Como ya
habrán notado, la mejor forma que considero realmente buena para enterarse de
un caso policial y/o político es leerse un buen libro periodístico del tema,
claro que hay que cuidar que sea un buen
libro, pero en general confío más en los libros que la televisión que no veo
hace como 10 años.
Siguiente este principio he leído
varios libros de estudios periodísticos de diferentes casos policiales
chilenos, todos comentados en este blog, como el libro El fin de la inocencia de Juan Carlos Cruz periodista que revela el
abuso que sufrió por el cura Karadima, Cinco
gotas de sangre de Verónica Foxley Detmer que desvela en profundidad la
seca de Antares de la Luz que mató y quemó a un recién nacido (las cinco gotas
de sangre que se le sacó en la clínica que nació para los exámenes rutinarios
fue lo único que quedó de su existencia, de ahí el nombre del libro); y Todos somos Manuel Gutierrez de Tania
Tamayo Grez que profundiza el caso del joven asesinado por el disparo de un
policía en una protesta estudiantil.
Todos estos son casos chilenos pero
también debo comentar que hace poco leí 3096
días de Natascha Kampusch,
caso austriaco del que muchos recordarán y escrito por la propia víctima que
fue secuestrada a la edad de 10 años y se autoliberó (como ella misma dice) 8
años después, libro muy interesante para develar este caso y discutir el famoso
síndrome de Estocolmo.
Pero lo que
nos compete en esta entrada es mi primera lectura del año 2017 correspondiente
al libro Solos en la noche, Zamudio y sus
asesinos, de Rodrigo Fluxá, libro del que se basaron para hacer una mini
serie en TVN, canal nacional chileno. Este caso lo recordarán los compatriotas,
ocurrido hace 5 años se reconoce este crimen como de odio nazi contra los
homosexuales que resultó con la muerte de un joven a manos de otros cuatro, de
este hecho se lanzó la Ley Zamudio que supuestamente protege de discriminación
a la comunidad LGBT.
Tras leer
este libro que posee una buena base objetiva en entrevistas a familiares,
amigos, y todo tipo de involucrados, además de apoyarse de informes policiales
y otros de misma índole, desvela la cruel verdad de este caso, más allá de la
homosexualidad o el supuesto nazismo de los asesinos, en realidad los cinco
involucrados eran jóvenes igualmente perdidos, Zamudio más allá de la
homosexualidad su identidad estaba en crisis, descontrol y dependencia del
alcohol y drogas casi igual a sus asesinos, que no estaban mejor y que en
realidad nunca fueron parte de ningún movimiento nazi organizado como tal, eran
jóvenes igualmente perdidos y autodestructivos, si hubieran encontrado a otro
joven heterosexual ahí dormido en la calle que vieron a Daniel hubiera ocurrido
el mismo resultado de muerte.
El libro
hace un seguimiento biográfico desde los padres de cada uno de los involucrados
que denota la pérdida de control, orientación y motivación de todos los
implicados. Lo que pasó reflejó una carencia en la sociedad chilena de bajos
recursos, de las zonas vulnerables del país en que el sistema pierde a todos y
es imposible salvar a ninguno, en que el alcohol y la droga significan la
pérdida de poder avanzar a tener una vida adulta en paz.
No se
trataba de nazis, no se trataba de homosexuales, se trataba de dolores y
resentimientos sociales, del alcohol, de una pérdida de la vida, de la
educación que te hace crecer y armarte un espacio en el mundo. Estaban solos,
los cinco.
A Daniel lo
encontraron durmiendo ebrio en el parque San Borja, los cuatro asesinos estaban
ebrios también, lo levantaron, despertaron y tomaron más alcohol juntos, Daniel
volví a caer inconsciente y los asesinos golpeándolo primero para hacerlo
reaccionar terminaron enloqueciendo hasta asesinarlo con toda una crueldad posible,
en los partes psicológicos se ve sus historiales de enfermedades psicológicas,
Daniel también.
Esto en
realidad pasa a menudo en la capital de Chile, asesinatos de este tipo,
crímenes que demuestran lo enferma de la sociedad chilena, lo perdido que pueden
estar los jóvenes. Solo que esta vez se reconoció la víctima como homosexual, y
a los asesinos les dio por hacer esvásticas en su cuerpo, de ahí vino la ola mediática
que si bien ayudó a lanzar la Ley Zamudio y proteger más a la comunidad LGBT y
desvelarla más en Chile, no reflejó lo que realmente está mal en este país: el
abandono y el daño imparable en la infancia que termina transformando a
cualquier joven en un posible asesino.
Los cuatro asesinos.
Las heridas de la víctima, fuente PDI.
Parte de la lista de entrevistados.
1 comentario:
Gracias, hace un tiempo lo tengo en lista de espera y creo que vale la pena revisarlo
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