Holo :B disfrutando de mis vacaciones cuasi eternas, mi
titulación es el 15 de noviembre quedan todas cordialmente invitadas xD si me
permiten ser egocéntrica quisiera comentarles que mis días pasan entre hacer
ejercicio, leer (pronto reseñas *0*) y estudiar libremente materias obsoletas
como el latín xD y algo de japonés, también estoy limpiando un cap del tomo 4
de Challengers! Las buenas seguidoras sabrán qué cap es jojojo, pronto nuevas
novedades con eso también. También estoy viendo pelis de la india, “Mi nombre
es Khan” es recomendada fehacientemente por mi persona xD bueno, eso paz!
Cap
26
Entonces senpai se dio cuenta, Morinaga seguía dentro de
él, seguía duro dentro de él.
La primera embestida fue como una clavada en su interior,
estaba tan entumecido que era como si no hubiera placer, sólo un rebote, un
movimiento, un golpe insistente por dentro, lo sentía con demasiada claridad; y
es que lo habían hecho tantas veces esos días, tantas veces y de forma tan
intensa, y el dolor parecía que sólo ayudaba al deseo…
- n-no, Morinaga, no está bien….
- por qué? - jadeo éste - yo quiero, lo necesito… de
verdad, ¿es tan malo…quererlo tanto? - y lo besó, con las pocas fuerzas que
estaba reviviendo, lo besó bestialmente, rápido, brusco, no esperaba que fuera
un beso bello y tampoco lo fue; la saliva se escurría, senpai tosía ahogado en
su lengua, las bocas estaban tan abiertas que hacían sonidos similares a lo que
se creería fuera algo monstruoso.
- cof, cof! Mo-Morinaga…- tembló senpai, no podía creer
que estuvieran duros, no podía creer que estuvieran haciéndolo, otra vez, de
esa forma a pesar del dolor, del cansancio, del olor… - no… no está bien - su
voz temblaba, de verdad estaba asustado, de verdad sentía que Morinaga se
quedaría dentro de él para siempre - nos… nos vamos a enfermar! - casi parecía
un sollozo, Morinaga, en su sonrojo y sudor sonrió resignado.
- ya… es tarde para eso…
Continuó las embestidas, cortas, bruscas, debía cuidar
que su pene semierecto por el dolor no se saliera, así que debía estar lo más
apegado que pudiera a la entrepierna de senpai. Mientras, con sus manos
apretaba sus muñecas, hundiendo sus caderas de forma histérica como si fuera
una lucha, una guerra sangrienta. Entonces, en alguna parte de la mente borrosa
de senpai él comprendió, por eso no debían estar dos hombres juntos, por eso no
estaba bien, porque los hombres son bestias, los hombres son animales
demoniacos, pero las mujeres no, las mujeres pueden calmar eso porque ellas son
dulces, son inocentes… pero si dos hombres están juntos, solo traerá
destrucción. Por eso no estaba bien, por eso no debía tener sexo con él, pero
ya era demasiado tarde, ya habían sido demasiadas veces, su cuerpo no podía
reaccionar ante nadie más, comprendió entonces que nunca podría acostarse con
una mujer.
Porque estaba lleno, era como si desde esa primera vez
que Morinaga había entrado de forma forzosa en él, irremediablemente hubiera
desde entonces dejado un hueco en su interior, y estaba ahora vacío por dentro,
faltante de algo esencial, tanto en su carne como más dentro, más profundo, más
allá de su mente, era su esencia vacía. Una necesidad que ahora sólo podría ser
llenada por Morinaga, en la carne y en el alma.
Todas esas sensaciones (más que pensamientos) eran
nublados entre el ruido brusco de la cama contra la pared, y de los gemidos
extraños de ambos, éstos no eran como gemidos placenteros, no, parecían de una
guerra, de dolor, nada placentero parecía en ellos, se podía adivinar al oírlos
que se estaban haciendo daño, y luchaban a pesar de eso, conscientes de eso, en
continuar.
