Holo, qué tal? Tanto tiempo! Yo acá disfrutando de la
vida, lo cierto es que últimamente me he concentrado en hacer más grabaciones
para mi canal de youtube que igual se llama caetedeltecho por si alguien quiere
echarle una mirada, básicamente se trata de puras frikadas xD pero hace unos
días me dio por escribir otra vez de esta querida pareja, lamentablemente me
salió un fic demasiado oscuro, pero we… espero que les guste.
Está ambientado después de mi fic, y creo que haré
algunos one shots más, o más de alguno se alargará, siempre como continuación
del tomo uno de mi fic anterior.
Qué lo disfruten!
One shot I
Desde Morinaga
Las cosas han mejorado, al fin creo que puedo
relajarme, aunque… esto de sentir que soy feliz me asusta, ¿puede ser esto
demasiado bueno? ¿Algo malo pasará?
No sé cómo, pero he logrado dormir con senpai cada
noche, sea en su cama o en la mía, ya es costumbre dormir con él, no hay sexo
cada noche como me gustaría, claro, pero puedo dormir con él, abrasado a él.
- mnn hace frio - murmulla medio dormido, el invierno
ha sido más crudo de lo que pensaba, pero no es malo, eso hace que senpai se acerque…
- pon tus manos aquí - cojo sus manos y las pongo
debajo de mi piyama, en mi pecho - están frías…
- mmhh…
- tu nariz también - me acerco y lo beso, ya no tengo
miedo, no tengo que forzarlo, no tanto…
- mm… idiota, déjame…
Lo abraso, siento sus dedos apretando suavemente mi
piel, sus manos se deslizan a mi espalda, senpai ahora me acaricia, esto es una
caricia, verdad?
- senpai… podemos? - lo miró con temor, pero él con
sus ojos entre abiertos y el ceño algo fruncido hace un pequeño puchero inconsciente.
- otra vez? Qué bestia eres… - susurra con un tono
algo ronco por el sueño.
- lo siento - y lo beso otra vez, poniéndome encima,
él es tan lindo, y es mío, y lo tengo aquí.
- ah, no, me duele…
- te duele?
- sí, eres un animal…
- … senpai… - vuelvo a besarlo, lo acaricio, siempre
continúo, está bien, seré cuidadoso, no se lo haré tan fuerte, ya lo hicimos
ayer, y creo que antes de ayer también pero, no puedo soportarlo, es tan
hermoso, y lo tengo gusto aquí.
- nn… - beso su cuello, y una de sus manos acaricia mi
cabello, es la caricia más intensa que últimamente puede darme, creo que le
gusta mi cabello, antes, sólo en el momento de su orgasmo se aventuraba a
tocarme, pero era casi sin darse cuenta, ahora, me acaricia el cabello apenas
lo abraso. - ah! - abre las piernas y me pongo entre ellas, lo escucho
bostezar, y un extraño escalofrío lo recorre. - Mori… tienes eso?
Lo miro, está sonrojado, me mira casi enojado, tan
tímido aún ahora.
- ah, sí - se refiere al lubricante, ahora que lo
hacemos “más seguido” compré un tubo para no lastimarlo, senpai lo ha
agradecido a su manera. Pero ahora desvía la vista, por supuesto que aún lo
avergüenza.
Estamos tapados por las frazadas, así que sacarnos la
parte baja del piyama es un poco difícil, pero bastan unos movimientos con
nuestras piernas y ya, ahora puedo usar el lubricante…
- ahh! Nn!! Au… - senpai se retuerce un tanto.
- duele? - no sé por qué me pongo yo mismo tan tímido
ahora, es tan raro, porque quiero destrozarlo…
- claro que duele, idiota! No has parado en una
semana.
¡De verdad? No puedo creerlo, siquiera puedo darme
cuenta de cuánto deseo a senpai, de verdad… si fuera por mí creo que lo
haríamos todo el tiempo, todo el tiempo.
- perdóname, es que yo te amo tanto - lo sigo besando,
lo sigo acariciando, ya quiero estar dentro.
- ahg, lo sé… - senpai acaricia mi cabeza con tanta
brusquedad, pero me gusta, creo que de verdad me gusta todo lo que viene de él,
su dulzura, su vergüenza, su dolor.
Me mira extraño, como indagándome, ¿qué está pensando?
A pesar que lo amo tanto nunca he estado seguro de lo que piensa, ahora mismo
me ve enojado, sonrojado, excitado y avergonzado ¿qué significa?
- se-senpai… ya puedo?
- en verdad eres un pervertido, siempre teniéndola
dura - wow, senpai es tan brusco que a veces habla algo sucio, pero que lo haga
me gusta, que me trate mal me gusta…
- sí, lo siento… - y entro lentamente, mientras
aprieto sus tetillas - ah… senpai…
- nn!! - se contrae - i-diota, mañana… cómo me
levantaré?
- es sábado, puedes faltar… - comienzo a moverme
lentamente, se siente tan bien, es como si toda mi existencia se hubiera
resumido a esto, a este vaivén, a esta sensación, sí, yo de verdad nací para
esto, para hacerlo con él.
- tonto… no es tan… fácil ¡ah! - no aguanté más y
aceleré, maldición, dije que no se lo haría tan fuerte.
