Hola! Siento la horrible demora, anduve viajando (ya verán las compras que hice *_*) y aparte de eso, entre salida y salida, este cap me salio un DRAMON!! Por lo que demoré más en hacerle mil arreglos, espero que haya quedado bien con tanta metida de mano xD. Que lo disfruten, presiento que se acerca el final, pero aun así sé que continuaré escribiendo más de está hermosa y sexy pareja *////* jojojoj
Cap 7:
Después de que senpai se fue a su habitación como una bala, Morinaga se quedó en la cama, por supuesto que no iba a poder dormir, solo quedo abrazando su propio vientre sintiendo ese vértigo que le partía el cuerpo…
“¿Qué estoy haciendo?” se sentía como un completo idiota, acababa de tener sexo con senpai y a la mañana siguiente éste le decía “apártate!” y con ese rostro tan entumecido e incomodo… ¿qué rayos significaba eso? ¡Senpai mismo se lo había propuesto! Incluso en esas circunstancias, se arrepentiría después?
¿Qué carajo esperaba? Senpai parecía que no iría a cambiar nunca, que siempre viviría arrepentido de lo que tenían, si es que tenían algo… y el dolor agudizó… lo amaba como un loco, literalmente como un loco, no podía dejar de amarlo aun si se lo proponía… y solo se estaba torturando lentamente en esta convivencia, en estos extraños deslices que tenía senpai con él, o que él le obligaba a tener.
Sus ojos comenzaron a humedecerse. No quería llorar, estaba tan cansado, y aun sentía el aroma de senpai en su cama lo que le hacia sufrir más, sentía esas ganas de volver a abrazarlo y el no estaba, solo sentía lo grande que era su cama, su ausencia, sin importar cuanto lo deseara y amaba senpai no estaba ahora en su cama, se había ido, exaltado, aturdido, arrepentido de su lado… que podía hacer? ir a llorarle a la puerta de su cuarto? Golpear, llamarlo como había hecho tantas veces? Cuánto podía seguir así? Matándose de a poco? Sacrificando lo que le quedaba de juventud en algo que no iba a nada… ¿Qué? Qué eran esos pequeños logros autoconvencidos que según Morinaga senpai había tenido…? Deslices de cuerpo? Eyaculaciones? Cuanto pesaban sus eyaculaciones?! Tener su cuerpo no significaba nada a estas alturas, y él lo sabía…
Volteó a ver su reloj despertador, eran las 11:30, a las 12 debería ir a preparar la comida, este hecho tan realista lo sacó de sus pensamientos, tenía cosas que hacer, ya no era un jovencito como de antaño que lo daba todo por la persona que amara, luchando contra su familia, contra un pueblo entero como lo hizo por Masaki, ya no podía hacer eso, era demasiado mayor para algo así, pero parece que era parte de su personalidad enamorarse de hombres que terminaban haciéndolo sufrir de esas maneras, destruyendo todo el mundo que había comenzado a levantar de apoco, de pronto se enamora y todo se desmorona…
Se dejó caer en la cama una vez más, miró el techo, el olor a senpai estaba en todas partes y su cuerpo desnudo aun podía sentirlo. Levantó su brazo buscando su cicatriz, la que le recordaba el primer beso que senpai le dio por las buenas… la acarició con su otra mano… que más podía dar por él? Había incluso ya arriesgado su vida casi dos veces…
Ante tantas crueles realidades… Morinaga se daba cuenta que penosamente estaba tratando de obligar a alguien a enamorarse de él, sea a base de sexo, sea a base de eternas atenciones para con senpai, pero el amor no era algo que podría obligarse a sentir, Masaki se lo había enseñado, y él simplemente había decidido olvidarlo para no ver su penosa situación.