- no, Morinaga! Esto… esto es una locura!
- no, por qué? - decía sin pensar, las palabras igual que
las de senpai caían sin raciocinio por su boca, con ese tono tan desesperante,
tan lloroso, le estaba rogando - por qué? De verdad es tan malo sólo querer
esto? Sólo querer estar dentro de ti? - su nariz rosaba la de senpai, mientras
hablaba lo besaba, su lengua lamía su boca mientras lo miraba directo a los
ojos, desesperado, suplicando - si yo sólo quiero esto, si todo lo demás no me
importa ¿de verdad es tan malo?
A medida que senpai comprendía esas palabras, podía tomar
su peso, sentía un extraño sentimiento, entre miedo y desesperanza, es lo que
pueden sentir las personas al ver la muerte acercándose irremediablemente.
Morinaga se enderezó, levantó su cuerpo mientras
contemplaba el torso de senpai extendido sobre la cama revuelta, su piel tan
clara coloreada de un rojo por las marcas que cada vez sumaban más, mordidas,
arañazos, manotazos… lo observaba mientras se destrozaba el pene dentro de él,
atrapado en él, Morinaga estaba resignado hace mucho.
- porque aquí es donde quiero estar, - lo decía mientras
se movía dentro, moviendo a su vez todo su torso, todo su cuerpo ante los ojos
de senpai, mostrándole su deseo más allá de las palabras - este… este es el
lugar donde siempre debí estar… el lugar correcto - una de sus manos se posó
fuertemente en el vello púbico de senpai, estirando los dedos, enredándose en
su vello con brusquedad, con posesión, jalándoselo con su puño - aquí, siempre
aquí…
Senpai temblaba, el sentimiento de ser deseado hasta ese
punto, el saberse objeto de una locura ajena, era algo embriagante que daba
miedo y un placer extraño encima del dolor.
- Mo-Morinaga - sólo podía llamarlo, todo era demasiado,
más grande que él, que su cuerpo, que su razón, no podía creer que los
sentimientos pudieran ser tan grandes más que la persona que los sentía, tanto
que no podía contenerlos en su cuerpo, no podían sobrevivir en su mente y por
ello solo quedaba enloquecer, y era el sentir… eran los sentimientos, algo tan
abstracto, algo tan poco concreto lo que estaba determinando su vida hasta ese
punto.
- uhg uhg uhg! - Morinaga seguía gimiendo de esa manera
intensa pero lastimera, apretaba los dientes, sus párpados mientras temblaba,
le dolía, le dolía a ambos ¿por qué se lastimaban de forma tan insistente?
Senpai podía ver claramente cómo abría sus piernas, como pataleaba por el dolor
pero no luchaba, cómo aceptaba el dolor ya como algo natural, irremediable, que
casi necesitaba.
La mano con que Morinaga sostenía fuertemente su vello
púbico se deslizó hacia su lastimero pene semierecto.
- ahhh!! No! No Morinaga! - gimió senpai, pero sus manos
no se atrevían a detenerlo, no por miedo como la vez anterior, no por una
amenaza, sino porque… simplemente no podía, no podía detenerlo, no quería en
realidad, suplicaba que se detuviera pero estaba entregado hace mucho a que no
se detendría, estaba tan entregado… es decir, era suyo hasta ese punto - au!
Au! - Morinaga lo masturbaba, mientras
observaba deseoso ese pene rojo, hinchado, adolorido, el prepucio estaba tan
maltrecho que había comenzado a causar una irritación, la piel estaba
comenzando a enrojecer, supuso que era una cicatrización leve?
- aún no lo entiendes senpai, es mío… tu pene es mío…. -
apretó los dientes, deseaba tenerlo en su boca pero no podía salir de senpai, estaba
clavado, atrapado en su interior pero quería comerlo, quería tener ese pene en
su boca, torturarlo más con su boca, morderlo, no, era demasiado, pero sus
dientes se apretaban queriendo morder ese pene tan lastimado.
