El libro. Otro libro periodístico.
El
caso del que trata este libro es ya bastante viejo, el hecho en sí ocurrió en
1992, el libro se publicó en 1996, y el que poseo fue reeditado celebrando el
20° aniversario el pasado 2016. Quizás les suene pues tuvo bastante renombre a
causa de una película que utilizó el libro como base compartiendo el mismo
nombre el año 2007, hace un tiempo pero tampoco taaanto tiempo.
El autor. Respecto al autor, es un hombre
multifacético que además de ser escalador profesional terminó incursionando en
el periodismo (en relación al alpinismo y situaciones límite) y finalmente en
la publicación de diferentes libros siendo este el primero y el que lo arrojó
al éxito.
Me gustó cómo abordó la problemática
del caso, desde una perspectiva más empática, él mismo se reconoce que hace
años era como Chris y también se arriesgó más de la cuenta numerosas veces,
solo que a diferencia de su protagonista el escritor sobrevivió. Es así como el
autor intenta indagar a través de testimonios y cifras exactas cómo era Chris y
cómo ocurrieron verdaderamente las cosas, sin ánimo de criticar, con el mayor
respeto y comprensión posible.
Reseña. La trama no es compleja, son los
conflictos éticos los que son muy discutidos hasta el día de hoy. En pocas
palabras, se trata de un joven de unos 20 y pocos que fue a realizar su sueño:
vivir de forma independiente y lo más natural posible en Alaska. Christopher
McCandless era un joven de buena familia que había terminado los estudios en la
universidad, atlético y sumamente inteligente, pero quizás también demasiado
idealista y hasta extremista; lo verdaderamente trágico es que no avisó a nadie
de su familia que realizaría este viaje, y tras estar más de dos años viajando
solo, sin auto, tarjetas de crédito ni identificación, finalmente entró a
Alaska donde murió de una aparente inanición, dado que en su ferviente deseo de
vivir de forma independiente y natural, llevó muy poca comida y casi ningún
instrumento para sobrevivir que fuera relativamente moderno (ni mapa, ni
brújula, ni medicinas para emergencias) un acto muy imprudente que le costó la
vida, aunque eso se discute hasta hoy. Finalmente su cuerpo fue encontrado 19
días después de su muerte.
Se ve roído porque le cayó té xp
Conflicto ético. La polémica surge no desde la tragedia
de la muerte de un joven en circunstancias tan agónicas, sino más bien de toda
la crítica de parte de los ciudadanos que leyeron la noticia y la posterior
publicación del artículo en la revista que hizo luego el autor del libro (antes
de sacar el libro). Por una parte había personas que idealizaban, apoyaban y
justificaban el accionar del joven como valiente, consecuente y de haber
sobrevivido tanto tiempo en esas condiciones tan adversas. Pero por otra parte
hubo muchas personas que reprocharon duramente al joven y su imprudencia,
tachándolo de altanero e ignorante.
¿Fue este joven un idealista
consecuente que vivió y murió como quiso, o fue un pedante soñador que se
empujó a una muerte irresponsable?
La discusión sigue hasta el día de
hoy, lo importante es que para dar una opinión es importante saber bien esta
historia y sus detalles para no dar conjeturas irresponsables por nuestra parte
y como la vida, tener tino en que no todo es blanco ni todo es completamente
negro, como me gusta decir.
¿Irresponsabilidad? Aunque muchos lo ignoran, Chris estuvo
más de dos años viviendo solo y recorriendo el mundo de forma natural, natural
en el sentido de que acampaba, cazaba y recolectaba de la naturaleza para vivir
aunque también tuvo trabajos formales esporádicos, es decir, sabía de
supervivencia y aunque quemaba más de lo que comía cuando vivió su última gran
aventura, fueron otras circunstancia que lo llevaron a la muerte, como se sabe
hoy en día no murió de hambre. No en vano vivió más de 100 días en mitad de la
nada de Alaska.
Esta fue toda la ruta que recorrió.