Dio un largo suspiro, una lagrima rodó por su mejilla cayendo al colchón, en este último tiempo no hacía más que llorar, se la limpió, se levantó y se vistió, yéndose a preparar la comida sintiendo aun ese dolor en el estomago, tenía cosas que hacer, debía estudiar y las cosas de la casa estaban atrasadas… y senpai… que haría él? Se haría el desentendido? Casi ya no le importaba, quería que el sufrimiento agotador que sentía, ese poco intenso y tortuosamente prolongado explotara de una vez, que otra vez quedara todo destruido y empezar nuevamente saltándose el horrible duelo de meses en que se sumiría… pero a la vez no podía desear esto… amaba tanto a senpai, que incluso el terminar la nada que tenían le provocaba tanto dolor, incluso más que el que sentía en su corazón en ese momento.
No sabía qué hacer.
Senpai había quedado en el comedor, frente a ese plato vacío, ahora nuevas preguntas venían a su mente: ¿qué significaba la conducta de Morinaga hace un momento? fue alguna clase de broma? Un reproche?! quería agarrar a Morinaga a gritos y golpes…! Siempre lo confundía, perturbaba su paz, el equilibrio en que había vivido durante años, de pronto él aparece y todo lo desmorona…
Senpai trató de pensar con claridad mientras miraba el plato vacío, maldijo su mala suerte, el que su único amigo tuviera que ser gay y para más remate tenía que enamorarse de él! Es cierto que al principio siquiera creyó en sus sentimientos, pensó que podía ser un mal entendido simple, confundiendo amor con amistad, como sucedía con su hermano (conclusión a la que había llegado después de muchos cigarrillos tiempo atrás) y siquiera lo creyó después de que Morinaga fue capaz de hacerle aquella… “cosa” hace casi un año, entonces simplemente pensó que era un pervertido… al final, qué es ser gay? Senpai no podía pensar más que en una extraña perversión sexual el serlo, pero… amor? No, amor no puede ser, como puedes amar a otro hombre?! Es decir, no es que él sea un caza nova, en realidad, nunca a estado con una chica… “nunca tuve tiempo siquiera de pensarlo, de pequeño solo traté de cuidar a mi familia, y cuando llegué a la universidad me concentré en mi trabajo… solo mi familia y mi investigación me importan…” pero todo había cambiado desde que Morinaga apareció, justo entonces toda su familia, e incluso su hogar se había alejado (en el caso de la casa, destruida) Kanako se había ido fuera del distrito e incluso Tomoe se había ido del país (y con un hombre lo cual era peor!), y de pronto terminó sin darse cuenta viviendo con Morinaga… “el pervertido…” se lo decía pero no se lo creía en verdad, sabía por dentro que si bien Morinaga era un maniaco sexual, tenía un fundamento sentimental para serlo: amor (fuera de que senpai lo aceptara o no).
Pero, y qué era de él? Cuál era su razón? Cómo pudo hacer eso anoche…? Siquiera verbalizado en su mente senpai se hizo estas preguntas “bueno… es una reacción física… es normal… soy hombre después de todo” pero por supuesto sabía que esa no era buena respuesta, ser hombre solo mostraba lo raro que era hacer eso!
Meditando y meditando… senpai se dio cuenta que nunca había tenido una sexualidad activa, es decir, una vida sexual o cosa por el estilo, como se fijó antes siquiera había pensado en tener novia, creía casi como un presentimiento que alguna vez conocería a alguna chica, se casarían, tendrían hijos y etc., que eso iba a llegar en algún momento y punto, no le importaba cuándo ni cómo o poner algo de su parte, le importaba cuidar a su familia y su trabajo, lo demás llegaría solo, y eso, siquiera era planeado, era una simple impresión, como algo “natural” para él.
Y sobre el sexo… lo cierto es que nunca lo había hecho con una chica, alguna vez en la secundaría se le habrá declarado una o dos (tal vez más pero esas cosas él las olvida) pero la preocupación por su familia era lo que más le importaba, ir a buscar a Kanako a su colegio, ir con Tomoe de vuelta a casa, estar siempre con ellos mientras su padre viajaba por el mundo como buen biólogo… Además… nunca había sido bueno con las relaciones en general, de ningún tipo, honestamente.