- nnn!!! Ahh!!! No! Morinaga! No tengo más! No queda más!
Entonces Morinaga subió la vista, senpai se retorcía tan
bellamente, como un pequeño animalito desesperado en sus manos, siendo
apretado, siendo apretado…
- yo haré que tengas…. más… - gemía, sentía a su vez
tanto dolor en ese movimiento frenético y casi mecánico, que no sabía lo que
decía, lo que quería.
Su otra mano comenzó a masajear los testículos de senpai.
- ah! No! Ay….! Duele! Me duelen…! - las manos de senpai
se posaron en los muslos de Morinaga, pero no podían detener ni sus caderas ni
sus manos, tal vez sólo lo había hecho porque inconscientemente extrañaba su
piel sobre sus dedos.
- es porque te has corrido mucho… - sonrió Morinaga, una
sonrisa extraña, era honesta pero era de esas sonrisas que se dan ante la
resignación, que no tienen odio, que no tienen reproche, sino plena aceptación
de un estado inevitable.
- no! De verdad…! De verdad…! No tengo más…! Lo siento!
Lo siento! - dijo senpai en una especie de convulsión, tenía apretados los ojos
y sus piernas tiritaban tanto, parecía como si estuviera siendo electrocutado,
lanzaba manotazos sólo por instinto - lo siento! Lo siento!
Morinaga lo observó una vez más, senpai estaba encogido
en sí mismo, tiritando de forma frenética, convulsionando… ¿cómo podía gustarle
esa imagen? Un senpai fuera de sí, denigrado hasta el punto de disculparse
preso de la desesperación. Pero lo amaba, todo él amaba, incluso esta faceta
maldita, esta que nunca debió haber hecho nacer. No estaba bien amar así, hasta
el punto de desear transformar a esa persona en un ser completamente inhumano…
pero era hermoso, este senpai, este ser que casi no parecía humano pataleando
como un animal, sin darse cuenta ni lo que decía… lo amaba, lo deseaba, y
quería llevarlo más lejos… más, más lejos, irse los dos más debajo de lo humano
donde puedan fundirse en lo más honesto, en lo más puro, porque precisamente
será lo más maldito, lo más irracional, lo más inhumano.
- te amo - dijo honestamente, en sus brincos, disfrutando
el dolor que le provocaba el interior de senpai que se había apretado más aún
ante su propio dolor. Éste lo buscó entre su visión nublada, tenía los ojos
húmedos en lágrimas contenidas, la saliva escurría desde su boca y su lengua
casi no le obedecía para volver a pronunciar alguna palabra, pero a pesar de
eso, pudo articular un mísero:
- sí… - continuó un extraño hipo, mientras sorbía por la nariz
un agua que comenzaba a escurrir de sus lágrimas escondidas.
Morinaga soltó su pene y sus testículos, senpai dio un
brinco, hasta ese simple acto de liberación le dolía, su pene estaba
destrozado, y el de Morinaga también, pero aún así, él continuaba moviéndose
dentro de senpai. Se inclinó nuevamente, abrasó a senpai que aceptaba todo de
él.
- bésame, bésame - pedía Morinaga mientras le daba unos
pequeños y cortos besos que parecían de niño, tan extraños en ese momento, en
ese dolor.
Senpai cerró los ojos y estiró los labios, consiente le
era tan difícil besarlo, había bajado de la locura apenas fue liberado del
dolor de su pene, pero consciente o no deseaba a Morinaga, ahora cerca podía
olerlo, sentir su piel en sus manos, su sudor en su pecho. Dio besos torpes, no
sabía y estaba desesperado, Morinaga siempre era el que activamente entraba en
su boca pero ahora sus besos eran infantiles y senpai los contestaba de igual
forma, cortos, como golpes en sus labios, pero no es suficiente para él, senpai
se acercaba, se apegaba cada vez más, transformaba esos besos cortos en uno
largo, intenso, apegado a esos labios jugosos y suaves. Una de sus manos se
había deslizado a la cintura de Morinaga mientras que la otra empujaba desde su
espalda hacía su pecho, apegándose.
