Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

domingo, 24 de abril de 2016

Fanfic Zootopia: "Natural" cap 1


Judy no pudo darse cuenta cómo las cosas fueron lentamente en esta dirección, la cotidianidad se deslizó peligrosamente a esto sin (quizás) ninguno de los dos hubiera podido detenerlo ¿de verdad esto puede escogerse? ¿es una opción?

            Solo puede recordar el momento preciso del primer beso, siquiera la primera caricia, ni siquiera el primer abrazo, tan natural siempre para ellos. ¿Natural? ¿Cómo podía ser natural el que se abrazaran, diferentes especies e incluso un depredador y una… presa? Pero así era, increíble cómo sus cuerpos se atraían como si fuera natural, de verdad natural, ella no se daba cuenta cuando su pequeña patita acariciaba su enorme pata con peligrosas garras, y sí, la acariciaba, al hablar, al caminar, no se daba cuenta cómo su cuerpo se cercaba más al de él, era desesperante.

            Y Nick, pues Nick parecía más consciente de ello, al menos la coneja pensaba que incluso se burlaba de esto que ya le parecía una debilidad de su parte, pero no sospechaba que el zorro estaba en la misma situación. Desde el primer día que la vio le pareció sencillamente hermosa en su imagen pequeña e inocente, luego sintió compasión por ella, pensando que ese hermoso corazón sería pisoteado en la gran ciudad, tomando la cruel decisión de hacerlo él mismo si es que era necesario endurecerla. Al final la supervivencia del más fuerte no ha cambiado desde la prehistoria, solo que los depredadores son otros, no los que necesariamente comen carne. Pero cuál fue su sorpresa al verla nuevamente, fuerte, engatusándolo en su propio juego, un animalillo tan pequeño pero tan decidido… fue inevitable no admirarla y creer en ella, querer creer en ella y en su sueño de que todos somos iguales, de que se puede ser lo que uno quiera; y él ya sabía lo que quería, tampoco pudo darse cuenta, fue demasiado tarde cuando ya la estaba besando: la quería a ella.

            ¿En Zootopia puedes ser lo que quieras? Pues él quería ser uno con ella.

Nick había comenzado con un coqueteo sutil, incluso propio de su personalidad, siempre bromista y burlón, presionaba la cabeza de Judy burlándose de lo pequeña que era como comúnmente lo hacía, pero ese tacto con el tiempo terminó en una caricia, en deslizar sus dedos por sus orejar y reírse de los escalofríos que le causaba, que le encantaba causarle, y luego seguir burlándose de su sonrojo, de su cara apenada, para terminar en frases como: “pero si te vez tan linda enojada, zanahorias.” Así con el tiempo incluso se había dado atribuciones de las cuales los demás en la comisaría peligrosamente estaban cayendo en cuenta, como hablar por ellos en plural “nosotros aquí”, “nosotros allá” todo el tiempo (aunque Judy también lo hacía) o responder por ella y pensar como si fueran uno. En realidad no son conductas tan extrañas cuando se es compañero de equipo, pero los demás podían sentir que esto iba más allá, Nick lo sospechaba y Judy trataba de no pensar en eso, ni de sentirse nerviosa cuando al caminar Nick ponía su mano en su espalda, mano que luego bajó a su cintura.

Se estaba volviendo hasta posesivo, era celoso con su afecto aunque de una forma muy sutil, siempre tapada en sus lentes oscuros y su postura desinteresada, pero podía sentir una presión especial cuando encontraba a Judy hablando con demás compañeros, cuando se quedaba más del tiempo necesario en la recepción hablando con el leopardo regordete, o demasiado tiempo en la oficina del jefe. Nick la perseguía, aunque en realidad siempre estaban juntos, por mutua atracción y Judy nunca le rechazaba ninguna propuesta, desde que la fuera a buscar y recoger al trabajo, hasta almorzar juntos o ir a algún sitio después del trabajo para distraerse. Judy trataba de no ser consciente de su inutilidad ante las peticiones del zorro, y Nick que ya se había dado cuenta mucho antes de Judy de estos extraños deseos no tenía demasiados tapujos para sacarle provecho a eso, como una maligna estrategia para cazar al conejito, sep, definitivamente hay cosas que la naturaleza no olvida, y tampoco Nick había dejado su personalidad astuta y hasta timadora.
No dudó ese día cuando le propuso verse en su día libre.

