Japinaje es un sex shop que se hizo muy popular en Chile dado su visión renovada de los artículos para los placeres sexuales, mostrándonos éstos desde un punto de vista más femenino, simpático, divertido, lleno de colores y formas graciosas acompañado de la mejor calidad y variedad.
http://www.japijane.cl/
Hace unos meses este prestigioso sex shop lanzó un concurso desde su blog para que compradores de esta tienda relataran su experiencia con ésta. Yo que me considero compradora asidua :v no dude en participar.
http://blog.japijane.cl/
Y gané el primer lugar, omaga, en fin aquí el relato (se lo dediqué a mi hermana en navidad, es el regalo más barato y lindo que se me pudo haber ocurrido jojojo).
Relato con Japijane
Relato ganador del primer lugar del
concurso de blog de la página de Japijane 2016
Dedicado a mi hermana que
no sé dónde xuxa estaba que no nos acompañó.
Cómo
no recordar mi locura con Japijane, recuerdo que todo comenzó cuando yo era una
escolar pollita de 3° o incluso quizá de 2° medio y una compañera haciéndose la
chora trajo un diario del clinic que tenía de portada un montón de dildos,
nadie entendía qué eran en realidad y solo cachábamos puros palos gordos de
colores chillones, en nuestra ignorancia (no necesariamente inocencia)
entendíamos la mitad de lo que decía el diario y quizás hoy no haya cambiado
demasiado. Pero yo recuero que leí entero el artículo y su entrevista (ha
escondía en el colegio de monjas, éramos malotas), pude enterarme un poco más,
me gustó mucho que el vender juguetes sexuales estuviera orientado a mujeres y
no de una forma secreta o sucia si no lleno de alegría con colores vivaces y
formas de conejo y flores, ahí me propuse a mí misma alguna vez visitar la
tienda de Santiago dado que yo vivía en ese entonces en Copiapó, a la cresta
del mundo en que no existían sex shop en el pequeño centro y si había uno era
turbio, oscuro, y parecía que te atacaría alguien al salir.
Pasaron los años, me vine a La Serena
por la universidad , y aunque tuve la oportunidad de ir a otros sex shop a
explorar, seguía con mi intención de ir a Japijane algún día cuando se me diera
la oportunidad, en esa época (y hasta hoy en realidad) los piques a Santiago se
resumían a 2 veces al año a lo mucho por un evento friki o la boda de alguna
prima, y he ahí mi suerte cuando viajamos toda la familia precisamente porque
la prima X se nos casaba allá, qué suerte!
Desde el inicio del viaje hinché a mis
padres para ir a la tienda, mis papas siempre han sido muy abiertos de mente y
aunque se sorprendieron de mi petición igual se la jugaron para llevarme porque
todos andábamos en patota pa no perdernos a lo huaso en Santiago (algo que hoy
tampoco ha cambiado), así que fuimos, recuerdo mi sonrisa sarcástica cuando
caché que estaba en una calle llamada “monjitas”.
De hecho no fue casualidad ni destino
que el local estuviera arriba del pub del diario the Clinic que lo había
empezado todo, subí con mi madre y mi padre ya tatas y yo lola no tan pollita
ya pero chica en mis 20 más o menos, y entramos. Me dio la misma impresión de
la primera vez al verla portada del clinic: muchos colores, formas divertidas y
en sí mucha libertad y ¿cómo decirlo? Naturalidad. En la tienda había mucha
gente, nadie se escondía y lo mejor es que las cosas estaban ahí mismo para
probarlas (dentro de lo que se podía). Yo de inmediato enloquecí y empecé a
explorarlo todo como siempre había soñado, hasta le metí conversa a gente de
ahí compradores y vendedores.
Lo loco dentro de todo es que mi papá
entró conmigo a la tienda y también empezó a meter mano, daba ternura ver a un
tata con cara de perdido sin saber si la weá que tenía en la mano se comía, era
adorno, o piedra de masaje vibradora pero se la jugó y entró conmigo. Mi madre
al contrario se quedó afuera con cara de espantada, también daba ternura la
señora sonrojada cogiéndose las manos nerviosa y mirando a todos lados con cara
de perdida también.
Cuento corto (no tan corto) compré un
vibrador dentro de lo que podía gastar como universitaria pobre que era, un
anillo vibrador, y mi padre hasta se rajó con un libro de ilustraciones gay en
alemán que quería (Tom Boy). “Regalo de navidad” dijo.
Y bueno, había cumplido mi sueño, esa
fue mi primera experiencia en la tienda, años después pude volver a la misma
tienda ya una mujer adulta casi no tan pollo como antes y comprar más cosas,
luego incluso paseando en Viña pude ir a la tienda que abrieron allá, y si no
comprar ya por internet cuando me hice de una tarjeta.
Japijane me ha acompañado fielmente
desde que era una escolar hasta el día de hoy, sola o con pareja, dentro de lo
posible y con paciencia me he comprado desde bolitas para entrenar el suelo
pélvico, hasta vibradores y…. lo demás me lo guardo jajaja, que igual me sale
lo de mi mamá, la sangre tira, y quizás lo más bacán de esa primera experiencia
fue de hecho compartirla con mis viejos, significó no sé, una muestra de
confianza, de que ya era grande, de que quizás no era tan pollita.
¡Gracias!
No hay comentarios:
Publicar un comentario