Siquiera la masturbación era algo que él hiciera! Cuando lo hacía era prácticamente una molestia, prefería no tener que hacerlo pero si tenia que suceder, lo hacía de mala gana “maldita reacción biológica de adolescente”, pero desde que ocurrió aquello con Morinaga… todo eso había cambiado, era como una explosión de testosterona! La sexualidad que nunca había vivido en esos 25 años le venia acumulada y con intereses! solo porque ese idiota pervertido no paraba de acosarlo y hacerle cosas raras… “maltita sea… qué me ha hecho?!” imágenes de los ya tantos encuentros que habían tenido vinieron a su mente, sombras borrosas que lo hacían temblar, sentir escalofríos… “qué, qué era? Qué es…?” la cara de Morinaga sobre él, su voz llamándolo… era tan fácil dejarse llevar, solo debía cerrar los ojos y Morinaga fluía por él con tanta naturalidad, y cuando de pronto sentía esa incomodidad, ese dolor, el arrepentimiento… era demasiado tarde, Morinaga lo sostenía en sus brazos obligándolo a no detenerse para sumirlo en algo más increíble de lo que hasta ese momento estaban haciendo… estaban haciendo… “no! yo no…!” con las manso en su cabeza, el plato tiritaba por el temblor fuerte del cuerpo de senpai, no había llegado a ninguna conclusión… algo le pasaba, es cierto, pero aun no sabía qué.
- senpai?
- Ah!
CRACH! El plato se había roto contra el piso, senpai ante la sorpresa de oír a Morinaga se había levantado tan de prisa por la sorpresa que el plato cayó inevitablemente al piso. Morinaga lo miraba sorprendido… pero más se sorprendió senpai cuando vio como vestía éste, que en realidad no estaba vestido, tenía una toalla envuelta en su cintura y una pequeña suelta sobre su cabeza, senpai se sonrojó por la visión (ya que justamente estaba recordando cosas acaloradas en primer lugar) mientras Morinaga lo veía preocupado ya que sin importar a cuantas conclusiones había llegado anteriormente, no podía evitar preocuparse por senpai como todo un atento enamorado.
- ¿Estás bien? Qué pasa? – Morinaga se acercó un tanto.
- Ah – senpai retrocedió otro y bajó la cabeza.
Morinaga paró secamente.
- …. – lo miró, sintió el vértigo en su estomago otra vez, bajó la mirada; se arrepintió de haber hecho eso de “haberse lavado las manos” una maliciosa venganza para cobrar sus lagrimas de aquella mañana (aunque inconcientemente, un desesperado intento para que senpai no se hiciera el olvidadizo con lo sucedido – lo siento… no tengas miedo, no iba a hacer nada… – y la tristeza volvió a sus ojos, se vio a sí mismo medio desnudo, senpai tendría miedo, mejor irse – vendré a recoger desp-
- No! no tengo miedo! – senpai lo miraba alterado, le había costado decir esas palabras pero al darse cuenta de lo que pensaba Morinaga pudo decirlo en un acto de euforia – es decir… - volvía a su rasocinio común mientras Morinaga lo miraba atento esperando inconcientemente alguna muestra de amor en esas palabras aun si había decidido ya no esperar más - claro que me… asusto un poco – bajó la mirada y tembló - pero no es que te odie o algo así… solo… que es raro para mi…. – no sabía bien a que se refería ni él mismo, en verdad estaba hablando de la “relación” que tenía con Mori y no se había siquiera dado cuenta; ese plato roto había dado pie para hablar algo mucho más profundo de lo que se hubiera esperado.
- …… - Morinaga lo miró con ojos brillantes, pero se sacudió un tanto la cabeza, no, no podía volver a lo mismo, cuántas veces senpai había dado pequeños pasos como este para después ser todo como… siempre, como si no hubiera dado ninguno - ….. yo…. – bajó la mirada igual que senpai – limpiaré después, déjalo ahí, no te cortes…. – y se fue.
- Eh? – senpai lo vio irse, una espalda que se alejaba, donde aun pequeñas gotas le caían desde su cabello; oyó la puerta cerrarse, y seguía de pie ahí, sin comprender, la verdad, siquiera tenía pensada una reacción de parte de Mori, pero sabía que tampoco esperaba una como esta.