- ey, zanahorias, mañana tenemos libre, no? – casi a posta había cuidado tener libre los mismos días que ella, sí, definitivamente seguía siendo un zorro astuto – quieres ir a algún lado? – trató de decirlo con la máxima naturalidad posible, con sus lentes oscuros, siquiera mirándola, tomando un sorbo de café. Vamos, son amigos, no es tan raro invitarla a algún sitio, no? Aunque hay que considerar que la ve todo el día, todos los días, pero simplemente no es suficiente, no era suficiente.

- oh, sí? A dónde? – dijo Judy nerviosa, bajó sus orejas sin darse cuenta y dio pequeños saltitos con sus pies, a Nick le pareció condenadamente adorable, pero tuvo que contener sus ganas de burlarse o hubiera sido contraproducente.

- conozco un negocio de ramen muy cómodo y delicioso, y creo que tienen ramen de zanahoria – le guiñó un ojo seductor bajando sus lentes, esos ademanes coquetos también se habían hecho comunes y por supuesto, él ya había averiguado previamente sobre ese ramen especial zanahorias.

- oh, suena genial! Claro! – dijo nerviosa ante la mirada seductora del zorro, pero sospechaba que dijera lo que dijera hubiera respondido afirmativamente, se avergonzaba de su propia debilidad con él.

- Decidido, paso por ti mañana a las 8 – y comenzó a caminar, el descanso había terminado, o más bien ya había conseguido lo que quería.

- a las 8? No es muy tarde? – Judy lo alcanzó, mirándolo extrañada.
- oh no, es perfecto. – botó el vaso desechable de café a la basura, y siguió  con su sonrisa, su plan había comenzado.

***

Judy sospechaba que se estaba arreglando más de la cuenta, era solo una salida de sábado por la noche y considerando que mañana domingo también tendría libre no era tan “extraño” salir de “noche”, no? Podía darse esos gustos a estas alturas.

            Pero entonces, ¿Por qué se preocupada tanto de escoger un vestido en vez de sus clásicos vaqueros de siempre? No solía usar vestidos, era algo que hace tiempo había dejado, ya casi no iban con su personalidad, pero una parte de ella quería verse linda, más linda para Nick, aunque no entendía el por qué. En fin, la decisión no fue difícil, ese vestidito rosa era el único que tenía, y aunque su corte era tal vez demasiado infantil, se animó a usarlo.

            Nick le envió un mensaje al rato por el celular, ya estaba abajo esperándola en su auto. Ella pensó rápidamente si alcanzaba a ponerse sus vaqueros, pero no, era demasiado tarde ¿qué cara pondría Nick? ¿Le diría algo por ese fino brillo labial rosa que se animó a ponerse? Regalo de su madre, que ya hace un tiempo la presionaba para conocer a “alguien”.

            Llegó abajo y rápidamente entró al auto casi temblando sin hacer contacto visual tensa a la espera del ansiado comentario.

            - ey, zanaho- se calló en seco, no había caído en la cuenta del conjunto de su compañera hasta ese momento en que volteó a saludarla. Se quedó embelesado mirándola, cómo sus piernas quedaban expuestas colgando del asiento, por ese vestido rosa que ofrecía sus muslos. Por poco sintió que perdería el control.

            - je, qu-qué? – dijo nerviosa mirando hacia afuera, de reojo a Nick.

            - mmm, nada, solo que te ves muy bien – sonrió confiado el zorro.

            - oh, de verdad? – ahora lo miraba directamente, sonrojada y sonriente.

            - sí, deberías ir así a la oficina – respondió volteando su perfil, prendiendo el automóvil.

            - jo, qué pesado – sonrió otra vez, pero tan feliz.

            Ya en el local pudo calmarse un poco, el lugar consistía en un sitio pequeño pero acogedor, había sido fundado por unos animales provenientes del Japón, por lo que su estilo si bien no era sofisticado tenía un aire orientar de veras, con cabinas para cada mesa y una luz tenue para todas lo que daba cierta privacidad a cada espacio. El menú era diverso pero la especialidad de la casa era un enorme ramen, contundente en especial para soportar luego las enormes jarras de cerveza acompañado de una pequeña tabla para picar.

            Entre conversas y conversas pronto bajaron sus ramen (el de Judy su anhelado especial de zanahorias) y pronto dieron paso a la cerveza, Judy no solía beber demasiado, en realidad casi nunca aunque en su localidad se solía tomar sidra de zanahoria, pero viendo de reojo cómo Nick bebía sin más, ella no quiso ser menos. Era una coneja adulta, con trabajo y sitio propio, en la gran metrópolis, iba a aguantar unas jarras de cerveza.

            Por su lado el zorro la miraba y la animaba a seguir conversando de mil cosas varias, hacerla reír, disfrutar cómo sus ojos brillaban más por el alcohol y sus mejillas regordetas y (suponía) suaves se sonrojaban, su hermosa sonrisa.

