One shot: especial de navidad
Este
es un one shot hecho para un concurso de fics de la secta boukun de Facebook,
en realidad no he tenido tiempo para reeditarlo, pero sin importar los
resultados de dicho concurso, espero que lo disfruten mucho y hayan tenido una
buena y grata navidad n,n/
Planes
Se
acercaba esa fecha tan complicada, esa fecha que Morinaga a la vez añoraba y a
la vez temía: la navidad. La fecha más romántica en Japón aun considerando el
14 de febrero, porque ese día de los “enamorados” es más bien para las
declaraciones, y la navidad es para las parejas ya establecidas, una buena excusa
para tener una cita especial, hacerse regalos cursis, y estar acaramelados en
la calle, cosa que en Japón es una peculiaridad, pero claro, él no podía pedir
tanto.
- se-senpai… - estaban solos en casa, tomando café
después de la cena, era ahora el momento, quedaba aún una semana, podían
organizar algo, ahora sí… porque las cosas habían cambiado, o no?
- mm? – senpai siquiera lo miró, parecía que pensaba
en sus propios asuntos, su investigación, la decisión de Kanako de quedar en
una residencia el próximo año, la posible visita de Tomoe en año nuevo, habían
muchas cosas qué pensar.
- eto… quería saber… es decir… qué harás para navidad?
– estaba extrañamente avergonzado, sus piernas se removían nerviosas, y uno de
sus pies golpeaba insistentemente el piso en un movimiento histérico aunque
silencioso.
- ah? – al fin lo miró – pues, lo de siempre.
- ah… ya… - Morinaga bajó la cabeza, esperaba que
senpai al menos preguntara un “¿por qué?” pero ante su nuevo silencio Morinaga
no tuvo más que insistir, y es que este año quería más, no le bastaba con darle
un pequeño regalo disimulado (cuando en realidad quería regalarle un ramo de
rosas con una caravana mexicana detrás), no, este año quería algo especial,
algo de amantes de verdad. – es que… senpai… pensaba si… - la voz se le
quebraba, sentía la cara ardiendo, se atrevió a mirarlo con la cabeza gacha –
quisieras pasar la navidad… conmigo?
- …. – senpai lo quedó mirando sorprendido,
extrañamente no se le había pasado por la
cabeza pasar ese día con Morinaga, en realidad aún siquiera asumía bien la
remota, recóndita, posibilidad rebuscada, de que él y Morinaga eran… pareja, y
bueno, sólo las parejas pasan la navidad juntos, si no, a pasarla con la
familia, como los solitarios, como él hasta entonces. – ah… pu-pues… - senpai
en vez de gritarle y patearle como se hubiera quizás esperado, se puso igual,
no, peor que Morinaga en sonrojo y nerviosismo, mierda, no había pensado en esa
posibilidad, y ahora qué hacer? – yo siempre la paso con… Kanako y la señora
Matsuda… - ah, mierda! Por qué dijo eso? Es decir, no es mentira, pero no es
como si quisiera rechazarlo ¿verdad? O sí?
- ah, es decir… Tomoe no está pero… - qué está diciendo???
- ah… ya… entiendo – Morinaga volvió a agachar la
cabeza, ya no veía a senpai, la verdad es que esperaba más un rechazo que una
aceptación, por lo que darse por vencido fue la postura inmediata ¿debió haber
insistido un poco más?
- pero tú… qué harás? – ahora era senpai quién veía a
Morinaga de reojo, con una expresión preocupada, es verdad, nunca le había
preguntado a Mori qué hacía en navidad, de hecho nunca le había regalado nada
(una vez le invitó el almuerzo un día antes, eso contaba?) de pronto Morinaga
llegaba con algún regalo, y senpai no hacía más que extrañarse, aunque ahora
entendía por qué Mori lo hacía… sí, nunca antes se había “interesado” en
Morinaga, pero las cosas habían cambiado ¿qué había hecho Morinaga esas
navidades de esos cinco años?
- yo? – Morinaga lo vio un tanto sorprendido, aún no
se acostumbraba a las preguntas directas de senpai – yo… pues… - paseó los ojos
un momento, como recordando y sonrió resignado, una sonrisa falsa, ese mal
hábito – normalmente salgo de fiesta, jeje.
- ah? – senpai ahora lo veía hasta molesto.
- qu-que suelo ir de fiesta… - sospechaba que había
dado la respuesta equivocada, pero era la verdad, solía salir con Hiro-kun al
bar, o a una disco, o a ambas, quién sabe, no importaba, en esas fechas salía
para olvidar su propia soledad.