Morinaga por su parte tenía los ojos entreabiertos, como
perdido en esa visión tan onírica de un senpai desesperado dándole besos como
loco, tan perdido, tan enfermo por él, lo había logrado, había llevado a senpai
hasta ese estado donde podía desearlo, donde tal vez podía amarlo.
- uhg! Uhg! - senpai sin pensar mordió el labio inferior
de Morinaga, éste gimió, pero qué más daba, sólo era un dolor más entre tantos
que sentía en ese momento. Senpai estaba completamente perdido en la sensación
de su interior, sentía cómo revotaba, como se removía, como golpeaba su
interior llenándolo, completándolo al fin, no sabía que… aunque su pene no
pudiera sentir el más mínimo de placer su interior aún así podía continuar….
Senpai, en esa naturaleza desconocida para él mismo metió
su lengua en la boca de Morinaga, abierta por el dolor mismo, y sorbió, no
sabía si eso era un beso, pero deseaba hacer eso, juntar sus bocas como si
bebieran de la otra, como si se alimentaran del otro. Sus dos manos habían
bajado a los muslos de Morinaga, apretando sus carnes, obligando a que el ritmo
de la penetración no bajara y si fuera posible se profundizara más; senpai
enterraba sus uñas en la piel de Morinaga, éste gemía de dolor y placer en su
boca, el sólo hecho de tener las manos de senpai sobre él ya era enloquecedor,
pero si lo apretaba, si lo estaba tocando en un lugar tan íntimo… porque esas
manos se estaban deslizando, arañándolo a su paso, iban hacia sus nalgas, senpai
podía sentir en sus manos no sólo el movimiento de las caderas de Mori, sino la
fuerza de sus músculos, la contracción de sus nalgas carne en las palmas de sus
manos- Había aprisionado las caderas de Morinaga que era en todo lo que se
había reducido su existencia.
- nn!! Nn!!! Nnn!!! - ahora era Morinaga el que parecía
víctima de una electricidad dolorosa, temblaba tanto, con su mirada ida, con su
boca abierta y su lengua presa en la boca de senpai, pero no movía sus labios, simplemente
estaba abierta, escurriendo, gimiendo, el único movimiento que existía en su
cuerpo era su cadera, hundirse, hundieres, moverse, moverse, eso era todo, nada
más hacía, salvo tal vez respirar. Y abrasaba a senpai, lo abrasaba con el amor
que puede tener una víctima a su asesino.
Y senpai, más bien sus manos, que por su parte eran lo
único que tenía verdadera vida en su cuerpo, se habían deslizado más allá,
tomando sus nalgas por completo, bajando, algunos dedos habían llegado incluso hasta
los testículos adoloridos de Morinaga, y sus uñas se enterraron, en ellos, en
sus nalgas, su carne, el sexo.
- uhhggg!!! - gimió Morinaga ahogado en la boca de senpai
- abrió los ojos, o más bien, recobraron ese brillo de consciencia que habían
perdido en ese estado delirante - uuffff - y suspiró, no podía dejar esa boca,
no podía detener a senpai. Y éste, sólo lo quería dentro, más dentro, más
fuerte, estaba sintiendo algo increíble, y hace mucho que ya no pensaba, sólo
quería a Morinaga en él, qué mierda importaba todo lo demás, podía olvidarlo
todo, podía? - ahh!! Ahhh! Senpai!! Ahhh!! - no importaba si Morinaga quería o no continuar,
simplemente no podía parar.
