Fanfic Koi Suru Bou Kun

Proyecto Challengers!

viernes, 25 de enero de 2013

Absorbida por su oscuridad (fic Hellsing) AlucardxIntegra


Espero no me maten por subir un fic que no sea de koi suru xD, éste estará listo creo que la próxima semana, me faltan unas cuatro páginas más para que quede lo decentemente largo como les gusta :3. Mientras, disfruten l@s que los desean este fic, a continuación el resumen que puse en fanfiction para que se hagan una idea de qué va esta locura:

Si alguien desea leer algo lo suficientemente tétrico con un toque hentai, pero más que eso un par de parafilias más que tabú para toda la humanidad, mostradas aquí de forma suave y no sutil, suficientemente obvias para denigrar lo sexual, relacionándolo con la muerte, la sangre, la oscuridad; este es su fic.


- Buenas noches, Walter.

- Buenas noches, Señorita Integra.

Sir Inbtegra Fairbrook Wingates Hellsing entra a su habitación tras despedir a Walter que se quedaría tras la puerta, toda la noche, parado como estatua y con larga paciencia como todas las noches. Integra se acerca a su escritorio, y da una última ojeada a los documentos que dejó Walter antes de retirarse; Ella suspira, se quita sus gafas y se masajea los parpados unos segundos, y vuelve a suspirar nuevamente, planea irse a dormir de inmediato por lo que comienza a quitarse su chaqueta, la cuelga en el armario y se quita su pañuelo, dejando que su camisa que se sostenía por ella se entreabriera mostrando el relieve del inicio de su entrepecho, que sumado a su estrecha cintura que ocultaba su chaqueta hacían recordar su femineidad olvidada por su rudeza y su aire de poder.

Integra desbotonaba su camisa cuando sintió la vibración maligna de tras suyo, y paró su accionar para indagar lo que ya sabía.

- Alucard.

Y detrás de ella esa aura maligna se materializó, una oscuridad como sombra líquida tomó forma medianamente humana hasta que lo negro se volvió rojo en la chaqueta de Alucard, y éste sonriendo contestó.

- sí, my master. – con una reverencia sínica, mostrando sus colmillos perfectamente blancos en su sonrisa.

- no recuerdo el haberte llamado. – contestó Integra ante el cinismo que no veía, y detuvo su desabotonar, su voz era fría, pero su respiración delataba ante los sentido agudos de Alucard la perturbación de su sorpresa.

- My master – repitió Alucard, sus ojos rojos se intensificaron más como si el haber repetido esas palabras cargarán de emoción su significado – necesito alimento… - su voz sonaba como un eco sobrecargado unos tras otro, y la habitación se enfrió como si su aliento fuese la causa con cada palabra dicha.

- Walter no te dio de comer hoy? – preguntó con cinismo a la vez Integra, que no se quedaba atrás mientras “hacía como que” leía los mismos papeles que había ignorado hace minutos atrás.

Alucard sonrió lo que se creería que ya no podía sonreír, como si le hubiera complacido más que nada esa ironía, estimulando más “su” juego. Y se enderezó, se acercó unos pasos, lentamente mientras no paraba de mirar la espalda de Integra con unos ojos que la atravesaban, que la hacía sentir nerviosa, incomoda, algo débil, lo que más odiaba.

- sí me dio de comer… pero yo… - su voz arrastrada hacía sentir el aire más frío que lo que en realidad estaba – busco otra sangre. – en el momento de que las últimas letras de esas palabras salieron su fría boca, Integra ya sentía a Alucard tan cerca de su espalda que no pudo evitar dar un pequeño temblor, como un escalofrío, no por el mismo frío que Alucard podía provocar por su malignidad, sino más bien, por el inevitable instinto, el inevitable miedo que él hacia sentir en los demás, incluso en ella, su Ama.

- sangre…? – repitió tratando de mantener la compostura, aguantando el deseo de alejarse ante la respiración profunda de Alucard que sentía en su nuca, pero no… alejarse solo lo divertiría más, y ella no quería caer en su juego.

- sí, mi Ama, tu sangre…. – respiró más profundo, queriendo hundir su rostro en sus cabellos pálidos y olerla como lo deseaba, pero el aguantarse y esperar sabía que le significaba una mejor victoria, más sabrosa y más prolongada, tenía suficiente experiencia en esto para saber cómo ganar.