Oyó una puerta cerrarse. Y seguía de pie ahí, sin comprender.
Pero al momento sus pies se movieron por sí solos, en su mente estaba solamente el desconcierto y la preocupación que le causaba esa espalda alejarse… alejarse y perderse. “NO!”. De pronto se encontró frente a la puerta de Morinaga.
- Abre! Morinaga abre la puerta! – golpeaba con desesperación, como esa vez en que Morinaga desapareció y no pudo resistir el golpear una y otra vez esa puerta a pesar de saber que no iba haber reacción del otro lado – abre! Morinaga abre!
Del otro lado, al contrario de aquella vez, Morinaga estaba de pie apoyando la espalda húmeda contra la puerta, y sus uñas presionando la madera, apretaba los dientes y sus parpados, aguantando no abrir la puerta, aguantando ignorar al ser que más amaba en el mundo “qué… qué hace? Por qué haces esto senpai?” siquiera le salía la voz, sabía que si senpai continuaba golpeado su puerta y llamándolo con esa voz tan desesperada, no aguantaría más, le abriría la puerta, y lo besaría como un loco, significaría para él que senpai lo quiere, aunque sea un poco; se ilusionaría, lo sabía, era tan fácil ilusionarse, más que luchar contra sus propios sentimientos.
- Morinaga! ábreme! Ábreme! – en la mente de senpai solo estaba la desesperación del rechazo de Morinaga hacía él.
- … detente… - un pequeño susurro se oyó del otro lado de la puerta. Senpai al principio no lo oyó, pero el segundo sufriente “detente” lo oyó claramente - … por favor…
- Mori… - detuvo los golpes. La verdad era que Morinaga casi había llegado con el corazón destrozado a su habitación, y que senpai lo hubiera seguido hasta ahí era la gota que recalzaba el baso…
Senpai se asustó, pasó su mano por esa puerta, como si por instinto supiera que Morinaga estaba pegado a ella del otro lado.
- Morinaga ábreme. – dijo ahora sereno, una extraña convicción lo envolvió, aunque no tenía idea que iba a hacer cuando esa puerta se abriera, o tal vez lo sabía su corazón antes que su mente.
“Se acabó…” Morinaga se dejó caer al piso, deslizándose por la puerta, quedó sentado con la cabeza baja, la toalla de su cabeza cayó al suelo “se acabó… no puedo luchar más”. Se echó hacía delante, se arrodilló “va a aniquilarme… y no puedo luchar contra eso…”. Se dio la vuelta completamente resignado, y abrió la puerta de rodillas.
- Morinaga… - senpai lo vio, completamente entregado al sufrimiento del que sabía no iba a escaparse, porque senpai no lo amaba o nunca lo recocería, Morinaga presentía que senpai iba a vivir en una confusión absoluta, hasta que conociera una chica… y se iría, mientras que su egoísmo lo obligaría a permanecer a su lado.
Su cara era casi pálida, y vacía, como si hubiera gastado todo el sufrimiento que podía sentir, y ahora solo le quedaba ser victima de algo inevitable.
- ….- no decía nada, siquiera podía ver a senpai, con la cabeza baja solo esperaba lo que vendría, sea lo que sea, no podría rechazarlo.
- Morinaga! – senpai al verlo así también no soportó más, se agachó y lo abrazó. Pero Morinaga no reaccionó, no sintió amor, solo una punzada, como si le estuviera rasgando el corazón con ese abrazo. Cerró los ojos, aceptó ese doloroso sentimiento, no pudo abrazar a senpai, sus brazos le pesaban.
- ….. “¿Qué estás haciéndome…?”
- ...Está bien, Morinaga… – su voz estaba entrecortada, aun no entendía bien lo que decía, ¡pero quería decirlo! – está bien… yo lo acepto… lo acepto…
- eh?... – era como si nada fuera real, no podía comprender lo que senpai le decía, tal vez porque creía que ya nada de lo que le dijera cambiaria la situación.