Senpai lo miró, Morinaga se retorcía como una víctima, de
pronto pudo concientizarlo, podía verlo, podía pensarlo, de pronto todo se había
despejado en su mente por los mismos gritos de Morinaga, fue como despertar de
un sueño. Parecía que era él quién le hacía el amor, quién lo estaba forzando…
¿eso hacía? Era él quién estaba aniquilándolo? Todo este tiempo… el único que
había sido una bestia, un cruel… un tirano, claro que era él - nnn!! No… me voy
a correr, senpai! - Sintió un vértigo tan fuerte en el vientre, como si se
removiera todo dentro de él, desde su pecho hasta la punta de sus pies, podía
ser consciente de su interior, como si todo se hubiera transformado en un
órgano sexual, era su cuerpo entero. Y la visión de Morinaga, gimiendo,
retorciéndose por él - senpai! - no, ya no podía dejarlo, lo quería, así,
dentro, justo ahí, donde lo sentía tan fuerte, más de lo que debiera, hasta hacerse
daño, y más allá, más allá.
Lo besó, sí, ese era un beso, al menos más humano.
Sintió algo parecido a un orgasmo, o tal vez lo era,
podía correrse sin eyacular, fue una sensación de fin, de límite, no podía
seguir más allá simplemente porque había llegado al máximo, sólo seguía el
bajar, el quedar en nada. Gritó, y sintió el grito de Morinaga en su boca, en
sus oídos, en su interior, su vientre había recibido el orgasmo de Morinaga, lo
tenía dentro, nunca más saldría de él, era suyo.
Tras el grito ambos tuvieron un extraño hipo, no lloraban
pero se quejaban como unos enfermos. Morinaga de alguna forma terminó en el
pecho de senpai, abrasándolo humildemente, mientras sus temblores por el dolor
y el placer se apaciguaban ¿era dolor, era placer?
- uhg… uhg… se-senpai… senpai…. - y seguía temblando,
todo él temblaba.
Senpai, que por su parte temblaba un poco menos, puso una
de sus manos entre los cabellos de Morinaga, y otra envolvía esa espalda tan
grande y fuerte, reducida ahora a la debilidad misma. No sabía que podía hacer
eso, ni tener un acto de ternura, ni poder reducir a alguien, denigrar a
alguien hasta ese punto.
- senpai… yo… yo… nn - Morinaga temblaba de forma
extraña, estaba un poco enloquecido, al contrario de senpai, que simplemente
estaba entumecido por todas las sensaciones, por todos los sentimientos - todo…
es una escusa… yo… sólo quiero esto, de verdad, de verdad ¿es tan malo?... sólo
querer estar así…
Senpai se estremeció sobre su temblor, qué estaba
diciendo Morinaga? Era una locura.
- yo sólo… estar así… - y seguía temblando, sus dientes
tiritaban, y sus manos débiles luchaban contra este temblor para apretar la
piel de senpai; sus palabras se entrecortaban - todo lo demás, es una escusa…
mi familia, mis amigos, la universidad, incluso… ser tu ayudante, todo eso no
me importa… sólo es una escusa para estar así, aquí, así contigo - Se levantó
un poco, se vieron a los ojos, senpai simplemente no podía apartar la mirada,
estaban clavados sus ojos a los del otro - sólo para llegar y poder hacerte el
amor…
- …!!! - senpai al fin pudo bajar la mirada, pero volvió
a mirarlo, no podía dejarlo, estaba de pronto tan avergonzado, a pesar del
cansancio, a pesar de todo lo que habían vivido él seguía sintiendo esa
vergüenza tan grande… que ahora podía entender lo que significaba… - qué… qué
dices… eso no está bien - entonces comenzó a temblar más fuerte como si el
dolor sentido se hubiera vuelto más obvio; y sin darse cuenta, apretó más sus
manos en Morinaga, no quería dejarlo a pesar de lo que acababa de escuchar, a
pesar del miedo que ese hombre, que su amor le provocaba- no digas esas cosas,
no está bien…
Morinaga sonrió, había dejado de temblar. Pero su sonrisa
se veía tan extraña, en ese rostro sonrojado, cansado, aún casi excitado.
- es cierto, pero… es así como te amo…
Senpai bajó la vista nuevamente, no hacía más que
pasearla tontamente.
- sí… ya lo sé - dijo casi secamente, salvo por ese temblor
que no podía evitar - lo sé - ya podía decirlo, después de todo lo vivido, al
menos podía decirlo.
