Alcansé xD! Tengo mucho que leer por la universidad así que andaré lenta con el fic, no es que no me pueda leer más de 50 hojas diarias pero cuando es una obligación es una porquería xD menos mal que los temas son interesantes (por eso estoy en mi carrera >:D) lo que me frustra es no tener suficiente tiempo aunque es cierto que he estado algo pegada a cierto manga y a cierto videojuego xD la pucha…
Cap 17: Suyo (hace mucho que no pongo título xD)
Senpai salió de la habitación directo a la sala de estar donde estaban los cigarrillos sobre la mesilla. Sus manos histéricas buscaron uno dentro de la cajetilla y después refunfuñando y tenso se dirigió a la cocina a buscar el encendedor. Sus manos prendieron el cigarro tiritando, pero tras exhalar la primera humanada sintió cómo su cuerpo se relajaba a lo largo de sus músculos, casi como un escalofrió, dios debía bendecir el tabaco (mas no los químicos incluidos, pero sí el tabaco definitivamente).
Senpai se recargó en el mueble cocina, y ya tranquilo (aunque aún algo sonrojado y con ese extraño enfado) se puso a reflexionar con un poco más de calma la reacción de Morinaga y de él mismo de apenas segundos pasados (ahora le era más fácil parar a pensar). Definitivamente estaba enfadado de que Mori no haya reaccionado como él quería tras decirle algo que le costó tanto comprender y expresar… pero, ¿qué reacción quería exactamente senpai de Morinaga? Recordando la lágrima que vio hace días atrás y que había comenzado todo el “desastre” del último tiempo se dio cuenta que solo esperaba que sonriera… y se lo imaginó en su mente haciéndolo, sonriendo, diciéndole “senpai” con ese tono dulce y casi inocente (difícil de creer por lo demás en otros contextos). Sí… una sonrisa siquiera, solo buscaba eso, pero “el muy idiota sigue triste por alguna razón…” se enfadó más senpai.
Bueno, de todas formas queda toda la noche para conversar, pensó senpai mientras se terminaba de calmar fumándose más de la mitad del cigarrillo, y ante esos pensamientos tan positivos el mismo senpai se sorprendió… nunca hubiera imaginado pensar así, y estar calmado ante la idea de conversar con Morinaga cosas de seguro “complicadas”; incluso el usar frases como “toda la noche” y claro, compartirían la cama… pero ante este último pensamiento no pudo evitar terminar de sonrojarse “bueno, pensó, han pasado tantas cosas, es tonto seguir avergonzándose…” se seguía tratando de autoconvencer, de animarse a creerlo y no limitarse, aun le costaba y casi dudaba si estaba bien hacer lo que hacía, pero como él mismo había dicho, habían pasado tantas cosas que arrepentirse o volver atrás hubiera sido cobarde, y él ya no quería serlo, casi como una convicción propia, ahora su orgullo no lo detenía, sino que incluso lo animaba a no arrepentirse, a no detenerse.
Y con esta energía renovada (otra vez, bendito cigarro) se fue a la habitación de Morinaga dispuesto a buscar su piyama, pero ya en la puerta y con el cigarrillo en la boca, se detuvo de golpe con la mano en la manilla; es cierto, esa habitación aun le causaba cierto rechazo, cierto miedo, pero solo duró unos segundos, ya estaba “bien” con Morinaga, es más, le había dicho “todo” y lo esperaba en su habitación, en su cama… no tenía por qué temer. Y entró a la habitación sin temblar.
***
Morinaga había terminado de comer su avena y ahora la bajaba tomando largos sorbos de té (estaba bastante atorado el pobre además de sediento), dejó la bandeja a su lado, en el colchón, mientras se estiró para alcanzar el termo y servirse más té; su mente estaba llena de ideas que no podía conectar en lo más mínimo entre sí, y mientras combatía los escalofríos que le daban por enfriarse el sudor de su ropa pegada de forma casi asquerosa a su piel, aun así trataba de concretizarlos, de despejarlos, siquiera pensarlos… pero era inútil.
