>> Me
senté a su lado y me puse a mirar por el agujerito. Lo que vi era una
habitación llena de damas espléndidamente vestidas, hermosas y de porte
elegante.
- En esa reunión – siguió diciendo
la Duvergier – se encuentran quince esposas e hijas cuya reputación es je je,
intachable. Pues bien, yo pienso de otro modo.
“¿Ves esa soberbia rubia? Es la
duquesa de Saint Fal. Casada, y madre de tres hijos; todo el mundo cree que su
virtud no tiene la menor mancha. Hoy va a divertirse con cuatro hombres simultáneamente
en una casa de campo muy apartada.
“¿La mujer alta que está a su lado,
ésa que tiene el rostro de santa? Pues bien, es una amantísima esposa, un tesoro
de abnegación doméstica. Su único defecto es que no puede resistirse a los
sacerdotes; tiene que tener por lo menos uno a la semana. Yo se los recluto.
“Esa otra joven, la morenita, está
prometida y va a casarse la semana próxima. Está loca por su novio… al menos
eso es lo que él cree. Hace cinco años que vendí su doncellez; hoy la vendo
como compañera flagelante; será más o menos su quincuagésima cita por cuenta mía. Es una criatura
deslumbrante ¿no?
“Ahora, la mujer alta que la sigue,
la de cabellos grises. ¡Qué refinamiento! Su presencia impone. Ha sido educada
en Inglaterra, sabes, y habla ese espantoso lenguaje como si hubiera nacido
allá. También comparte lo que me han dicho es una inclinación natural de las
británicas por las vergas. No puede alejarse de ellas. Cuentan las malas
lenguas que una vez su esposo la sorprendió masturbando a un toro. Sin embargo,
no se puede hacer caso de lo que se cuenta hoy en día ¿verdad?
“Mira, la que está parada a su
derecha, resulta interesantísima. Es hija de un famoso abogado, y su tío es
arzobispo. Está completamente loca por los muchachos de diez años de edad. Hoy
le tengo reservadas dos preciosidades.
“Mira esa otra; la que parece tener
cintura de avispa. No ha adquirido ese aspecto aventajado por casualidad. Es
una de las putas más activas que han abierto jamás las piernas. Y haría
cualquier cosa por cobrar un luis. No te diré lo que hizo la semana pasada por
cincuenta francos, y todo ello a pesar de que su marido posee más dinero que un
dios, y le da todo lo que ella pide.
“Observa a la encantadora muchacha
que está ahí; tendrá trece o catorce años de edad: ¿la ves? Trabaja como
miembro de un equipo. Tiene por cómplice a su propia madre. Por su puesto, les
sería fácil hallar otro tipo de trabajo, pero les gusta el libertinaje.
“¿La joven que le sigue? ¿La guapa
regordeta? Trabaja con su marido, que le sirve de alcahuete. No necesitan
dinero pero a él le apasiona contemplarla cuando hace el amor con otros. A ella
le satisface sentirse observada, y de ese modo resultan bastante bien apareados
¿no te parece?
“Y ahora ¿qué te parece esa muñeca
que está ahí? Se vuelve loca en cuanto ve a otra mujer en cueros… especialmente
si esa mujer está en su período. ¿Te imaginas?
“Y finalmente la pelirroja que está
cerca de la puerta; es una de las mojigatas más afamadas de la ciudad; se dice
en sociedad que ignora por completo a los hombres; en realidad se apaña con
cualquiera que camine. Su sed insaciable ha provocado que dos de mis mejores
hombres hayan caído agotados la semana pasada. Yo me atrevería a afirmar que la
joden unas cincuenta o sesenta veces al mes, y tal vez unas cien más por lo
menos cuando toma sus vacaciones de verano.
“Pues bien, ahí las tienes a todas:
una colección de las… damas más distinguidas de todo París. (…) <<
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