Hola queridos lectores, aquí pongo un poema que me dio mi profesor, para que no se pierda en la nada del olvido (xD); por favor léanlo, al final explicaré algo que les conmoverá.
LAS MANOS DE MI MADRE
(Roque Esteban Scarpa – 1914-).
Miro tus manos. Pienso cuánto trabajo y caricia
entremezclados tienen sus tactos. Cuánto poder de amor,
hasta ayer ejercicio, movió almas y cosas. No me engaña
quietud con que las posas, con abandono, en el regazo.
Manos para ser mimadas por lo que consolaron,
manos para ser servidas por tanto que se dieron,
manos para la triste enfermedad y la alegría abierta,
manos de los diarios dolorosos adioses expresivos
y modestas en los gozos de los reencuentros.
Contienen esas manos tanta vida que los demás perdieron
al entregarse en vivir sin guardar memoria.
Miro tus manos, calidas, candidas palomas,
y de ellas, como lino leve, a mi piel se transfunde
aquella caricia con que me recibió la vida.
Bueno, en una clase mi profesor ocupó los versos:
“manos de los diarios dolorosos adioses expresivos
y modestas en los gozos de los reencuentros.”
El caso es que él nos relató que el autor de este poema (serenense y amigo del profe) tenía una madre que en esa época ya cumplía 100 años de edad, no veía ni casi oía por ello, y por eso cada vez (diariamente) que el poeta, ya mayor también, se despedía de su madre ella sólo podía apretar sus manos, pero no como un simple “adiós” sino más bien era por si no la encontraba con vida una vez que él volviera. Y por eso también “gozos de los reencuentros” pues ella también le daba la bienvenida apretándole las manos.
Espero que esto nos haga decirle todos los días a nuestra madre que la queremos, pues aunque somos conciente que ellas lo sabe, aun así nunca está de más decírselo, ya que nunca sabemos si nos verá o la veremos cuando regresemos.
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