De lo único que podía estar seguro (aunque ya sospechaba otras seguridades) era que senpai lo había perdonado sobre “aquello”, hecho del que por dentro no estaba del todo arrepentido, pero queriendo ignorar esa parte oscura y maligna de él mismo se concentró en tratar de aclarar la otra parte que le dijo senpai, ese “yo lo acepto”, le había parecido oírlo antes… pero no podía recordar, estaba muy aturdido, o en ese momento lo había estado que no podía recordar esa escena.
“dios… que después no se queje que lo ame tanto…”
El pobre se estaba enamorando más de lo que antes estaba y sin freno aparente, sin importar todas las lágrimas que había derramado con anterioridad; como él bien ya sabía, bastaban unas palabras de senpai para enamorarlo, convencerlo, mantenerlo a su lado, y esa horrible tragedia sin remedio lo había llevado a hacer esa locura que había hecho hace unos días…
“pero ¿qué haré ahora?...”
Ya que no lograba aclarase qué trataba de decir senpai exactamente, o qué esperaba que hiciera por esas palabras se decidió a pensar en el tiempo que le quedaba antes que senpai volviera, qué diablos podía hacer ahora mismo. Estaba en la cama de senpai, ¿esperaba éste que se quedara en ella? “pero eso es… pasar la noche… juntos… WAW” de inmediato se sonrojó torpemente, o sería la fiebre?, Morinaga se autocastigó con pequeños golpes en su frente por pensar de inmediato cosas como “esas” cuando precisamente se había puesto en buenas con senpai hace apenas segundos.
“no… será mejor volver a mi cuarto…” pensó suspirando y respirando un poco agitado “no quiero… hacer… algo… no ahora que acabamos de estar bien.
En ese momento se abrió la puerta, y Morinaga dio un brinco (aun si se había mentalizado que en cualquier momento ésta se abriría) mientras un senpai algo brusco entraba con rapidez trayendo un juego de piyama algo arrugado y mal doblado (de la vez que senpai entró y revolvió todo buscando el juego de sábanas).
Su cara estaba un pelín sonrojada, casi siquiera se notaba y por ello (y el susto de Mori) no pudo notarlo éste, pero sí pudo notar la brusquedad de sus pasos por la habitación, acercándosele y por tanto haciéndolo temblar un poco.
- Aquí está el piyama, cámbiate. – dijo de forma casi seca, pero se obviaba que sus palabras estaban demasiado planificadas, lo cual denotaba un nerviosismo en sus acciones, Morinaga pudo notarlo pero no se atrevió a hacérselo ver, mientras recibía atontado el piyama de las manos de senpai, que soltó demasiado rápido las ropas y cogió la bandeja con los trastos; se notaba que quería volar de la habitación otra vez – me llevo esto por mientras – no lo había mirado todo el rato pero en la últimas palabras lo hiso - ¿quieres más?
- A-ah! Eh, no, estoy bien, gracias… - dijo de forma acelerada Morinaga mientras absorbía la mirada de senpai, una tensa, nerviosa, pero no de rechazo, podría jurarlo que quería irse de esa habitación por vergüenza más que para evitarlo.
- Bien. – dijo senpai evitando su mirada nuevamente y volando a la cocina, pero por dentro se criticaba el no poder ver a los ojos a Morinaga cuando se prometió ser más directo con él “mierda… ok, para la próxima!” casi parecía un juego de resistencia, no, más que eso, un desafío para el tirano orgulloso (xD).
Dejó los trastos en la cocina (ignorando por completo que debería remojarlos al menos) y volvió a la habitación con paso más lento del con que se había ido, y tras respirar profundamente abrió la puerta.
Un Morinaga con los pantalones del piyama puestos y poniéndose la parte de arriba estaba sentado en la orilla de la cama. Cuando vio que senpai estaba en la puerta se volteó rápidamente abotonándose de prisa, no quería asustarlo con una imagen de él semidesnudo, por eso se había apurado tanto en cambiarse, pero el nerviosismo de senpai había acelerado sus pasos sin darse cuenta, ver a Morinaga así iba a ser inevitable en parte.