- y tu familia? – senpai lo soltó sin recordar que
ellos y Morinaga estaban peleados, no era por ser insensible (bueno sí, un
poco) sino porque en realidad le extrañaba mucho que alguien no pasara esas
fechas con su familia, él mismo, acostumbrado a estar con sus hermanos, hacer o
pedir una cena especial, hacer un brindis con alguna bebida rebuscada y abrir
sus regalos todos juntos… estar pues, en familia.
- ah, sí… no, yo… - Mori bajó la mirada, pero no se
veía triste, sino incómodo – yo no veo a mi familia, senpai, no lo recuerdas?
- ah, sí pero… tampoco en estas fechas? – senpai había
suavizado la voz, ahora estaba preocupado.
- no, nunca. – dijo secamente Morinaga – pero está
bien, prefiero salir con amigos – sonrió otra vez falsamente, mirando sin ver a
senpai en realidad – o quedarme en casa, de verdad, da igual, el año pasado
hice eso y no fue tan malo, jeje.
- “tan” – pensó senpai, ahora veía realmente
preocupado a Morinaga, no se había dado cuenta que había pasado esos cinco años
solo en estas fechas “… maldición” – bueno, entonces vendrás conmigo.
- eh?
- a la casa de la señora Matsuda, habrá cena y estará
Kanako, tal vez venga uno de los hijos de la señora Matsuda pero no creo que le
moleste… - caray, seguro que a ella no le molestará, pero habrá que
consultarle.
- ah… pero – Morinaga le miraba entre esperanzado e
incómodo – pero yo quería… pues…
- bajó la mirada, el sonrojo había vuelvo – pasarla
contigo.
- ….. – demonios, no había pensado eso, pero claro,
Morinaga debe querer eso, pasar la
navidad así, como si fueran… eso. – ah, ya… - senpai bajó la mirada
algo choqueado, tenía mucho que aprender, no se había dado cuenta, pero claro
que era evidente, Morinaga quiere pasar la navidad con él, sólo con él, mierda.
- pe-pero, es verdad… tienes que cenar con Kanako, qué
tonto soy, jeje – otra vez esa maldita sonrisa forzada – si hasta le compré un
regalo pero…
- ….. – y ahora qué hacer.
El
café se había enfriado, pasaron unos minutos en que senpai con el corazón
explotando, su rostro ardiendo, y su mente confusa, trataba de ordenarse, qué
quería, qué debía hacer, cómo calzar todo; no quería dejar a Kanako, es verdad
que antes la pasaba con Tomoe también pero ahora él no podría venir hasta año
nuevo (quizás), así que era importante estar con ella para estar al menos, lo
más posible, en familia; pero tampoco quería dejar a Morinaga, y menos ahora, vivían juntos y bueno, tenían una
clase de… relación importante, y
maldición! Cómo lo va a dejar solo, o peor! Suelto por ahí en fiestas
desveladas y alcoholizadas, los homos son muy peligrosos como para dejarlo
suelto.
- va-vale – eso ni pensarlo – podemos cenar con Kanako
y luego… - senpai desvió la mirada, sonrojado hasta las orejas, su voz se
quebraba – lu-luego podremos ir a donde quieras, o qué se yo! Puedes hacer lo
que te dé la gana también!
- …. – Morinaga lo vio atónito, de verdad se había
dado por vencido, era cierto que en su imaginación había ya planeado esa velada
soñada y ya había comprado el regalo de senpai hace como dos semanas, pero no
supo qué hacer hasta que senpai en verdad le dijo que sí, le dijo que sí? –
d-de verdad, senpai?
- idiota, ya te lo dije! – senpai bebía bruscamente el
café, pero volvió en sí al notal lo asqueroso de un café helado. – iagh,
además, Kanako se alegrará…
- cl-claro! – Morinaga bajó la vista, con una sonrisa
pegada al rostro pero aún sumamente sorprendido.
Senpai
pensó que al fin Morinaga había sonreído de verdad en esa velada.
***
Después
de esa incómoda y avergonzada conversación, no hubo tiempo para hablar de los
“planes”, senpai se había escapado a su habitación e hizo una llamada…
- ah, nii-san!
- hai, Kanako, quería decirte algo…
- eh? Dime, dime.
- pues, qué opinas de que Morinaga vaya a cenar con
nosotros en navidad?