            - ya estás en las nubes, zanahorias?

            - oh, claro que no jajaja – reía risueña, ya había pasado el umbral de la desinhibición, y además de su risa explosiva, se le había hasta soltado la lengua más de lo que normalmente lo hace. – soy una coneja fuerte e independiente, esto no es nada para mí.

            - pues cuando quieras nos viramos – el zorro sonreía, había estado acariciando su mano hace un rato y ella aunque contestaba el tacto era como si no se hubiera dado cuenta. Él pensaba que visto desde afuera parecerían una pareja común, claro, efectuando el hecho de que eran de diferentes especies.

            Pero en ese lugar, tenuemente apartado y cerrado, con esa conejita algo subida por el alcohol, tal vez sus fantasías podrían concretarse.

            Se lanzó, con su propio nerviosismo en su vientre, por fuera parecía igualmente relajado, confiado y burlón, el alcohol no le había afectado en lo más mínimo tampoco, pero por dentro, por dentro le temblaba el alma, no quería que Judy lo odiara, pero la conocía ya tan bien, la quería ya tanto que estaba seguro, en un 97% que no lo rechazaría. ¿Pero y ese 3%?

            - Pero parece que ya se te subió a la cabeza – se acercó lentamente a su rostro y su enorme pata se posó en la mejilla de ella, podía sentir en sus dedos ese esponjoso pelaje, esa suavidad que tanto deseaba.

            Ella lo miró, con sus enormes ojos brillantes, sonrió otra vez, se le escapó una suave risa y movió su cara como animando su caricia ¿Era consiente Judy de aquello que provocaba?

            - jeje, estoy bien. – cerró los ojos, apoyó más su rostro entre (curiosamente) las garras del zorro. – me siento bien.

            No se refería al alcohol.

            Nick la miró seriamente por unos segundos, esos ánimos que ella le daba, de más tacto, de más cercanía lo estaban enloqueciendo por dentro, quería estrecharla en sus brazos, peligrosamente apretarla, besarla quizás con demasiada brusquedad…
            - Podríamos ir… - dejó escapar – a otro lugar…

            Ella volvió a mirarlo, él pensó que había captado la indirecta ¿la aceptaría? ¿lo aceptaría como todo lo que proviene de él, cada palabra, cada acción?

            - pero no puedes conducir bebido, es contra la ley jeje… - dejó escapar ingenuamente, aún con media cara en su garra.

            - ….. jeje –sonrió, retirando su mano, pero no iba a rendirse – pero podemos ir a mi apartamento, queda cerca.

            La verdad es que Judy no pensó demasiado en sus palabras, era cierto que el alcohol se le había subido a la cabeza y casi se le cae el cuerpo cuando Nick retiró su mano de su rostro, pero confiaba tanto, tanto en él que como siempre lo seguiría a donde fuera.

            - bueno – pero lo sospechaba, lo anhelaba, una parte de ella, no tan oculta estaba esperando también ese ansiado momento.

            Se fueron caminando lentamente, tomados de la mano ante la mirada incomoda de algún que otro transeúnte en esa solitaria calle tan ya de madrugada, y siguieron hablando entre risas y suaves empujones del trabajo y la vida, sin demasiada profundidad, el alcohol no lo permitía, y Nick hacía como si la sostuviera de vez en cuando tomando su cintura, atrayéndola hacia sí, yendo cada vez más lejos. Judy intentaba seguir borracha, con todas sus fuerzas, pero paso a paso que daban su cuerpo volvía lentamente en sí, su conciencia despertaba.

            - Es aquí, nunca has venido antes aunque yo siempre voy al tuyo. – subieron en extraño silencio los escalones hasta el tercer piso, era un departamento pequeño (no tan pequeño como el de ella, claro) pero acogedor (más que el de ella definitivamente) – te haré un café, te sentará bien. Siéntete en casa, conejita.

            Ella se sentó mirando alrededor, absorbiendo cada parte de ese departamento de soltero simple y hasta algo amontonado, expresaba su personalidad, alguien disperso y relajado. Y entre medio de esa visión pensaba qué hacía ahí, para qué había ido, por qué había bebido tanto, por qué había aceptado esa invitación.

            Eran amigos, sí, hace más de un año, tenían mucha confianza el uno del otro, se trataban casi como iguales, sin importar la especie o el sexo, se querían… ella sabía que se querían. Lo sentía en cada gesto de él y en cada vez que la tocaba, con una suavidad y a la vez fuerza, tan seguro, sin ninguna duda, sin ningún prejuicio y ella… ella seguía haciéndose la borracha cuando en realidad el alcohol había bajado en gran parte su dosis en su cuerpo.