- Ah. – dijo senpai sonrojándose (otra vez, para variar), se acababa de dar cuenta que casi no le había dejado tiempo a Morinaga para cambiarse. Bajó la mirada, se había vuelto a paralizar por sorpresas y realidades demasiado evidentes, como el tener a un Morinaga en su cama, despierto… y ahora qué haría? Definitivamente era mejor, y mucho más cómodo, tenerlo dormido que consiente, pero tenía que aprender a lidiar con un Morinaga así.
- Y-yo… - dijo Morinaga aun dándole la espalda, la ropa estaba desordenada a su lado, y solo se animó a hablar por el silencio tenso y torpe de senpai – me iré a mi cuarto… no quiero incomodarte… –ese silencio le había hecho pensar que a senpai le desagradaba su presencia ahí (al menos ahora), pero senpai no se sentía así, solo algo cohibido…
- eh?
- Gr-gracias por cuidarme – Morinaga volteó y le sonrió, pero senpai pudo sentir la frialdad de esa sonrisa que se notaba era forzada… no era la que deseaba.
Pero senpai no dijo nada, estaba tan torpemente paralizado, y casi tiembla tratando de moverse, de detener a Morinaga “no… espera!” pero esas palabras no le salían, malditamente no le salían.
Morinaga entonces, por el silencio que siguió a sus propias palabras nuevamente, tragó saliva (de su garganta en realidad seca otra vez) y se convenció de lo que ya sospechaba, las palabras de senpai, ese “yo acepto” no significaba que las cosas iban a ser color de rosa, o al menos como él quería… senpai nunca había dicho que lo quería, solo que aceptaba que él lo hiciera… y siquiera sabía qué significaba eso exactamente en lo concreto.
Con estos pensamientos amargos Morinaga bajó con demasiada brusquedad a la realidad para el estado en el que estaba, por lo que el dolor de cabeza, antes delicado, ahora volvió del todo, y se mareó un tanto sintiendo que volvían los escalofríos; pero aun así cogió su ropa e hiso ademán de levantarse, no quería dar lástima ni provocar que senpai tuviera la obligación de cuidarlo más… pero apenas se levantó se tambaleó inevitablemente cayendo a la cama de costado, arrastrándose sus rodillas hasta el suelo, no se dio cuenta cómo, pero de pronto toda la habitación se le había movido.
- Morinaga!
Y senpai estaba de pronto a su lado, sosteniéndolo; Morinaga en su mente nublosa solo pudo pensar “¿por qué… por qué sigues haciendo… que te ame…?” con una resignación trágica y desesperanzada.
- Idiota! No te puedes mover! Metete a la cama! – nervioso, ni siquiera senpai se había dado cuenta cómo había llegado al lado de Morinaga tan rápido para sostenerlo antes de que éste cayera al suelo, lo único que tenía claro es que no podía dejar que se fuera, que saliera de su habitación, siquiera de su cama; era algo extraño… era como si quisiera dejar a Morinaga encerrado en su cama… pero esa idea solo era una intuición en él, una vaga sombra en su mente, era una idea demasiado “insana” para ser consiente de ella.
Morinaga de pronto se vio en la cama otra vez, senpai lo estaba tapando y le ponía la mano en la frente mientras lo miraba con ojos preocupados y nerviosos; mientras, Morinaga lo miraba sumiso, dejándose hacer, oyendo sin oír lo que senpai decía (algo sobre ir por agua); Morinaga entonces se quedó solo tan rápido como estuvo de pronto sostenido por senpai, pero esto no supo cuánto tiempo, no alcanzó siquiera a reflexionar lo ocurrido, senpai estaba de vuelta otra vez, había corrido y traía una botella de agua fría, y Morinaga se encontró a sí mismo tomando la famosa medicina que debió haber tomado hace horas.
- Cof! Cof!
- ¡Es tu culpa por insistir en irte, idiota!
Senpai no se daba cuenta que lo reprendía por querer irse de su lado, no por no cuidar de su propio estado enfermo, sino por el simple hecho de querer alejarse, algo que senpai, dentro y casi fuera de él había decidido evitar a toda costa.
