Cap 4:
Senpai no tuvo tiempo para descansar pues sintió los dedos de Morinaga luchando por entrar en su trasero.
- Ah! Qué haces, animal?! Acabo de… ¡ah! – trato de librarse, pero Morinaga no lo dejó escapar, rápidamente metió los dedos de su otra mano en su propia boca para humedecerlos y probó otra vez, éstos sí lograron entrar del todo, con dos dentro, Morinaga comenzó a moverlos mientras con la otra mano volvía a masturbar al senpai.
- no! espera! Ah!... dios no! espera! – extrañamente senpai se abrazo al cuello de morinaga, y temblando se hundió en su cabello “por qué…? Por qué me abrazo a él… si es él que me provoca esto…? esto… tan desagradable, tan humillante…!”.
Los dedos se hundieron más aun, y Morinaga una vez más empezó a chupar sus pezones, mordisquearlos y lamer su pecho que ya estaba adolorido. Los dientes de senpai comenzaron a sonar fuertemente en su temblor, mientras que el resto del cuerpo sufría de leves espasmos cada pocos segundos.
Su pene otra vez estaba erecto, y el de Morinaga aun más, ya húmedo por completo por su liquido preseminal (que próximamente serviría de lubricante).
Pero de pronto, para sorpresa de senpai, el cuerpo de Morinaga cayo en seco una vez más a la cama, pesadamente, sus dedos dejaron su pene y su trasero, sus labios se despegaron de sus tetillas, y tras un gran suspiro terminó su cabeza contra la almohada, mirándole agotado, sonrojado, con gotas de sudor cayéndole vivamente por la frente, y saliva corriendo por sus labios y mentón.
- ah…ah… - respiraba agitado, estar inclinado, doblar su cuerpo así todo ese rato fue demasiado para él (que si hubiera estado bien no sería nada).
- ah. – senpai atónico lo quedo mirando, no se lo esperaba, él mismo estaba demasiado sumido en lo que… hacian.
- Perdona… tendrás que seguir tu… - respondió ante su reacción, como un susurro, Morinaga.
- …. eh… - era obvio lo que seguiría, lo que tenia que hacer, lo que sus cuerpos querían, pero aun así, a esas alturas, para senpai era difícil continuar.
Senpai sentía ese cosquilleo en su ano (deseo de contacto), la humedad….y el pene latiendo de Morinaga debajo del suyo, presionando el suyo…
- e-está bien… - susurró senpai mirando hacia otro lado - estaba completamente rojo, y el sudor de su frente ya había llegado a su mentón; a pesar de la vergüenza y casi humillación que sentía, el deseo era demasiado fuerte para detenerse.
- ….. – Morinaga sonrió entre suspiros de excitación, honestamente, senpai lo estaba haciendo esperar demasiado, por lo que puso sus manos en sus muslos con ánimo de apresurarlo, éste brinco y lo miró algo asustado.
- pronto, senpai… - suplicó Morinaga – la sonrisa ya parecía ser forzada tratando de cubrir su excitación.
Senpai se movió como en un transe, no pensaba en nada mientras su cuerpo actuaba casi por si solo. Bajó nuevamente la mirada, y poniendo sus manos en el vientre de Mori se apoyo para levantarse y “bajar”. El meterlo al principio era lo más difícil, sabía que a lo demás poco a poco… se acostumbraría.
Su mirada perdida se fijó solo al sentir la penetración.
- nnn!...nn… - primero la punta, justamente el glande era más grande por lo que el inicio seria lo difícil – ah… - gimió sin querer. “¿qué estoy haciendo? ¿qué estoy haciendo?” repetía una y otra vez en su mente, mientras miraba al techo sin verlo, y sentía que alguna gota de sudor de su cara caía en su pecho, enfriándolo.
- ah… - gimió por su parte sin vergüenza Morinaga – espera… - cogió su pene para ayudar.
Siguió bajando, ya estaba la cabeza dentro, ahora debía prácticamente “deslizarse”…
- nn…mm! – senpai con los parpados apretados y mordiéndose los labios, sintió una nueva gota de sudor caer por su mentón junto con un escalofrió que lo recorrió por completo, que no sabía si era agradable o desagradable - ah… q-quema… - su mente estaba más vacía que nunca, como si estuviera hipnotizado, hacía todo casi sin tomar conciencia, por más que se preguntaba qué hacía, no podía contestarse, no quería ni tenia fuerzas para hacerlo.