            - Es un acogedor lugar – dijo en realidad por decir algo.

            - oh, gracias, con el sueldo de policía lo mantuve – se acercó con una sonrisa al sofá, con dos jarras humeando de café suave – ¿pero sabías que ganaba más como timador? – se sentó a su lado, cruelmente bromista.

            - jo, no digas eso – le pegó ella un suave empujón – eres más feliz así.

            Nick dejó los cafés en el mueble a su lado, la miró con su sonrisa usual y puso su mano en su muslo desnudo, acariciando ese suave pelaje, misterioso para él hasta ese momento.

            - sí, es cierto, ahora soy más feliz, si se puede.

            Judy le sonrió, con demasiada soltura, era increíble cómo su tacto en ella no la alarmaba como debería, cómo estar a solas con él en ese solitario departamento no le advertía nada, estar con un depredador, con un astuto y engañoso zorro no la ponía en guardia en lo más mínimo. Todo lo contrario, cada acción, cada gesto de él en ella le parecía tan natural que también puso su mano sobre sus garras, su pequeña mano en la de él tan grande y peligrosa.

            - yo también.

            Nick la miró con algo de seriedad otra vez, su sonrisa desapareció y sus ojos brillaron un poco más, la miraba a esos enormes ojos brillantes, y de paso a su pequeña nariz rosada que a ratos daba pequeños saltitos que lo estaban enloqueciendo de ternura y algo más; y esa pequeña boquita, no hecha para besar a un zorro, si no a otro conejo, lo sabía bien, pero que tanto deseaba besar.

            - Judy – con extrema suavidad, controlando el más mínimo impulso brusco que tanto sentía el zorro unió sus labios a los de la coneja, suavemente, con una delicadeza que no se creía capaz. Ella se sorprendió, abrió sus ojos desmesuradamente pero apenas sintió el tacto de sus labios contra los de Nick cerró sus ojos de inmediato, sumida en la sensación, a pesar de lo extraño e innatural que hubiera podido parecer lo que estaban haciendo, simplemente se sintió así: perfecto. Eran perfectos juntos, se sentía tan bien, se sentía que era lo correcto porque se querían tanto.

            No supieron cuánto duró ese primer beso, que fue muy simple y delicado, siquiera se atrevieron a abrir sus bocas si no una leve presión en los labios del otro, un beso mutuo.

            Al fin Nick se separó, preso de un trance que intentaba controlar, Judy abrió sus ojos un tanto y pudo ver cómo el zorro volvía a su sonrisa de siempre, no, ahora incluso, cómplice. Pero ella no pudo hacer más que bajar la vista, respirar agitada.

            - Judy?

            - eh, lo siento, debo pensar – lo dijo aceleradamente, con sus mejillas sonrojadas y sus ojos abiertos del todo, miraba arbitrariamente de un lado al otro sin ver nada en realidad, todo menos los ojos de Nick.

            - qué pasa? – le tomó su barbilla con una pata – no estuvo bien? – estaba preocupado, pero seguía con una suave sonrisa, estaba demasiado seguro de sí mismo, o eso aparentaba.

            - eh… he bebido mucho – volteó el rostro, tratando de suavemente librarse de su agarre – lo siento…

            Nick levantó una ceja, no podía venirle con esas a estas alturas, si esto casi se esperaba y ambos lo deseaban, él no dudaba ¿y ella? Sabía que le sería más difícil, le puso el alcohol de excusa, pero para que se soltara no como escudo.

            - nunca estuviste reamente ebria, zanahorias.  – su sonrisa se amplió, su mirada había cruzado la delgada línea entre burlón y simplemente pícaro.

            - sí… sí lo estoy, mucho… - ella mantenía su vista baja, el sonrojo había aumentado, sintió cómo él seguía acercándose lentamente, sintió su nariz cerca de la suya, cerró los ojos, pero nada pasó, volvió a abrirlos solo para encontrarse con la directa mirada de él, tan seguro y confiado a apenas unos centímetros de su rostro.

            - ¿me quieres? – susurró.

            - sí… - susurró también, no le era difícil contestar a esa pregunta.