- Cof! Cof!... lo siento… - dijo con voz débil Morinaga, le había vuelto un poco la fiebre y senpai ya le estaba poniendo el termómetro otra vez y arropándolo.
Morinaga por su parte se dejaba hacer con máxima sumisión, tal vez por la enfermedad, tal vez por el papel de agradecido ante el perdón para él milagroso de senpai, o simplemente porque estaba a tal punto resignado a su suerte… senpai no lo dejaría ir, él mismo no se podía alejar de él… prácticamente era suyo… solo que era más consciente de eso que senpai.
Tras haber tomado todas las medicinas más o menos atorándose en ello, senpai tapó más a Morinaga y se levantó para anotar la hora en que había tomado las pastillas en uno de los papeles de su escritorio, mientras le proliferaba insultos preocupados (lol) cosa que sólo senpai puede hacer y de forma tan honesta; pero Morinaga no podía ni oír ni entender la mitad de ellos porque tal vez la casi cruel realidad, y en parte deseada por él, le había parecido tan dura e inevitable que se sentía más enfermo de lo que estaba en realidad, era su espíritu el verdaderamente enfermo; sentía casi el mismo sentimiento de cuando se fue de casa tras ser prácticamente echado de ella por sus padres, e incluso un sentimiento peor, el de cuándo Masaki le dijo que en realidad amaba a su hermano y el mundo se le vino abajo, solo que ahora se sostenía porfiadamente, sólidamente, como si quisiera ser eterna esa realidad amarga…
Senpai volvía de anotar y hacer el cálculo de a qué hora debía Morinaga tomar la próxima dosis de pastillas mientras todo ese tiempo seguía insultando preocupadamente la irresponsabilidad de Morinaga para con su propio cuerpo, sin ver en realidad (tal vez porque no lo quería) que Morinaga en verdad casi estaba huyendo de él, del mismo senpai, como si le tuviera miedo, miedo a ese amor tan desgarrador que crecía y crecía con una palabra ligera que dijera senpai y que sabía Morinaga que agrandaría en una hipérbole conveniente y enloquecedora.
- Idiota… puedes quedarte aquí… - se sentó a su lado senpai ya de vuelta, mirándolo “como” molesto y en realidad lo estaba un poco, ya que las acciones de Morinaga seguían pareciéndole insuficientes para satisfacerlo en lo más mínimo según la proporción directa de lo mucho que le había costado decir lo dicho anteriormente, pero a la mierda… tampoco podía culpar a Morinaga de no entender y casi ni creer lo que le había dicho considerando todo el pasado de ambos, y senpai se estaba armando de paciencia al darse cuenta de esto último. – quédate aquí… solo así podré cuidarte bien… - lo miraba a los ojos, ahora más que molestia estaba preocupado, pero a veces esas expresiones en senpai son sinónimas.
Senpai volvió a arroparlo, ya casi tenía sofocado a Morinaga, pero parecía que esa era la única forma de demostrar por tacto sus palabras; mientras, Morinaga no hacía más que mirarlo con ojos cansados nuevamente, y sin evitar otra vez escucharlo de forma suplicante por dentro, esperando una declaración otra vez, y sin poder evitar esa espera patética.
- Sé… sé que lo que te dije… puede que no lo entiendas, quiero decir… - continuó con voz nerviosa senpai, desviando la mirada y metiéndose en la cama solo por el hecho de hacer algo mientras hablaba, los nervios lo impulsaron sin darse cuenta del peso de lo que significaba que se acostara con Morinaga a su lado (después de todo había pasado horas a su lado apenas unos minutos antes), senpai distraído continuó su accionar tratándose de explicar a Morinaga, explicar algo que ni él entendía del todo – no soy bueno con las palabras, lo sabes – y lo miró de reojo, ya estaba sonrojado y la barbilla le temblaba casi imperceptiblemente – y odio decir cosas embarazosas! – volteó nuevamente, su orgullo se había vislumbrado en su cara, pero lo canalizó nuevamente para no perder el hilo, pero aun así sus manos apretaban las frazadas arrugadas de la cama, no podía evitar los nervios – pero… como te dije… he entendido muchas cosas… eso creo… - titubeó – y… está bien… mm… - se dio cuenta que el repetir lo antes dicho le sería muy difícil, en especial porque ahora se encontraba calmado y antes cuando lo dijo estaba más bien desesperado – el… el que me ames… es decir… - sus manos comenzaron a temblar más, Morinaga lo notó – lo en-entiendo y…
- Senpai – éste volteó al escuchar la voz suave de Morinaga, estaba de lado de pronto y lo miraba más tranquilo – senpai… entonces…está bien hacer esto? – dijo con suavidad mientras que una mano con un movimiento igualmente suave retomaba la mano de senpai, el cual inevitablemente dio un brinco pero no hiso ningún ademán de rechazo al tacto.