Morinaga se removió un poco en ese abraso, senpai no se
había dado cuenta cuán apretado lo tenía en sus brazos, Mori se elevó un poco,
y lo besó, envolviéndolo a su vez entre sus brazos, aprisionándose mutuamente
en el pecho del otro. Senpai cerró los ojos, no podía evitarlo, aún sentía todo
en su cuerpo, el dolor, el placer, el vertido, la angustia, el… el amor
enfermizo de Morinaga.
Besos, besos y más besos, apretándose entre sus brazos,
ya no podían hacer más que eso, sus cuerpos estaban destrozados, sus cuerpos no
resistían sus sentimientos.
Senpai no sabía cuánto tiempo se habían estado besando
así, de esa forma tan suave que si no estuvieran tan cansados seguro que sería
pasional. El caso es que el tiempo le recobró un poco de racionalidad, no, más
bien de cordura.
- ya… Mori... nnm - había puesto sus manos en los hombros
de éste, ambos acostados de lado en la cama, se habían presionado mutuamente a
lo largo de esos minutos de abrazos y besos rebuscados, sus labios ardían,
adoloridos - t-tu barbilla me raspa - dijo senpai, por quejarse de cualquier
cosa. Trataba de librarse de esos labios, pero era casi imposible, todas las
pocas fuerzas que tenía Morinaga las tenía concentrada en sus brazos,
envolviéndolo.
- nmh… pero… lo necesito nn - decía mientras lo seguía y
seguía besando - tú no lo sientes? Esta necesidad… mmnn de besar y abrasar
después del sexo… - lo decía todo con esa soltura casi pervertida que le da
cuando tiene a senpai entre sus brazos.
- …!! i-idiota! Mmnn! - en todo su cansancio aún tenía
energías para avergonzarse, pero aún así correspondió sus besos, era cierto, de
alguna manera no podía despegar su cuerpo de él, sus labios de los suyos, como
una necesidad.
Los besos se habían vuelto cada vez más suaves y lentos,
cortos en duración pero presionando fuertemente los del otro, ambos estaban
ebrios en la sensación. Morinaga entreabrió los ojos, perdido, agotado. Senpai
de cierta forma pudo sentir su mirada porque también los entreabrió, a pesar de
que sus labios seguían permanentemente unidos a los de Mori.
- …! - pero no estaba tranquilo como él. - i-idiota… no
mires… - pero no lo gritó como antes, más bien lo susurró, estaba tan cansado,
sentía que el típico sueño después de una sesión de sexo bestial se acercaba, y
se acercaba sumiéndolo en esa calidez adormeciendo el dolor aún latente de su
cuerpo.
Morinaga sonrió, al fin parecía “bueno”, el Morinaga
“normal”, el que simplemente no es perverso. Y lo siguió besando con esa
sonrisa en los labios.
- pero… es que te amo- le susurró.
- que ya lo sé - senpai podía articular esas palabras
mientras Morinaga besaba su labio inferior - me lo dices todo el tiempo. - las
manos de senpai (casi o no inconscientemente) se habían vuelto a deslizar a la
cintura de Morinaga, aunque algo más arriba, sus dedos sentían un extraño
placer al palpar sus costillas. Senpai volvió a cerrar los ojos, el sueño, los
besos, no sabía por qué, tal vez las palabras lo estaban arrullando.
- y está bien que te ame - Morinaga ya no tenía siquiera
que preguntar, al fin podía decirlo, estaba seguro de que era aceptado y al
menos… querido, mucho mucho, tal vez algún día senpai se lo podría decir, no un
te amo pero al menos, que lo quería.
- qué puedo hacer… - dijo sin más senpai, muy bajo, más
bajo que un susurro, su voz sonaba como alguien que hablaba en sueños.
Morinaga sonrió más aún, una de sus manos (que notó que
temblaba un poco) acarició el rostro sudado y sonrojado de senpai, tan hermoso,
durmiendo en sus brazos. Y lo siguió besando, delicadamente, casi había
olvidado que podía besar así.