- otra vez? – pregunta Integra con casi resignación, hace un mes le había dado de su sangre, único alimento que en verdad degustaba Alucar: la sangre de su Amo. El alimento que buscaba con desesperación ya que sabía que no podía beberlo del todo, que estaba prohibido, alimento del cual era adicto desde la primera vez que lo bebió, del suelo de ese calabozo, viendo la cara de horror de Integra – apenas hace un mes que te alimenté…

Integra no se movió, en sus adentros pensaba si estaba bien volver a alimentar a Alucard, ya que bien sabía que si no lo hacía algún problema le daría a futuro, ya sea como despecho, o tal vez lo haría inconcientemente, pero la verdad era que una parte de ella quería también alimentarlo porque el ser alimento de vampiro daba un extraño éxtasis, una extraña resignación y hasta un extraño poder, se sentía más dueña de Alucard al darle su sangre, más dueña de él que nunca pues sabía que él en realidad no era para nada sumiso con ella, verdaderamente suyo, y hasta sospechaba, que él era el que la dominaba a ella, y ahora?

- My master… - dijo con voz más arrastrada aun, como un susurro, susurro que atravesó su cabello a medida que sus manos se ponían en el escritorio, cada una a cada lado de su silueta, aprisionando a Integra ya que no podía aprisionarla con sus brazos como deseaba, saborear esa piel, morderle el cuello hasta la muerte.

- No tendrás este alimento, hasta dentro del próximo mes, Alucard. – dijo Integra con su acostumbrada voz autoritaria y fría, y cogiendo un hermoso abrecartas metálico y con una frialdad venida de la costumbre, cortó un poco la palma de su mano, una herida poco profunda pero a todo lo largo de esa palma, y apenas salió la sangre Alucard se descontroló por el olor, el color, la textura, y pronto por el sabor, su boca se lleno de agua, y su cuerpo casi tiritó. Integra entonces elevó su mano y aún sin voltearse se la dio a Alucard, el cual como nunca pierde su actitud serena (más que en una gran lucha) la perdió entonces, y una de sus manos, la derecha, copio a su vez la mano de Integra ensangrentada sosteniéndola para que no escapara (tal vez era instinto de depredador) y su boca al fin se unió a su mano, su lengua se hundió queriendo abrir más de esa herida, contornando sus dientes para no morderla y despedazarla, y su nariz se hundió en su palma, manchándose se sangre, haciendo ruidos de bestia, excitándose.

- nn! – Integra aguantaba ese dolor del cual ya estaba acostumbrada, y ahí el éxtasis, ese extraño sentimiento de placer y dolor, de posesión y sumisión a la vez, sentimiento que la hizo voltearse, aun si Alucard no dejaba su mano y como si fuera un perro grande, Integra lo movió con solo mover su mano, degustando el poderío momentáneo, hasta que puso su mano frente a ella, y por tanto, Alucard al frente de ella, justo frente a su rostro, que ya estaba sonrojado y temblante sea por el dolor, sea por el poder.

Alucard entonces abrió sus ojos que habían estado cerrados desde que comenzó a degustar la sangre, e Integra pudo ver los ojos del asesino, de la bestia, del vampiro como nunca, porque nunca puede ver esos ojos en sus batallas demoniacas, solo entonces, cuando la consume, ojos rojos, más rojos que su propia sangre, más rojos que nada, penetrantes, fríos, muertos, de asesino.

Pero Integra no se asustó, o si tenía miedo, era de otra clase, uno que aun no conocía la humanidad, solo ella. Su rostro volvió a ser serio, casi solemne, pero Alucard pudo percibir, sea por su instinto vampírico, sea por estar bebiendo su sangre, cómo ella en realidad estaba perturbada, por ese placer extraño, por ese éxtasis que le carcomía su penosa personalidad fuerte.

- …… - Integra no decía nada, igual que Alucard, que se degustaba de absorber su expresión, sus ojos a través de los propios a la vez que consumía lo máximo de sangre posible de esa herida en realidad pequeña.

Y cuando ya estaba terminando la sangre, bloqueada de salir por los glóbulos rojos amontonados en la delicada herida, Alucard comenzó a lamerla, con su lengua de punta, gruesa y roja, que en esa cara pálida, blanca, se veía casi tan potente en su color sino fuera superado por los ojos rojos y penetrantes de Alucard, entre sus cabellos tan oscuros como la noche más profunda.

- cuando eras pequeña… - susurró al fin Alucard, rompiendo el silencio solemne, y lo cual hizo alterar un tanto el nerviosismo de Integra, casi quiso alejar su mano, peor no lo hizo – me alimentabas más seguido…

Ese comentario casi parecía melancólico, como si el vampiro en realidad extrañara esa época, esa comida; o tal vez era otro comentario irónico, otro comentario que buscaba doblegar más el cuerpo y el corazón de Integra.