            - entonces está bien – la besó otra vez, esta vez un beso algo más profundo,  sus bocas se entreabrieron delicadamente, sus labios se masajearon de verdad, ella perdió la cabeza aunque intentaba salvarse, y el zorro aunque parecía tan seguro de sí mismo luchaba contra esa sed de su cuerpo, de su olor que lo envolvía y del que se había hecho adicto hace tanto tiempo, sí, la olía, cada día cuando se inclinaba hacía ella, cuando ella estaba delante y él podía inclinarse sin causar sospecho, inhalaba su dulce aroma como una droga, y ahora la tenía ahí, justo ahí ¿cómo poder contenerse?

            Era cierto, ella no podía rechazarlo, lo quería y… deseaba. Pero de todas formas no pudo evitar alarmarse cuando él deslizó su cuerpo sobre ella, empujándola suavemente quedando el zorro encima, una postura tan avasalladora.

            - N-Nick! – tembló la coneja, el zorro la abrazó por la cintura, por la espalda.
            - Solo un poco, está bien – volvió a besarla, casi fuera de sí, el beso cada vez más fuerte, más invasivo, sus manos enloquecieron comenzando a recorrerla, una en su muslo, otro en su pecho presionándolo.

            - espera! – Judy lo empujó agitada, sonrojada y con el vestido revuelto, pero bajó sus manos de inmediato al ver la triste mirada de Nick, agitado y ¿lastimado? – lo siento – se sentó, yo… no es que no te quiera es que…

            - es tan difícil para ti? – no se atrevió a mirarla, cada una de sus palabras salía con furia y recelo de su boca, de cierta forma su orgullo había sido lastimado, o tal vez y aunque no quisiera asumirlo, sus sentimientos. Creía que los dos se querían de la misma… forma. – quizás nuestros sentimientos no son iguales.

            - no… no digas eso, Nick – su voz se quebró, todo había ido demasiado deprisa o ella era una cobarde, pero lo quería demasiado, y por sobre todo no deseaba lastimarlo.

            El zorro la vio, ella estaba sollozando, pequeñas lagrimas se acumulaban en sus ojos y comenzaban a deslizarse, se tapó la cara con sus patitas y sus orejas cayeron a sus costados. Nick se arrepintió de su estúpida dureza.

            - no, zanahorias, lo siento, fue mi culpa – se acercó, tomó sus manos abriéndose paso a través de ella y besó su frente – es que  me vuelvo loco porque tú me vuelves loco… - la abrazó, maldiciéndose a sí mismo – te esperaré lo que tenga que esperar – pero pensó mejor en sus propias palabras  - solo promete que no me dejarás… - ni siquiera él se reconocía a sí mismo, querer tanto a una persona, depender tanto de otro animal, él había negado esos sentimientos toda su vida pero había aparecido Judy y todos sus principios decayeron, la quería demasiado, de forma explosiva y casi contra su voluntad, pero no era algo que pudiera decir, no con esas palabras.

            - sí! ¡Yo te quiero! ¡No te dejaré nunca, Nick!  – lo abrazó fuerte, sollozando, aunque no entendía bien lo que pasaba tenía claro eso, y aunque no quisiera pensar en el futuro y sus consecuencias, estaba segura que el presente quería vivirlo con Nick, apegada a él.

            Judy deslizó sus manos al rostro del zorro y lo besó ella esta vez, delicadamente, tímidamente tan al contrario de la brusquedad y pasión desenfrenada del zorro. Quería dejarle en claro que sí lo quería, que sí podía hacer esto, que sí lo deseaba.

            - te quiero – le dijo en un susurro en su boca, juntando su frente con la suya, mirándolo a los ojos, ya no lloraba.

            - …. – él trató de leer sus ojos, como si desconfiara, tan acostumbrado a ese mundo criminal en que el engaño y la falsa son cotidianas, no pudo evitar asegurarse, pero ¿quién podría dudar de ese pequeño rostro lloroso, temblante y sonrojado? La besó otra vez, abrazándola quizás demasiado fuerte para ese pequeño cuerpo – Judy… no permitiré que me dejes… aunque quieras hacerlo, esto es malo… de verdad… - trataba de controlar sus sentimientos, de no quererla tanto pero era imposible, ojalá pudiera controlarlo, ojalá pudiera no amarla pero simplemente no podía evitarlo, sus sentimientos de desbordaban a pesar de toda la racionalidad obvia.

            - está bien… está bien…

            Esa noche durmieron abrazados, al menos Judy que agotada simplemente cayó dormida al rato, tras unas suaves caricias de parte de Nick, que la arrullaron. No fue fácil para el zorro cargar a la conejita a su cuarto, acostarla en su cama, tratando de controlar los horribles deseos de besarla, apretujarla, lamerla… quizás algo con lo que luchaba horriblemente de pensar: saborearla.


CONTINUARÁ