- …. – con respiración agitada, Morinaga echó algo de saliva en los dedos de su otra mano y humedeció más su pene, mientras que la otra mano lo sostenía para que la penetración fuera más efectiva.
La saliva ayudó, pero senpai no lo reconocería y aunque se dio cuenta de lo que había echo morinaga, fue fácil ignorarlo con su mente en pleno transe.
Tras lubricar su pene, esa mano se posó en uno de los muslos del senpai, que riendo motivar el movimiento hacia abajo que tanto deseaba del trasero de senpai, hasta que sus dedos quedaban marcados en su muslo, en su cuidando de que senpai no se detuviera del todo para no volverlo loco; y mientras éste bajaba, él deslizaba sus dedos de su pene hacia abajo hasta finalmente soltarlo, no había entrado todo, pero era suficiente para que no se saliera con el movimiento, ya entraría más tarde lo demás.
- ah! Ah…! – Gimió profundamente (sin darse cuenta) senpai, apretando los parpados y con la cabeza algo para atrás, aun no se movía, pero ya se sentía en la nubes (o en el infierno), un horrible dolor quemante lo embriagaba, mientras su próstata suplicaba un contacto más profundo, y su pene más todavía, ya que había sido ignorado por completo hace un rato.
Morinaga clavó sus ojos cansados y excitados en senpai, absorbiendo la escena, senpai se veía tan hermoso, sumido en su propio placer, como si volará sobre él…
- ya… muévete… por dios muévete! – dijo Morinaga casi sin pensar, arrastrando la voz, desesperado y lleno de impotencia, ¡como desearía aniquilar a senpai con sus caderas ahora mismo!.
- Nn! Nnn… - senpai aun no podía abrir los ojos, era como si el hecho de estar penetrado lo imposibilitara a hacerlo, al menos ahora que no se movía.
Pero extrañamente, al oír la petición de Morianga, obedientemente comenzó su intento de moverse mientras echaba su cabeza hacia delante casi pegando su mentón a su pecho, subió los hombros tensando todo su cuerpo; parecía como si quisiera encogerse.
Se movió primero un poco, aun teniendo su pene dentro de él, solo removerlo.
- ahh! – ya fue demasiado para él, suficiente para que apretara su trasero que había relajado con esfuerzo antes para penetrarse.
- Ah! No… no aprietes… no tanto… - pidió Morinaga, pero senpai no lo oía.
Ahora un poco más fuerte, de arriba hacia abajo, pero muy poco.
- nnn!! – curiosamente el movimiento fue constante, senpai estaba embriagándose de la sensación, ese vaivén era adictivo, pero le costaba acelerarlo, pues esa sensación lo paralizaba sin poder continuar, claro, estaba acostumbrado que Morinaga le hiciera todo mientras él estaba inmerso en aquello.
Y era extraño, porque él deseaba moverse (aun si no era siquiera capaz de verbalizarlo en su mente) lo que creaba una extraña nueva tortura, además del mismo placer que ya era tortuoso, el desear más, y por el mismo placer no poder tenerlo, lo estaba volviendo loco.
- ah! Ah! – senpai comenzó a gemir con casi completa soltura, a pesar del movimiento aun leve que causaba con sus caderas. Sus cejar se movían como si fijarán el grado de sensaciones que sentía, pero el dolor y el placer se confundían tan fácilmente, que el desorden en su rostro era difícil de descifrar.
- dios senpai! Más rápido… me… me volveré loco! – gritó Morinaga, tratando de acelerar sus caderas con la ayuda de sus manos, y echando la cabeza hacia atrás en golpes contra la almohada, cuidando a la vez no perder de vista a su senpai.
Senpai entonces se dio cuenta de “todo” (el grito de Morinaga fue suficiente), abrió los ojos al fin y se vio a sí mismo sobre Morinaga, en esa vergonzosa posición, y además saltando! gimiendo!
Ambos compartieron una mirada confundida entonces, de inmediato, sumándose a la de senpai una pequeña dosis de terror; y paró el movimiento en seco, para dolor de Morinaga que además de la perturbación por la acción repentina de senpai lo seguía mirando con ojos ansiosos, excitados y cansados, con su rostro sonrojado y sudando, con respiración agitada (que reflejaba ese gran pecho debajo de él, que se movía mientras minúsculas gotas de sudor le resbalaban)… todo eso vio como un flash senpai, lo que fue peor.