- Morinaga-san? Él no iba a venir ya?
- ah?
- que yo y la señora Matsuda ya pensábamos que iba a
cenar con nosotros, o no podrá venir?
- no, no, no es eso… él… él vendrá.
- ah! Eso es un alivio! Si él es como parte de la
familia.
- mm sí…
- Pero nii-san, ya le compraste un regalo, verdad?
- …! P-pues no, aún no…
- ah! Tienes que apurarte o será un dolor de cabeza
después, las tiendas se llenan de gente y los precios suben realmente alto…
- sí, sí, no te preocupes, ya me encargaré. Dale mis
saludos a la señora Matsuda y las gracias.
- ah, okey, y compra su regalo! Y el mío, jeje.
- sí, sí, nos vemos.
Colgó. Qué
tonto había sido, claro que Kanako ya esperaba como algo natural que Morinaga
fuera con ellos, “es como parte de la familia” dijo, vaya, hasta qué punto se
había vuelto parte de su vida? No se había dado cuenta, nunca pensaba en esas cosas
y por eso siempre lo sorprendían así, por eso siempre se sentía anonadado por…
por lo que Morinaga provocaba, por Morinaga mismo.
TOC TOC
- ah! Sí?! – senpai dio un brinco.
- senpai, podemos hablar? – era cierto, después de esa
conversación senpai se las había arreglado para huir a su cuarto, era demasiado
embarazoso seguir ahí, y no había salido en todo lo que quedó de tarde…
- …. Sí, pasa – pero ya no era extraño que Mori
estuviera en su habitación, su convivencia ya había llegado a ese punto para vergüenza
de senpai.
- permiso – Morinaga entró lentamente, temeroso de
encontrar a un senpai enojado o algo así, pero en realidad se encontró con un
senpai con cara de preocupado y algo perturbado, sentado en la silla, al frente
de su escritorio.
- sí… qué querías? – senpai desvió la vista, mirando
el libro que leía hace un rato, pero por supuesto que no leía nada en realidad.
- qu-quería darte las gracias por invitarme a cenar
con tu familia… y… quería saber… - Morinaga estaba ahora mucho más ansioso que
antes, estaba sumamente feliz por poder pasar con senpai esa navidad, pero eso
mismo le acarreaba la desesperación de hacer planes, ¿qué harán? ¿a dónde irán?
Y mil preguntas más, la emoción lo embargaba y lo ponía inevitablemente
estúpido.
- “mi familia” – repitió senpai en su mente, casi
molesto – “no te das cuenta… que casi perteneces a ella… no estás solo…” – pero
no dijo nada, sólo un extraño puchero se dibujó en su boca.
- ¿a dónde te gustaría ir después de la cena?… - Mori
sonrió nerviosamente – podría ser una cafetería, o pedir el postre en un buen
restaurante, o quizás dar vueltas por la calle si es que nieva, sería-
- n-no… la verdad, prefiero estar en casa – dijo
avergonzado senpai, no soportaba la cursilería de hacer planes, aunque de
inmediato se arrepintió, miró de reojo a Mori, y sí, éste estaba… pues tenía
cara de alguien a quien le cortan las alas.
- … ah… ya… - bajó la vista, seguía tontamente
nervioso.
- …! Quiero decir! Pues… - ya senpai se había volteado
del todo mirando de frente a Morinaga, nervioso más aún por la preocupación de
lastimarlo (conducta nueva) – puedes planear lo que sea! Te lo dejo a ti! Yo no
sé nada de esas cosas, de todas formas… - ah, qué nervios de porquería, odiaba
esa sensación de no tener el mínimo control de sí mismo, y en parte por eso
detestaba cuando Morinaga se ponía así, pero ya no lo lastimaría por eso.
- ah! de verdad?! – y se le iluminó el rostro –
genial! Se-será fantástico, senpai – sonriendo se acercó, peligrosamente
comenzó a caminar hacia él. Senpai se echó hacia atrás en su asiento, pero no
pudo reaccionar, Morinaga había puesto sus manos en sus mejillas y le había
dado un cálido beso, senpai no alcanzó siquiera a cerrar sus ojos. – será la
mejor navidad, senpai! – y volvió a besarlo, ahora senpai sí cerró los ojos,
apretándolos, había sostenido las muñecas de Morinaga sin darse cuenta,
maldición, su cuerpo se mueve sólo, y ya estaba sintiendo escalofríos extraños,
qué mierda le pasaba?