- senpai, bésame - lo beso como loco y él me responde,
con una mano en mi cabello, la otra arañando mi espalda, siento cómo sus
piernas se aferran a las mías, su cadera también se levanta, el sudor de su
pecho se junta con el mío.
- ah, no… hace calor - tan pronto comenzamos a
sofocarnos, lo hacemos demasiado fuerte.
- no senpai, es bueno, es bueno - ya no sé ni lo que
digo, sólo quiero correrme con él, siento su pene erecto humedecer mi vientre,
comienzo a masturbarlo.
- au! No, ah! M-me correré! - se retuerce más, habla
en mi boca sin parar de besarme, tiene los ojos cerrados sumido en su propia
sensación, puedo saborear el sudor de su cara, sentir lo caliente que está en
mis labios.
- está bien, senpai. Dámelo… - quiero que se corra,
quiero que se corra en mi mano, en mi vientre, en mi boca y en mi cara, pero
qué puedo hacer? No puedo llevarlo a dónde quiero llevarlo, no puedo hacerle
las cosas que quiero hacerle, no, sería demasiado, se asustaría, podría
odiarme.
- nn… - tiembla aguantándose, de pronto me mira, con
ojos llorosos, timidez y nerviosismo - y tú?... - nunca antes le había
importado, esta dosis de sexo diario ha dado resultado.
Sonrío.
- ….senpai, puedo… probar algo? - es la excitación la
que me aventura a preguntar.
- q-qué? - dejo de masturbarlo, senpai me mira
extrañado.
- quiero que te corras diferente hoy… - qué estoy
haciendo, me matará.
- ah?
Pero no lo dejo contestar, levanto mi cuerpo sin salirme
de su interior, las frazadas caen y en un rápido movimiento me pongo en su
espalda, detrás de él.
- ah! Qué haces idiota! No te muevas así! - tal parece
que le dolió un poco, pero no importa, el dolor no es malo.
Y vuelvo a masturbarlo mientras mordisqueo su espalda,
en esta postura es más fácil hacerlo, más efectivo.
- ah! Ahh! No! Mierda! - ya viene, tan rápido.
- te vas a correr senpai? - le pregunto oliendo su
cabello, mordiendo su cuello más fuerte de lo que debería.
- au! Ah! Ya! Mori! - no para de gemir y retorcerse, a
estirado sus manos como si quisiera huir pero no huye, frecciona una de sus
piernas, animándome a completar mi fantasía.
- quiero que te corras, senpai, como un perro. - mi
voz toma un todo que ni yo conocía.
- nnn!!! - tal vez me oiga, tal vez no, pero dejo su
pene para tomar su pierna y levantarla del todo por debajo de la rodilla
mientras lo golpeo por dentro lo más fuerte que pueda.
- ah! No! Qué?! Ahhhggg
- así, senpai, déjalo salir así… - casi no puedo
hablar, es demasiado fuerte todo, demasiado intenso, demasiado bestial.
- no! No, Morinaga! Así no! Ah! Suéltame! Déjame! -
senpai comienza a arañar el colchón como si quisiera escaparse, su espalda se
yergue pero lo mantengo pegado a mi pecho con mi brazo libre, no puede huir,
por más que pataleen tus piernas, por más que intentes contener tu semen. - no!
De verdad! No quiero! No así! Por favor! Morinaga!!!!!
Lo hizo, lo botó todo así, como un perro, escucho su
sollozo mientras yo mismo pierdo mi semen dentro de él, me apretó demasiado por
su propio dolor, por su propia vergüenza. ¿Me odias, senpai? ¿Quieres
lastimarme?
- senpai… - suelto su pierna levantada, ya está
relajada, casi colgada sostenida por mí, lo volteo, me pongo sobre él y lo
miro.
Una de sus manos tapan su rostro, la otra desfallecida
está a su costado, siquiera trata de alejarme.
- senpai… yo te amo. - y lo beso. Es hermoso así,
porque sé que no puede odiarme, o más que eso, que puede amarme a pesar de
odiarme.
Siento su hipo en mis labios, sigue sollozando, pero
su mano, la que tapaba su rostro se desliza a mi cabello, la otra toma mi
cintura.
Nos miramos. Pero él desvía la mirada al momento.
Vuelvo a cubrirnos con las frazadas, como un secreto.
Apago la luz de la lámpara y lo abraso, seguimos desnudos. Y apenas estamos a
oscuras lo escucho.
- pero… debo limpiarme - senpai, en realidad nunca
dejará de ser senpai.
- no, así estás bien.
- eres asqueroso.
- sí. - y lo beso, en la oscuridad senpai es más
honesto, aprieta sus dedos en mis costillas, he notado que le gusta hacerlo. No
me reprocha lo que hice y eso es peligroso, porque me anima a ir más y más
lejos, más y más lejos, ¿hasta dónde? Tengo miedo de seguir jugando a esto,
jugar a ver cuán lejos puedo llegar antes que empiece a odiarme. - ¿me odias,
senpai?
Un momento de silencio, no sé cuánto tiempo.
- un poco. - y me besa, senpai me besa, sus besos son
tan tiernos, tan tímidos, como un niño. Y su mano revuelve mi cabello, y yo destrozo
ese dulce beso con mi boca asesina, devoradora.
- sí, senpai, rómpeme.
fin
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