- Lo acepto! – puso una mano en cada mejilla de Mori, alejándolo de su abrazo para mirarlo a la cara – está bien… está bien… – lo miraba con desesperación, mientras que Morinaga lo veía confundido con una mirada aun algo vacía - no me mires así! No… con esa mirada tan triste, Morinaga! – y lo besó. Con desesperación, con angustia, como nunca lo había besado; cerró los ojos, estiró sus labios, apretó sus manos en cada mejilla obligándolo a presionar sus labios contra él de una forma brusca, con tanto miedo… de perderlo, sea su compañía, sea su actitud para con él, sea lo que sea que tenían.
Morinaga tenía los ojos entreabiertos, ahora brillaban un poco aunque no había podido comprender lo dicho por senpai, ¿Qué significaba? Qué era…?
- …no… - gimió en la boca de senpai, el aliento de sus palabras entraba un poco en su boca – basta… tienes que… parar esto… - cogió sus manos, las bajó de su cara, susurró cortadamente, sin poder mirar a senpai, que lo miraba a su vez sorprendido y acalorado – debes detener esto… porque yo… no puedo detenerte…. – hubiera llorado si no hubiera gastado ya tantas lagrimas – yo no puedo parar… páralo tu! Páralo tu! – y apretó sus manos en las suyas con rabia y pena.
- … está bien! Te digo que está bien! No lo entiendes? – librándose de su agarre lo cogió de los hombros con algo de impotencia y miedo – yo lo acepto!
- …. Qué es eso…? Qué aceptas…? Que significa eso?! – Morinaga se levantó de pronto del piso, apretó más su toalla de su cintura, había cambiado su rostro, ahora veía a senpai con una mueca de enojo extraña, porque contenía también tristeza.
- Ah… - senpai arrodillado todavía, vio a Morinaga mucho más grande, por lo que le pareció ver más enojo que pena - …… - bajó la mirada, su boca aun sensible por el beso dado a Morinaga se mantenía semiabierta, atontada. ¿Qué significaba? La verdad… no lo tenía claro, solo no quería que Morinaga sufriera, no quería perderlo… pero tal vez… solo le hacía daño? – Morinaga – lo miró otra vez y se levantó, senpai tenía una mirada entre seria y asustada – significa… significa… - no podía decirlo porque aun no lo comprendía, solo tenia el sentimiento, pero era tan difícil comprenderse a sí mismo.
- ¡Basta! ¡Vete! – dijo tenso, apretando los ojos “para de lastimarme! Me estas matando!” quería gritarlo, pero no quería darle más vueltas melodramáticas a la situación, estaba arto de eso, volteó su cara – vete! Ya déjame! …. por favor… - se quebró, pero tenía que aguantar! Apretó sus puños, y retrocedió unos pasos como si temiera al hombre al que acababa de gritar.
- No… Morinaga – otra vez ese miedo… - no, Morinaga – se acercó a él como un impulso, y de forma sorpresiva hasta para él lo volvió a besar, con miedo, mucho miedo, quería hacerlo perderse a él y a sí mismo en ese beso, olvidar todo, y que Morianga por ese beso continuara siguiéndolo como siempre lo hacía.
- No! déjame! – trataba de apartarlo, pero no tenía fuerzas, y senpai continuaba besándolo con desesperación, mientras que Morinaga se resistía apenas poniendo sus brazos en el pecho de senpai sin incluso tocarlo – maldita sea! – decía entre sus labios… - no sabes… no sabes… - lo miró a los ojos, senpai sintió su mirada abriendo a su vez los suyos delatando en su mirada miedo y tonto pudor – no sabes cuanto te odio… y como… como te amo! – lagrimas nuevas que creía acabadas volvieron a surgir – yo quería alejarme! Dos veces lo intenté! Y no me dejaste! No me dejaste marchar!!! – lo abrazó, mientras senpai continuaba asustado y desesperado – ahora… AHORA CÓMO SE SUPONE QUE DEBO DEJARTE?! NO PUEDO UNA TERCERA VEZ! ME MATARÍA! dios mió… - lo abrazó tan tan fuerte que a senpai le dolió el cuerpo, Morinaga lloraba, estaba devastado, sabía que no podría hacer nada, que ese hombre lo destruiría todo y ya no podía escapar.