- mmnn… ya… pero… mmm – no lo dejaba, por eso era
peligroso hacer demasiado feliz a ese sujeto, simplemente se descontrolaba…
- ah… senpai… soy tan feliz… - decía Morinaga entre
sus besos.
- mmm… - pero a senpai le alegraba escuchar eso,
aunque aún su cuerpo estuviera tenso y era esquivo, senpai realmente sentía un
gran alivio cuando veía a Morinaga feliz, cuando era feliz… era todo lo que
quería últimamente.
- déjame demostrarte lo feliz que soy, senpai.
- eh?
Morinaga tomó
de las manos de senpai y lo puso de pie con algo de brusquedad, pero senpai se
sorprendió a sí mismo dejándose guiar como si nada, en verdad, su cuerpo no le
hacía caso, no alcanzó a reaccionar y ya había dado los pasos necesarios para
llegar a la cama. Miró casi asustado a Morinaga, éste sonreía tan tiernamente,
“mierda… quiere eso…”. Lo sentó, lo volvía
a besar, ya estaba perdido.
- senpai… después de la cena… - le decía entre sus
besos, pero senpai no lo entendía del todo – volveremos a casa…
- nn? – Morinaga estaba en su cuello, cada palabra era
como una caricia en su piel.
- sí, volveremos a nuestra casa – lo miró a los ojos –
porque aquí podemos ser nosotros mismos.
- ….. supongo … - sí, ya estaba condenado, este sujeto
lo había arrastrado del todo…
No
sabía si realmente era él mismo así,
más bien le parecía que había mutado de una forma extraña y forzada, por
supuesto que por Morinaga, su jodía culpa; estaba confundido, alterado, y
confundido otra vez, pero de todas formas no lo detenía, no podía, dejaba que
lo arrastrara y siguiera transformando en aquello que lo aterraba tanto, no
sabía por qué se lo permitía, lo sospechaba, claro, pero no se atrevía a
pensarlo, le tenía tanto miedo. Eso pensó mientras se corría.
Unas
horas después, el hambre despertó a senpai, después de todo se habían saltado
la cena.
- nnmm hambre… - vio a Morinaga frente a él, estaban
de lado uno frente al otro. Senpai trató débilmente de separarse de su abrazo,
pero se resignó, estaba demasiado débil y aunque no lo reconociera, era
sumamente confortable el abrazo de Morinaga. – Morinaga – lo llamó secamente,
demasiado seco para después del sexo – oi, idiota – le puso con brusquedad una
mano en su mejilla, una extraña caricia disfrazada de golpe. – oi!
- nnn… - Morinaga abrazó inconscientemente a senpai.
- …! Idiota! Qué tengo hambre!
- mm?
- ve a cocinar algo – dijo más seco aún, pero no había
rechazado su abrazo.
- ah… vale – Moriaga abrió los ojos, y sin pensar
demasiado le dio un tierno beso a senpai
– cenaremos, tomaremos un baño y
volveremos a la cama – sonrió y lo besó nuevamente.
“Volveremos”,
pensó senpai, seguramente Morinaga pasaría la noche en su cama, otra vez.
Noche buena
La
cena había estado deliciosa, el intercambio de regalos también aunque la
extraña escapada había sido incómoda, en especial para senpai, la señora
Matsuda no paraba de insistir para que se quedaran, pero fue Kanako la que intuyó
que su hermano y Morinaga tenían planes especiales.
Senpai por su parte no sabía qué cara ni excusa poner, estaba sonrojado e
histérico, ya peligraba en mandar todo a la mierda pero Morinaga ya había pensado
en eso. “Tenemos planes con compañeros de la universidad” dijo, nadie le creyó
nada, pero la señora Matsuda no insistió más y Kanako sonrió con un extraño
sonrojo. “No pienses cosas raras” es todo lo que le pudo decir senpai antes de
irse.
Tuvieron
que tomar un taxi, salió un poco más caro de lo que suponían, después de todo
eran las 2 de la mañana, Morinaga y sus planes de pacotilla, senpai ya estaba
un 40% arrepentido de su decisión, pero aun así continuaba, siempre continuaba.
Y cuando ya entraron al departamento recién se asustó de verdad, la molestia se
fue para dar paso a la histeria de saber que Morinaga le haría el amor, era tan
evidente, tan obvio, casi lo esperaba. “Mierda, no…” pensó estático.
- Siéntate, senpai, quiero darte algo. – dijo Morinaga
mientras guardaba las chaquetas húmedas por la poca nieve que había caído.
