublada pero consciente de lo
hecho y del tiempo que estuvo en esos labios ajenos pero tan suyos, y aún
rosándose abre sus ojos, mira a un Morinaga igualmente dormido como antes, pero
ahora tiene los labios más entreabiertos a causa de los propios labios del
senpai. Y éste suspira, siente su propio aliento más cálido. Sus dedos se
estiran en el cuerpo de Morinaga, y vuelve a besarlo, como si en realidad no se
hubiera detenido. Ahora el beso es más profundo, senpai de forma natural se mueve
en esos otros labios, masajeándolos con los suyos, presionando y relajando la presión
según los deseos de su propio cuerpo.
“No tenía idea… que
sabía besar…” pasa ese pensamiento fugaz por su mente, y abre la boca, hace
mucho que ya no le importa nada. Sus manos recorren temblando el cuerpo de
Morinaga, está perdiendo el control, se siente tan bien ese calor, esa humedad
de su cuerpo, de sus labios, es como si su mente se perdiera, como si volara y
se alejara, como si se relajara y al mismo tiempo despertara a una excitación
ardiente.
- m…nnn… - Morinaga
por la falta de aire, se remueve de forma natural, instintiva, queriendo
respirar, y al sentirlo senpai da un brinco, temiendo haberlo despertado, como
si volviera a la realidad, dándose cuenta de su propia brusquedad ansiosa.
Lo mira con los ojos
bien abiertos, Morinaga sigue dormido pero ahora ya no respira tranquilamente
sino que da leves jadeos, sus cejas están algo rígidas también… “…..” senpai
procesa unos segundos esa imagen, se da cuenta que sus manos tenían rodeado a Morinaga,
y que sus piernas se habían enredado a las suyas, retrocede un poco
desligándose de él, Morinaga da algún tipo de suspiró y volvió a su respiración
pausada, relajó rápidamente su frente, era como si cuerpo se aferrara a un
sueño profundo.
Senpai tragó saliva,
su cara había vuelto a ponerse histérica, pero no demasiado como antes, de
cierta forma, se estaba acostumbrando a sus propios nervios, ya eran tan
seguidos… miró a varias direcciones en la nada, sin moverse, y trató de pensar
“… qué… qué me pasa?...” agudizó su mente, aferrándose a su razón perdida “debería…dormir”
trataba de convencerse de actuar de forma racional, de dejar atrás esos impulsos
demasiado intensos, sentía que por ellos estaba perdiéndose a sí mismo, y eso
ya lo estaba asustando “dormir! dormir!” sí, por eso estaba en la cama, y
volvió a mirar el rostro de Morinaga por una inercia adictiva e irracional, una
y otra vez no podía evitar mirarlo; ahí estaba, quieto, tranquilo y cálido, sí…
todo iba a estar bien, debía dormir, pero entonces… otra vez sus labios, dios, era
como si lo atrajeran, y senpai volvió a nublarse, un beso fugaz, otro nuevamente,
y estar en sus labios otra vez, senpai abre los ojos, está en los labios de
Morinaga, de pronto todo es calma otra vez, esos labios lo nublan completamente,
hacen que se pierda incluso a sí mismo. “¿Qué me pasa con estos labios?” se
pregunta a sí mismo, sin querer indagar, las palabras venían a su mente no como
si fueran pensamiento sino un sentir. Se acerca un poco más, y sus labios están
otra vez en los de Morinaga que respira levemente, dándoles suaves brisas al
interior de la boca de senpai. Éste tiene los ojos entrecerrados, se ha vuelto
a pegar al pecho de Morinaga, y la calidez lo envuelve “no, tengo que dormir…
esto no está bien… él está…” y se separa al fin, baja la cabeza, si vuelve a
mirar esos labios se perderá otra vez, se acurruca en el pecho de su ayudante,
tan grande y caliente, y el aroma lo envuelve, es todo Morinaga y no queda otro
espacio, no queda nada más que ese cuerpo para senpai, y se hunde más, cierra
los ojos, quiere dormir pero oye el propio sonido de su corazón tan fuerte, tan
agitado, y siendo consciente de eso abraza nuevamente a Morinaga, se apega como
nunca a él, se da cuenta que no quiere alejarse ni un poco de su cuerpo, como
si ese hubiera sido su lugar desde siempre pero sólo hasta ahora lo sabe, que
así está seguro, casi desaparecido en él…
***
Pasan unas horas,
entre sueños y sensaciones despiertas, senpai se ha dormido casi profundamente,
perdido en Morinaga. Ya son casi las 11:00 de esa mañana algo movida, ellos no
hubieran despertado hasta después de las 13:00 de la tarde, si no hubiera…
Pi-pin…pi-pin… (*sonido
de timbre*)
- mm… nn… - Senpai se
remueve, escucha el sonido pero se niega a despertar del todo, abraza más
fuerte a Morinaga que completamente dormido, sigue sin moverse ni un poco.
Pi-pi-pin…pi-pin…
-…. Nnññ…
Pin…pin…
- ahg! Mierda! Está bien! Ya voy! – levanta el torso
senpai, y Mori cae a un lado en la cama.
- eh?... qué? qué? – dice abriendo un tanto los ojos,
medio dormido aún.
- están tocando la puerta – senpai se había levantado, concentrado
en maldecir al que tocaba, casi olvidando a Morinaga, ya casi natural en ese
espacio.
- ah… - y Morinaga vuelve a cerrar los ojos, tal parece
que no escuchó a senpai, como si no hubiera despertado en realidad.
Senpai sale de la habitación, no se da cuenta de lo
normal que fue para él despertar al lado de Morinaga esta vez, está demasiado
concentrado en la puerta y el puto sonido del timbre “¡¿quién mierda viene a
molestar tan temprano?! ¡Como sea una suscripción los mato!”
Abre la puerta.
CONTINUARÁ
Perdonen otra vez por este horrible atraso, la
universidad y la puta vida adulta es jodida (senpai me pegó su violencia xD)
seré más constante esta vez, ya que lo he retomado, cuidaré no perder el ritmo!
O pueden dejarlos en el cuadro de chat o aquí abajito,
otra vez, gracias por leer y siento la espera >////<