- …. - Senpai lo quedó mirando sorprendido y sonrojado, mientras que Morinaga lo miraba ahora más serio y sereno, había comprendido que senpai quería hacerle entender, quería trasmitirle que aceptaba sus sentimientos, y eso ya significaba un gran logro para ambos, pero Morinaga aun necesitaba enterarse de lo concreto que serían esas palabras en el presente… - nn… m… - senpai con ruidos de pensamientos inacabados y como preludio de una acción dudó mucho qué debía hacer (en realidad porque el mismo tacto de Mori no lo dejaba pensar muy claro, además) pero mirando esa mano en la suya se dio cuenta que las propias ya no le temblaban, sumiéndose en la calidez de esa mano ajena y no por ello menos cercana… su cuerpo aceptaba a Morinaga más que él mismo y senpai estaba dándose cuenta que en realidad eso significaba una aceptación completa mas no concientizada en él; y vislumbrando aquello, senpai se atrevió a hablar, sonrojado pero más sereno – em… su-supongo que… no puedes evitarlo…
Ok, no era la mejor declaración de amor pero no era un rechazo directo, incluso con buenos ojos siquiera indirecto.
Pero Morinaga torpemente desconfiaba de toda la escena que en general estaba viviendo, y a pesar de que lo que más deseaba era avanzar con senpai y sacarle algún tipo de declaración, una parte de él sin embargo, dudaba de cada palabra de senpai, de su accionar, preguntándose si sería así a la mañana siguiente, si podría tomar su mano como ahora… cuántas veces le había pasado que había estrechado el cuerpo de senpai casi con tanta libertad, casi como si ese cuerpo fuera suyo en verdad y al día siguiente no podía hacerlo, y ese cuerpo se le volvía a escapar de las manos, así como el corazón de senpai… eso había pasado demasiadas veces.
Pero lo peor de eso, y además de aquello, era que Morinaga antes que rendirse y no luchar contra eso, había decidido aceptarlo y sufrir, lastimarse y dejarse lastimar, simplemente no tenía ni fuerzas ni ánimo para luchar contra la “crueldad inconsciente” de senpai, lo que no sabía, sin embargo, es que ésta estaba cambiando…
Morinaga apartó su mano de senpai con la misma lentitud con que la había aproximado a ella, pero esta vez no lo miraba a los ojos, sino que bajó su mirada y se hundió más en la cama, como si se encogiera, como si su cuerpo quisiera esconderse.
- Ah – senpai al dejar de sentir su mano en la suya de inmediato miró a Morinaga sorprendido, y vio que no lo miraba a los ojos o más bien no miraba nada, solo se alejaba… eran apenas centímetros de él pero los sentía como si fueran kilómetros. “S-sé decepcionó…?” pensó senpai con algo de desesperación, y de inmediato sus manos antes tranquilas por el tacto de Morinaga, volvieron a temblar nuevamente; senpai sentía una extraña combinación de miedo e ira, y contrayendo el rostro, pestañando un par de veces, movió sus acciones casi sin pensar. - ¿q-qué? N-no dije que no pudieras! – dijo enojado y avergonzado, incluso inclinando su cuerpo hacia Morinaga y mirándolo histérico, ya comenzaba a sentir calor dentro de esa cama.