- no… no… - susurró éste último.
- Eh? – Morinaga por un momento pensó que senpai se iría corriendo aterrado.
- NO MIRES! No ahora! no! – y le tapó los ojos con una mano casi como un golpe, inclinándose un tanto sobre él y por tanto, penetrándose un poco más, lo que provocó un estremecimiento en ambos pero por la “circunstancia” del momento la ignoraron (cosa que antes hubiera parecido imposible).
- ah – Morinaga como reacción natural por la sorpresa la tomó.
- NO! -gritó senpai – cogiendo ésta, y sosteniéndola de la muñeca, la clavó en la cama, al lado de la cabeza de Mori.
(Está de más señalar que todas estas acciones del senpai eran completamente irracionales).
- Pero senpai… quiero verte – suplicó Morinaga, su voz excitada sonaba extrañamente sumisa.
- No! no quiero que me veas así! – una mueca de horrible vergüenza (pero no culpa) tenía el rostro de senpai.
- Entonces… te tocaré – sentenció de pronto con voz seria Morinaga, tomando el pene de senpai con su mano libre.
- Ah! No toques! – senpai aun alterado trato de removerse para librarse.
- No huyas - Morinaga apretó el pene con su mano provocando algo que senpai no logró distinguir como dolor o placer, su pene estaba tan sensible y deseoso de atención que cualquier estimulo por parte de Morinaga lo sentiría fuertísimo. No pudo echarse para atrás, no pudo huir, con el pene de Mori aun adentro de él y su pene siendo tomado por éste, estaba completamente atrapado.
Era una escena extraña, no se podría decir quien apresaba a quien, tal vez… en realidad no había un verdugo y un torturador, talvez ambos, eran cada uno a la vez.
Morinaga con fuerzas que creía ya inexistentes hasta ese momento (milagros del sexo) comenzó a mover lo que más podía sus caderas, logrando crear un ritmo más o menos acelerado, y con esto entrar más en senpai (su próstata ya estaba a mil).
- ah! No! ahh! – senpai de inmediato se sumió en la sensación doble: su pene siendo masturbado y ser penetrado a la vez, ambos era demasiado. Pero a pesar de esto su cuerpo colaboró sin que él se diera cuenta, siguiendo el ritmo de las caderas de Morinaga, mientras su mano derecha apretaba más su muñeca y la otra presionaba más contra sus ojos, acción que curiosamente le resultaba estimulante a Morinaga.
La vergüenza y el terror de senpai se perdieron en ese vaivén, en ese sube y baja cada vez más acelerado; sus pensamientos volvían a nublarse, mientras su cuerpo se retorcía por más sensaciones, desagradables o agradables, parecía que ambas contenían el placer tan anhelado.
- Ah! Espera! No… no puedo tanto! – gemía senpai en suplicas incoherentes e inconscientes.
- Salta más! Por favor! – suplicaba igualmente por su parte Morinaga.
Pero a pesar de esta aparente falta de comunicación, sus cuerpos se comunicaban y complementaban de maravilla.
Llegaron al punto en que los dedos de senpai estaban marcándose en la muñeca de Morinaga mientras éste luchaba por mover más fuerte sus caderas a la vez que apretaba y movía más rápidamente el pene de senpai.
- Ah!! NN!! – senpai estaba ebrio en ese vaivén, había comenzado a dañarse el labio inferior por mordérselo.
Pero los gemidos de Morinaga lo despertaron de este transe, abrió los ojos y lo vio: estaba debajo de él, su gran pecho se movía acelerado mientras sus labios rojos por el rápido ritmo cardiaco arrojaban suspiros y gemidos bajos. Sus mejillas rojas se veían aun si se tapaban un poco por la mano de senpai en sus ojos.
Entre gemidos lo miró con detenimiento por primera vez durante el sexo, se sintió libre de hacerlo porque Morinaga no podía ver lo que hacía, y entre medio de ese placer embriagante, lo que quedaba de “estar haciendo un acto vergonzoso” se perdió en la visión de este Morinaga cansado, excitado y sumido por su parte en un placer profundo; pero no llegó a más, Morinaga se estremeció de pronto, sus dientes se apretaron y sus caderas se movieron como nunca, alcanzando por completo la próstata de senpai haciéndolo dar un profundo gemido (por 25% de dolor) que lo hizo cerrar sus ojos a la vez, pero volvió a abrirlos de inmediato, no quería perder la imagen de Morinaga (aunque no lo sabía). Morinaga aceleró su respiración y sus caderas, mientras apretaba más el pene de senpai, y lo movía más rápido.
