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sábado, 4 de febrero de 2017

Cinco gotas de sangre de Verónica Foxley Detmer


Bueno el comentario de este libro lo debía hace mucho tiempo, pero como es un caso delicado y complejo supongo que por eso lo pospuse, pero ya estoy lista.

            Este libro es una investigación periodística respecto al caso chileno del 2013 que consistió en el asesinato e incineración de un recién nacido a manos de una secta. Fue muy polémico (por supuesto) en su momento, y el libro presente profundiza e intenta comprender el lavado de cerebro que ocurre en las sectas (tema que personalmente siempre me ha llamado la atención), la vida de todos los implicados no solo del “dios” como se adjudicaba el asesino, y el camino que llevó a todos los que fueron parte de ese grupo a tal crimen.


            El fanatismo y control mental que provocan las sectas es algo lento, constante y muy difícil de combatir y controlar; Antares, como se auto hizo llamar el asesino, hace años tenía un historial psiquiátrico delicado, y adentrándose en todo este mundo místico como el yoga, el budismo, la búsqueda del yo, la meditación, etc. que por supuesto no tienen nada de malo, guió un grupo que, fuera de lo que todos pueden pensar, eran jóvenes con un prometedor futuro, todos profesionales de familias de clase alta que también estaban en la búsqueda del crecimiento personal pero fueron envueltos de a poco y durante años en un mundo onírico y demencial.

            Eso es lo que las personas no entienden, cualquiera puede caer en este tipo de fanatismo, de a poco comienza Antares a pedir más y más acciones irraciones y de a poco ellos van cediendo hasta hacer algo tan cruel como quemar a un bebé. Desde aislar a sus seguidores, convencerlos con que literalmente éste es Dios, hacerlos trabajar y darle dinero, exigir favores sexuales, prometer el fin del mundo, hacer matar a sus mascotas como luego haría con el bebé, su propio hijo.

            El libro te ayuda a ver eso, hasta qué punto sus seguidores son culpables considerando el lavado de cerebro, es algo que hasta hoy se discute, quedando los imputados libres por “enajenación mental” hasta hoy.

            Lo más triste del caso es que el crimen último, el asesinato del recién nacido, pudo haberse evitado. Meses antes una de los seguidores de Antares que había huido había llamado a la policía pero no fue escuchada, luego en la clínica donde la madre seguidora de Antares tuvo a su hijo, a pesar de que notaron que no había vínculo afectivo entre madre e hijo ya que ésta no le llevó ropa y ni siquiera le tenía nombre, nadie cuidó de investigarlo, al contrario de los hospitales públicos donde eso hubiera pasado a una asistente social por sospecha de posible abandono futuro, pero aquí en Chile existe el prejuicio de que si tienes a un hijo en una clínica, no lo abandonarán.


            Por último, ¿Por qué el libro se llama Cinco gotas de sangre? Porque a los recién nacidos se les saca cinco gotas de sangre para los exámenes de rigor, y eso fue lo único que quedó del cuerpo. 


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