Morinaga ante esas últimas palabras abrió desmesuradamente los ojos, saliendo de su escondite y mirando a senpai una vez más, él estaba rojo e histérico… ¿podía confiar en esas palabras o solo era otra expresión de palabras sueltas por la desesperación?
Pero Morinaga no se movía, solo lo veía con el rostro incluso algo contrariado, no sabía qué pensar y ni siquiera qué sentir… no sabía siquiera lo que quería hacer.
Y senpai ante ese horrible silencio, y esos ojos de Morinaga, ojos para él perplejos, insatisfechos, como si nunca pudiera alcanzar a Morinaga, satisfacerlo, como si nada de lo que él dijera pudiera convencerlo del peso de sus palabras, de sus sentimientos (fuera si los entendía él mismo o no), y entonces, ocurrió la esperada explosión…
- MALDITA SEA, QUÉ MÁS QUIERES QUE HAGA?!!! – senpai dio un golpe a la cama, tan fuerte que incluso a pesar de que las frazadas absorbieron gran parte del ruido, aun así se escuchó fuertemente, y la cama vibró. Morinaga en ese momento dio un brinco, en verdad no quería enfadar a senpai, ni era como si quisiera ignorar sus palabras como una forma de dañarlo por venganza (algo pensable, tal vez, considerando todo lo que le ha hecho, aunque también se puede considerar que están a mano…), solo que no sabía simplemente qué pensar, simplemente estaba así de impactado, o tal vez era la enfermedad que lo hacía ser más torpe, o incluso el simple hecho de estar en la cama de senpai, con él a su lado; las circunstancias eran demasiado extraordinarias para pensar claramente… pero senpai no veía esto, él mismo estaba demasiado desesperado y avergonzado, quería hacer a Morinaga feliz y malditamente no sabía cómo.
Y entonces, las lágrimas.
Senpai no se dio cuenta, solo lo vio Morinaga, cómo gotas gruesas caían de sus ojos, humedeciendo las sábanas mientras oprimía los parpados y temblando apretaba esas mismas sábanas con manos ya histéricas.
- ¡¿Qué más puedo hacer?! ¡Soy yo después de todo!... – se le quebró la voz, no era ya un grito de impotencia, sino casi parecía la de un niño pequeño, suplicante – aun si quiero… aun si de verdad quiero… no puedo hacer más ahora… hip – entonces se dio cuenta de su llanto por el simple hecho de que no lo dejaba seguir hablando, pero aun así, con lo último que le quedaba de voz, se esforzó en decir lo único que en verdad necesitaba dejar salir… - ¡pero yo quiero hacerte feliz!... no llores más…. – aunque no era la persona más indicada para decirlo, lo dijo casi sin voz, era pura súplica.
- Se-senpai… - Morinaga sin pensarlo se acercó y lo abrasó, ocultándolo en su pecho, hundiéndolo en él mismo, creía en sus palabras, ahora entendía todo del todo - ¡perdóname! Yo… es mi culpa… soy yo el que te hace llorar…
Senpai por su parte se dejó llevar por los brazos de Morinaga y lo abrazó a su vez, se sentía destruido por dentro porque había sentido demasiadas emociones durante varios días seguidos. Y abrazaba tan fuerte a Morinaga, con tanta fuerza que el cuerpo aun enfermo de Morinaga sintió dolor, pero esto a él no le importó, tal vez incluso porque sentía que lo merecía, ya que se sentía culpable por muchas cosas…
- ¡sólo tú puedes hacerme feliz! ¡sólo tú! – y senpai escuchaba todas estas palabras ahogado en el cuerpo de Morinaga, su llanto había cesado y ahora solo sollozaba por lo bajo; su mente nublada por la desesperación ahora se calmaba por el deseo incluso consiente de oír a Morinaga, deseoso de oír que lo amaba… eso – te amo senpai! Te amo!
Y ahí estaban esas palabras, sonrojándose senpai, poniendo sus manos en la cintura de Morinaga, apretando sus dedos contra su piel adolorida (con mente despejada senpai de forma inevitable no puede mantener un abrazo por su parte, quiera o no). Y entonces se calmó, por fin sentía que todo estaba mejor, que todo pronto estaría solucionado (fuera lo que fuere), que Morinaga sería feliz, y él también.