- ahhh!!! Aaayyy! – ese placer doloroso que sentía senpai era inequívoco, pronto llegarían, era inevitable, le dolería, le humillaría pero no podía pararlo, y entre más lo aguantaba peor sería, aumentaría su fuerza, lo aniquilaría.
- M-me vengo! Senpai! – lo llamaba Morinaga, tratando de soltarse de los agarres de senpai, pero éste (ya sea planeado, o por el placer tortuoso) lo sostenía demasiado fuete como para dejarlo ir.
La mano atrapada de Morinaga se abría y se cerraba como si así pudiera alcanzar el cuerpo de senpai que tanto deseaba estrechar, y su boca se lleno de agua queriendo saborearle, pero la única mano libre que tenia no podía separarse del duro pene de senpai, como un imán lo tenia apresado tan fuertemente como las manos de senpai lo tenían apresado a él.
Y mente en blanco.
Senpai no pudo aguantar más, como una clavada, como un rayo atravesó ese orgasmo todo su cuerpo, quemándole el vientre atravesando su pene dolorosamente, sus testículos se comprimieron en un sobreesfuerzo de eyacular contra la presión fuertísima que la mano de Morinaga provocaba, mientras su trasero era quemado y tiritaba como una parte separada de su cuerpo apretando el pene de Mori causando que se retorciera debajo de él, y por último, su próstata estaba completamente en contacto, tanto era doloroso.
Todas estas sensaciones fueron suficientes como para que senpai no se diera cuenta que su mano, la que sostenía la muñeca de Mori, se había deslizado a su mano, los dedos se entrelazaron y se tomaron con fuerza, dedo a dedo, apretaron tanto esa unión que los huesos dolieron al presionarse con los del contrario, pero no se dieron cuenta, ese era uno de los muchísimos estímulos y sensaciones que sentían en ese orgasmo, que se podría decir, fue más largo de lo normal.
Cuando éste acababa, senpai se inclino hacia delante, casi cayendo, topándose con los labios de Morinaga y besándole, esta acción fue la más curiosa de esa velada, pues esta caída fue tan sincronizada que termino en ese suave y profundo beso, ¿cómo sabían donde estaban los labios del otro? ¿Cómo cuidaron el no chocar bruscamente en este movimiento aventurado? Sus cuerpos, en ese momento cuando la mente no existe y solo están los instintos, busca al otro cuerpo y de manera milagrosa siempre lo encuentra.
Se besaron lo que pareció largamente, aun sufriendo el orgasmo, y las secuelas de éste, el dolor de sus zonas genitales por la fuerza sobreexigida, y la presión que ambos se provocaron (sea por la mano de Mori, sea por el trasero de senpai); los labios se masajearon mutuamente, como queriéndose hundir en el otro, como si se comieran con deseo pero a la vez con agotamiento físico, los labios del senpai luchaban por desbocar toda la pasión que tenían y que solo podían expresar en ese momento en los labios de Morinaga, como un último acto de vida, de pronto parecía como si nunca fuera a dejar esos labios, como si se fuera a quedar ahí para siempre, con la mente semi en blanco, sumido en ese estado embriagante y doloroso post-orgasmo, en que todavía se tiene pasión y deseo, y contradictoriamente ganas de sumirse en el cuerpo del otro, perderse en el otro, como una forma pasiva de descanso placentero.
En esas exquisitas sensaciones estaba nuestro senpai, cuando de pronto se dio cuenta de que Morinaga no movía sus labios (su mente semi en blanco parecía ser capaz de sí razonar cosas como “esas” en “estos” momentos).
Senpai se echo hacia atrás torpemente, con las cejas arqueadas pero ojos relajados, con sonrojo y sudor aun palpables en su cuerpo (sin contar la respiración levemente acelerada). Miró a Mori.
Con los mentones aun rozándose, senpai vio que Morinaga se había quedado dormido en medio del beso.
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Perdón la demora! Ya saben, comentarios y ánimos a:
n_n/ gracias por todos sus correos!!!