- eh? – senpai lo miró de reojo, pero Mori sólo
sonrió, así que fue y se sentó en el sofá, un segundo después Morinaga estaba
frente suyo.
- “qué… aquí?!” – pensó nervioso senpai, sin notar que
casi esperaba aquello…
Pero
de pronto Morinaga sacó algo de su bolsillo, un pequeño saquito de terciopelo.
- senpai, dame tu mano – dijo con simpleza.
- ah? – senpai daba brincos de sorpresa por cada
pequeña cosa, pero esto en verdad ameritaba histeria, no será eso, o sí?
- está bien, no te preocupes – Morinaga cogió la mano
de senpai, sacó lo del saquito, senpai pudo notar que era una especie de
¿cinta? – aquí, esto es para ti.
Era
una especie de pulsera, de un cuero muy delgado y opaco.
- …. – senpai
miraba su mano en la de Morinaga, la pulsera… pero si ya le había regalado una
agenda en casa de Kanako.
- no se verá extraño, al menos no tanto como un
anillo, no es necesario que lo lleves siempre, pero yo… - con su otra mano
Morinaga bajó un poco el cuello de su camisa – yo llevó el juego en el cuello –
era un collar, del mismo material y estilo que su muñequera. – senpai, espero
que no te asustes pero – la mirada de Morinaga se había vuelto un poco extraña
– esto será una muestra de que eres mío, y yo soy tuyo.
- ….! – senpai, que había estado nada más que
impactado hasta ese momento, al fin reaccionó cuando Morinaga solemnemente besó
su mano, la pulsera se deslizó sólo un poco en su piel. - …… - pero no dijo
nada, no sabía por qué, supuso que era porque en realidad no negaba… nada de lo
que Morinaga decía.
- senpai… - Morinaga ahora besaba su boca,
inclinándolo peligrosamente a lo largo del sofá – senpai, por qué no dices
nada? No te gustó? – Morinaga besaba su cuello, agh, odiaba hacerlo en el sillón.
- nn… no, no es…. – senpai tenía la mente nublada, tan
pronto, o desde antes, o desde esa primera vez, no lo sabía, ya no sabía nada.
Morinaga
lo veía directamente a los ojos, mientras besaba la pulsera en su muñeca.
Pero senpai
seguía sin decir nada, y simplemente porque no sabía qué decir, estaba
demasiado abrumado siquiera para esquivar a Morinaga, sólo le quedaba la
vergüenza y la histeria, y quizás…
Senpai
besó a Morinaga, no lo pensó demasiado, pero intuía que era lo correcto, o
quizás es que quería simplemente hacerlo.
“Podemos ser nosotros mismos.”
Sí,
podía entender lo que Morinaga había dicho, podía incluso compartirlo, no tenía
idea si éste yo era realmente él, o algo completamente equivocado,
pero… no iba a luchar contra ello, no iba a huir, no podía, y casi estaba sintiendo
que incluso podía ser bueno, Morinaga
era feliz, y era suyo. Eso pensó mientras sus manos subían por su espalda.
FIN
Nah,
si aquí viene el lemon! xDDDD
- ah! Idiota, tiene que ser aquí?! – preguntó senpai
histérico, al fin podían salírsele las palabras cuando notó que Mori iba en serio
sobre el sofá, sobré él, más bien.
- mm… - Morinaga chupaba una de sus tetillas – la
verdad… tenía un postre preparado, pero creo que te lo daré en la cama - ¿qué
tipo de voz era esa? De pronto tomaba un tono tan tétrico y perverso.
- ….! I-idiota… - a senpai la voz ya se le quebraba,
no sabía cómo interpretar las palabras de Morinaga, sospechaba que un doble
sentido se escondían detrás de ellas.
- jeje… - Morinaga soltó una extraña risa – podemos ir
a la cama, si me das mi regalo.
- ah?! P-pero ya te di uno… - ese vino caro no fue
suficiente?
- no, no me refiero a ese – de pronto Morinaga se
elevó y rosó su nariz con la de senpai – es navidad, debes darme algo más
especial…
- ….. – sí, estaba en lo cierto, había algo
horriblemente pervertido en sus palabras – qu-qué?... – preguntó casi en un
susurro ¿por qué preguntó? ¿por qué estaba tan suicida últimamente?
- mmm, no sé, no quiero pedirte tanto pero… - Mori se
levantó un tanto del sillón, abrió su bragueta, su pene duro y húmedo se mostró
de inmediato. Senpai tuvo una pequeña convulsión, pero no pudo apartar sus
ojos.
