Fanfic Koi Suru Bou Kun

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jueves, 13 de agosto de 2015

Sobre el Trabajo "El profeta" de Khalil Gibrán

En estos tiempos en que estoy sumergida en el trabajo sin estar del todo segura si es esto lo que quiero para mí, tener esta oración en el corazón me hace si no bien consolarme, al menos disfrutar y hacer bien mi trabajo, no en eficiencia si no en amor, y no para los otros si no para mí misma.

El trabajo
de El Profeta de Khalil Gibrán
Entonces, dijo el labrador: Háblanos del trabajo.
            Y él respondió, diciendo:
            Trabajáis para seguir el ritmo de la tierra y del alma de la tierra.
Porque estar ocioso es convertirse en un extraño en medio de las estaciones y salirse de la procesión de la vida, que marcha en amistad y su misión orgullosa hacia el infinito.
            Cuando trabajáis, sois una flauta a través de cuyo corazón el murmullo de las horas se convierte en música.
            ¿Cuál de vosotros querrá ser una caña silenciosa y muda cuando todo canta al unísono?
Se os ha dicho siempre que el trabajo es una maldición y la labor una desgracia.
Pero yo os digo que, al trabajar realizáis una parte del más lejano sueño de la tierra, asignada a vosotros cuando ese sueño fue engendrado.
Y, trabajando, estáis, en realidad, amando a la vida.
Y amarla, a través del trabajo, es estar muy cerca del más recóndito secreto de la vida.
Pero si, en vuestro dolor, llamáis al nacer una aflicción y al soportar la carne una maldición escrita en vuestra frente, yo os recordaré que nada más que el sudor de vuestra frente lavará lo que está escrito.
Se os ha dicho también que la vida es oscuridad y, en vuestra fatiga, os hacéis eco de la voz del fatigador.
Y yo os digo que la vida es, en verdad, oscuridad cuando no hay un impulso.
Y todo impulso es ciego cuando no hay conocimiento.
Y todo saber es vano cuando no hay trabajo.
Y todo trabajo es vacío cuando no hay amor.
Y cuando trabajáis con amor, os unís, con vosotros mismos, y con los otros, y con Dios.
¿Y qué es trabajar con amor?
Es tejer la tela con hilos extraídos de vuestro corazón, como si vuestro amado fuese a usar esa tela.
Es construir una casa con afecto, como si vuestro amado fuese a habitar en ella.
Es plantar semillas con ternura y cosechar con gozo, como si vuestro amado fuese a gozar del fruto.
Es infundir en todas las cosas que hacéis el aliento de vuestro propio espíritu.
Y saber que todos los muertos benditos se hayan ante vosotros observando.
He oído a menudo decir, como si fuera en sueños: “El que trabaja en mármol y encuentra la forma de su propia alma en la piedra es más noble que el que labra la tierra.”
“Aquel que se apodera del arcoíris para colocarlo en una tela transformada en la imagen de un hombre es más que el que hace las sandalias para nuestros pies.”
Pero, yo digo, no en sueños, sino en la vigilia del mediodía, que el viento no habla más dulcemente a los robles gigantes que a la menor de las hojas de la hierba.
Y solamente es grande el que cambia la voz del viento en una canción, hecha más dulce por su propio amor.
El trabajo es el amor hecho visible.
Y si no podéis trabajar con amor, si no solamente con disgusto, es mejor que dejéis vuestra tarea y os sentéis a la puerta del templo y recibáis limosna de los que trabajan gozosamente.
Porque, si orneáis el pan con indiferencia estáis orneando un pan amargo que no calma más que a medias el hambre del hombre.
Y si refunfuñáis al apretar las uvas, vuestro murmurar destila un veneno en el vino.
Y si cantáis, aunque fuera como los ángeles, y no amáis el cantar, estáis ensordeciendo los oídos de los hombres para las voces del día y las voces de la noche.


lunes, 10 de agosto de 2015

"El fin de la inocencia" de Juan Carlos Cruz

OPINIÓN/COMENTARIO/RESEÑA (?)

El fin de la inocencia
Mi testimonio
Juan Carlos Cruz

Dos impactantes citas para comenzar:

 >> - Saca la lengua – me ordenó, acercando sus labios a los míos, a la vez que comenzó a tocarme por todos lados. Me pasó la mano por mis genitales, me acariciaba ahí mientras me hacía tocar mi lengua con la de él. Torpemente obedecí, paralizado de miedo y horror.