- Está bien, está bien – senpai lo abrazó a su vez, le acarició el cabello desesperado – te dije que yo… que yo aceptaré… - no podía verbalizar qué era lo que “aceptaba” todavía, pero no podía parar de decirlo – lo acepto así que… quédate… - lo dijo ya como súplica llevándolo a su cama aun en ese abrazo, lo acostó, pero Morinaga no lo soltaba, llorando y llorando – no llores más, no llores – senpai no sabía que hacer, se dejó llevar por los brazos desesperados de su ayudante acostándose a su lado.
Morinaga se aferró fuertemente al cuerpo de senpai, su respiración era desordenada, estaba completamente alterado y senpai no sabía qué hacer, trataba de pensar una solución, una forma de confortarlo pero era tanto el impacto de la escena que no podía pensar en nada más que en abrazarlo tan fuerte como el otro lo abrazaba a él.
Pasaron 5, 10 o incluso 15 minutos, en los que paulatinamente Morinaga fue calmándose, había dejado húmeda la camiseta de senpai con sus lágrimas, y éste no hacía más que abrazarlo y absorber a su vez parte de su pena.
- senpai… - una voz distorsionada lo despertó de ese trance – debes prometerme… - Morinaga al fin levantó el rostro del abrazo de senpai, era un rostro empapado y ojos hinchados y vidriosos, esa cara lastimó más a senpai que cualquier palabra dicha en esa velada – que… cuando encuentres a una linda chica… y quieras estar con ella…
- eh? - no podía adivinar a donde se dirigía Morinaga.
- Tendrás que dejarme… debes dejarme…. No puedes ser – y otra vez lagrimas – tan egoísta… debes dejarme… porque yo… *hic* no puedo dejarte, no puedo! – y lo abrazó otra vez, más fuerte que antes.
- …… - senpai estaba en shock, sintiendo el dolor del abrazo que le daba Morinaga, y el mismo dolor que éste sentía – Morinaga… no… no habrá ninguna chica… Morinaga – trató de hacerlo mirar sus ojos pero Morinaga se resistió – no habrá… - calló de pronto, se preguntó qué decía, y si estaba bien decirlo… finalmente, ¿no lloraba Morinaga así, no estaba sufriendo así por su culpa? Por todas las palabras dichas? Por toda la confusión que le daba? - ……..
- Déjame… prefiero que me lastimes de una vez y para siempre… a esta lenta tortura… - dijo Morinaga casi pensando en voz alta.
- ……… - senpai pestañó varias veces, como suele hacerlo cuando no pude comprender algo por lo impactante que es para él - …….. – no dijo nada, no pensó en nada, y abrazó más fuerte a Morinaga a su vez.
Si no podía comprender sus sentimientos ¿podría ser que éstos no eran verdaderos o demasiado fuertes? No era justo hacer sufrir a Morinaga así… por estar siempre confundido… por no ser claro ni con él ni consigo mismo mientras Morinaga se estaba desgarrando porque de verdad lo amaba.
“De verdad…” al fin, podía sentirlo y pensarlo, amor, amor de verdad, amor tan fuerte que llega a ser insano.
Y si era insano tanto para Morinaga y para él, acaso… senpai mismo no estaba siendo así? Insano? Loco? Destructor de sí mismo y de Morinaga…?
“entonces… yo también… como Morinaga….”
CONTINUARA. Prox cap LEMON!!!
Ya saben, comentarios y cartas de muertes a:
Muchas gracias por todos los correos que me han mandado, me anima mucho a seguir e inspirarme n.n.
Del próximo cap, ya escribí la idea al menos, para no demorarme tanto como en éste, lo siento otra vez por eso >->
Y ahora sí! pronto:
Gracias por leer! n.n/