Causa de su muerte. En donde entra la gran polémica, y
muchos no lo saben tampoco, es que Chris murió por consumir semillas de papa
silvestre, es decir no murió de inanición sino que envenado, pero no por un
acto irresponsable si no ignorante, una ignorancia que incluso el más académico
de los biólogos poseía. Este joven había estudiado mucho la supervivencia y la
forma de vivir de la naturaleza y llevaba literatura de este tipo consigo; pero
ningún libro hasta entonces decía que tales semillas eran venenosas y de hecho
se animaba al consumo de sus raíces sin advertir que sus semillas fueran a
causar tan devastadoras consecuencias.
Fue gracias a Chris que tras casi 20
años de estudios pudo determinarse que tal semilla era dañina, e incluso cuando
el libro de su caso fue publicado por primera vez eran conjeturas de esto lo
único que se tenía. Primero se pensó que el joven había consumido semillas
entre diferentes papas silvestres y que lamentablemente una resultaba ser
venenosa, después un hongo que había en ella, posteriormente un alcaloide (como
la morfina, por ejemplo) y finalmente el ODAP, un aminoácido antimetabólico; el
autor tuvo que asociarse a varias instituciones y académicos destacados para
llevar a cabo numerosos estudios a través de años para publicar papers respecto a esto y hacer validar
su teoría.
Esto daría de baja todo acto de
irresponsabilidad en la que se basa la mayoría de críticas negativas respecto
a Christopher McCandless, si él no
hubiera comido estas semillas (de las cuales nadie literalmente sabía que eran
venenosas) hubiera sobrevivido hambriento pero vivo para su rescate 19 días
después.
Pero hay que considerar que si
hubiera sobrevivido su historia no hubiera pasado a la posteridad, seguramente.
Los padres. Otro punto que se ha criticado mucho
ha sido el actuar de sus padres, se ha creído que la responsabilidad de los
actos de su hijo caen en ellos y no se ha considerado el dolor y la lucha que
ha llevado su familia. Desde el primer momento en que desapareció lo buscaron
intensamente, hasta contrataron a un investigador privado, pero tras dos años
simplemente tuvieron que respetar la decisión de desaparecer se su hijo, sin
que esto signifique que no hayan sufrido todo ese tiempo hasta que supieron la
horrible verdad, el proceso de duelo de estos padres puedo entenderlo.
(Esto
dado que tras terminar este libro comencé de inmediato a leer Un hijo no puede morir de Susana
Roccatagliata que trata del duelo de los padres ante la muerte de un hijo,
pronto haré una entrada al respecto.)
Finalmente, hay algo que siquiera yo
comprendo del todo pero que “se sabe”, y es que los jóvenes en EE.UU. son más
independientes que los latinoamericanos, entonces no es raro que a los 16
años ya se vayan de sus casas e incluso
que se pierda toda comunicación con ellos cuando ya son adultos, como pasó con
Chris.
Valoración y recomendación. La lectura de este libro suele
recomendarse a adolescentes, o al menos su película en el peor de los casos, y
esto porque puede ayudar a orientar a un alma joven idealista e impulsiva, me
fue inevitable recordar mi propia adolescencia y ciertos procesos que
probablemente hoy aún no he cerrado, me hubiera gustado leer este libro cuando
tenía 15 años, pero en realidad no hay una edad precisa para leer un libro, sea
cual sea te afectará de diferente manera según el momento que vivas.
El libro, como me referí
anteriormente, posee una buena perspectiva, comprensiva y crítica, y el caso es
además sumamente interesante y digno de reflexionar. No hay respuestas de qué
fue lo correcto e incorrecto en la vida que escogió vivir Christopher
McCandless y el libro no busca darte esas respuestas, busca despertar la reflexión
y meditar sobre el caso y el valor de las decisiones, con la esperanza de
extrapolarla en uno mismo, en la propia vida y cómo deseamos llevarla.
¡Comentar es gratis,
espero leerlos!
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