            Después, el padre Fernando pronunció las palabras del perdón haciendo señal de la cruz sobre mi cabeza y me abrazó. Temblando, me levanté y salí de su cuarto. Me fui a llorar a alguna parte solo. <<


>> Cuando “el santo” estaba de buen humor, Juan estaba en el quinto cielo. Cuando, por ejemplo, se le prestaba atención, reaccionaba igual que un gato cuando uno lo regalonea. Solía rodear con el brazo a Karadima y apoyar la cabeza en su hombro; Karadima le acariciaba el lomo y a veces le daba un beso. Paternal, pensaba yo en aquellos días; asqueroso, pensaría tiempo después. Al borde de ronronear, Juan se las ingeniaba para atraer la atención de Karadima, y resultaba muy extraño ver a dos hombres grandes en un intercambio cambio cariñoso. Se reía como una niñita escolar en presencia de Justin Bieber. Me pregunto cómo le irá ahora en la subcultura de las Fuerzas Armadas. <<

Llegue a esta historia real por haber visto la película que antes refiero y tiempo después encontré este libro a buen precio, libro que salió apenas el año pasado (2014) por lo que es muy reciente.

Juan Carlos Cruz es uno de las 3 víctimas que denunció valientemente al cura Karadima de sus abusos sexuales a menores de edad y a adultos jóvenes a través del miedo, la dominación y el control, casi como lavado de cerebro. Sin embargo, son desconocidos la cantidad de víctimas que pudo haber abusado Karadima.

A lo largo de su testimonio no sólo expone su abuso sexual, sino también la dominación y el chantaje de la que se vio preso de manera psicológica y en su modo de vida, personalmente, veo lo que hizo Karadima como una secta no cristiana sino más bien puramente  perversa, el cura había planeado un escenario tan enorme donde los poderes políticos y de las autoridades eclesíasticas estaban en la palma de su mano, un simple ejemplo de esto es su macabro actuar de mover hilos para que sus víctimas a futuro fueran obispos o altos cargos eclesiásticos ¿qué mayor chantaje que deberle a un hombre tu estatus, tu poder? Finalmente Karadima tenía centenares de ojos que observaban a sus víctimas, partes de estos espías también eran víctimas moviéndose bajo su control, aquí no se desvela abuso sexual, sino simple lavado de cerebro.

Junto con esto lo que mayormente se desvela en este libro es la sospechosa lentitud de las autoridades eclesiásticas en actuar, son muchos los extraños motivos que pudo generar esto, primero que el mismo Karadima movió sus hilos para que nada saliera a la luz ni se avanzara en la investigación, o segundo y más malicioso es pensar que la naturaleza misma de la iglesia como isntitución alimenta el silencio y encubrimiento de estos horribles crímenes pero sin detenerlos tampoco, hecho que vemos en miles de casos a lo largo del mundo de curas pedófilos. Así se ve que vale más salvar una institución, incluso la misma iglesia, que salvar a las víctimas y posibles víctimas de abuso sexual infantil.

Tuvo que salir un artículo en el afamado New York Times para que el caso tomara real movimiento en Chile, cuando ya se llegó a la justicia del estado y no de la iglesia.

Finalmente hay que decir que lamentablemente como muchas cosas que ocurren en Chile pasando por su injusta justicia, Karadima quedó libre aunque se reconocieron los cargos de abuso sexual, está tranquilo viviendo en una parroquia… quién sabe lo que hará allá, aunque peor fue el veredicto de las autoridades eclesiásticas que tiernamente lo condenaron “a una vida de penitencia” oh! Y no puede hacer misas, cosa que sigue haciendo pero a mí no me importa.

Muy recomendado es el reportaje hecho en Informe Especial de este caso, programa al cual lucharon intensamente las autoridades eclesiásticas para que no saliera pero lo logró de todas formas; en este informe el autor del libro, Juan Carlos, nos relata por ejemplo cómo daba la bienvenida a nuevos jóvenes al círculo de Karadima, contando maravillas de él para atraerlos mientras por dentro sólo rogaba en su mente: “¡Váyanse! ¡Váyanse ahora que pueden! ¡Yo ya estoy atrapado”.

También muy recomendada la película “El bosque de Karadima” donde se desvela este control mental que logró Karadima con sus víctimas, tanto que los siguió abusando hasta la adultez a pesar de que éstos tenían matrimonio e hijos.

Personalmente espero seguir leyendo sobre este caso tan interesante e incluso, de cierta manera, aún en boga; pero tengo una única pregunta para el autor que no creo que me conteste nunca pero no pude evitar preguntármelo:

¿Por qué incurrió primero a la iglesia católica buscando justicia? Debe ser que como yo no soy cristiana peco(?) de ignorancia pero apenas el autor dijo que tomaría medidas judiciales sobre su abuso yo pensé que iría a la justicia estatal, por así decirlo, pero fue con las autoridades eclesiásticas, y entonces me enteré de que existía una, pero uno primero iría con la policía directamente, no lo sé, como dije no soy cristiana pero la justicia eclesiástico dejó incluso mucho más que desear comparada a la justicia chilena laica, propiamente tal, de todas formas.


Sin más que agregar, muy recomendado.