- sí… - las palabras de Morinaga también eran muy bajas,
también estaba debilitado pero sentía la necesidad de mantenerse despierto, de
disfrutar más de senpai, en verdad, tenía que violarlo hasta ese punto para que
fuera así de dócil - me quieres al menos un poco… - miraba a senpai, tan cerca,
tan apegado a él, su cuerpo, sí, su cuerpo era tan suyo, tan tan suyo. Pero y
él…?
Senpai entreabrió sus ojos, débilmente y muy poco.
Estaban casi idos, dormidos. Se sonrojó un poco más y medio dormido dijo al
fin:
- idiota… algo tendré que quererte - desvió la mirada
hacia un lado, pero Morinaga estaba demasiado pegado a su rostro como para
evitarlo de verdad - si dejo que me
hagas estas cosas… - sus labios se contrajeron en una extraña mueca, parecía un
puchero.
- senpai! - Morinaga despertó un momento con esas palabras,
lo besó, más fuerte y más fuerte lo abrazó - te amo, te amo!
- nnmm!! Ya… está bien mm - Senpai no sintió tanta vergüenza
como creyó que iba a sentir. Sólo se alertó un poco, porque Morinaga de pronto
estaba sobre él otra vez, besándolo con demasiada pasión revivida - mmn! Idiota…
nn déjalo ya… tienes que dormir… ah…
- senpai… - susurraba Morinaga mientras bajaba sus besos
por su cuello - si fuera por mi… te juro, seguiría…
- ah… no seas estúpido… nn nadie puede seguir después de
esto…mm - senpai no lo rechazaba, de cierta forma, después de todo lo vivido,
sentir a Morinaga en su cuerpo era de cierta forma, natural, tal vez por eso se
atrevía a hablarle.
- no, hablo en serio - Mori besaba su pecho de forma
desesperada, pero estaba demasiado cansado como para que se le notase - eres
como un dios para mí, te adoro - dejo entre besos.
- …! Nn… - senpai se sonrojó nuevamente, su cuerpo se
tenso, y eso que pensaba que no tenía energías para eso - e-estás loco!... tú!
- y sujetó su cabeza, que estaba bajando de forma peligrosa por su pecho.
Morinaga sonrió, subió nuevamente y lo beso, senpai pudo notar lo irritados que
tenía, no, que tenían ambos los labios - mmhh idiota, ya duérmete.
Senpai no se dio cuenta del todo, o se esforzó demasiado
para ignorarlo, pero había envuelto otra vez sus brazos al cuerpo de Morinaga,
de cierta forma lo estaba seduciendo para que no le hiciera el amor, qué paradójico.
- mmnn… senpai… no quiero parar… - senpai deslizaba el
cuerpo de Morinaga a que se pusiera de lado nuevamente, junto a él, nunca había
sido tan consciente en sus movimientos con él en la cama.
- sólo duérmete nn… sigues enfermo - senpai sentía que
esas palabras tenían doble significado, Morinaga por su parte estaba medio
dormido hace rato.
- nnmm… no… - decía abrazando a su vez a senpai con una ansiedad
casi infantil - bésame más…
- nn… idiota… - entreabría los ojos senpai, no se daba
cuenta pero le gustaba esa visión de Morinaga, cansado, excitado, débil - no me
iré a ningún lado - ahora podía adivinar lo que Morinaga necesitaba, al menos
un poco.
- senpai… - sí, eran las palabras exactas. Morinaga se
durmió. Pero de eso senpai se dio cuenta después él siguió besándolo por su
cuenta, a modo de arrullo.
CONTINUARÁ… dos caps más conclusivos y creo que será el
fin i-i espero que les esté gustando el final.
Si quieren me pueden escribir sus comentarios a mi
correo: shicakane@hotmail.com ahhh felicidad x3
Pronto cap 1 del tomo 4 de Challengers!