- …..!!! – en qué locura estaba pensando ese sujeto?!
- crees que hoy… podrías tocarla? – preguntó Morinaga
con ese tono extraño, no tenía miedo, no estaba nervioso ni avergonzado,
simplemente estaba sumamente excitado y casi no temía a un golpe o el rechazo
cruel de senpai, no, ya le había puesto su muñequera, era suyo, de alguna forma
así lo sentía.
- ….. – senpai desvió la mirada, sus manos temblaban
al igual que su barbilla, apretaba la mandíbula tratando de contenerlo.
- vamos, senpai, sólo por ser hoy, inténtalo. – se
acercó nuevamente Morinaga sentándose a su lado, tomó las manos de senpai,
senpai las miró y vio la muñequera, ese maldito símbolo terminó por
debilitarlo, estaba de pronto en un trance, no sabía por qué dejaba que
Morinaga lo moviera así, lo llevara así, le hiciera hacer esas horribles cosas.
Lo
sintió antes de verlo, aunque lo veía no lo procesaba, pero la sensación fue
indiscutible, la humedad, el calor, la dureza. Senpai trató de apartar las
manos pero Morinaga las tenía fuertemente sujetas, al menos pudo apartar la
vista, mientras dio un extraño jadeo. No, era asqueroso, era vergonzoso, pero
entonces, por qué estaba él mismo tan duro?
- está bien, senpai, sólo sujétalo, después seré muy
bueno contigo – nuevamente sospechó que había un dejo pervertido en sus
palabras, pero no pudo pensar demasiado.
Morinaga
tomó mejor sus manos, acomodó ambas en su pene, le apenaba tener que forzar a
senpai pero en parte no se arrepentía, estaba tan excitado, quería que senpai
le hiciera el amor aunque con ello se destrozara la mente y el orgullo, ¿cómo
podía existir un amor tan egoísta? No lo sabía, pero él lo había creado.
- nn… senpai… - Morinaga juntó su frente con la de él,
dando de inmediato suspiros mientras un sonrojo extrañamente inocente le
coloreaba la cara. Senpai por su parte estaba en shock, casi la mente en
blanco, sin creer en lo que hacía, en lo que las manos de Morinaga en las suyas
provocaban lo que estaba haciendo – ah… senpai… - la voz de Morinaga se volvió
rápidamente agónica y su cuerpo comenzó a temblar, había cerrado los ojos y le
daba pequeños y jadeantes besos a senpai, vergonzosamente sabía que se vendría
pronto, pero qué hacer? eran las manos de senpai…
Y
ante los gemidos de Morinaga algo despertó en senpai, aquello que siempre
despertaba en esos momentos extremos del sexo: su propia perversión, ni más ni
menos. No pensó demasiado, en cierta forma también se estaba perdiendo en los
labios de Morinaga, sus caderas se movían inconscientemente junto a las de él en
sus manos, ya éstas incluso se movían solas en su pene, y lo estaban apretando.
- nnn! Senpai! – Morinaga se contraía en sus labios.
Senpai no había dejado de sentir ese terror y ese extraño asco, nunca lo
dejaban, nunca lo habían dejado pero había una horrible y bizarra verdad en
ello: ese terror y ese asco eran parte de la excitación, parte del placer, era
su propia perversión. – ah! Senpai! No! Te voy a ensuciar! – Morinaga temblaba
y jadeaba en la boca de senpai, sus manos subieron hacia su glande temblando,
recibió en sus manos su propio semen, aunque no salvó de la suciedad común de
esa práctica a las manos de senpai. – ah… senpai… - lo besó otra vez, metiendo
su lengua en la boca de senpai que extrañamente se había relajado un poco
también – espérame en mi cuarto, senpai – lo veía a los ojos, rosando sus
labios aún con los de él - yo también,
te daré un regalo especial.
Apenas
Morinaga se levantó, senpai corrió al baño y unos minutos después cuando
Morinaga fue a su propio cuarto, lo encontró dándole la espalda temblando, olía
a jabón.
Ahora sí, FIN, y feliz navidad y ya tú sae, prospero año nuevo xD
Ya saben, comentarios aquí abajito se agradecerían mucho porque ayuda a animar pa seguir escribiendo, también pueden escribirme a mi correo: shicakane@hotmail.com disfruto mucho intercambiando opiniones con mis lectoras.
shalom!