***
Cuando abrió sus ojos, le costó asimilar que al fin el
espacio que le rodeaba era suyo. Estaba en su cuarto, ya no en él, pero él aún
estaba en ella, sintió el inconfundible dolor.
- Master… - su voz resonó suavemente, podía verlo
claramente sobre ella, su cabello oscurecía su visión, y sus ojos destellantes
parecían ser la única fuente de luz, aunque la luna los pintaba a ambos de un
gris azulado, pero era un detalle del que ella no pudo notar.
- nn… - apretó los párpados, el cuerpo le dolía por
completo, cada parte dentro y por fuera. Pero era extraño… sabía que debería
dolerle mucho más, sabía que debía incluso estar moribunda. ¿Todo había sido
una ilusión? O más bien ¿cuánto había sido real y cuánto una ilusión del
vampiro? Pero el esófago le ardía… sus entrañas… no, no pudo ser una fantasía,
no si lo sintió hasta ese punto… real, demasiado real.
- pronto amanecerá - dijo con simpleza Alucard; y puso
una de sus manos de largas garras sobre el pecho de Integra, apretándolo
levemente.
Ella se tensó lo poco que pudo con las mínimas fuerzas
que le quedaban, pero no hizo nada más, estaba del todo resignada, no
entregada, sólo que ya había sido tomada del todo, hasta la última gota de su
ser.
Su larga y aún monstruosa lengua comenzó a saborear el
pezón de su pecho libre, a la vez que acercaba su rostro peligrosamente a su
cuello. Inhalaba con el descaro de un depredador el aroma de sus cabellos. Su
lengua se humedeció más.
¿Cuántas veces se repetiría esto hasta su fin eterno?
¿Lo tendría?
Se hundió más en ella, lentamente, ella logró
estremecerse. A medida que despertaba volvía a tener control sobre sí misma.
Sus cejas se arquearon en un asomo de rencor, el vampiro amplió aún más su
permanente sonrisa. Sí, en verdad nunca había deseado destrozar alma alguna
como la de ella.
Aceleró su movimiento.
- nnn…! - trató de aguantar su gemido, lo sabía y
maldecía el placer extraño e inhumano que sentía con su dolor. No quería
sentirlo. Esa era la delgada línea entre mantenerse como su víctima o ser parte
de aquello y condenarse a sí misma para siempre.
Lo volvió a mirar a los ojos, pero ya no con rencor,
no podía, estaba demasiado débil. Esta vez en sus ojos se desvelaba una extraña
lástima, hacia él, hacia ella misma.
Alucard hace ya mucho se había alejado de lo que llaman
“humanidad” para entender el sentimiento detrás de esa mirada, y tal vez ni
ella misma lo entendía.
Integra alzó sus brazos con fuerzas que creía ya inexistentes
y abrazó a su vampiro, en un abrazo débil y resignado. Había vuelto a ser la
niña que se aferraba a lo que más le aterraba.
Él violentó su movimiento, ella gimió agónicamente.
Reventó enredando sus dedos en sus cabellos y hundiendo el rostro en su cuello.
Sollozando.
¿Por qué tomarla ahí, así? ¿por qué en su interior
primero, en una semirealidad macabra para luego tomarla ahí, en su cuarto, en
su realidad? ¿era otra forma de torturarle, de humillarla?
Era imposible adivinar qué ideas malignas anidaban esa
mente monstruosa. Simplemente iban más allá de la comprensión e imaginación
humana.
Alucard se enderezó sobre ella, disfrutando la visión
de su ama derrotada, tirada debajo de
él. Debajo de él.
- Ama… - al fin no sonreía, era un momento
extrañamente solemne para el vampiro.
- ….. - ella lo miró débilmente ¿brillaba? No,
comenzaba a amanecer, la habitación paulatinamente comenzaba a iluminarse.
Pronto se iría.
Integra le acercó sus manos temblantes, tomó su rostro
que curiosamente siguió el movimiento de sus manos, y lo besó.
Un beso humano.
Para él no significó nada, era un acto demasiado
simple para despertar algo en un monstro.
Siguió mirándola fríamente, notó que sus ojos se habían cerrado lastimeros. Pero algo… algo casi imperceptible se estremeció en él, muy leve pero
real. Hace mucho que había dejado de ser humano, en realidad nunca lo había
sido del todo pero…
Pero podía recordar como una sombra en su mente lo que
significaba un beso para los humanos, aunque nunca había podido comprenderlo.
Los brazos de Integra volvieron a caer inertes a sus
costados, toda ella estaba adormecida en el dolor y el cansancio, en el miedo y
la resignación.
Lo último que vio fue el rostro templado del vampiro,
ni serio ni burlón, ni deseoso de destrozarla ni de dejarla…
Sólo la miraba, con su mirada vacía y penetrante.
Hubo un segundo en que la luz se amplió en el cuarto y
él como una sombra desapareció. Ella deslizó sus manos hacia su vientre, sentía
el vacío.
Antes de perder el conocimiento y caer en un profundo
sueño negro, escuchó a lo lejos: “Espero con ansias, tu último día.”
***
“Master, es cierto que si un vampiro se alimenta de una no virgen ésta
se convertirá en un monstro vacío. Pero… si es el vampiro quién ha tomado su
virginidad ella se--”
FIN
Gracias por
leer, espero sus comentarios n,u. ¿Qué tal algo de hentai hétero para variar?
xD
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