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lunes, 30 de enero de 2017

Solos en la noche, Zamudio y sus asesinos, de Rodrigo Fluxá


Como ya habrán notado, la mejor forma que considero realmente buena para enterarse de un caso policial y/o político es leerse un buen libro periodístico del tema, claro que hay que cuidar que sea un buen libro, pero en general confío más en los libros que la televisión que no veo hace como 10 años.

            Siguiente este principio he leído varios libros de estudios periodísticos de diferentes casos policiales chilenos, todos comentados en este blog, como el libro El fin de la inocencia de Juan Carlos Cruz periodista que revela el abuso que sufrió por el cura Karadima, Cinco gotas de sangre de Verónica Foxley Detmer que desvela en profundidad la seca de Antares de la Luz que mató y quemó a un recién nacido (las cinco gotas de sangre que se le sacó en la clínica que nació para los exámenes rutinarios fue lo único que quedó de su existencia, de ahí el nombre del libro); y Todos somos Manuel Gutierrez de Tania Tamayo Grez que profundiza el caso del joven asesinado por el disparo de un policía en una protesta estudiantil.

            Todos estos son casos chilenos pero también debo comentar que hace poco leí 3096 días de Natascha Kampusch, caso austriaco del que muchos recordarán y escrito por la propia víctima que fue secuestrada a la edad de 10 años y se autoliberó (como ella misma dice) 8 años después, libro muy interesante para develar este caso y discutir el famoso síndrome de Estocolmo.

            Pero lo que nos compete en esta entrada es mi primera lectura del año 2017 correspondiente al libro Solos en la noche, Zamudio y sus asesinos, de Rodrigo Fluxá, libro del que se basaron para hacer una mini serie en TVN, canal nacional chileno. Este caso lo recordarán los compatriotas, ocurrido hace 5 años se reconoce este crimen como de odio nazi contra los homosexuales que resultó con la muerte de un joven a manos de otros cuatro, de este hecho se lanzó la Ley Zamudio que supuestamente protege de discriminación a la comunidad LGBT.

            Tras leer este libro que posee una buena base objetiva en entrevistas a familiares, amigos, y todo tipo de involucrados, además de apoyarse de informes policiales y otros de misma índole, desvela la cruel verdad de este caso, más allá de la homosexualidad o el supuesto nazismo de los asesinos, en realidad los cinco involucrados eran jóvenes igualmente perdidos, Zamudio más allá de la homosexualidad su identidad estaba en crisis, descontrol y dependencia del alcohol y drogas casi igual a sus asesinos, que no estaban mejor y que en realidad nunca fueron parte de ningún movimiento nazi organizado como tal, eran jóvenes igualmente perdidos y autodestructivos, si hubieran encontrado a otro joven heterosexual ahí dormido en la calle que vieron a Daniel hubiera ocurrido el mismo resultado de muerte.

            El libro hace un seguimiento biográfico desde los padres de cada uno de los involucrados que denota la pérdida de control, orientación y motivación de todos los implicados. Lo que pasó reflejó una carencia en la sociedad chilena de bajos recursos, de las zonas vulnerables del país en que el sistema pierde a todos y es imposible salvar a ninguno, en que el alcohol y la droga significan la pérdida de poder avanzar a tener una vida adulta en paz.

            No se trataba de nazis, no se trataba de homosexuales, se trataba de dolores y resentimientos sociales, del alcohol, de una pérdida de la vida, de la educación que te hace crecer y armarte un espacio en el mundo. Estaban solos, los cinco.

            A Daniel lo encontraron durmiendo ebrio en el parque San Borja, los cuatro asesinos estaban ebrios también, lo levantaron, despertaron y tomaron más alcohol juntos, Daniel volví a caer inconsciente y los asesinos golpeándolo primero para hacerlo reaccionar terminaron enloqueciendo hasta asesinarlo con toda una crueldad posible, en los partes psicológicos se ve sus historiales de enfermedades psicológicas, Daniel también.



            Esto en realidad pasa a menudo en la capital de Chile, asesinatos de este tipo, crímenes que demuestran lo enferma de la sociedad chilena, lo perdido que pueden estar los jóvenes. Solo que esta vez se reconoció la víctima como homosexual, y a los asesinos les dio por hacer esvásticas en su cuerpo, de ahí vino la ola mediática que si bien ayudó a lanzar la Ley Zamudio y proteger más a la comunidad LGBT y desvelarla más en Chile, no reflejó lo que realmente está mal en este país: el abandono y el daño imparable en la infancia que termina transformando a cualquier joven en un posible asesino. 


Los cuatro asesinos.


Las heridas de la víctima, fuente PDI.


Parte de la lista de entrevistados.

1 comentario:

Sarius dijo...

Gracias, hace un tiempo lo tengo en lista de espera y creo que vale la pena revisarlo