- en esa época, - contestó a su vez Integra, decidiéndose de quitar su mano, pero sin concretar el movimiento – la juventud me pudo haber hecho manejable. – y fríamente quitó su mano, aunque con suavidad, demostrando que no lo hacía de turbación, sino que precisamente porque no era manejable ahora. Ante esto Alucard sonrió, sus dientes seguían siendo tan blancos a pesar de beber la sangre; aunque contrario a su frialdad sínica el extrañó ese dejar de su mano, esa sangre acabándose.

- en esa época, podía estar en tu lecho. – cada palabra salió con la simpleza de la confianza, y en parte con la picardía de querer perturbar de Alucard. Pero Integra no se perturbó tanto como se pensaría, ya que la misma confianza no la dejaba, lo que Alucard decía era cierto.

- …… - pero no dijo nada, solo lo miró desafiante, se volteó ignorando que aún la otra mano de Alucard – vete, debo acostarme.

- me llamabas en la oscuridad – continuó Alucard, volviendo al susurro en su nuca, penetrante – para envolverte en mi propia oscuridad, y así no tener miedo…

 - ….. - -Integra podía recordarlo, y era inevitable el no hacerlo, lo llamaba entonces porque lo que le daba más miedo, más que el recuerdo de la persecución de su tío, de las balas rosándole, de los monstros vistos y de los cadáveres de sus padres, lo que le daba más miedo era Alucard, y ser envuelta en lo que te da más miedo te hace olvidar pequeñeces traumáticas.

Integra trató de continuar desabotonando los botones, pero no pudo, no pudo evitar oír la voz profunda de Alucard, aunque sabía que él no estaba usando sus poderes demoniacos para hipnotizarla, aún así ella sentía que no podía dejar de oírlo, de ver esos recuerdos de miedo y sueño, de sus brazos entonces pequeños abrazando un cuerpo frío de muerto, dándole su propio calor, y sintiendo una extraña oscuridad entre material y liquida, como sangre coagulada que no manchaba, mientras se dormía enredando sus dedos en los cabellos de Alucard, oyendo los murciélagos de su cuerpo aletear a lo lejos, y oyendo su respiración en su cuello, inhalándola.

Alucard volvió a acorralarla del todo, poniendo su otra mano otra vez en el escritorio y apegando su pecho a su espalda. Él también había recordado y quería volver a ellos, a sentir el cuerpo inalcanzable y prohibido de su Ama, virginal…

- las sábanas en la oscuridad tomaban mi sombra, y de pronto yo estaba en la cama, sobre ti… - sus susurros salían de su boca casi sin voluntad, como si verbalizar en voz alta sus recuerdos, decírselos a ella y hacerla recordar a su vez, podrían satisfacer en parte los deseos de repetir en el presente esos olvidos.

Alucard se había acercado más, el deseo de consumir más de ella, el instinto de depredador se había sobrepuesto en él, instinto que siempre contenía, en especial y de alguna manera ante Integra, sólo dejándolo salir cuando era libre de matar… ¿pero acaso lo que deseaba hacer a Integra en ese momento, no era simplemente otro tipo de aniquilación?

Ahora él deseaba enfriar el cuerpo de Integra…

Sentirle y hacerla sentir a ella misma su feminidad, su carne, su sangre, y es que sólo por el hecho de ser su Ama y él ser suyo, Alucard deseaba tomarla del todo, hasta la última gota ¿no tenía de cierta forma, el derecho?
 
Deseaba cuidarla eternamente hasta su muerte, esperando que su sueño se hiciera eterno de forma natural y entonces, sólo entonces devorar su carne, sin importar lo marchita y seca que estuviera, iba a ser de ella y eso le bastaba.

Y podía esperar, 50 años o más no son nada para él, nada para ese momento glorioso, y cuidaría de ese momento, la protegería para que no fuera asesinada, para que de forma paulatina su cuerpo y mente se fueran denigrando hasta que aceptara su fin, y el fin que él le daría… sí, esperaría ese momento, en un rincón oscuro de su cuarto, y en el instante culmino la envolvería en su oscuridad, le daría el último beso antes de devorarla, degustando la entrega que le da la muerte a los humanos. 

Sí, debía esperar, debía protegerla, mantenerla viva, aún si él deseaba a su vez adelantar ese momento, el matarla.

- déjame cuidar tu sueño una vez más… - la voz fue susurrada de forma tan baja y penetrante, con su aliento frío golpeándole el cuello que Integra olvidó del todo el dolor en su mano, y deseó estar en la oscuridad de Alucard.

CONTINUARÁ.

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