Entonces éste último se alejó un poco de senpai para tomar con sus manos su rostro, a lo que senpai se tensó al mirarlo tan de cerca a los ojos (otra vez su mente demasiado consiente lo coartaba un poco) pero no hiso ningún intento de alejarse, su cuerpo se dejaba llevar de una forma tal por las manos de Morinaga, que incluso se asustaba de esa naturalidad, de esa entrega de su cuerpo tan evidente que ya siquiera podía hacer como si no se diera cuenta, los tiempos en que podía ignorarse a sí mismo, esas reacciones que significaban tanto, ya habían pasado, y no podía volver a ellos.
- Soy tuyo senpai! ¡de verdad, soy tuyo aunque no lo quiera! - esas palabras resonaron en la mente de senpai, incluso siguieron temblando en su alma cuando su mente se nubló por el beso que le dio a continuación Morinaga y que senpai, ya irremediablemente como había caído en cuenta, no pudo rechazar.
Esas palabras… esas palabras era lo que verdaderamente había deseado oír, tal vez incluso más que el “te amo” conseguido hace apenas segundo atrás. Después de todo, por eso lo tenía en su cuarto, en su cama, por eso no lo había dejado ir ni ahora ni antes, nunca dejado ir… por eso era tan egoísta, por eso incluso cruel, esta era la razón de ese primer beso, y su primera entrega, y los tantos encuentros físicos que habían tenido y que se había atrevido a hacer. Era el por qué no lo dejaría irse de su lado nunca... Y ahora eso era prácticamente consiente en él, lo era en su mente y en su corazón mientras respondía ese beso, abriendo su boca, abrazando a Morinaga para no dejarlo ir jamás.
CONTINUARÁ.
Comentarios e insultos a:
O abajito, o al lado en el cuadro de chat :3
En la marcha del jueves pasado fui con mi trutruca :D acompañando el grito:
“No comprendo, no puede ser, saquen el impuesto para poder leer!!!”
9 comentarios:
wuaaaaa la espera se mehizo taaaaaaaaaaan larga.... Pero valio la pena, esta hermozo el cap lo ameeee kyaaa sigue haci porfa eres mi idolaa, espero ansiosa el proximo
waaa que lindo te quedo! aunque el te amo debera salir despues de la boca de souichi ^ ^
morinaga y souichi estan juntos por fin kyaa! espero el proximo capitulo con anisas
**isa**
Wow!!! hermisissimo cap... eso de *Soy Tuyo* ... kyyyaaa si es muy de Angel-kun
Me encantó espero la conti
Saluditos ;D
de verdad que me ha encantado, ya necesitaba una dosis de esta pareja pork quiensabe cuando podré ver algo de estos dos de nuevo XP mil gracias!!!!!!! me fascinó XD
Me he leido tu fanfic no se cuantas veces y cada vez lloro de tanta emocion y drama que tiene!!... MUY BUENO... CREEME QUE ME MUERO por cada día que pasa esperando que actualices....las escenas que describes son buenisimas .. me atrapan por completo y no dejan que me vaya que terminar de leer la ultima palabra... espero sigas pronto con el cap 18 que creo será de los mejores... RECONCILIACION SERA??.. espero... MUCHAS GRACIAS POR COMPARTIR
Me encantan las frase que utilizas, como pintas la historia entre ellos, en fin todo.. 。・ω・)ノ ●
kyaaa yo fui la 1º en comentar el 28 xD jajajaj espero muy muy ansiosa el prox. cap guaaa me buelve loca la espera ><! esque esta muy bueno :')
waaa... entre tantas cosas de la u no habia tenido tiempo de pasarme por aquí... que puedo decirte encontre hermoso el cap, muchas gracias por el esfuerzo que pones en cada uno de ellos...realmente amo el fic, asi que a esperar el otro... gracias ^-^
Saludos!
Mafer: gracias por los ánimos chikillas, espero poder seguir con el fic, ojalá llegen pronto las vacaciones!!!y en serio, muchas gracias por los comentarios!
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